La fragilidad en las personas mayores de 65 años es un concepto en constante evolución, con una importante repercusión en la morbimortalidad de estos sujetos. Valoramos la fortaleza asociativa de la fragilidad medida mediante el test Timed Up and Go (TUG) y otras escalas de valoración geriátrica con el consumo de medicamentos, tanto totales como clasificados en subgrupos terapéuticos.
Material y métodosEstudio observacional, transversal y multicéntrico, realizado en 128 centros de Atención Primaria distribuidos a lo largo de la geografía española, con una muestra total de 2422 pacientes mayores de 65 años. Los datos se obtienen del Estudio PYCAF (SEMERGEN, 2016). La variable principal fue la prevalencia de fragilidad en las personas mayores de 65 años, medida con el test TUG.
Se realizó análisis descriptivo del resto de variables categóricas (edad, sexo, comorbilidades, asistencia sanitaria, consumo de fármacos…) y se utilizó la prueba de chi-cuadrado de Pearson para la asociación de la fragilidad con el consumo de medicamentos y el resto de variables. Se utilizó SPSS 22.0, considerando significación estadística p <0,05.
ResultadosLa prevalencia de fragilidad de la muestra fue del 13,7%, aceptando como fragilidad los sujetos que obtuvieron una puntuación>20 segundos en realizar el test TUG. La tercera parte de estos sujetos calificados como frágiles tardaron más de 30 segundos en realizar la prueba y el 32,5% de los estudiados sería calificado como «prefrágil».
Encontramos una ligera diferencia de la prevalencia de la fragilidad si analizamos los datos según el sexo, siendo de un 10,8% en hombres frente a un 15,8% en mujeres.
Respecto al consumo farmacológico, el 72,8% de los sujetos consumen 5 o más fármacos diarios con proporciones similares por sexo, presentando un consumo medio de 6,57 fármacos.
Los fármacos más asociados a la fragilidad fueron los utilizados para la demencia (un 40% de los individuos que los consumen fueron considerados frágiles), antiparkinsonianos (38%), antipsicóticos (34%) antianémicos (26,2%), anticoagulantes (22,2%) y antiepilépticos (21,1%).
ConclusionesLa incidencia de la fragilidad en las personas mayores de 65 años en España es inicialmente notable, estando presente en un 13,7% mediante la aplicación del test TUG.
La variable edad es la que se asocia de forma más significativa con la fragilidad del paciente anciano.
Existía asociación entre el grado de fragilidad y el consumo total de medicamentos. La prevalencia de fragilidad fue de un 4,7% en el grupo de no polimedicados frente a un 15,4% en el grupo de polimedicados y llegando hasta el 23,4% en el grupo de polimedicados extremos.
Los fármacos con un mayor consumo en los pacientes con fragilidad fueron mayoritariamente los utilizados en la esfera neurológica/psiquiátrica (fármacos antidemencia, antiparkinsonianos, antipsicóticos o antiepilépticos).
Frailty in the elderly is a concept in constant evolution, with a significant impact on the morbidity and mortality of patients. We assessed the associative strength of the Timed Up and Go test (TUG) and medication consumption in frailty and associated risk using various methods.
Material and methodsObservational, cross-sectional, multicenter study carried out in 128 Primary Care Centers distributed throughout Spain, has a total sample of 2422 patients over 65 years of age, estimating the prevalence of frailty with the TUG test. Descriptive analysis of the categorical variables and associative strength of TUG for frailty and medication consumption was performed with distribution of absolute and relative frequencies and multinomial logistic regression. SPSS 22.0 was used, considering statistical significance p=0.05.
ResultsThe prevalence of frailty in the sample was 13.7%, accepting as frailty those subjects who obtained a score >20s in performing the TUG test. A third of these subjects classified as frail took more than 30s to complete the test and 32.5% of those studied would be classified as “pre-frail”.
We found a slight difference in the prevalence of frailty if we analyze the data according to sex, being 10.8% in men compared to 15.8% in women.
Regarding pharmacological consumption, 72.8% of the subjects consume 5 or more drugs daily with similar proportions by sex, and with an average consumption of 6.57 drugs.
The drugs with the greatest association with the degree of frailty were drugs used for dementia (40% of individuals who consumed them were considered frail), antiparkinsonian drugs (38%), antipsychotics (34%), antianemics (26.2%), anticoagulants (22.2%) and antiepileptics (21.1%).
ConclusionsThe incidence of frailty in elderly patients in Spain is initially notable, being present in 13.7% through the application of the TUG test.
The age variable is the one that is most significantly associated with the frailty of the elderly patient.
An association was demonstrated between the degree of frailty and total medication consumption. The prevalence of frailty was 4.7% in the non-polypharmacy group compared to 15.4% in the polypharmacy group and reaching 23.4% in the extreme polypharmacy group.
The drugs with a greater association with the patient's degree of frailty were those used in the neurological/psychiatric sphere (antidementia, antiparkinsonian, antipsychotic or antiepileptic drugs).
Article
Diríjase al área privada de socios de la web de la SEMERGEN, (https://www.semergen.es/index.php?seccion=biblioteca&subSeccion=revistaSEMERGEN ) y autentifíquese.