El deterioro cognitivo leve supone una pérdida cognitiva adquirida que sitúa a los pacientes afectados, fundamentalmente ancianos, en un estadio intermedio entre el estado cognitivo normal y la demencia. Supone además una situación de alto riesgo de progresión hacia demencia, siendo susceptible de detección precoz para una intervención más eficaz. Los profesionales de enfermería, sobre todo en un nivel primario de atención en la comunidad, juegan un papel importante en la detección, seguimiento e intervención sobre el deterioro cognitivo leve. Se debe comenzar con una buena anamnesis, en el paciente y sus cuidadores, donde se valoran los cambios que se han producido en la vida diaria, familiar y social del paciente a través de patrones funcionales. La posterior valoración de las funciones cognitivas puede apoyarse sobre diferentes test breves de detección como el Mini Mental State Examinatión u otros similares. Es necesario prestar especial atención a la presencia de síntomas afectivos o depresivos, déficits sensoriales, polifarmacia, factores de riesgo cardiovascular descompensados o un rápido deterioro funcional, dada su especial influencia sobre el cuadro de deterioro cognitivo leve. Finalmente, existen diferentes intervenciones no farmacológicas recomendables desde el profesional de enfermería, eficaces sobre el deterioro cognitivo leve, basadas en el control de factores de riesgo cardiovascular, ejercicio físico e intervenciones cognitivas y psicosociales.
Mild cognitive impairment (MCI) is characterized by an acquired cognitive loss that places individuals, mainly older adults, in an intermediate stage between normal cognitive functioning and dementia. This impairment has a high risk of progression to dementia and is suitable for screening, which allows more effective early intervention. Nursing professionals, especially community-based primary care nurses, play an important role in the detection and follow-up of MCI and in interventions for this condition. The first step should be to take a thorough history from both the patient and his or her carers, which should assess the changes occurring in the patient's daily, family and social life through functional patterns. In subsequent assessment of cognitive function, brief screening tests can be used such as the Mini Mental State Examination (MMSE) or other similar tests. Special attention should be paid to the presence of affective or depressive symptoms, sensory deficits, polypharmacy, decompensated cardiovascular risk factors, and rapid functional deterioration, given their particular influence on MCI. Finally, various nurse-led, non-pharmacological interventions that are effective in MCI can be recommended, based on cardiovascular risk factor control, physical exercise, and cognitive and psychosocial interventions.