La adrenomedulina es un péptido de 52 aminoácidos recientemente identificado que presenta un efecto vasodilatador potente y prolongado, así como una acción diurética y natriurética a nivel renal. El efecto vasodilatador de la adrenomedulina está mediado por un aumento de los niveles intracelulares de AMP cíclico, así como por un aumento de la síntesis de óxido nítrico. Los efectos diurético y natriurético de este péptido son debidos tanto a sus acciones sobre el flujo sanguíneo renal como sobre la función tubular. Además, la adrenomedulina inhibe la secreción de aldosterona estimulada por angiotensina, tiene un efecto inotrópico positivo sobre el miocardiocito, inhibe la proliferación y migración de la fibra muscular lisa vascular, y a nivel cerebral inhibe la sed y el apetito por la sal. La expresión de este péptido se ha demostrado en muchos tejidos, pero es especialmente prominente en células endoteliales. Por ello se cree que la producción de este péptido en las células endoteliales, regulada por el estrés de cizallamiento (flujo), citoquinas o neurohormonas, actúa de forma paracrina en la fibra muscular lisa subyacente causando vasodilatación. Los niveles plasmáticos de adrenomedulina están elevados en la hipertensión arterial, insuficiencia cardíaca, infarto de miocardio, insuficiencia renal, diabetes complicada, así como en el shock séptico.
Los efectos biológicos de adrenomedulina, así como la demostración de niveles plasmáticos elevados del mismo en diversas patologías cardiovasculares y renales parecen confirmar su papel en la regulación de la presión arterial y del equilibrio hidroelectrolítico, aunque todavía son necesarios más estudios para dilucidar su papel fisiopatológico en las enfermedades cardiovasculares.