La pandemia de la COVID-19 ha generado un desequilibrio en las economías de varios países del mundo y un resquebrajamiento en la salud mental de las personas, que deben respetar las medidas impuestas por los gobiernos de turno con el fin de contener el avance de esta enfermedad producida por el Coronavirus SARS-CoV-2. En ese contexto, es de vital importancia la participación de los profesionales de enfermería por ser la primera línea de atención. Surge, entonces, la necesidad de formar un nuevo personal de salud comprometido con el nuevo orden, por ello, el compromiso de las universidades públicas y privadas por mantener una educación de calidad, la reestructuración de las currículas y los medios de enseñanza ayudarán al cambio; sin embargo, la realidad es diferente porque solo una minoría logra trabajar en centros de salud con condiciones laborales atrayentes1.
La enfermería es una profesión multidisciplinar que tiene por finalidad la atención y el cuidado humano, que implica una estrecha relación con la promoción de la salud y la prevención de enfermedades en sus diferentes unidades de cuidado2. Por lo tanto, el compromiso y ser el contacto más cercano con el paciente, se convierte en un componente de suma importancia en el aspecto psicológico y social de su entorno laboral, especialmente en la situación actual vivida por la pandemia de la COVID-193.
El principal desafío que enfrentan los profesionales de enfermería en el contexto actual es la atención y cuidados a los pacientes de COVID-19 y, más aún, en este nuevo proceso de vacunación. Pero, ¿por qué estos profesionales son la primera línea de defensa-atención? Los trabajadores sociosanitarios, es decir, los/as enfermeros/as que están en contacto directo con los pacientes requieren con suma urgencia los protocolos dispuestos por los gobiernos y los recursos necesarios para afrontar esta crisis sanitaria, que no solo se enfoca en la atención al paciente, sino en la atención de las familias de ellos, sin contemplar, en algunos casos, que son los canales de comunicación adecuados, lo que genera un desgaste en la salud mental del profesional4.
Por ello, se debe considerar el rol del profesional de enfermería como la primera línea defensiva ante la crisis sanitaria por sus características importantes de destacar, como el altruismo, la vocación de servicio, la empatía, la responsabilidad, entre otras. Por ello, como parte de su labor, especialmente en esta urgencia sanitaria, el realizar selecciones, atender la necesidad de asistencia al paciente en el centro de salud, así como extrahospitalaria, por su labor en los domicilios, lo que lo vuelve vulnerable ante el coronavirus SARS-CoV-2. Por otro lado, también la accidentada geografía y escasez de recursos provocan mermada su labor en este contexto de urgencia.
En consecuencia, ante toda crisis existen nuevas oportunidades que modelarán las principales dificultades y valorarán a los profesionales de enfermería en su labor encomiable, demostrando profesionalidad con absoluta experiencia. Por ello, la digitalización de datos de los pacientes permitirá una transformación digital en todas las regiones que ayudará a una atención más rápida y efectiva, sin olvidar que estamos en el inicio de un camino desafiante, con metas a largo plazo de volver a una «nueva normalidad».
Responsabilidades éticasNinguna.
FinanciaciónNo existen fuentes de financiación públicas ni privadas.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.