La incertidumbre preside la práctica clínica de los profesionales sanitarios, fenómeno al que no permanecen ajenas las enfermeras. La toma de decisiones es una de las principales fuentes de variabilidad en la prestación de cuidados y el centro de los esfuerzos dirigidos a mejorar la efectividad. Pese a las críticas y limitaciones que la evidencia acusa, no deja de ser una respuesta válida al aumento de la complejidad de las organizaciones sanitarias y de la necesidad de mejorar los resultados de la atención en términos de coste-efectividad, coste-beneficio y coste-utilidad. En la enfermería, la evidencia ha sido conceptualizada como el medio de acercar el conocimiento científico y el conocimiento tácito, proporcionando instrumentos que facilitan la toma de decisiones tanto a profesionales como a usuarios. Entre estos instrumentos figuran las guías de práctica clínica, pero su uso requiere una adecuada elaboración, evaluación e implementación para que se conviertan en verdaderos motores de mejora de la efectividad de los cuidados. En este artículo se detallan sus principales características, en qué consisten y cómo discernir su calidad metodológica para que las enfermeras puedan incorporarlas a su práctica habitual.
Clinical practice is characterized by uncertainty, a phenomenon with which nurses are familiar. Decision taking is one of the main sources of variability in the provision of healthcare and is the focus of efforts directed at increasing effectiveness. Despite the criticisms and limitations made of evidence, it remains a valid response to the increased complexity of health organizations and to the need to improve the results of healthcare in terms of cost-effectiveness, cost-benefit and cost-utility. In nursing, evidence has been conceptualized as a means of approaching scientific and tacit knowledge, providing instruments that facilitate decision-making among both professionals and users. Among these instruments are Clinical Practice Guidelines but their use requires appropriate drawing up, evaluation and implementation for them to become a driving force for improving the effectiveness of care. This article describes their main characteristics, what they consist of, and how to determine their methodological quality so that nurses can incorporate them into their daily clinical practice.