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Vol. 18. Núm. 2.
Páginas 88-93 (marzo 1999)
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Ausencia de correlación entre las concentraciones del antígeno carcinoembrionario (CEA) y del factor de crecimiento tumoral beta 2 (TGFB2) en los dos tipos principales de macroquistes mamarios
ABSENCE OF CORRELATION BETWEEN THE CONCENTRATIONS OF CARCINOEMBRYONIC ANTIGEN (CEA) AND THE TUMOR GROWTH FACTOR BETA 2 (TGFB2) IN THE TWO MAIN TYPES OF BREAST MACROCYSTS
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A. Ruibal, M I. Núñez, J. Schneider, Mª C del Río, S. Delgado, F. Rabadán, A. Tejerina
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Ausencia de correlación entre las concentraciones del antígeno carcinoembrionario (CEA) y del factor de crecimiento tumoral beta 2 (TGFB2) en los dos tipos principales de macroquistes mamarios

A Ruibal, M I Núñez, J Schneider, M.ª C del Río*, S Delgado**, F Rabadán, A Tejerina

Fundación Tejerina. Centro de Patología de la Mama. Laboratorio de Fisiopatología. Madrid. *Laboratorio de Bioquímica. Hospital de Barbanza. Ribeira. A Coruña. **Cátedra de Medicina Legal y Forense. Facultad de Medicina. Universidad Complutense de Madrid.

Recibido: 10-8-98.

Aceptado: 26-10-98.

Correspondencia:

A Ruiban Morell

Fundación Tejerina

Centro de Patología de la Mama

Laboratorio de Fisiopatología

José Abascal, 40

28003 Madrid


Resumen.--Con objeto de conocer si las concentraciones de antígeno carcinoembrionario (CEA) se relacionaban con la proliferación celular, hemos determinado aquellas en 77 líquidos de macroquistes mamarios benignos, clasificados en función del índice Na+/K+ y comparado con las del factor de crecimiento tumoral beta 2 (TGFb2), con comprobado efecto antiproliferativo sobre las células epiteliales. Las concentraciones de CEA se correlacionaron positiva y significativamente con el índice catiónico y las de albúmina, glucosa, cloruros y pH y fueron mayores estadísticamente (intervalo: 2,5-81,5; mediana 12,8 vs intervalo 0,4-41,5; mediana: 3,2 ng (ml; p: 0,00000) en los quistes tipo II (Na+/K+ > 3) que en los tipo I (Na+/K+ < 3). No se observó correlación entre las cifras del antígeno y las del TGFb2, ni tampoco entre aquellas y las de dehidroepiandrosterona sulfato, lo cual nos sugiere que las altas concentraciones de CEA en los quistes tipo II parecen ser el reflejo de la desdiferenciación y desestructuración celular del epitelio circundante y no de la actividad proliferativa, así como de la adquisición de propiedades embrionarias por parte de este último, fruto de un menor ambiente hormonal, todo lo cual apoyaría que este tipo representase la fase ulterior evolutiva de los quistes mamarios.

PALABRAS CLAVE: Antígeno carcinoembrionario. Factor de crecimiento tumoral beta 2. Macroquistes mamarios.

ABSENCE OF CORRELATION BETWEEN THE CONCENTRATIONS OF CARCINOEMBRYONIC ANTIGEN (CEA) AND THE TUMOR GROWTH FACTOR BETA 2 (TGFB2) IN THE TWO MAIN TYPES OF BREAST MACROCYSTS

Summary.--In order to study the possible correlation between carcinoembryonic antigen (CEA) and cellular proliferation, we assayed the concentrations of this substance in the fluid of 77 bening macrocysts of the breast classified according to their Na+/K+ ratio and compared them with those of transforming growth factor beta 2. CEA levels correlated positively and significantly with the cationic ratio, the concentrations of albumin, glucose, Cl­ and pH and were higher (range: 2.5-81.5, median 12.8 vs range: 0.4-41.5, median 3.2 ng/ml (p: 0.00000) in type 2 (Na+/K+ > 3) than in type 1 (Na+/K+ < 3) cysts. There was no correlation between CEA and TGFb2, nor between the former and dehydroepiandrosterone sulphate levels. These results led us to suggest that the high CEA concentrations in type 2 cysts seem to be the consequence of loos of cellular differentiation and disruption of the cyst wall lining as well as the adquisition of embryonary properties by the latter as a consequence of a reduced hormonal microenviroment.

KEY WORDS: Carcinoembryonic antigen. Tumor growth factor beta 2. Macrocysts of the breast.


