El manejo del cáncer de recto localmente avanzado (CRLA) está evolucionando rápidamente, y se adapta en función de la respuesta a la terapia neoadyuvante (TNA). Esto permite llevar a cabo estrategias personalizadas para los pacientes con una respuesta favorable, como la posibilidad de preservar el recto y reducir las complicaciones asociadas a una cirugía con alta morbilidad. Los radiólogos pueden influir de manera determinante en la toma de decisiones a través de la resonancia magnética (RM), que permite caracterizar los patrones de respuesta, cambios postratamiento del tumor y otros elementos pronósticos como los ganglios linfáticos, la invasión vascular extramural (IVEM), los depósitos tumorales o la afectación de la fascia mesorrectal (FMR). Sin embargo, los hallazgos radiológicos pueden resultar difíciles de interpretar, por lo que es necesario un profundo conocimiento de los mismos, así como de las limitaciones actuales de la RM. En esta revisión abordamos los fundamentos que apoyan el cambio de paradigma hacia las estrategias de organopreservación, el papel y los desafíos actuales que presenta la RM en la reestadificación del cáncer de recto tratado con TNA.
The management of locally advanced rectal cancer is rapidly evolving and is adapted according to the response to neoadjuvant therapy (NAT). This allows clinicians to tailor strategies for patients with favourable responses, including the possibility of preserving the rectum or of reducing complications associated with a surgery that carries a high-risk for morbidity. Radiologists can have a key influence on decision making through MRI, which characterises patterns of response and post-treatment changes to the tumour as well as other prognostic elements such as lymph nodes, extramural vascular invasion, tumour deposits and mesorectal fascia involvement. However, imaging findings can be difficult to interpret, requiring a thorough understanding of both the findings and the current limitations of MRI. In this review, we address the rationale supporting the paradigm shift towards organ preservation strategies, and the role and current challenges of MRI in the restaging of rectal cancer after NAT.