La artritis reumatoide es una grave poliartritis que, además, se puede acompañar de afectación general y visceral. Los autores repasan sus rasgos clínicos más determinantes, en lo que respecta a la producción de discapacidades y sus indicaciones de rehabilitación. Asimismo, su prevalencia es relativamente alta. En consecuencia, a nivel personal frecuentemente produce importantes limitaciones de la independencia funcional, lo que se traduce en enormes repercusiones socioeconómicas. Tradicionalmente se consideraba que el reposo articular era una de las bases del tratamiento. Sin embargo, recientes estudios revisados por los autores encuentran que la actividad física y el ejercicio programado son notablemente más eficaces para prevenir la discapacidad y recuperar la función. No existe unanimidad en cuanto a las pautas más idóneas ni a las clases de ejercicios concretos, incluyendo siempre ejercicio aeróbico y con ligeras resistencias. Sin embargo, sus efectos son probadamente positivos tanto sobre la movilidad articular, la fuerza muscular, la capacidad aeróbica, la masa ósea, la capacidad laboral y la independencia funcional. Además, no aumentan el dolor ni la actividad inflamatoria, sino más bien al contrario. Por ello deben incluirse sistemáticamente en el tratamiento del paciente, que podría aprenderlos primero en el servicio de Rehabilitación, para seguir practicándolos después por sí mismo continuadamente.
Rheumatoid arthritis is a serious polyarthritis, which, furthermore, may accompany general and visceral conditions. The authors review its most determining clinical traits in regards to the production of incapacities and its rehabilitation indications. Furthermore, its prevalence is relatively high. Consequently, it frequently produces important personal limitations in functional independence, when means enormous socioeconomical repercussions. Traditionally, it was considered that articular rest was one of the treatment bases. However, recent studies reviewed by the authors find that physical activity and programmed exercise are noticeably more effective to prevent incapacity and recover function. There is no unanimity in regards to the best guidelines or to the type of specific exercises, always including aerobic exercise with mild resistances. However, their effects are probably positive both on articular mobility, muscular strength, aerobic capacity, bone mass, work capacity, and functional independence. In addition, there is no increase in pain or inflammatory activity, but rather the contrary. Thus, they should be systematically included in the treatment of the patient, who could learn them first in the Rehabilitation Service, to then continue practicing them after continuously by oneself.