Decía nuestro Director de la Revista, hace pocos Editoriales, que “los tiempos están cambiando”. El cambio es una necesidad sin concesiones en una Sociedad Científica como la nuestra. Uno de los mayores escaparates para los cambios de una Sociedad es su Congreso Anual.1 Si no comunicas los cambios es como si no existieran. Con ese espíritu de cambio, y durante muchas horas de ilusión, hemos trabajado desde la Junta Directiva para intentar ofrecer a los socios la mejor experiencia científica, profesional, y personal, que pudieran tener en un Congreso Anual. La comunicación, en el más amplio sentido de la palabra, es algo inherente a un congreso y también a nuestra profesión. La necesidad de comunicar, de compartir, de aprender, encuentra en este marco del Congreso una gran plaza de experiencias, tormentas de ideas, establecimiento de contactos, que fructifican luego en nuevas iniciativas, publicaciones, becas, visitas de trabajo, y amistades que los encuentros digitales no pueden proporcionar.2 Nuestros socios expresaron, en una reciente encuesta SECOT, su deseo de presencialidad y la recuperación del espíritu de convivencia que nos había sido arrebatado. Todos los que hemos tenido el privilegio de estar en Sevilla hemos podido vivir esa necesidad de volver a la normalidad. La actividad congresual se alimenta directamente de la actividad asistencial y quirúrgica, de la misma manera que la asistencia y la cirugía se alimentan directamente de los cursos y congresos.3
En Sevilla hemos tenido la oportunidad de introducir cambios que creemos deben marcar un presente y un futuro en la formación dentro del congreso de nuestra especialidad. La mayoría de los cambios se han adoptado con una increíble naturalidad, lo que habla de la gran calidad científica y humana de nuestros socios. Pedir a un colega que nos hable de cómo invertir nuestros ahorros, cómo escribir un abstract para triunfar, que defienda la cirugía convencional frente a la robótica, y que nos hable de sus peores casos, ha sido aceptado con dedicación y con complicidad. Que veteranos y jóvenes se echen al barro y discutan sin tapujos para luego tomar un café como amigos, que un Senador pueda debatir con un residente o un especialista joven y compartir sus experiencias, que las comunicaciones se reduzcan a tres minutos para poder preguntar y discutir más y mejor, que los residentes puedan ver y tocar a los expertos, que los antiguos rotantes se encuentren de nuevo con sus mentores, y todo bajo el mismo techo, es una experiencia impagable.
Algunos colectivos me han emocionado especialmente. Los muchos Senadores que acudieron a Sevilla participaron activamente y debatieron en muchos foros con una ilusión propia de un residente, algo que nuestra Sociedad tiene que cuidar para disfrutar del privilegio que supone su ejemplo de una vida entera dedicada a la profesión. Las Sociedades Monográficas desplegaron unos programas científicos con docencia para todos los niveles formativos de nuestro colectivo, con primeras figuras de cada campo y con una mezcla de veteranía y juventud que asegura la transición hacia un futuro emocionante. El colectivo de los residentes y de los adjuntos jóvenes ha tenido que adaptarse a la restricción del número de comunicaciones, algo completamente premeditado, puesto en marcha en Sevilla y que seguirá en Valencia. Creemos que el Congreso debe reflejar la cultura del esfuerzo y enseñar al joven que nadie regala nada en nuestra profesión. Un residente no debería aportar cada año una comunicación oral con contenido mediocre y que no haya asistencia en la sala (si es viernes por la mañana, ni siquiera de sus compañeros residentes y adjuntos). Estamos seguros de que una sola comunicación oral fin-de-residencia tendrá un valor excepcional y será una justa recompensa al trabajo de varios años. Todos nos debemos implicar en ello. Además, lo que no puedan comunicar en tres (o cuatro/cinco) minutos es mejor que no lo comuniquen. El valor del minuto, tan entendido y asumido en las redes sociales, debe ser transmitido e integrado en nuestra profesión. En nuestro Congreso, cada minuto es y será de oro. La sesión de las mejores comunicaciones fue el ejemplo del valor que buscamos. Mi enhorabuena a todos los participantes y a los premiados. Y no me olvido de la Industria, que se ha volcado en hacer posible nuestro congreso con el apoyo económico, de tecnología, y de desarrollo comercial que es imprescindible para nuestra progresión profesional. Su implicación en los programas docentes del Congreso ha sido imprescindible para poder hacer de Sevilla una experiencia para recordar.
La dimensión social de nuestro Congreso ha sido amplia y ha dejado huella en muchos. Los programas de cooperación, las múltiples becas de formación, la interacción con la Ciudad de Sevilla, la certificación ecológica del congreso, los coches y bicis eléctricos, los desayunos con futbolistas e ingenieros, los juegos de la SECOT, las entrevistas con ese toque canalla de Entretraumas, y las ceremonias de apertura y clausura que nos han enseñado cómo hacer que nos pasen cosas buenas.
La digitalización de los Congresos será una realidad más allá de la pandemia. El acceso global al conocimiento permitirá revivir el Congreso como ya muchos habréis experimentado a través de nuestra web. Poder revisar una comunicación o intervención del Congreso de Sevilla tres semanas después, cómodamente instalado en casa, en un aeropuerto, o en un tren, nos permite vivir una nueva dimensión del Congreso que era impensable en el pasado. Los talleres de la industria tendrán también un impacto añadido con la posibilidad de la asistencia diferida a todos ellos, lo que aportará un valor añadido innegable para todos. Durante meses podremos volver muchas veces al Congreso como si estuviéramos en Sevilla.
Quería por último aprovechar esta tribuna que me brinda nuestra Revista para todo mi agradecimiento al Comité Organizador con su Presidente Pedro Cano por su trabajo y dedicación, a nuestra Secretaría de SECOT con Ana Recuero a la cabeza por su constancia y profesionalidad, a toda la Junta Directiva con nuestro Presidente Luis Ramos como guía por la perseverancia y la pasión y, sobre todo al Socio que, bien como ponente o bien como asistente, ha dedicado su tiempo a compartir, enseñar, aprender, y hacer de SECOT Sevilla una experiencia educativa con una dimensión extraordinaria. Gracias a todos por haber hecho posible SECOT Sevilla 2021. Desde el viaje de vuelta de Sevilla (y os aseguro que esto es literal), ya estamos trabajando para que el próximo Congreso SECOT Valencia 2022 sea todavía más y mejor. Prometemos cambios y sorpresas que os anunciaremos con tiempo y que estamos seguros conseguirán grabar en vuestra agenda SECOT VALENCIA 2022. ¡Os esperamos a todos en Valencia!