INTRODUCCIÓN

La enfermedad macroquística de la mama es un proceso frecuente que afecta aproximadamente al 7% de las mujeres premenopáusicas y, según algunos autores, puede asociarse con un mayor riesgo (4 veces) de desarrollar un cáncer de mama1-3. Numerosas sustancias se han detectado y estudiado en los líquidos quísticos4-9 y, de acuerdo con las concentraciones de Na+ y K+, aquellos se han clasificado en dos grandes grupos: tipo I, con una relación Na+/K+ < 3 y tipo II cuando aquella supera dicho valor. Los quistes tipo I, con predominio de K+, presentan altas concentraciones de dehidroepiandoresterona sulfato (DHEAs) y bajas de pH, cloruros, glucosa y albúmina, siendo su epitelio de recubrimiento apocrino, lo que hace que puedan detectarse frecuentemente células con esas características en los líquidos. Los quistes tipo II, presentan una relación Na+/K+ > 3 y las concentraciones de cloruros, glucosa, pH y DHEAs son similares a las del plasma, presentando un epitelio de recubrimiento plano. Algunos grupos10-11 han descrito un tipo III con características bioquímicas intermedias entre los otros dos, lo que sugiere que cada uno de ellos podría representar un estadio funcional diferente del epitelio que rodea los quistes. A este respecto, conviene resaltar que los quistes simples suelen tener más frecuentemente un epitelio plano, mientras que los múltiples, simultáneos o secuenciales en una misma mujer, acostumbran ser del mismo tipo y muy a menudo lo poseen apocrino. También, la presentación posterior de quistes, que en un principio pueden ser de cualquier tipo, se asocia con una frecuencia cinco veces mayor a los I12, y se ha podido demostrar que la existencia de hiperplasias y cambios papilares apocrinos también se relaciona más frecuentemente con quistes tipo I y lo mismo ocurre cuando coexisten quistes y cáncer de mama, todo o cual apoya el mayor riesgo de transformación que presenta aquel subgrupo3,13-14.

El antígeno carcinoembrionario (CEA) es una glucoproteína de superficie celular, con un peso molecular 180 Kda, descrita a primeros de los años sesenta15-16, e integrada en una familia de 29 miembros17-18. Los genes, que codifican los subgrupos de moléculas, se localizan en el brazo largo del cromosoma 19 y hoy se sabe que el CEA pertenece a la superfamilia de las inmunoglobulinas, lo que le confiere un posible papel en la adhesión célula-célula, no pudiendo descartarse otros efectos biológicos sobre la proliferación, reconocimiento y diferenciación celular, así como en la metastatización de ciertos carcinomas19. Un aspecto interesante de la biología del CEA es que su superproducción determina una distorsión arquitectural en las criptas del colon, lo que induce el cese de la diferenciación normal de las células del colon20.

Existen trabajos previos acerca del comportamiento del antígeno carcinoembrionario en el líquido de macroquistes mamarios21-22, donde se demuestran mayores concentraciones en los de tipo II, asociados con un menor riesgo de transformación neoplásica, lo que difiere enormemente de su valor como marcador tumoral cuando se dosifica en las secreciones del pezón23-26. Ello, unido a que el CEA pertenece a una familia de proteínas ancladas en la membrana celular27 y relacionadas con componentes de una de las vías de transducción de la señal celular, lo que abre la posibilidad de que sea reflejo no sólo de masa sino también de proliferación, nos ha inducido a realizar el presente estudio comparando su comportamiento en el líquido de quistes con el del factor de crecimiento tumoral beta 2, cuyo efecto en el control de la proliferación celular está plenamente establecido28-30, lo que nos podría ayudar a comprender el papel del antígeno en la fisiopatología de la enfermedad macroquística de la mama.

