El melanoma es un cáncer que afecta principalmente a la piel. La Organización Mundial de la Salud estima que las cifras de incidencia y mortalidad anual son 2,8 y 0,6 por 100.000 habitantes, respectivamente. El presente trabajo pretendió revisar la información científica publicada sobre incidencia y sobrevida, y analizar la mortalidad (desde 1983 al 2008). La tasa de incidencia estandarizada estimada para el año 2008 fue 2,2, ese mismo año la tasa de mortalidad estandarizada fue 0,65. Entre 1983 y 2008 la tasa de mortalidad promedio fue 0,77, observándose un 25% de aumento, estadísticamente significativo. En cuanto a sobrevida, solo hay trabajos locales donde se observa que ésta oscila entre 100% y 33% a los 5 años de acuerdo al nivel de Clark y estadío TNM. En general, hay escasa información sobre la epidemiología del melanoma en Chile. Se requieren más estudios y focalizar las estrategias en la prevención.
Melanoma affects mainly the skin. The World health Organization estimates that standardized incidence and mortality rates are 2.8 an 0.6 per 100.000 inhabitants respectively. This study reviewed the published scientific information regarding incidence and survival and analyzed mortality data from 1983 to 2008. 2008 standardized incidence rate was 2.2 per 100.000 inhabitants and standardized mortality rate for the same year was 0.65. Mean mortality rate from 1983 to 2008 was 0.77. A 25% increase was found. Regarding survival, only local data is available and it ranged from 100% to 33% according to Clark Level and TNM classification. Melanoma epidemiology information is scarce in Chile. More studies are needed and prevention strategies must be implemented.
Los tumores malignos que afectan a la piel pueden originarse en cualquiera de sus capas: epidermis, dermis e hipodermis. Sin embargo, es en la primera donde se desarrollan más frecuentemente (1).
Usualmente el cáncer de piel se clasifica en melanoma (CPM) y no melanoma (CPNM), con distintos orígenes celulares. También son diferentes en cuanto a patogenia, manifestaciones clínicas, tratamiento, evolución y sobrevida, entre otras características (2, 3).
Aunque alrededor del 95% de los casos de melanoma se ubican en la piel (principalmente en la epidermis), también es posible encontrar formas primarias en otras localizaciones como el ojo, los pulmones, el tracto gastrointestinal y genitourinario, y en diversas mucosas (4).
En el ámbito de la epidemiología, a nivel mundial la Organización Mundial de la Salud (OMS), a través del proyecto Globocan, estima que el 2008 se diagnosticaron 199.627 casos nuevos de melanoma, lo que se traduce en una tasa de incidencia cruda de 3 casos por cada 100.000 habitantes y una tasa de incidencia estandarizada por población mundial de 2,8 casos por 100.000 habitantes (5). A su vez, la fuente recién mencionada estimó, para el mismo año, 46.372 defunciones por melanoma, lo que equivale a una tasa de mortalidad cruda de 0,7 muertes por cada 100.000 habitantes (tasa de mortalidad estandarizada de 0,6 muertes por 100.000 habitantes).
El estudio de la epidemiología del melanoma permite orientar los esfuerzos de estrategias de prevención, tratamiento y seguimiento, con el fin de destinar los recursos necesarios para controlar esta enfermedad. Por lo anterior, este artículo pretende describir la epidemiología del melanoma en Chile en cuanto a incidencia, mortalidad y sobrevida.
MetodologíaEl presente artículo describe la incidencia, mortalidad y sobrevida por melanoma, estructurándose sobre la base de una revisión de la literatura y del análisis de las bases datos oficiales de mortalidad del Ministerio de Salud de Chile.
Respecto a incidencia y sobrevida, los datos presentados provienen de una revisión que utilizó como estrategia la búsqueda de información a través de descriptores de asunto, palabras del título y referencias cruzadas. Se utilizó como descriptores de asunto y palabras del título los términos “Melanoma” y “Chile”, realizándose las búsquedas en PubMed (6) y LILACS(7). Sólo se seleccionaron aquellos estudios relacionados con los objetivos de este estudio y aquellos en los cuales era posible estimar una tasa de incidencia, ya que la población expuesta era conocida.
Respecto a la mortalidad, el trabajo que reporta cifras más antiguas disponibles, utiliza información sobre las defunciones del cáncer de piel diferenciado en melanoma del no melanoma desde 1982 (8). Dado que se cuenta con las bases de defunciones desde 1983 hasta el 2008 y que los objetivos planteados para la sección de mortalidad de este artículo son distintos a los que subyacen al trabajo recién mencionado y los que se han publicado anteriormente (9-12), se realizaron análisis nuevos. Estos análisis utilizaron como fuente de información las bases de defunciones de Chile (entre los años ya mencionados) obtenidas del Departamento de Estadísticas e Información en Salud del Ministerio de Chile. Se seleccionaron todas aquellas defunciones cuya causa básica de muerte fue cáncer de piel melanoma, código 172 de la novena versión de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) y código C43 de la décima versión. Cabe señalar que ambas clasificaciones son equivalentes.
