Desde el año 1978 las recomendaciones sobre el tratamiento de la hipertensión arterial han experimentado una serie de cambios sucesivos como consecuencia, en primer lugar, de los resultados de los numerosos ensayos clínicos de morbimortalidad y metaanálisis publicados en revistas de alto impacto y, en segundo lugar, por el esfuerzo de síntesis y consenso realizado por los autores de las guías de práctica clínica. El tratamiento escalonado fue la primera propuesta de un comité de expertos de la Organización Mundial de la Salud en la que los diuréticos y los bloqueadores beta configuraban el primer escalón. Posteriormente se fueron incorporando el resto de clases terapéuticas hasta constituir el complejo «diamante» de las guías conjuntas de la Sociedad Europea de Hipertensión y de la Sociedad Europea de Cardiología del año 2003. Documentos posteriores han apostado por una simplificación del esquema terapéutico cuyo máximo exponente es la polémica Guía británica del National Institute for Clinical Excelence, si bien el «triángulo» formado por inhibidores de la enzima de conversión de la angiotensina y antagonistas de los receptores de la angiotensina II en un vértice y antagonistas del calcio y diuréticos ocupando los otros 2, puede n ser una propuesta razonable con objeto de simplificar el tratamiento y facilitar los objetivos de control de la hipertensión arterial.
Since 1978, recommendations on the treatment of hypertension have undergone a series of changes. These changes have been due firstly to the results of numerous clinical trials on morbidity and mortality and meta-analyses published in high-impact journals and, secondly, to the efforts of the authors of clinical practice guidelines to synthesis information and reach consensus. Stepwise treatment was the first proposal of the expert committee of the World Health Organization in which diuretics and beta-blockers are the first step. Subsequently, the remaining therapeutic classes were gradually incorporated into the 2003 European Society of Hypertension–European Society of Cardiology guidelines for the management of arterial hypertension, which recommended six drug groups. Subsequent documents have proposed simplification of therapeutic regimens, principally the controversial British guidelines of the National Institute for Clinical Excellence, although the «triangle» composed of an angiotensin-converting enzyme inhibitor and an angiotensin II receptor blocker on one side and calcium channel blockers and diuretics on the remaining sides could be a reasonable proposal to simplify treatment and achieve blood pressure targets.