El exceso de bebidas alcohólicas es considerado un problema de salud pública en todo el mundo. Varios investigadores han abordado este problema y una de las mejores maneras de conocerlo es mediante el análisis de las actitudes. Las actitudes frente al uso de alcohol son consistentes en la predicción del uso de alcohol, pero la intención de uso puede mediar estas relaciones. Con este objetivo en cuestión, se buscó probar este modelo de mediación: las actitudes frente el uso de alcohol → intención de uso de alcohol → uso de alcohol. Participaron de la pesquisa 220 estudiantes de escuelas públicas y privadas del Distrito Federal, igualmente distribuidos por sexo, con edades comprendidas entre los 12 y 42 años, siendo la mayoría jóvenes. Los principales resultados mostraron correlaciones entre las medidas de actitudes frente al uso de alcohol, intención de uso y uso y se corroboró además el modelo de mediación parcial. Tales resultados son comparados con investigaciones previas y sugerencias son realizadas para avanzar en la predicción del uso de alcohol por las actitudes.
The abuse of alcohol beverages is considered a public health problem worldwide. Several researchers have been addressing this problem and one of the best ways to know it is by surveying attitudes. The attitudes toward alcohol use are consistent predictors of alcohol use, but the intended use may mediate these relations. With this goal in question, we sought to test this mediation model: attitudes toward alcohol use → alcohol use’s intention → alcohol use. A total of 220 students participated in the study of public and private high schools of the Federal District, Brazil, equally distributed by gender, with ages ranging from 12 to 42 years, the majority of young people. It is shown correlations between measures of attitudes toward alcohol use, intended use and use and is further corroborated the model of partial mediation. These results are compared with previous research and suggestions in advance to the prediction of alcohol use by the attitudes.
El consumo de substancias psicoactivas ha sido apuntado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como un problema creciente de salud pública, tanto en países desarrollados cuánto en los en desarrollo. En Brasil, el alcoholismo es el trastorno mental más frecuente entre la población masculina (Almeida, et. al, 1997). Es decir, el alcohol es la principal causa de internación cuando se trata de internación psiquiátrica basada en el uso de drogas (Cocolo, 2001).
Investigaciones abarcando dependientes de alcohol han demostrado alteraciones cerebrales, conforme demuestran los estudios de Netrakom, Krasuki, Miller y O’Tuama, (1999) en que las alteraciones descritas se encuentran, el alargamiento de ventrículos y ranuras, pérdida de volumen tanto de substancia gris cuánto de substancia blanca cerebral, aumento del volumen de liquen y reducción en el tamaño del cuerpo caloso, que según los autores está relacionada a la duración del consumo de alcohol. Sobre el hecho de la atrofia cerebral, Kaufman y Levin (2001) lo caracterizan como uno de los más importantes indicadores clínicos de la lesión encefálica causada por el alcohol.
Recientemente fue verificado en un amplio levantamiento de más de 19 mil suicidios (de 2005-2006) en 17 estados norteamericanos que 24% de las personas que habían cometido suicidio estaban intoxicados por el uso de alcohol (Crosby, Espitia-Hardeman, Hill, Ortega & Clavel-Arcas, 2009).
El uso de alcohol activa el sistema de recompensa cerebral, provoca placer y consecuentemente impulsa el individuo a repetir ese comportamiento (Cardoso & Sabbatini, 1998). Se trata de querer usar nuevamente la bebida alcohólica para obtener nueva dosis de placer, lo que da inicio al proceso de dependencia química. Este sistema de recompensa a través de las activaciones de áreas cerebrales ciertamente genera un correlato psicológico, una actitud favorable frente al comportamiento de ingerir alcohol.
Con base en este principio teórico, se deduce que las actitudes favorables frente al alcohol predicen el comportamiento de uso de alcohol. En este camino: actitudes frente al alcohol → uso de alcohol, se espera que las intenciones en relación al uso de alcohol ejerzan un papel mediador.
Actitudes, intenciones y comportamientosMeta análisis ha demostrado que las actitudes son buenas predictoras del comportamiento. Se ha encontrado correlaciones de Pearson actitudes-comportamientos variando de 0,30 a 0,41 (Wallace, Paulson, Lord & Bond, 2005; Kim & Hunter, 1993; Kraus, 1995; Sheppard, Hartwick, & Warshaw, 1988; Six & Eckes, 1996). Wallace et al. (2005) compararon también la predicción comportamental por las actitudes (moderadas por la presión social) considerando medidas de auto-relato del comportamiento (β = -0,33) y medidas de observación directa (β = -0,22) y por la dificultad de realizar el comportamiento considerando medidas de auto-relato del comportamiento (β = -0,24) y medidas de observación directa (β = 0,18). Utilizando también auto-relato, Milfont (2007) encontró que las actitudes ambientales previeron de hecho el comportamiento ecológico (β = 0,47,p <0,001). Estos datos pueden dejar parecer que existe una asociación pequeña entre esas variables, pero se debe considerarla en el área científica específica y no basada en criterios puramente estadísticos. En este sentido, Wallace et al. (2005) acordaron que en una meta-análisis de 100 años de psicología social reuniendo más que 33,000 estudios se encontró una correlación media de 0,21 (Richard, Bond, & Stokes-Zoota, 2003).
