La disfunción eréctil es una patología que, con diferentes grados de intensidad, afecta a cerca del 20% de los varones adultos españoles. Su tratamiento se realiza habitualmente de forma escalonada, reservándose las prótesis de pene para cuando han fracasado otros tratamientos previos.
El objetivo de este trabajo es evaluar, de acuerdo al estado de conocimiento actual, la efectividad y seguridad de las prótesis de pene en el tratamiento de la disfunción eréctil. Para ello se seleccionaron 52 artículos, observándose porcentajes de supervivencia protésica a los 5 años del 78-91% y siendo las complicaciones quirúrgicas del 3-8%. Los fallos mecánicos y la infección fueron menores en las prótesis semirrígidas que en las hinchables, obteniéndose altos niveles de satisfacción postoperatoria, tanto entre los pacientes como en sus parejas, mayores incluso que con el resto de tratamientos disponibles en la actualidad.
La implantación de una prótesis de pene debe reservarse para la disfunción eréctil de carácter orgánico en la que hayan fracasado otros tratamientos previos, debiendo valorarse la relación riesgo/beneficio e informando al paciente de los resultados que se esperan conseguir y de las posibles complicaciones que puedan surgir.
La mayor preocupación de nuestra sociedad con respecto a la función eréctil, unido a la disponibilidad de fármacos eficaces frente a su disfunción, hace previsible un aumento en la demanda de implantación de prótesis de pene en los próximos años, en aquellos pacientes altamente motivados, pero refractarios a los tratamientos menos invasivos.
The erectile dysfunction is a pathology that, with different degrees of intensity, affects nearly the 20% of the spanish adult men. The treatment is usually performed in stages, reserving the penile prosthesis for when other previous treatments have failed. The aim of this work is to evaluate, according to the state of present knowledge, the effectiveness and security of the penile prosthesis for the treatment of the erectile dysfunction. With this purpose 52 articles were selected, observing a 5 years prosthesis survival of 78-91% and a 3-8% of surgical complications. Mechanical failures and infection percentages were smaller in the semi-rigid prosthesis that in the inflatable ones, with high levels of postoperative satisfaction in patients as well as in their couples, even greater than in other treatments available at the present time.
The penile prosthesis implantation must be reserved for the organic erectile dysfunction when previous treatments have failed, evaluating the risk-benefit relation and informing the patient of the results that are hoped to be obtained and of the possible complications that can arise.
In view of the great concern of our society with the erectile function and the availability of effective drugs, an increase in the demand of penile prosthesis implantation is predictable in those patients highly motivated, but refractory to the less invasive treatments.