El consumo de alcohol tiene un comportamiento ambivalente sobre el sistema cardiovascular con efectos tanto beneficiosos como nocivos. Recientemente han aparecido numerosos estudios científicos que observan un efecto beneficioso de la ingesta de dosis bajas de alcohol respecto a la disminución de la mortalidad total y mortalidad cardiovascular, menor incidencia de eventos coronarios, disminución de accidentes vasculares isquémicos cerebrales o periféricos, e incluso mejor evolución de la insuficiencia cardíaca. El análisis de estos trabajos no es sencillo por su heterogeneidad, pero cabe tener en cuenta que la mayoría de estas evidencias están basadas en estudios epidemiológicos o poblacionales, no en estudios clínicos controlados. Por ello, esta evidencia no se puede considerar como definitiva.
Por otra parte, cuando se consume alcohol a altas dosis se pierden la mayoría de estos efectos beneficiosos. En esta situación aparecen los efectos nocivos del alcohol sobre el sistema cardiovascular (arritmias, hipertensión arterial, miocardiopatía alcohólica) o también sobre otros órganos como el hígado, el cerebro o una mayor incidencia de neoplasias. Cabe considerar también los efectos colaterales del consumo de alcohol como el riesgo de adicción, o los accidentes laborales o de tráfico, situaciones que no siempre están en relación con la dosis de alcohol consumida. Por ello es aconsejable evitar el consumo de dosis altas de alcohol y en ningún caso potenciar su consumo en pacientes previamente abstemios. En pacientes con consumo previo de alcohol y elevado riesgo cardiovascular se podría discutir la indicación específica de mantener un consumo controlado de dosis moderadas con una valoración personal del riesgo frente al beneficio.
En esta revisión se discute el amplio espectro de efectos beneficiosos y perjudiciales que el consumo de alcohol tiene sobre el sistema cardiovascular, su patogenia y las pautas de conducta a adoptar respecto a la situación de riesgo cardiovascular.
Alcohol consumption has an ambivalent behavior on the cardiovascular system, with both beneficial and harmful effects. Recently, there are many scientific studies that observe a beneficial effect of intake of low alcohol doses regarding decrease in total mortality and cardiovascular mortality, lower incidence of coronary events, decrease of ischemic cerebral or peripheral vascular accidents and even improved evolution of cardiac failure. Analysis of these studies is not easy, due to heterogeneity, but it should be kept in mind that most of this evidence is based on epidemiological or populational studies, and not on controlled clinical studies. Thus, this evidence cannot be considered as final.
On the other hand, when alcohol is consumed at high doses, most of the beneficial effects are lost. In this situation, there are harmful effects of alcohol on the cardiovascular system (arrithymias, high blood pressure, alcoholic cardiomyopathy), or also on other organs such as the liver and brain or a greater incidence of neoplasias. Other side effects of alcohol consumption may also be considered: there are, for example, risk of addiction or work or traffic accident, situations that are not always related to the alcohol dose consumed. Thus, high doses of alcohol should be avoided and its consumption should never being encouraged in previously non-drinking patients. In patients with previous alcohol consumption and high cardiovascular risk, the specific indication of maintaining a controlled consumption at moderate doses with a personal assessment of risk versus benefit could be discussed. In this review, the wide spectrum of beneficial and harmful effects that alcohol consumption has on the cardiovascular system, its pathogeny and behavior guidelines to adopt regarding the cardiovascular risk situation are discussed.