La hepatitis B crónica es una importante causa de morbilidad y mortalidad en todo el mundo. Aproximadamente un tercio de la población mundial tiene evidencia serológica de infección pasada o presente por el virus de la hepatitis B (VHB) y 350-400 millones de personas son portadores crónicos del antígeno de superficie del VHB. El objetivo del tratamiento es prevenir la aparición de fibrosis hepática y el riesgo de desarrollar cirrosis o hepatocarcinoma mediante la supresión mantenida de la replicación viral. Actualmente existen dos estrategias para el tratamiento de la hepatitis B crónica: el interferón pegilado y el tratamiento a largo plazo con análogos de nucleósidos/nucleótidos. El interferón pegilado tiene la ventaja de ser un tratamiento de duración limitada y está especialmente indicado en aquellos pacientes con hepatitis crónica con HBeAg (antígeno e de la hepatitis B) positivo, pero su perfil de eventos adversos desfavorable y la vía de administración parenteral hacen que sea menos utilizado que los análogos de nucleósidos/nucleótidos. Tenofovir y entecavir han demostrado ser potentes inhibidores del VHB con una alta barrera genética a la resistencia y pocos efectos adversos, por lo que se consideran los fármacos orales de primera línea.
Chronic hepatitis B is a major cause of morbidity and mortality worldwide. Approximately one third of the world's population has serological evidence of past or present infection by hepatitis B virus (HBV) and 350-400 million people are chronic HBV surface antigen carriers. The aim of therapy is to prevent the onset of liver fibrosis and development of cirrhosis or hepatocarcinoma by sustained suppression of viral replication. Currently there are 2 strategies for the treatment of chronic hepatitis B: the pegylated interferon and long-term treatment with nucleoside/nucleotide analogues. Pegylated interferon has the advantage of being a treatment of limited duration, and is particularly suitable for patients with chronic hepatitis with positive HBeAg (hepatitis B e antigen), but the unfavorable adverse event profile and route of parenteral administration makes it less used than nucleoside/nucleotide analogues. Tenofovir and entecavir have shown to be potent inhibitors of HBV with a high genetic barrier to resistance and few adverse effects, so are considered as the first line therapy.