Es en la segunda mitad del siglo XX cuando se desarrollan los sistemas de medición automática de la presión arterial (PA), y en la última década cuando se generaliza su utilización clínica. Los equipos de monitorización ambulatoria de la PA (MAPA) no invasivos utilizan para medición de la PA, la técnica ascultatoria de ruidos de Korotkoff y/o la oscilométrica. Antes de su utilización clínica es necesario calibrar los monitores, según los protocolos de la Association for the Advancement of Medical Instrumentation (AAMI) y/o de la British Hypertension Society (BHS). También se deben estandarizar las condiciones de utilización (frecuencia de lecturas, horario de inicio y finalización) para conseguir una buena reproducibilidad. Los datos básicos que se deben valorar son la PA media de 24 horas, del período diurno y del nocturno, independientemente de otros análisis que se puedan realizar. Una de las grandes limitaciones para su utilización es la ausencia de consenso sobre valores de normalidad, si bien algunas sociedades científicas sugieren que valores de PA ambulatoria diurnos superiores a 140/90 mmHg son probablemente elevados y que valores inferiores a 135/85 mmHg son probablemente normales. Otras limitaciones son que no existen suficientes estudios prospectivos con MAPA, ni tampoco hay estudios de intervención. Las dos grandes indicaciones clínicas serán en el diagnóstico, la sospecha de HTA de bata blanca y, en la evaluación del tratamiento, la HTA resistente. En resumen, se puede decir que la MAPA nos da una información clínica adicional que nos resultará útil en determinadas situaciones, no estando indicada de forma rutinaria en todos los hipertensos
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