No existe actualmente tratamiento específico para el manejo de la infección por SARS-CoV-2. La enfermedad por COVID-19 tiene reconocidas tres fases clínicas: la infección temprana, la fase pulmonar y la hiperinflamación1. Existen estudios que avalan el uso del ozono como antiviral, estimulador de la inmunidad celular, antiinflamatorio, antioxidante y estimulador de la oxigenación en los tejidos hipóxicos1. Estas propiedades nos permitieron considerar su uso en este caso; dada la evolución tórpida, a pesar del tratamiento estándar (oxígeno, hidroxicloroquina, lopinavir/ritonavir, metilprednisolona y antibióticos de amplio espectro).
Caso clínicoSe trata de una mujer de 84 años, que ingresó por clínica de 10 días de evolución, presentando fiebre, aumento de tos con expectoración blanquecina, mialgias, odinofagia y deposiciones líquidas que fueron aumentando de forma progresiva. Con esa sintomatología, fue diagnosticada de infección respiratoria por SARS-CoV-2 (confirmada por RT-PCR SARS-CoV-2) y derivada a nuestro centro para continuar tratamiento, según protocolo clínico.
Situación basal: Barthel 65, FAC 3, Lawton 4, sin deterioro cognitivo. Viuda, vivía con uno de sus dos hijos.
Como antecedentes médicos destacaban: hipertensión arterial, diabetes mellitus tipo 2, insuficiencia cardiaca, miocardiopatía hipertensiva, enfermedad pulmonar obstructiva crónica con oxígeno crónico domiciliario, nódulo pulmonar con criterios metabólicos de malignidad y síndrome lacunar motor puro sin secuelas.
Su tratamiento habitual era: oxígeno domiciliario, insulina lantus, insulina rápida, oxicodona/naloxona, paracetamol, lormetazepam, calcio/colecalciferol, pantoprazol, atorvastatina, pregabalina, tramadol, bromazepam, budesonida/formoterol, olmesartán/amlodipino/hidroclorotiazida y metoclopramida.
Desde su llegada a este hospital presentó inestabilidad, con desaturación que no remontó a pesar de oxigenoterapia a alto flujo, disnea de reposo y mal control glucémico. Presentó muy mala evolución clínica, importante afectación radiológica bilateral y aumento de reactantes de fase aguda, que no mejoraron a pesar de tratamiento según las guías clínicas para neumonía por COVID-192, por lo tanto, se prescribió terapia con corticoides y varios ciclos de antibióticos de amplio espectro por sobreinfección bacteriana por Klebsiella pneumoniae ssp. EPC + OXA-48 en esputo y además colonización por SARM (Staphylococus aureus resistente a meticilina).
La radiografía y la tomografía axial computarizada de tórax reportaron: afectación pulmonar bilateral, sugerente de neumonitis por COVID-19, grado 5 (escala radiológica de Taylor)3, sin datos de tromboembolismo pulmonar (fig. 1). En resultado de analíticas se evidenció muy poca mejoría de los parámetros de inflamación (tabla 1), por lo que se propuso la aplicación de ozonoterapia rectal 100 cc/35 μg/mL (cinco sesiones, 1 sesión c/24h), como uso compasivo, previo consentimiento verbal de la paciente y la familia. Tras completar las sesiones, se realizó control analítico y radiológico, en el que se objetivó una mejoría evidente de los reactantes de fase aguda, así como de la evolución radiológica y de la clínica de la paciente, llegando a precisar la misma pauta de oxígeno que usaba de forma crónica en su domicilio, con disnea de moderados esfuerzos y siendo dada de alta con datos de neumonitis grado 33 (fig. 1 y tabla 1).
Cambio radiológico en paciente tratada con ozono rectal (cinco sesiones de tratamiento), según escala de Taylor.
Radiografía de tórax, 2 de mayo 2020: calcificación de prótesis mamarias. Disminución de volumen del pulmón izquierdo. Importante condensación parenquimatosa en el LII. Infiltrados intersticiales alveolares parcheados afectando al resto de ambos pulmones, quedando una pequeña zona respetada, probablemente hiperinsuflado en el vértice izquierdo. Engrosamiento pleural bilateral. Escasos cambios con respecto a la radiografía previa realizada el día 19 de abril. Sugerente de neumonitis por COVID-19. Grado 5.
