La participación y la orientación comunitaria de la atención y acciones de los sistemas de salud (SS) son esenciales en la respuesta a la enfermedad por COVID-19. Es preciso involucrar a las comunidades, desde el cumplimiento de medidas de confinamiento, los pasos a tomar en distintas fases o la creación conjunta del nuevo escenario social. No existe una solución clara de arriba hacia abajo para la pandemia, siendo clave trabajar con una orientación hacia la promoción de la salud (PS) y, por ende, hacia la acción comunitaria y la reorientación comunitaria de los servicios que nuestras instituciones prestan actualmente1.
En este momento social, económico, sanitario y vital se precisa un abordaje centrado en la PS con perspectiva salutogénica con acciones orientadas a la protección de personas, familias o comunidades vulnerables o a trabajadores de primera línea. También la utilización de las ciencias sociales para comprender la complejidad de lo que sucede respetando la cultura, la diversidad o las necesidades de personas y comunidades2. Se requiere fortalecer las redes sociales, utilizar el sentido común sin obsesionarse con la evidencia, involucrando a las comunidades en la respuesta a la COVID sin descuidar el apoyo y el desarrollo de otras actuaciones de PS que no son COVID2-4. Las áreas de acción de PS de Ottawa (elaboración de políticas públicas saludables, creación de entornos de apoyo, fortalecimiento de la acción comunitaria, desarrollo de habilidades personales y reorientación de los servicios de salud con enfoque de salutogénico) siguen vigentes y urge tenerlas presentes en las respuestas individuales y colectivas del SS en la «COVID mediante y durante»5-8.
La atención comunitaria es parte de la Atención Primaria (AP)9. Tiene como objetivo la atención al conjunto de una comunidad buscando resultados en salud con su participación. Requiere intervenir sobre determinantes de salud y enfermedad, para lo que es necesario identificar necesidades y activos para la salud para priorizar y actuar conjuntamente con equidad. Problemas de salud emergentes como dependencia, inmigración en exclusión social, salud mental, riesgo cardiovascular, o nuevas enfermedades como la COVID-19, tienen origen multicausal y precisan de la intervención intersectorial con diferentes miradas. La AP en este momento no puede en su labor asistencial estar de espaldas obviando esta realidad, contradiciendo su naturaleza y praxis8-10. Orientación comunitaria en la práctica, la atención y la salud comunitaria son esenciales en el abordaje del «mediante y durante de la COVID», y un derecho de la población que la sanidad pública las impulsen y refuercen.
Desde AP seguimos trabajando con orientación comunitaria (con menos o más apoyo según los territorios) a pesar de las dificultades, incertidumbres de la urgencia o lo prioritario de lo asistencial. En la atención ha sido esencial la orientación biopsicosocial «pasando la consulta mirando la calle» desde dentro del EPI, teniendo presente el «Check list de la Comunitaria en tiempos de COVID-19» del Grupo madrileño del Programa de Actividades Comunitarias en AP, con lo que complementar protocolos biomédicos sin ninguna orientación comunitaria11.
En muchas zonas básicas (más de las que se han visibilizado o difundido), se ha trabajado con grupos de apoyo y redes en lo micro, tratando de detectar población vulnerable, respondiendo a la urgencia conjuntamente. En Aragón se investigó esta cuestión con objeto de conocer buenas prácticas, fortalezas y dificultades de profesionales de AP12, poniendo sobre la mesa que la labor de los EAP con un liderazgo compartido junto con vecinas y vecinos ha sido fundamental para el bienestar y sostén de la vida. Una punta de un iceberg de acciones probablemente no diferentes del resto de comunidades autónomas, por lo conocido en espacios compartidos. En un momento donde se primaba lo asistencial, los EAP de forma autónoma u organizada, y otros sin ningún apoyo institucional, una vez más, han demostrado cómo es posible y fundamental trabajar con orientación comunitaria en tiempos difíciles.
¿Atención comunitaria en AP «COVID mediante y durante»?En nuestra opinión: rotundamente sí. No hay excusas.
El Servicio de Atención Comunitaria en AP en su definición prevé la identificación de recursos comunitarios, priorizando intervenciones y elaborando programas y protocolos orientados a mejorar la salud de la comunidad con participación en la planificación. La COVID-19 es la tormenta perfecta para articularla. El problema está claro y con muchas aristas que no pueden abordarse excluyendo esta atención, precisando de quienes estamos en un territorio para salir adelante. Sin lo comunitario no es posible avanzar en el control real de la epidemia y mejorar los resultados en salud en las distintas etapas. El control de casos, contactos, la vacunación, las acciones de vigilancia epidemiológica o los protocolos asistenciales han de contemplar el tiempo y el modo de hacer comunitario o no enfrentarán el problema de modo adecuado. Los procesos de participación son ahora más que nunca importantes y prioritarios. Espacios de coordinación intersectorial y de participación comunitaria, como consejos de salud, mesas de trabajo, redes locales de salud, etc., son claves. Si disponemos de servicios de salud permeables y sensibles a las necesidades sociales con mecanismos eficaces de participación comunitaria, las acciones que se planteen en salud «mediante y durante» tendrán, con toda probabilidad, mayor pertinencia y eficacia, mejor rentabilidad de los recursos y obtención de apoyos.
De nuevo se precisa la valoración, la visibilización, el acompañamiento y el refuerzo del trabajo comunitario en AP, estimulando la coordinación real y no de fachada con la población, las instituciones locales, los recursos y la salud pública. Para ello habrá que apoyar a los grupos de participación comunitaria de los equipos y los consejos de salud, y que estos cuenten con tiempos, recursos, visibilidad, importancia, formación, herramientas de evaluación e investigación para priorizar sobre qué hacer/no hacer también «COVID mediante y durante».
Se precisa que estas cuestiones estén encima de la mesa de gerencias, direcciones, coordinadores o profesionales de equipos no como un adorno en protocolos, anexos o infografías (los papeles todo lo aguantan), sino con voluntad política real con inversión en coproducción (fig. 1). No sirve la excusa de que somos una organización compleja o que es complicado articular determinadas acciones pero que tienen tanta evidencia como otras. Los EAP ya las están haciendo en los territorios con o sin apoyo. Lo han hecho con la población y sus organizaciones o redes demostrando su compromiso y responsabilidad social, porque saben desde su experiencia cotidiana y su «practical wisdom» que la participación mejora los resultados en salud. También en la COVID-19.
Panel: pasos para la participación comunitaria en la respuesta a la COVID-19.
Fuente: Orientación comunitaria en la desescalada. Estrategia de Atención Comunitaria de Aragón. Traducido y adaptado de Marston et al.3.
El abordaje de la «COVID mediante o durante» será comunitario… o no será.