Se obtuvo información sobre el año de defunción, edad, sexo, región de residencia y calidad de quien certifica. Se calcularon tasas crudas utilizando las proyecciones de población del Instituto Nacional de Estadísticas de Chile (13). Para el cálculo de tasas crudas regionales sólo se utilizó la población de 1990 al 2008, dada la dificultad de utilizar proyecciones a nivel regional anteriores al periodo descrito por provenir de censos distintos. Además, se calculó tasas estandarizadas por edad y sexo según método directo utilizando como población estándar la de la OMS del año 2000 (14). Para evaluar la tendencia temporal se utilizó un modelo de regresión de Prais-Winsten (PW) que considera la posible correlación de primer grado de los errores en series temporales (es decir que una observación a un tiempo “t”, está afectada por una observación a un tiempo “t-1” y afecta a la observación “t+1”) (15). Previamente se comprobó los supuestos que se asocian a dicho modelo de regresión.
Se elaboraron mapas para graficar la tasa de mortalidad estandarizada del periodo según región. Respecto a las regiones creadas durante el periodo de estudio, sus datos fueron asignados a las región de la cual provenía, por ende, se agrupó la XIV región a la X y la XV a la I. Para establecer las categorías de las tasas, se utilizaron como puntos de cortes los cuantiles de la distribución de éstas, los cuales se correlacionaron con los distintos tonos de rojo (desde el más claro para las menores tasas, hasta el tono más oscuro para las tasas más altas).
Los análisis estadísticos fueron realizados con el software STATA 10.1 (16) y se consideró un nivel de significancia estadística de 5%. Los mapas fueron elaborados usando el software ArcView 3.3 (17).
IncidenciaLamentablemente, Chile carece actualmente de un registro nacional de cáncer que incluya a toda la población. Los esfuerzos de registros nacionales previos en 1959 - 1961 y 1969 - 1970 no lograron persistir en el tiempo (18).
En la actualidad existen dos registros poblacionales integrados a la International Agency for Research on Cancer (IARC, institución que forma parte de la Organización Mundial de la Salud, que “coordina y realiza investigación en cáncer”) (19); estos son: el registro de la Región de los Ríos (ex registro provincia de Valdivia) y el registro de la Región de Antofagasta. Junto a los anteriores, existen otros registros en proceso de integración a la IARC: la VIII Región tiene dos registros poblacionales en las provincias de Concepción y Bíobío y además existe un registro Nacional de Cáncer Infantil. Estos registros de cáncer constituyen sistemas de vigilancia epidemiológica mixtos, es decir que utilizan la vigilancia pasiva y activa. La primera se alimenta de fuentes de información existentes como los certificados de defunción y bases de egresos hospitalarios, mientras que la segunda lo hace, tal como dice su nombre, recopila información a través de la búsqueda activa de ésta en fichas clínicas, reportes histológicos, etc. Cabe mencionar que dichos registros incluyen tanto al sector público, como privado.
El informe actual de la IARC sobre Chile sólo utiliza la información generada por el registro de Valdivia, en conjunción con información de mortalidad y otros registros regionales, para estimar la incidencia (20). La última cifra publicada por este organismo corresponde al año 2008, estimando 434 casos nuevos a nivel nacional (53% hombres) y una tasa cruda de 2,6 casos por 100.000 habitantes y estandarizada de 2,2 (21).
Además de la información sobre incidencia proveniente de los registros mencionados anteriormente, existen artículos en revistas científicas que han estudiado la incidencia del melanoma cutáneo en ciertas áreas geográficas de Chile.
La Tabla 1 presenta tasas de incidencia por 100.000 habitantes según localidad y periodo estudiado. De acuerdo a la disponibilidad de información, para ciertos estudios, se presenta una descripción de la edad y el porcentaje que representa el melanoma del total de casos de cáncer de piel.
