Las hepatitis virales se diagnostican satisfactoriamente en el laboratorio mediante inmunoanálisis, para detectar antígenos y anticuerpos en suero. Sin embargo, la detección temprana de infecciones agudas durante el período de ventana, la investigación de las llamadas infecciones “ocultas”, y la necesidad de cuantificar la viremia y de caracterizar en detalle las cepas de virus, como apoyo al tratamiento antiviral, han planteado nuevas necesidades que sólo las técnicas moleculares pueden satisfacer. Además, en tiempos en los que las estrategias preventivas buscan reducir significativamente la incidencia de estas infecciones, o incluso llegar a la erradicación de algunas de ellas, la caracterización completa de los brotes epidémicos y de los casos que puedan indicar la emergencia de variantes virales de escape a vacuna son objetivos importantes para la salud pública, y sólo pueden alcanzarse con la asistencia de estas técnicas. La incorporación de estos métodos a la rutina de los centros de transfusión, en un esfuerzo más para mejorar la seguridad de la transfusión sanguínea, ha generado nuevas necesidades de apoyo por parte del laboratorio de microbiología, que obligan a éste a incorporarlos también a su trabajo diario. Después de más de una década, las circunstancias han permitido que los métodos automatizados para detectar, cuantificar, caracterizar y secuenciar los genomas de estos virus sean una realidad al alcance del microbiólogo asistencial, lo que no hace sino abundar en la necesidad de que los laboratorios hospitalarios sigan contando con especialistas capacitados para su correcto manejo.
Viral hepatitides are satisfactorily diagnosed in the laboratory by immunoassays for either antigen or antibody detection in serum samples. However, the early detection of acute infections during the window period, investigation of “occult” infections, and issues related to the establishment and follow-up of antiviral therapy in chronic infections pose new challenges that only molecular methods can meet. In addition, full characterization of epidemic outbreaks and surveillance of the emergence of viral variants able to escape from vaccine protection are major public health objectives that can only be achieved through the use of these techniques. As a further attempt to improve the viral safety of blood transfusions, the incorporation of molecular biology techniques into the routine work of transfusion centers has generated new technical and scientific demands on microbiology laboratories, which must in turn incorporate these methods to respond to the challenge. After more than a decade, automatic methods for the detection, quantification, characterization and sequencing of the genomes of these viruses have become a reality for the clinical laboratory, reaffirming the essential role of the microbiologist in the hospital setting.