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Los defectos óseos periimplantarios o dish-shape que se producen en el primer año de carga del implante, alrededor de su cuello, han sido objeto de numerosos artículos en los últimos 20 años. Esta remodelación ósea periimplantaria ha sido considerada incluso como un proceso de remodelación ósea normal e inevitable, con una pérdida de 1,5 mm el primer año de carga de los implantes.
Esta pérdida ósea tiene o puede tener importantes consecuencias funcionales, estéticas e incluso de predictibilidad del implante a largo plazo. Este proceso es especialmente importante en implantes colocados en zonas estéticas, como el sector anterosuperior; porque la pérdida de hueso periimplantario siempre ocasiona una reubicación de los tejidos blandos. En estas zonas cobra especial importancia el control del hueso periimplantario y por lo tanto de los tejidos blandos con el objeto de poder controlar la predictibilidad del tratamiento para poder conservar o conformar las «papilas» de los implantes.
Otro de los capítulos en los que el control de la pérdida ósea periimplantaria adquiere especial relevancia es en los implantes cortos. Estos implantes han adquirido una gran relevancia en estos últimos años y posiblemente, a tenor de los resultados tan favorables que se están obteniendo, su uso será cada vez más frecuente. Actualmente tenemos disponibles implantes de longitudes de 6 mm; en estos casos una pérdida ósea vertical de 1,5 mm supone una reducción del 25% de la superficie de osteointegración y una importante alteración de la relación corona-implante. Se han propuesto diferentes hipótesis y teorías para tratar de explicar esta pérdida ósea periimplantaria. El objetivo de este trabajo es hacer una revisión bibliográfica que nos permita conocer las diferentes hipótesis que se han propuesto para explicar este fenómeno, e intentar obtener unas conclusiones, basándonos en las publicaciones, que nos permitan controlar, evitar, disminuir o simplemente prever qué es lo que va a ocurrir con el hueso alrededor de nuestros implantes y cuáles pueden ser sus consecuencias.
Esta pérdida ósea tiene o puede tener importantes consecuencias funcionales, estéticas e incluso de predictibilidad del implante a largo plazo. Este proceso es especialmente importante en implantes colocados en zonas estéticas, como el sector anterosuperior; porque la pérdida de hueso periimplantario siempre ocasiona una reubicación de los tejidos blandos. En estas zonas cobra especial importancia el control del hueso periimplantario y por lo tanto de los tejidos blandos con el objeto de poder controlar la predictibilidad del tratamiento para poder conservar o conformar las «papilas» de los implantes.
Otro de los capítulos en los que el control de la pérdida ósea periimplantaria adquiere especial relevancia es en los implantes cortos. Estos implantes han adquirido una gran relevancia en estos últimos años y posiblemente, a tenor de los resultados tan favorables que se están obteniendo, su uso será cada vez más frecuente. Actualmente tenemos disponibles implantes de longitudes de 6 mm; en estos casos una pérdida ósea vertical de 1,5 mm supone una reducción del 25% de la superficie de osteointegración y una importante alteración de la relación corona-implante. Se han propuesto diferentes hipótesis y teorías para tratar de explicar esta pérdida ósea periimplantaria. El objetivo de este trabajo es hacer una revisión bibliográfica que nos permita conocer las diferentes hipótesis que se han propuesto para explicar este fenómeno, e intentar obtener unas conclusiones, basándonos en las publicaciones, que nos permitan controlar, evitar, disminuir o simplemente prever qué es lo que va a ocurrir con el hueso alrededor de nuestros implantes y cuáles pueden ser sus consecuencias.
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