MATERIAL Y MÉTODO

El grupo estudio incluyó 77 líquidos de macroquistes mamarios pertenecientes a sendas mujeres afectas de mastopatía fibroquística mamaria, en las que se descartó la malignidad tras examen clínico, radiológico (mamografía, ecografía y termografía) y citológico. De ellas, 38 estaban en fase folicular, 27 en fase luteínica y 12 eran menopáusicas. El estudio de las concentraciones de Na+, K+ y Cl- (Synchron EL-ISE Electrolyte. Beckman Instruments. Inc. Galway. Ireland) permitió clasificarlos en 55 de tipo I y 22 de tipo II. Otros parámetros considerados fueron edad de la paciente, la existencia de embarazos previos, el volumen y las concentraciones de albúmina, glucosa, pH, cloruros, dehidroepiandrostendiona sulfato, CEA y factor de crecimiento tumoral beta 2 (TGFB2). El antígeno carcinoembrionario fue determinado mediante un fluoroinmunoanálisis (EG & G Wallac. Finlandia), cuyo límite inferior de sensibilidad se estableció en 0,2 ng/ml, mientras que el TGFB2 lo fue mediante un inmunoensayo (Quantikine. R & D Systems. USA), siendo el límite inferior de sensibilidad de 0,05 ng/ml, y la DHEAs mediante un enzimoinmunoanálisis de DI- SORIN (Italia). Los parámetros bioquímicos fueron analizados mediante un espectrofotómetro (ATOM A390) con reactivos de Biosystem (Barcelona) y el pH mediante un pHmetro (Microprocessor pHmeter. Weilheim. Germany). Tras su obtención por punción-aspiración, los líquidos quísticos fueron centrifugados a 3.000 rpm durante 15 minutos y los sobrenadantes congelados a -20 °C hasta su posterior utilización. Dado que las concentraciones del antígeno carcinoembrionario y del TGFb2 no siguieron una distribución normal (programa estadístico BMDP3), hemos empleado tests no paramétricos, así como el test del chi cuadrado, expresándose, en consecuencia, los resultados mediante el intervalo, mediana y percentiles 25 y 75. Se consideró la existencia de diferencias estadísticamente significativas cuando el valor de p fue inferior a 0,05.

RESULTADOS

Tal como puede observarse en la tabla I, en los 55 líquidos de quistes tipo I, las concentraciones de CEA oscilaron entre 0,4 y 41,5 (mediana 3,2 ng/ml) y fueron menores estadísticamente a las observadas en los 22 líquidos de tipo II (intervalo 2,5-81,5; mediana 12,8 ng/ml). Asimismo, concentraciones del antígeno superiores a 4, 5 y 6 ng/ml fueron observadas más frecuentemente (p: 0,00003; p: 0,00130; p: 0,00021) en los quistes tipo II (20; 16 y 16 casos) que en los tipo I (20; 17 y 14 casos) respectivamente. Considerando globalmente los 55 líquidos de quistes, pudimos comprobar la existencia de correlaciones positivas y estadísticamente significativas (p < 0,05) entre los valores del CEA y el índice Na+/K+ (r: 0,39735), los de albúmina (r: 0,28805), glucosa (r: 0,39284), pH (r: 0,58979) y cloruros (r: 0,51204), todo lo cual apoya el hecho de que sean los quistes tipo II los que cursen con mayores concentraciones del antígeno carcinoembrionario, pues presentan mayores valores de los citados parámetros bioquímicos. Por el contrario, no pudimos comprobarlas entre los valores de CEA y los de DHAEs y TGFb2, como tampoco con la edad de las mujeres, pero sí constatamos una tendencia

(p: 0,06162) a mayores cifras antigénicas en las mujeres nuligestas (22 casos; intervalo: 0,8-70,6; mediana 5,1; percentil 25: 3,6 y percentil 75: 9,1) frente a las que habían tenido algún embarazo (55 casos; intervalo 0,4-81.5; mediana 3,4; percentil 25: 1,9, percentil 75: 9,2 ng/ml).

Tabla I
DISTRIBUCION DE LOS RESULTADOS OBTENIDOS CON EL CEA, TGBB2, GLUCOSA, PH, CL-, VOLUMEN Y DHEAS EN LOS DOS TIPOS DE QUISTES MAMARIOS

Quiste tipo I

Quiste tipo II


FactorIntervalopercentil 25medianapercentil 75Intervalopercentil 25medianapercentil 75

CEA (ng/ml)0,4-41,51,83,26,12,5-81,54,712,859,4
TGFb2 (ng/ml)0,05-20,00,451,01,60,14-10710,917,351,6
Glucosa (ng/dL)4,9-64,411,817,531,97,9-12941,265,989,4
pH6,4-7,76,76,86,96,5-7,77,17,37,5
Cl- (mmol/L)7,1-5014,219,820,550-115103,8109,7112,0
Volumen (cc)2-984,08,010,02-153,04,06,0
DHEAs (µg/dL)2.700-110.43040.54050.008107.5423.250-60.1464.5004.90014.650

Existieron diferencias significativas para todos los marcadores (p: 0,00000, p: 0,00011; p: 0,00000, p: 0,00000, p: 0,00000, 0,01521 y p: 0,00000 respectivamente).

