El empiema posneumonectomía es una grave complicación, con una incidencia del 5 al 10%1. Presentamos el caso de una paciente con empiema pleural tratada con la técnica propuesta por Schneiter et al2 en 2001, que consiste en el desbridamiento y la limpieza de la cavidad pleural repetidos sin necesidad de realizar toracostomía.
La paciente, de 49 años de edad, con antecedente de tuberculosis multirresistente tratada entre 1997 y 1999, quedó con lesiones residuales que consistieron en pérdida de volumen y dos lesiones cavernosas en el lóbulo inferior y el superior derecho; posteriormente desarrolló un aspergiloma en el LSD.
La paciente ingresó para la realización de una neumonectomía asociada a epiploplastia por el riesgo elevado de fístula bronquial. La paciente fue dada de alta asintomática. Tres días después presentó una infección de la herida comunicada con la cavidad pleural. En la radiografía de tórax se observaron varios niveles hidroaéreos, motivo por el que se decidió la colocación de un drenaje torácico (fig. 1), comprobándose la salida de material purulento y confirmando el empiema pleural.
Se propuso como tratamiento la técnica recomendada por Scheneiter, que consiste en un desbridamiento radical de la cavidad pleural, relleno con compresas impregnadas de povidona yodada y cierre de la toracotomía. Este tratamiento debe repetirse cada 48 horas hasta que la cavidad pleural este macroscópicamente limpia. En nuestro caso la paciente precisó cuatro intervenciones. En la última intervención, la cavidad se rellena con una solución salina y el o los antibióticos pertinentes según los resultados de los cultivos, que en nuestra paciente resultaron negativos, por lo que utilizamos antibioterapia de amplio espectro.
La paciente no presentó ninguna complicación postoperatoria y fue dada de alta el cuarto día postoperatorio desde la última reintervención, permaneciendo asintomática los 4 meses de seguimiento (fig. 2).
La resección quirúrgica es el tratamiento recomendado en pacientes con aspergiloma3. El procediemiento de elección es la lobectomía y raramente la neumonectomía. Esta se suele asociar a más morbimortalidad, entre cuyas causas se encuentran la fístula bronquial y el empiema4.
Existen varias técnicas de tratamiento del empiema posneumonectomía5–10. La más utilizada durante años y con buenos resultados es el procedimiento de Clagett, que consiste en la apertura de una ventana torácica, desbridamientos seriados y cierre final tras semanas o meses de curas repetidas de dicha cavidad.
La técnica utilizada en nuestro caso consiste en una toracotomía, desbridamiento y relleno con compresas impregnadas en povidona yodada y cierre de la toracotomía; la cavidad pleural se revisa cada 48 h. Cuando se confirma que la cavidad se encuentra macroscópicamente libre de infección, se realiza el cierre definitivo tras la instilación de una solución antibiótica que se pauta según los resultados del cultivo del empiema.
Las principales ventajas que se han observado con la utilización de esta técnica es que en la mayoría de los pacientes se puede realizar el tratamiento definitivo del empiema en un periodo que varía entre 8-10 días, presentan menor morbilidad que la asociada a tener una toracostomía abierta durante largo tiempo y además esta técnica puede utilizarse como profilaxis en pacientes con alto riesgo de infección, como neumonectomías en infecciones pulmonares crónicas o asociadas con empiema.