Información sobre tasas de incidencia de cáncer de piel melanoma en chile. Tasas por 100.000 Habitantes
Localidad | Periodo (años) | Tasa de incidencia por 100.000 habitantes | Porcentaje que representa el melanoma del total de cáncer de piel | Descripción de la edad (años) | Consideraciones |
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Chile (nacional) (49) | 1959 - 1961 | Hombres: 0,6 (1,0*) Mujeres: 0,7(0,9*) | 27,5% | Registro de cobertura nacional. | |
Hospitales públicos Región Metropolitana (50) | 1992 | 1,6 | Estudio a partir de registros histológicos. Tasas no estandarizadas. Población objetivo 2,5 millones de habitantes. (5 hospitales públicos). | ||
Hospitales públicos Región Metropolitana (50) | 1995 | 3,52 | |||
Hospitales públicos Región Metropolitana (51) | 1992 - 1998 | 2,87 (1,79 - 4,38) | 11,8% | Estudio a partir de registros histológicos. Promedio tasas no estandarizadas. (4 hospitales públicos). | |
Registro IARC provincia de Valdivia (49) | 1998 - 2002 | Hombres: 1,8 Mujeres: 3,5 | 15,3% | Tasa cruda de la misma magnitud que la estandarizada por población mundial. | |
Hospital Regional de Valdivia (52) | 1995 - 2000 | 1,8 | Estudio a partir de registros histológicos de hospital público. Tasa no estandarizada. | ||
Región de Coquimbo (29) | 1997 - 2003 | 0,99 | Estudio a partir de registros histológicos en hospitales públicos de IV Región. Tasas no estandarizadas. Denominador población censo 2002. No ajusta por el porcentaje de la población que se atiende en sector público. | ||
Servicio de Salud de Aconcagua (53) | 1999 - 2001 | 0 - 1,32 (0,75**) | 4% | Promedio: 67,8 | Estudio a partir de registros histológicos del sector público. |
Provincia de Ñuble(54) | 1987 | 0,55*** | 7,3% | Estudio a partir de registros histológicos del sector público y privado. |
Afortunadamente la certificación histológica para el cáncer de piel es muy alta (97,4% en el registro poblacional de cáncer de Valdivia (22)). Este dato, aunque aislado, ayuda a validar la información que no es obtenida a partir de sistemas de vigilancia mixtos, ya que la posible subestimación generada en estudios que sólo basan sus datos en los registros histológicos podría tener un impacto de baja magnitud en las cifras de incidencia.
Por otro lado, las potenciales limitaciones en las estimaciones que no provienen de sistemas mixtos de vigilancia reside en la cobertura que tienen los registros histológicos y las dificultades que se plantean al momento de determinar la población expuesta en un país como Chile en el que coexiste un seguro de salud público con uno privado. Incluso es necesario considerar, por ejemplo, que entre 10 a 17% de la población (periodo 1990 a 2009) se atendía en forma particular (23).
MortalidadEn cuanto a información de mortalidad, se dispone de información desde el nivel comunal al nacional.
Entre 1983 y 2008 se registraron 2917 defunciones por Melanoma, equivalentes al 55,17% de todas las defunciones por cáncer de piel del periodo. Los hombres representaron 52,11%.
Respecto a la edad en las defunciones, la mediana fue 64, (percentil 25-75: 50-75 años). Las mujeres eran 3 años mayor (mediana: 61 vs. 64 años).
En cuanto a quién extendía el certificado de defunción, 99,83% de las defunciones por melanoma fueron certificadas por médicos.
La tasa de mortalidad estandarizada promedio para el periodo fue 0,77 + 0,11 muertes por 100.000 habitantes (para el 2008, mismo año de la última cifra de incidencia disponible, la tasa de mortalidad estandarizada fue 0,65). La Figura 1 muestra la evolución de las tasas estandarizadas. El análisis mediante la regresión de PW evidencia un incremento de las tasas estadísticamente significativo, aunque de baja magnitud. Dicho modelo estadístico mostró un aumento de 0,007 muertes por cada 100.000 habitantes en la tasa anual (IC 95%: 0,0007 - 0,013), lo que se traduce en un incremento relativo de 25,4% en todo el periodo (26 años).
Evolución de las tasas de mortalidad por melanoma estandarizadas por edad y sexo en Chile 1983 - 2008.
Los círculos representan la tasa de mortalidad anual estandarizada por edad y sexo de acuerdo a la población de la OMS año 2000.
La línea segmentada corresponde a los valores predichos de las tasas de mortalidad mediante la regresión de Prais-Winsten.
La Figura 2 muestra las tasas de mortalidad estandarizadas por edad, agrupadas en cuantiles. Las tasas más altas se registraron en la XII y VII región (1,01 y 0,95 muertes por 100.000 habitantes respectivamente). Mientras que las tasas menores se registraron en la XI y I Región (0,38 y 0,46 muertes por 100.000 habitantes).