Al considerar el tipo de quiste, pudimos observar, en los I, que concentraciones superiores a 3,2 ng/ml (mediana del grupo) se asociaron estadísticamente a mayores valores de albúmina (i: 1,4-28,4; mediana 7,5 vs i: 1,9-25,7; mediana 4,7; p: 0,00441), glucosa (i: 7,2-64,4; mediana 31,1 vs 24,9-53,0; mediana 13,6;

p: 0,00009) y pH (i: 6,4-7,7; mediana 6,9 vs i: 6,4-7,0; mediana 6,7; p: 0,02995, pero no de TGFB2

(i: 0,05-12,9; mediana 1,2 vs i: 0,12-20,0; mediana 1,1). No se apreciaron diferencias significativas en las concentraciones del antígeno entre las mujeres en fase folicular (28 casos; i: 0,4-12,0; mediana 2,5) y luteínica (19 casos; i: 1,3-23,6; mediana 3,6 ng/ml), ni entre las menopáusicas (8 casos; i: 0,46-41,5; mediana 3,5 ng/ml) y las que poseen una función ovárica conservada.

En los quistes tipo II, los casos con concentraciones de CEA > 12,7 ng/ml (mediana del grupo global) cursaron con mayores valores de pH (i: 6,9-7,7; mediana 7,5 vs i: 6,5-7,5; mediana 7.2; p: 0,03281) que cuando el antígeno oncofetal no superó dicho dintel, pero no se constataron diferencias significativas en las concentraciones de TFGb2 (i: 0,14-105; mediana 17,3 vs 10,4-107; mediana: 24,4 ng/ml). Tampoco apreciamos diferencias significativas en las concentraciones antigénicas entre las mujeres en fase folicular (10 casos; i: 4,2-81,5; mediana 21,7) y luteínica (8 casos; i: 4,4-65,7; mediana 10,8), no pudiendo compararse estos dos subgrupos con las menopáusicas, dado el reducido número de estas últimas (4 casos).

DISCUSION

La aplicación de la relación Na+/K+ en los líquidos de los macroquistes mamarios permite definir dos grandes grupos: el tipo I con una relación catiónica < 3 y unas características bioquímicas similares a las de un fluido intracelular, y el tipo II, con una relación > 3 y una composición bioquímica parecida a la del plasma. Las altas concentraciones de ciertas sustancias, como la DHEAs y la prolactina31-32, en el líquido quístico frente al plasma, así como el hecho de que algunos marcadores como el CA125, CA27,29 y la subunidad beta de la hormona gonadotrófica coriónica (HCGb) presenten mayores concentraciones en los líquidos que en el plasma según cual sea el tipo de quiste33, sugiere que el ambiente hormonal de la mama es muy distinto al del plasma, jugando un papel muy importante, como fuente productora, el epitelio de recubrimiento quístico. Especial interés tienen los quistes tipo I, pues su epitelio es de tipo apocrino y éste es considerado como un importante marcador patogenético para el riesgo de cáncer de mama3. Numerosas sustancias han sido descritas en los líquidos de quistes4, siendo los antígenos asociados a tumores un ejemplo de ellas. Los quistes tipo I suelen asociarse a altas concentraciones de CA125, Ca15,3 y antígeno asociado al carcinoma mucinoso (MCA)35-36, mostrando el primero un valor para establecer el diagnóstico diferencial de los quistes mamarios33. Collete y cols.5 han observado una correlación significativa entre la proteína 15 del líquido de quiste (GCDBP15) y el antígeno epitelial de membrana (EMA), así como entre aquella y el factor de crecimiento epidérmico (EGF), lo que les sugiere, junto al hecho de que los niveles de GCBDP15 y EGF fueron mayores cuando la alfa lactoalbúmina era negativa (quistes tipo I), que la proteína quística y el EMA pueden ser marcadores bioquímicos de la metaplasia apocrina e hiperplasia epitelial respectivamente. Asimismo, la escasa presencia de la alfa lactoalbúmina en el líquido quístico podría ser el exponente de la existencia de células diferenciadas en el epitelio que rodea el quiste y de una reducida proliferación celular. Mezi y cols.37 han descrito mayores concentraciones de CA15,3 en los líquidos de quistes tipo I y III, reflejando aquellas una mayor proliferación celular y propensión a la recidiva.

Los quistes tipo II presentan mayores concentraciones de HCGb y SLX-138-40, así como de la molécula soluble de adhesión celular vascular (sVAM-1) y de la E-selectina, que se correlacionan estrechamente entre sí (r: 0,827), lo que sugiere un mismo mecanismo de entrada al quiste9. También existen en este tipo de quistes mayores cifras del antígeno polipeptídico tisular (TPA) y del antígeno polipeptídico tisular específico (TPS), que se correlacionaron directamente con la relación Na+/K+, e indirectamente con las de ácido úrico, fosfatasa alcalina, fosfatasas y alfa amilasa13.

