La práctica de la atención oncológica tiene como prioridad el control biológico de la enfermedad. La respuesta a las necesidades cognitivas y emocionales de los pacientes se satisfacen, en general, con grandes limitaciones de tiempo, en un patrón de relación vertical, de tipo paternalismo benefactor. La industria farmacéutica, ha tenido una importante participación en la educación de pacientes con cáncer; sin embargo, tiene un claro conflicto de interés. Frente a los retos que plantea la educación de los pacientes, el Instituto Nacional de Cancerología (INC) aprobó la creación de un programa de comunicación educativa. Este artículo presenta la implementación de una propuesta pedagógica basada en el reconocimiento de la subjetividad, la interacción social, la promoción de la autonomía y la vivencia de los derechos. En 10 meses se logró la participación de 1.200 pacientes; el 48% de ellos, con educación primaria. Se consiguió la satisfacción de las necesidades cognitivas y emocionales; prevenir la conspiración del silencio; la promoción de la adherencia al tratamiento; reflexiones sobre la sexualidad, la amenorrea y el riesgo de embarazo en mujeres en tratamiento; la promoción del consentimiento informado como un proceso de comunicación; y la orientación para el uso de la red de asociaciones. El centro educativo es un servicio de apoyo que promueve la expresión de procesos de introspección y acción, así como la influencia de pares para enfrentar las incertidumbres asociadas al diagnóstico y el tratamiento del cáncer. La comunicación educativa fortalece y retroalimenta los procesos que se dan en el espacio clínico.
Oncological treatment is focused primarily on the biological control of the disease. Responses to patients' cognitive and emotional needs are, in general, satisfied under pressing time limits, paternalistic benefactor conditions and vertical relationships. The pharmaceutical industry has played an important role in cancer patient education; however, this clearly presents a conflict of interest. In order to meet the challenge of providing patient education, the National Cancer Institute (NCI) approved the creation of a communicative educational program. This article describes how a pedagogical proposal based upon the recognition of subjectivity, social interaction, autonomy, and empowerment was implemented. Over a 10-month period 1,200 patients participated; 48% of whom had only primary level education. The outcome included the satisfying of cognitive and emotional needs; overcoming the conspiracy of silence; promoting treatment adherence; deliberation about sexuality, amenorrhea and the risk of pregnancy in women undergoing treatment; informed consent as an opportunity for communication; and, orientation on how to access pertinent organizations. The education center offers support services which encourage self-awareness and empowerment, and brings together peers who are facing the uncertainties of cancer diagnosis and treatment. Communicative education reinforces and provides feedback on events that take place in a clinical setting.