Entre las fortalezas de las cifras de defunción destaca que las bases de defunciones tienen una cobertura y completitud de 100% (24) y su calidad ha mejorado a lo largo del tiempo (25). Sin embargo, también existen limitaciones, las cuales radican principalmente en la calidad de la certificación. Aunque no existen evidencias a nivel nacional, estudios internacionales discuten, desde hace mucho tiempo, la capacidad del certificado de defunción como real causa de muerte (26-28), lo que genera la necesidad de estudios nacionales que los validen.
SobrevidaA conocimiento del autor de este artículo, existen dos estudios en Chile que presentan información sobre sobrevida, ambos en población usuaria del servicio público.
El primer trabajo reportado corresponde a un estudio en la IV Región de Chile (29) con un seguimiento a 7 años y el segundo, de Temuco (30) y con un tamaño muestral mayor, que realizó un seguimiento a 13 años. La Tabla 2 presenta la información de sobrevida a cinco años de ambos estudios según nivel de Clark y clasificación clínica.
Sólo el estudio de Temuco presenta datos sobre sobrevida a 10 años. Sin embargo, no reporta datos numéricos de la sobrevida según clasificación TNM. Dicha información se presenta en un gráfico del cual no es posible extraer, en forma precisa, los valores numéricos.
Los estudios de sobrevida son probablemente los que generan mayor dificultad en su ejecución, al compararlos con los anteriormente evaluados. La pérdida de seguimiento de los pacientes, puede introducir un sesgo que siempre debe ser evaluado. Además es necesario evaluar la real causa de muertes y los posibles riesgos competitivos que pudieran modificar los hallazgos. Por otro lado, las metodologías de los estudios recién analizados son distintas y sólo los resultados en términos de Clasificación de Clark (31) son comparables, ya que la clasificación TNM utilizada es distinta en ambos estudios.
Comentarios y desafíosEl presente artículo pretendió sistematizar la información disponible sobre epidemiología del melanoma en Chile en cuanto a incidencia y sobrevida y actualizar la información sobre mortalidad. Las comparaciones de las cifras con estudios internacionales exceden a la presente revisión y pueden hallarse en los artículos citados.
Si bien el presente artículo no pretendió revisar los factores de riesgo asociados al desarrollo de CPM, es necesario tenerlos en cuenta al momento de plantear posibles hipótesis que expliquen, en parte, la epidemiología de este cáncer. Una forma útil de clasificar los factores de riesgo es según la posibilidad de modificarlos. Entre los factores no modificables podemos mencionar el fototipo de Fitzpatrick, el sexo, la edad y ciertas enfermedades genéticas, entre otras (32-36). Mientras que los modificables se refieren principalmente a exposiciones ambientales y conductas que modifican dichas exposiciones(37-41). Entre los factores de riesgo modificables, la exposición a radiación ultravioleta, especialmente la intermitente, es el factor prevenible más mencionado para melanoma (42-45). El informe de Carga de Enfermedad debido a radiación ultravioleta, menciona que estudios han estimado que la RUV es responsable de 79% a 96% de los casos de melanoma (46, 47).
La sobrevida de los pacientes con melanoma depende en forma importante de la prontitud del diagnóstico y las intervenciones realizadas. La clasificación TNM (48) clasifica a los pacientes de acuerdo a características clínicas e histopatológicas que se asocian fuertemente con la sobrevida, apoyando decisiones de conductas terapéuticas. En nuestro país, el acceso a atención de salud es desigual entre aquellos se atienden en el sistema público vs. el privado. Esto genera inequidades que se reflejan fácilmente en la oportunidad de diagnóstico y por ende el pronóstico de los pacientes, siendo las personas de más bajos ingresos las que tienen peor acceso.
A pesar de la escasa información disponible, cabe destacar el gran esfuerzo que han hecho los investigadores al realizar y publicar en revistas científicas los estudios analizados en este artículo. También es necesario difundir la información generada en los registros de cáncer poblacionales, no sólo a nivel institucional, sino que a todos los profesionales del área de la salud y la población general.
Por otro lado, el aporte al conocimiento de esta enfermedad en nuestro país debe ser sostenido en el tiempo. La utilización de metodologías de investigación novedosas y análisis estadísticos adecuados y/o avanzados, permitirán extraer conclusiones con mayor peso en evidencia y facilitará la difusión de los resultados. Esto generará información que podrá apoyar sólidamente las acciones que podamos tomar, tanto a nivel de nuestros pacientes como de iniciativas colectivas. Dichas acciones deben orientarse principalmente al control de esta enfermedad, la cuál debería ser considerada con un alto potencial de ser prevenida.
El autor declara no tener conflictos de interés, en relación a este artículo.