En relación con el antígeno carcinoembrionario, nosotros hemos observado mayores concentraciones en los líquidos de quistes tipo II (Na+/K+ > 3) que en los I, existiendo diferencias estadísticamente significativas entre ambos subgrupos; similar hallazgo ha sido descrito por otro grupo21. Asimismo, constatamos correlaciones significativas entre las cifras del antígeno en el líquido quístico y el índice Na+ K+, así como entre aquellas y las de albúmina, glucosa, pH y cloruros, todo lo cual refuerza la existencia de elevadas concentraciones antigénicas en los quistes tipo II, pues éstos cursan con mayores valores de estos parámetros bioquímicos en relación a los tipo I11,34. La ausencia de correlación entre los valores de CEA y los de DHEAs, nos induce a creer que el antígeno carcinoembrionario no está involucrado directamente en el ambiente hormonal de los quistes, siendo su presencia en ellos consecuencia de otros hechos fisiopatológicos. Al considerar los quistes tipo I, comprobamos que aquellos con concentraciones de CEA > 3,2 ng/ml, mediana de todo el grupo, presentaban mayores concentraciones de albúmina, glucosa y pH, que cuando aquellas eran inferiores a dicho nivel, lo cual constata y apoya lo descrito anteriormente, y podría sugerir la posibilidad de que la concentración de CEA definiera un subgrupo de quistes tipo I con un distinto comportamiento. En los quistes tipo II, el CEA se correlacionó directa, exclusiva y significativamente con el pH.

Numerosos factores de crecimiento han sido descritos y analizados en los líquidos de macroquistes mamarios. Se sabe que algunos, como el de crecimiento epidérmico (EGF), derivado de las plaquetas (PDGF) y el tumoral beta (TGFb) cursan con mayores concentraciones en aquellos que en el suero, mientras que los de crecimiento insulínico (IGFI y IGFII) presentan un comportamiento opuesto28. Lo importante es que, al parecer, su origen radica en el tejido mamario adyacente y que muchos de los factores de crecimiento detectados en los líquidos quísticos son el reflejo de la existencia, en el tejido mamario circundante, de un ambiente hormonal que podría facilitar o no el crecimiento de un cáncer. A este respecto, merece destacarse el factor de crecimiento tumoral beta (TGFb), que estimula la proliferación de las células mesenquimales e inhibe la de las células epiteliales, por lo que podría tener un efecto protector frente al desarrollo de un tumor. Lai y cols.29 no encuentran diferencias en las concentraciones de TGFb1 entre los dos tipos de quistes, pero sí mayores concentraciones de TGFB2 en los de tipo II, lo que podría explicar el bajo riesgo que poseen estos últimos. Este mismo grupo observa una correlación directa entre las cifras de TGFb2 y el índice Na+/K+ (r: 0,521; p < 0,001), y entre aquellas y las del factor de crecimiento fibroblástico beta (FGFb)30. Nosotros hemos observado mayores concentraciones de TGFb1 en los quistes tipo II que en los (datos pendientes de publicación), y el mismo comportamiento presentó el TGFb2 (i: 0,14-107, mediana 35,3 vs i: 0,05-30, mediana 1,2 ng/ml; p: 0,0000). Si realmente el papel de este factor es el de inhibir la proliferación, la falta de correlación entre las concentraciones de TGFb2 y las de CEA observadas en el grupo global de quistes, nos sugiere que el antígeno carcinoembrionario ejerce otros efectos, lo cual es apoyado por la ausencia de diferencias estadísticamente significativas en las cifras del factor en los quistes tipo I y II clasificados en función del dintel cuantitativo que representa el valor mediana de cada subgrupo. De este modo, las mayores concentraciones de CEA en los líquidos de quistes tipo II, la ausencia de correlación entre los valores del antígeno y los de TGFb2 y DHEAs, unido a los altos valores de lactodehidrogenasa (LDH), factor de necrosis tumoral alfa (TNFa), HCGbeta y SLX-138-40, y que las concentraciones del antígeno carcinoembrionario son mayores en los líquidos que en el suero de pacientes afectas de macroquistes mamarios, nos induce a la conclusión de que el CEA, en los quistes tipo II, parece ser reflejo de la desdiferenciación y desestructuración celular del epitelio circundante, así como de la adquisición de propiedades embrionarias por parte de este último, fruto de un menor ambiente hormonal, todo lo cual apoyaría que este tipo representase la fase ulterior evolutiva de los quistes mamarios.


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