Radiografía, 6 de mayo 2020: neumonía bilateral. Marcada mejoría con respecto a controles previos. Pulmón derecho: Se mantiene un infiltrado alveolar e intersticial en pulmón derecho, especialmente en lóbulo inferior con engrosamiento pleural adyacente.
Pulmón izquierdo ha mejorado considerablemente el infiltrado alveolar del lóbulo inferior, la pérdida de volumen y el componente de engrosamiento pleural. Persiste la afectación intersticial, fibrosis y engrosamiento pleural. Grado 3 moderado.
Comparación de parámetros analíticos en paciente tratada con ozono rectal tras cinco sesiones de tratamiento
Variables | Pre-O3 | Post-O3 |
---|---|---|
Leucocitos (10 x 3 μL) | 5,06 | 4,4 |
Linfocitos (10 x 3 μL) | 1,6 | 1,6 |
Fibrinógeno (mg/dL) | 619 | 590 |
Dímero D (ng/mL) | 2.303 | 398 |
Urea (mg/dL) | 49 | 61 |
Ferritina (ng/mL) | 302 | 152 |
LDH (U/L) | 327 | 195 |
Procalcitonina (ng/mL) | 0,11 | 0,11 |
PCR (mg/dL) | 2,3 | 1,6 |
RT-PCR SARS-COV-2 | Positiva | Negativa |
IL-6 (pg/mL) | 136,1 | 9,28 |
Éste es el primer caso de una paciente mayor, tratada en nuestro hospital con ozono rectal. Se observó mejoría clínica, radiológica y de laboratorio tras la aplicación de esta terapia.
Existe evidencia de casos tratados en China4,5, Italia6,7 y España8,9 mediante ozono vía autohemoterapia, con buenos resultados. No existe referencia de casos tratados mediante ozono por vía rectal1.
El ozono mejora marcadores de inflamación en otras patologías, tales como esclerosis múltiple, Alzheimer, artrosis y síndrome de isquemia-reperfusión (renal y hepática)1,10.
Está demostrado el poder antiviral, antiparasitario y antibacteriano del ozono11. Esta técnica se usa para potabilizar el agua en grandes centrales en el mundo y para la desinfección en el ámbito quirúrgico11.
Los estudios publicados han demostrado que los pacientes tratados con esta terapia, mejoran su condición clínica (reduciendo la temperatura, disminuyendo las demandas de oxígeno y mejorando la saturación). También hubo mejoría de parámetros analíticos (disminución de reactantes de fase aguda) y radiológicos (disminución del patrón en vidrio deslustrado)4-9. En algunos casos hubo negativización de RT-PCR SARS-CoV-2, lo cual confirma el efecto antiviral del ozono4-9. Así mismo, esta terapia favoreció una disminución en la estancia hospitalaria en los pacientes tratados, comparados con la terapia estándar.
Aunque la técnica de administración del ozono en nuestra paciente ha sido diferente (rectal), hemos podido observar los mismos beneficios (clínicos, radiológicos y de laboratorio), que en las series publicadas4-9. Este tratamiento es similar a la terapia usada por Rowen, quien trató a pacientes con ébola, los cuales, tras cinco sesiones de terapia (ozono rectal) mejoraron la clínica, disminuyendo la tormenta de citoquinas (hiperinflamación) y la tasa de mortalidad fue cero12. Rowen sostiene que el ozono es capaz de oxidar las proteínas de la cápside, y la proteína S-spike, típica del SARS-CoV-2, de la misma forma como actuó sobre el virus del ébola12. Esta propiedad explicaría el efecto positivo en pacientes con enfermedad por COVID-19.
ConclusiónEl ozono rectal podría ser capaz de mejorar variables clínicas (saturación de oxígeno y demanda de oxígeno), de laboratorio (disminución de marcadores de inflamación) y radiológicas (según escala de Taylor), como se ha observado en este caso. El ozono rectal podría ser una opción a tener en cuenta como tratamiento coadyuvante o compasivo, en el manejo de pacientes con neumonía severa por COVID-19.
FinanciaciónEste trabajo no ha recibido ningún tipo de financiación.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.
A Saturnino Díaz Trujillo, bibliotecario del Hospital Universitario Santa Cristina, Madrid; por la búsqueda bibliográfica para la realización de este estudio.