En mayo de 2013 fue publicada la quinta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), lo que conllevó cambios en algunos criterios diagnósticos con respecto a la edición previa, unos más profundos que otros1. Las modificaciones más importantes respecto al delírium fueron:
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Centrar el ítem A en la atención (attention, awareness), que según datos empíricos es la más importante de las características nucleares del trastorno2. Con este fin se dejó atrás el término complejo consciousness («conciencia») utilizado en el ítem A del DSM-IV-TR.
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Incluir un ítem específico sobre el diagnóstico diferencial con otros trastornos neurocognitivos como la enfermedad de Alzheimer o con un estado de estimulación extremadamente reducido (p. ej., coma).
Estos cambios, especialmente los relacionados con el ítem A, fueron recibidos positivamente por expertos en América y Europa3. Los 3 ítems restantes, que involucran la presencia de alteraciones en otras funciones cognitivas (p. ej., en la memoria), el inicio agudo-fluctuación de los síntomas y la necesidad de identificar posibles etiologías, fueron poco modificados.
En la versión en español de estos nuevos criterios para el diagnóstico de delírium (2014)4, se traduce la palabra awareness (presente en el nuevo ítem A) como «conciencia» (cuando dicha palabra aparecía en versiones anteriores del manual, se tradujo como «atención al entorno», preservando así la intencionalidad de los autores). El uso erróneo del término complejo y poco operativo «conciencia» por awareness en el ítem principal de los nuevos criterios podría reducir la concordancia entre evaluadores y entorpecer las decisiones terapéuticas. Además, es posible que disminuya la validez internacional de los estudios llevados a cabo con la versión castellana del DSM-5.
El DSM-5 en español también desconcierta al denominar «síndrome confusional» al trastorno. Aunque esa denominación se relaciona con el concepto francés del siglo XIX, Confusion Mentale Primitive (que tuvo que ver con la consolidación del constructo actual del síndrome)5, la mayoría de los hispanoparlantes prefieren el vocablo delírium6. Dicho vocablo fue rescatado a partir de los primeros criterios operativos específicos publicados en el DSM-III, buscando preservar la coherencia histórica con el término introducido por Celsus (c. 25 a.C-c. 50 d.C)7. Delírium es también el nombre usado en la otra clasificación vigente en español, la 10.a versión de la Clasificación Internacional de las Enfermedades. La falta de consenso en la designación de un trastorno sobre el que deben intervenir profesionales de diversas áreas dificulta la comunicación y podría llevar a situaciones en las que distintos especialistas piensan que están afrontando varios diagnósticos en lugar de uno.
Los editores de la Revista de Psiquiatría y Salud Mental nos informaron que el equipo traductor del DSM-5 recibió de la American Psychiatric Association un glosario de términos en español que debía usar. Dicha indicación llevó a que la versión en nuestro idioma de diversos criterios diagnósticos no sea tan ajustada a las particularidades linguísticas como el equipo hubiese querido, por lo que está atento a perfeccionarlos en una próxima revisión.
Reed y Ayuso-Mateos8, en referencia a la esperada Clasificación Internacional de Enfermedades 11.a edición, sostienen que durante el desarrollo de cualquier clasificación diagnóstica es importante tener en cuenta las peculiaridades de los diferentes lenguajes en los que será editada, con el fin de optimizar su utilidad. En este mismo sentido, Tohen9 señala que se debe procurar que el lenguaje, como eje vertebrador de la psiquiatría, facilite la colaboración entre profesionales de habla hispana.
En nuestra opinión, al utilizar el DSM-5 en español para diagnosticar el delírium se debe tener en cuenta que el ítem A de la versión original en inglés se refiere a alteraciones en la atención3. Además, delírium es el nombre actual y el más aceptado en el mundo para el síndrome que nos ocupa6, por lo cual abogamos por su uso en lugar de otros términos que proliferan entre diferentes especialistas.