Sr. Director:
Desde hace años, las asociaciones profesionales de la publicación médica como la Asociación Mundial de Directores de Revisas Médicas (WAME1), el Comité de la Ética en la Publicación (COPE2) y el Comité Internacional de Directores de Revistas Médicas (ICJME3), señalan la obligatoriedad de que las revistas definan claramente qué son los conflictos de intereses, y cómo identificarlos y manejarlos en relación, entre otros, a los miembros de sus equipos editoriales. Además, el ICJME3 recomienda que las revistas hagan públicas sus políticas de conflictos de intereses de sus equipos editoriales. BMJ fue la primera revista que tomó esta iniciativa en 20044, algo que cerca de una década más tarde solo cumplían el 39% de 399 revistas de biomedicina de alto impacto5.
El interés de la sociedad estadounidense por conocer cuáles son las relaciones financieras de los médicos prescriptores con la industria biosanitaria (farmacéutica y de productos sanitarios), hizo que el congreso americano aprobase una ley que abordaba este asunto y que entró en vigor en agosto de 2013. Desde entonces, las compañías biosanitarias tienen que informar públicamente y con periodicidad anual de todos los pagos realizados a los médicos (y a familiares cercanos) de un importe por pago de, al menos, 10$ o con un pago anual de, al menos, 100$. Estos pagos pueden ser «generales», como por ejemplo, los de consultoría, opinión de experto, viajes y comidas, o por investigación (directamente o a su institución como investigador principal)6. Esta ley ha hecho posible que los lectores podamos saber qué pagos reciben los miembros de los equipos editoriales de las revistas de medicina que trabajan en los EE.UU., gracias a la reciente publicación de 2 trabajos que se ocupan específicamente de esto.
Liu et al.7 analizaron los pagos de la industria a 713 miembros de los equipos editoriales de 52 revistas de alto impacto de 26 especialidades médicas en 2014. Una mayoría (51%) había recibido pagos generales, mientras uno de cada 5 recibió pagos para investigación. El 39% (9/23) de los miembros de los equipos editoriales de las revistas de psiquiatría (JAMA Psychiatry y American Journal of Psychiatry) habían recibido pagos generales, similar al 41% de en las revistas de ginecología y obstetricia, pero lejos del 84% de las de otorrinolaringología. En las revistas de psiquiatría, el pago general mediano (intercuartil) fue de 0$ (0-6.394$), y el pago medio (DE) fue de 4.371$ (7.505$), ocupando el puesto 16 de 25 especialidades. La persona perteneciente a un equipo editorial de una revista de psiquiatría que más dinero recibió fue de 20.600$, muy lejos de los casi 11 millones que recibió un médico de una revista de cardiología.
Wong et al.8 estudiaron los pagos que habían recibido 333 miembros de los equipos editoriales de las 35 revistas clínicas de 7 especialidades médicas (5 por especialidad) con un mayor número de citas en 2015. Estudiaron los pagos de 2013-2016 y objetivaron que casi 2 de cada 3 (64%) de los responsables de los equipos editoriales habían recibido pagos en ese período. En un año natural los porcentajes medios fueron del 42% como pagos generales y del 24% como pagos para investigación. Estos autores hicieron un análisis muy interesante para poner este asunto en perspectiva: compararon los pagos recibidos en 2015 por los miembros de los equipos editoriales de las revistas de cada especialidad con los recibidos por los clínicos de esa misma especialidad. Así, se observó que el 46% (16/34) de los miembros de los equipos editoriales generales de las 5 revistas de psiquiatría que más citas habían recibido en 2015, habían cobrado de la industria frente al 40% (33.536/83.840) de los psiquiatras clínicos; el valor mediano del pago a los primeros (9.016$) fue casi 53 veces superior a los de los segundos (171$). El 23% de los miembros de los equipos editoriales habían recibido más de 10.000$, frente al 4% de los psiquiatras clínicos. En este estudio de 7 especialidades, en 2015 solo los equipos editoriales de revistas de cardiología habían recibido pagos medianos más elevados que los de psiquiatría.
Estos resultados muestran que si bien solo una (notable) minoría de integrantes de revistas de psiquiatría más influyentes reciben pagos de la industria biosanitaria, muchos de ellos reciben cantidades considerables. Sabido es que los pagos recibidos de la industria influyen en la forma de actuar de los prescriptores9,10, aunque ellos mismos no sean conscientes de ello. Esto mismo puede ocurrirles a los integrantes de los equipos editoriales que deciden qué manuscritos publicarán o no, por lo que debieran hacer público sus conflictos de intereses3, para conocimiento de autores y lectores.