La predicción del comportamiento ha sido uno de los objetivos más anhelados de toda la ciencia psicológica. En este emprendimiento, se destacan las investigaciones en psicología social sobre las relaciones entre actitudes y comportamientos (Smith, Terry, Manstead, Louis, Kotterman & Wolfs, 2008). La teoría de la acción racional (TAR; Fishbein & Ajzen, 1975) y teoría de la acción planeada (TAP; Ajzen, 1991, 2009); ha abordado tales relaciones y demostrado que las actitudes son buenas predictoras de comportamientos (Ajzen, 1991; Smith et al., 2008; para estudios de meta-análisis ver Armitage & Conner, 2001; Godin & Kok, 1996; Sheeran & Taylor, 1999). Incluso, se ha mostrado un modelo eficaz en la predicción del uso de alcohol (Collins & Carey, 2007; Collins, Witkiewitz & Larimer, 2011).
Además de la relación entre actitudes y comportamientos, las intenciones tienen una importancia capital en esas teorías, actuando como mediadoras. En esos términos, el comportamiento es predicho por la intención en realizar tal comportamiento que por su parte es predicho por las actitudes (Ajzen, 1991; Fishbein & Ajzen, 1975).
Actitudes, intenciones y uso de substanciasLas actitudes están entre los factores de riesgo individuales más importantes para el comportamiento de uso de substancias y alcohol (vea revisiones de Hawkins, Catalano & Miller, 1992; Petraits, Flay & Miller, 1995). En un estudio en el contexto del Nordeste brasileño, se verificó que las actitudes globales (Crites, Fabrigar & Petty, 1994) frente al uso de drogas (definidas como evaluaciones generales frente al uso de drogas) predijeron significativa y estadísticamente [Wald (1) = 8,45, p=0,004] el comportamiento de uso de drogas (B = 0,17; OR = 1,19, p < 0,005; Gouveia, Pimentel, Medeiros, Gouveia & Palmeira, 2007). Se confirmó que las actitudes frente al uso de marihuana predijeron comportamientos anti-sociales en una amplia muestra de estudiantes de la enseñanza media, utilizándose correlaciones, regresiones y modelos de ecuaciones estructurales (Pimentel, Gouveia, Medeiros, Santos & Fonseca, 2011).
En el marco de la TAP, se verificó que las actitudes positivas predijeron el uso de alcohol entre estudiantes de la enseñanza media, (B = 0,23, t = 5,01, p < 0,001), pero el aumento de la norma subjetiva y control comportamental percibido no predijeron (Spera, 2004). Al aplicarse la TAP para el uso de alcohol, se verificó que este modelo fue confirmado para el uso demasiado de alcohol (Collins & Carey, 2007). Se verificaron correlaciones entre actitudes e intenciones variando de 0,30 a 0,32, de actitudes y uso variando de 0,22 a 0,39 y de intenciones y uso variando de 0,20 a 0,42.
Otros estudios previamente realizados mostraron el poder predictivo de las intenciones frente al uso de alcohol en el comportamiento de uso (Armitage, Norman & Conner, 2002; Conner, Warren, Close & Sparks, 1999; O’Callaghan, Chant, Callan & Baglioni, 1997). Fue verificado que el número total de “drinks” por semana se correlacionó positivamente con las actitudes personales en relación al uso de alcohol (r = 0,57, p<0,001) y las actitudes personales frente al uso de alcohol predijeron el uso de alcohol (β = 0,49, p <0,001) (Chawla, Neighbors, Lewis, Lee & Larimer, 2007). En otro estudio de ecuaciones estructurales se verificó que las actitudes positivas frente al uso de alcohol predijeron el consumo (IC90%: 0,37;0,50, p<0,001) (Puente, Gutiérrez, Abellán & López, 2008).
Considerando específicamente el uso de alcohol en el último mes, Simons y Carey (1998) verificaron correlaciones entre componentes globales, afectivos y cognitivos de las actitudes frente al uso de alcohol y el uso reportado variando de 0,12 a 0,68 y verificaron que las actitudes globales fueron los mejores predictores para el uso de alcohol. Por otro lado, Burden y Maisto (2000) verificaron entre estudiantes universitarios que las actitudes frente el uso de alcohol explicó más varianzas en la predicción del comportamiento de uso del que las expectativas y evaluaciones de esas.
En un estudio prospectivo con estudiantes universitarios, fue verificado que las actitudes favorables frente al uso de alcohol predijeron su consumo (β = 0,49, p<0,001) 30 días después de la primera medida (Simons & Gaher, 2004). En una comparación de medidas implícitas y explícitas, se observó también que las actitudes explícitas frente a la cerveza predijo el consumo pasadas cuatro semanas (R2=0,37, β =0,61, p <0,001) y la cantidad de alcohol consumida a lo largo de la semana (R2=0,56, β =0,75, p<0,001). En adición, fue observado que al controlarse las medidas explícitas, las actitudes implícitas frente a la cerveza aumentaron la predicción considerando la cantidad de alcohol consumida semanalmente (De Houwer & De Bruycker, 2007).
