Hemos leído con interés el documento de consenso que aparece en su último número sobre las recomendaciones de utilización de técnicas de diagnóstico rápido en infecciones respiratorias en atención primaria1.
Como indican los autores, el consumo de antibióticos constituye a nivel mundial un importante problema de salud pública. Según el European Surveillance of Antimicrobial Consumption Network (ESAC-Net) nuestro país se encuentra entre los de mayor consumo2. Actualmente está en marcha el plan estratégico y de acción para reducir el riesgo de selección y diseminación de la resistencia a los antibióticos, con vigencia del 2014-20183. La primera línea estratégica consiste en la vigilancia del consumo y de la resistencia, y establece como medida prioritaria la monitorización del consumo.
Recientemente hemos realizado un estudio del consumo y gasto ambulatorio de antibióticos con cargo al Servicio Público de Salud del Principado de Asturias, durante una década (2006-2015), un estudio descriptivo y retrospectivo referido al ámbito de la comunidad autónoma, utilizando como fuente de datos el sistema de información de la facturación de farmacia, y como población, la proporcionada en función del padrón municipal por el Instituto Nacional de Estadística. Utilizamos para monitorizar el consumo la DHD (número de dosis diarias definidas por 1.000 habitantes/día) y el indicador EMHD (número de envases por 1.000 habitantes/día), y para monitorizar gasto, el gasto por habitante y el importe por dosis diaria definida, ambos expresados en euros.
La principal dificultad a la que nos enfrentamos, fue la construcción del indicador de monitorización del consumo DHD. En la actualidad, la mayoría de estudios de utilización de medicamentos emplea este indicador, al ser una unidad cuantitativa de medida internacionalmente reconocida para los estudios de consumo de medicamentos en la población por la OMS4.
En la evaluación del consumo extra hospitalario de antibióticos, sujeto a financiación por el Sistema Nacional de Salud (SNS) en poblaciones bajo cobertura de un servicio público de salud, la construcción del indicador presenta una amplia variabilidad dependiendo de los autores. Así, encontramos trabajos que en el numerador incluyen toda la receta extra hospitalaria dispensada y otros incluyen solo la de atención primaria, excluyendo la de los servicios de urgencia y la consulta externa de los hospitales. Esta variabilidad también se extiende al denominador donde se utiliza población ajustada, población bajo cobertura de tarjeta sanitaria, y población total.
Sin embargo, la metodología utilizada por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios5 es clara y viene perfectamente definida en su metodología: para el numerador: «número de envases dispensados en oficinas de farmacias con cargo al Sistema Nacional de Salud y se nutre a partir de los datos suministrados por las diferentes comunidades autónomas. No incluye, por tanto, el consumo a cargo de mutualidades (MUFACE, ISFAS, MUGEJU) o de otras entidades aseguradoras, el consumo hospitalario, el procedente de recetas privadas, ni la dispensación sin receta (básicamente automedicación)», y para el denominador: «Las cifras oficiales de población se obtienen del Instituto Nacional de Estadística (datos del padrón municipal)».
En vista de la variabilidad encontrada en la formulación del indicador principal de monitorización del consumo extra-hospitalario de antibióticos en nuestro país, de cara a poder evaluar la efectividad de las medidas establecidas en el actual plan estratégico, consideramos la necesidad de utilizar para el conjunto de los servicios de salud el SNS el indicador DHD construido con la metodología recomendada por la agencia, de tal forma que se permita establecer comparaciones dentro del conjunto del SNS y con los organismos europeos de vigilancia.