Analyzing and quantifing the postoperative retention of information, checking if it could be improved being delivered in an organized way.
Material and methodsAfter the basic information to relatives of 50 post-surgical patients operated for bladder or prostate, we deliver a questionnaire about what has just been told. It must be completed by a family member. The information is distributed differently: group 1 (30 patients) reported to the family following a script designed by us, written in simple and natural language. In group 2 (20 patients) the doctor informed as usual, not knowing that he is participating in the research. Then the relative is interviewed by one of the researchers.
ResultsOnly 3 (6%) family members matched all the right answers, and 25 (50%) did not hit more than 70% of the issues. The best known concept was the organ involved: 46 (92%). 21(42%) of respondents did not know if the process is basically benign or malignant, getting better results in group 1 but without significance: 20/30 (66.7%) vs 9/20 (45%) (p>0.05). The only item in which there are differences in success rate depending on the group is if a catheter have been set: 29 (96.7%) of successes in group 1, 13(65%) in 2. We found no difference in success rate according to number of family members informed, education, age or number of previous interventions.
ConclusionsRelatives do not retain everything that was said. Organizing the information provided may improve this, but other factors have influence. We must improve issues such as personal identification. It may be useful to repeat the information later.
Analizar y cuantificar la retención de información postoperatoria, comprobando si es mejorable al entregarla ordenadamente.
Material y métodosEstudio prospectivo, comparativo y no aleatorizado desarrollado entre mayo y octubre de 2008, en el que tras la información básica posquirúrgica a familiares de 50 pacientes operados de la vejiga o la próstata entregábamos un cuestionario sobre lo que le acabábamos de contar que debía rellenar un único miembro de la familia. La información era transmitida de manera diferente: en el grupo 1 (30 pacientes) se informaba a la familia siguiendo una plantilla diseñada por nosotros, redactada de manera simple y con lenguaje llano; en el grupo 2 (20 pacientes) el médico informaba según su costumbre sin saber que está participando en el trabajo, siendo el familiar encuestado por uno de los investigadores. Comparamos entre ambos grupos el porcentaje de acierto global en la encuesta y de cada una de las preguntas: operación realizada, características benignas o malignas del proceso, anestesia empleada, etc. Criterios de exclusión: familiar sanitario, paciente intervenido más de 5 veces, paciente que no autoriza a informar a la familia o paciente no operado por su equipo habitual.
ResultadosSólo 3 familiares (6%) acertaron todas las respuestas y 25 (50%) no acertaron más del 70% de las cuestiones. Lo más conocido fue el órgano intervenido (46 [92%]). De los encuestados, 21 (42%) desconocen si el proceso es en principio benigno o maligno, acertando más los informados con plantilla (20/30 [66,7%] vs. 9/20 [45%]), aunque sin significación. El único ítem en el que hay diferencias en porcentaje de acierto dependiendo de si se usó plantilla es si el paciente lleva sonda (29 aciertos en el grupo 1 [96,7%] y 13 aciertos en el grupo 2 [65%]). No encontramos diferencias en porcentaje de acierto según número de personas informadas, formación, edad o número de intervenciones previas.
ConclusionesLos familiares no retienen todo lo dicho. Ordenar la información proporcionada puede mejorarlo, pero otros factores influyen. Debemos avanzar en cuestiones como la identificación personal. Puede ser útil repetir la información en otro momento.