Los programas de optimización de antimicrobianos (PROA) tienen como objetivo mejorar el resultado clínico de los pacientes, el uso de los antimicrobianos y la reducción de las resistencias frente a estos1. Después de más de una década de trabajo conjunto de los distintos servicios implicados en el uso racional de antimicrobianos en el paciente pediátrico, en 2015 se implementó de forma oficial en nuestro hospital un PROA pediátrico, incluyendo neonatología, denominado PROA-NEN, de metodología no impositiva. Una de las actividades básicas de los programas PROA persuasivos son las auditorías prospectivas y el feedback a los prescriptores. En nuestro centro se realizan auditorías presenciales semanales, por parte de los infectólogos pediátricos y microbiólogos, a las principales unidades clínicas del hospital (5.046 en 2016; 5.114 en 2017). El grupo consultor lo constituyen 4 miembros de infectología pediátrica y 2 microbiólogos y una farmacéutica, cada uno de ellos especializado en un tipo de patología concreta. Previamente a la reunión, se revisan cada uno de los pacientes a través de la información extraída de las historias clínicas y se consensúa una estrategia de intervención acerca de los procedimientos diagnósticos y de los tratamientos (ya sea continuar, ajustar, cambiar o suspender el tratamiento). Durante la sesión con los prescriptores (facultativos especialistas de las distintas unidades y médicos residentes en formación) se discute dicha estrategia y se aconseja al clínico sobre la actuación, recibiendo por su parte el feedback de manera inmediata, permitiendo un mayor consenso y por lo tanto una mayor aceptación y adherencia.

Si bien es conocido que las estrategias persuasivas son más aceptadas por los clínicos, existen pocas publicaciones que analicen de forma extensa las diferentes intervenciones del PROA y son especialmente escasas en pediatría2-7.

El equipo PROA-NEN diseñó un estudio para evaluar la percepción de las auditorías por parte de los prescriptores para detectar posibles áreas de mejora y/o de intervención. Se realizó una encuesta anónima con 18 preguntas divididas en cuatro bloques (tabla 1): 1) filiación; 2) valoración de la metodología de las consultorías: con respuestas dirigidas (sí/no) y con grados de valoración (de menor a mayor satisfacción: de 0 a 10); 3) valoración de la repercusión de las auditorías en las decisiones clínicas; y 4) valoración de las acciones formativas y preguntas de libre respuesta sobre propuestas de mejora.

Los cuestionarios se entregaron a médicos residentes (68) y facultativos especialistas (87) de las diferentes subespecialidades pediátricas y cirugía pediátrica del centro, así como a facultativos especialistas en farmacia y microbiología. La participación fue de 103/155 profesionales (con similar representación de ambos grupos). El 81,5% de los facultativos especialistas y el 77,1% de los médicos residentes estaban familiarizados con PROA-NEN. El 94% afirmó que se realizaban auditorías en su área de trabajo y la valoración global en la metodología de las auditorías fue de un 8,7 sobre 10. El 92% valoró que el formato presencial de las auditorías era mejor que el digital y todos vieron positiva su realización en su práctica diaria. De igual modo, los encuestados consideraban positivamente la participación de un farmacéutico y/o de un microbiólogo en las auditorías (con puntuaciones de 7 y 9 sobre 10, respectivamente). Sobre la toma de decisiones clínicas, el 92% de los encuestados afirmaron que las auditorías afectaban a su prescripción de antimicrobianos y en un 80% de casos se ajustaba individualmente la prescripción a la recomendada.

En referencia a las acciones formativas, se observó que solo el 40% de los médicos residentes y el 50% de los facultativos especialistas habían asistido a las sesiones de formación continuada PROA-NEN; con una valoración positiva por parte de quienes las habían recibido (8 sobre 10).

La realización de este cuestionario ha permitido conocer la valoración global positiva de los profesionales prescriptores. Además, hemos constatado la importante repercusión de las auditorías en su práctica clínica y la elevada adaptación de la metodología utilizada (presencial y no restrictiva) a las necesidades de los facultativos. Finalmente, se han detectado puntos de mejora en la formación y es por ello que se está trabajando en un proyecto formativo transmedia y de gamificación con este objetivo.

Como conclusión, queremos reforzar que para la correcta implementación del PROA pediátrico con la excelencia y la calidad merecidas es imprescindible el análisis y la evaluación periódica de las intervenciones del programa. El modelo de auditorías presenciales no impositivas se adapta a las necesidades de los facultativos en un centro pediátrico de tercer nivel de nuestro entorno.