Tras leer con gran interés el artículo publicado por Gonzales et al.1 acerca de ¿Es segura y eficaz la colecistostomia percutánea en colecistitis aguda? Análisis de los efectos adversos asociados a la técnica, donde los autores declararon que la colecistostomía percutánea es una técnica segura y eficaz por relacionarse con baja incidencia de eventos adversos y mortalidad, debiéndose considerar como alternativa puente o definitiva en aquellos pacientes no tributarios de colecistectomía urgente tras el fracaso de tratamiento conservador con antibiótico1, agradecemos sus resultados. Sin embargo, nos gustaría adicionar algunos comentarios y compartir nuestra experiencia en Colombia con la llegada de la COVID-19.
Como refieren Gonzales et al1. La colecistostomía percutánea es un recurso del cual el médico tratante puede hacer uso al enfrentarse a pacientes con colecistitis aguda no candidatos a cirugía urgente, con desfavorable evolución frente al manejo antibiótico o con comorbilidades que aumenten el riesgo de llevar al paciente a un procedimiento invasivo, lo cual se acoge a las recomendaciones propuestas por las guía de Tokyo, utilizadas a nivel mundial para el abordaje de pacientes con colecistopatías2.
Con la llegada de la pandemia por SARS-CoV-2 a Colombia en los diferentes centros hospitalarios se empezó a ver un aumento en la cancelación de cirugías electivas, incluyendo colecistectomías, sin embargo las urgencias quirúrgicas al inicio de la pandemia (marzo del 2019) seguían llegando, por lo que la Asociación Colombiana de Cirugía publicó unas recomendaciones para el manejo de los pacientes con enfermedad quirúrgica urgente, recomendando en pacientes con colecistopatías llevar a una colecistectomía temprana aquellos con clasificación ASA I o II con colecistitis aguda con clasificación Tokyo I o II, buscando disminuir una estancia prolongada en centros hospitalarios, optimizando recursos institucionales y disminuyendo el riesgo de contagio nosocomial del agente infeccioso3,4.
A pesar de las campañas de salud frente a la educación de la COVID-19, el miedo de los pacientes de ser contagiados en centros hospitalarios aumentó el tiempo entre el inicio de los síntomas, el diagnóstico y el manejo oportuno de la colecistitis aguda, lo cual se vio reflejado en un incremento de pacientes con colecistitis aguda con disfunción orgánica o Tokyo III, aumentando el uso de colecistostomías percutáneas o abiertas según la disponibilidad de recursos hospitalarios en aquellos pacientes que no evolucionaban favorablemente con antibioterapia o tenían una clasificación ASA mayor a igual a iii, siendo esta una recomendación de la asociación colombiana de cirugía en el abordaje de pacientes con enfermedad quirúrgica urgente2,3.
Para finalizar agradecemos los datos aportados en su estudio frente a la seguridad de la técnica de colecistostomia percutánea, ya que muestra e invita al cirujano a tenerla como alternativa segura y eficaz en aquellos pacientes no candidatos a una colecistectomía como primera medida de tratamiento, impactando en la morbimortalidad de pacientes con colecistitis aguda; además nos ayuda a plantear un estudio observacional descriptivo similar en nuestro país.