Recientemente en el contexto del Nordeste brasileño se observó una alta correlación positiva entre actitudes favorables frente al uso de alcohol y comportamiento de uso de alcohol entre estudiantes universitarios (r = 0,68, p<0,001; Gouveia, Pimentel, Leite, Albuquerque & Costa, 2009). Se verificó también que las actitudes frente al uso de alcohol predicen el hecho del sujeto admitir ser un bebedor problema entre 342 policías militares (β = 0,47, p<0,001, Gouveia, Silva, Vione, Suenes & Athayde, 2009).
Se ha verificado también que las actitudes frente al alcohol están interrelacionadas con las actitudes frente a la marihuana y con las actitudes frente a las drogas más fuertes como el éxtasis, la cocaína y el crack (Pimentel, Coelho Júnior & Aragão, 2009). Diversos estudios también han verificado que el uso de alcohol es la droga preferencial entre los adolescentes (vea revisión de Gaspar & Matos, 2008) principalmente entre los masculinos (Cardim, Assis, Sberze, Iguchi, & Morgado, 1986; Carlini, Galduróz, Noto, & Nappo, 2002; Carlini et al., 2007; Galduróz & Caetano, 2004), lo que ha sido mostrado también en el ámbito actitudinal (Gouveia et al., 2009a). Teniendo esto en cuenta, y sumado la importancia antes explicada sobre entenderse las actitudes frente al uso de alcohol, considerando también las intenciones (de usar alcohol) como antecedentes de las actitudes y predictores del comportamiento (uso de alcohol) en consonancia con la TPB, se decidió realizar el presente estudio, buscando verificar si actitudes frente al uso de alcohol predicen las intenciones de uso y estas predicen el uso (modelo de mediación).
MétodoParticipantesUn total de 220 estudiantes de escuelas públicas y privadas del Distrito Federal formaron parte de esta investigación. Tales estudiantes fueron distribuidos equitativamente en cuanto al sexo, con relación a la edad se verificó variación de 12 a 42 años (P=16,94; DE = 4,031, siendo 90% de la muestra, no-probabilística, formada por adolescentes de 12 a 18 años de edad). Se observó variación del 6º año de la enseñanza fundamental al 3º año de la enseñanza media, siendo la gran parte en la enseñanza media. Específicamente 102 del 3º año (37,8%); 34 del 2º año (12,6%) y 37 del 1º año del (13,7%). La mayoría de estos estudiantes formaba parte del Programa Educacional de Resistencia a las Drogas (PROERD) (66%), matriculada en escuelas privadas (51,9%), de clase media (43,3%), moderadamente religiosa (28,5%) y principalmente soltera (77,8%).
InstrumentosEscala de Actitudes frente al Uso de Alcohol - Esta medida tipo diferencial semántico confiere actitudes globales frente al uso de alcohol, presentando buena precisión (α = 0,93) y 82% de la varianza explicada (Gouveia et al., 2009). Se trata por lo tanto de una medida tipo lápiz-y-papel auto-administrable para actitudes frente al uso de alcohol. En las instrucciones se solicita opinión acerca de “estar bajo la influencia del alcohol”. Destacándose que puede ser poco uso, moderado o fuerte y que el participante no necesita haber usado bebidas alcohólicas para responder esas cuestiones. Se debe responder con base en la frase estímulo: “Considero estar bajo el uso de bebidas alcohólicas…” los cuatro ítems formados por adjetivos bipolares: 1) positivo/negativo; 2) agradable/desagradable; 3) bueno/malo y 4) deseable/indeseable medidas en una escala de 9 puntos, y que cuánto más alto el valor, más desfavorable la actitud. Para el presente estudio se encontró también buena precisión para esta escala (α = 0,92) y 81% de la varianza explicada.
Intención comportamental - Se buscó evaluar la intención de usar bebidas alcohólicas al mes a través del siguiente ítem: “Yo quise usar bebidas alcohólicas este mes…” Después de leer esta frase estímulo el participante debería responder con base en una escala de 5 puntos que variaba de 1 = Muy probable a 5 = Poco probable.
Comportamiento de uso de alcohol - Para medirse el comportamiento de uso de bebidas alcohólicas el participante debería responder a la pregunta: “¿Con qué frecuencia usted hace uso de bebidas alcohólicas al mes?” con base en una escala de frecuencia que variaba de 1 = Siempre a 5 = Nunca.
Cuestionario socio-demográfico - Al final de este cuestionario se encontraban cuestiones referentes a datos socio-demográficos, como sexo y edad.
Término de Consentimiento Libre y Esclarecido (TCLE) - En la primera página de este cuestionario constaba el término de consentimiento libre y esclarecido cuyo objetivo era informar a los participantes de los procedimientos éticos para la conducción de la investigación y para que los participantes registraran su consentimiento.
ProcedimientoInicialmente se buscó autorización de los directores y de la coordinación pedagógica de las escuelas para invitar a los alumnos a participar de la investigación. Fue, en esta oportunidad, garantizado el anonimato, sigilo de las respuestas conforme explicitado en el TCLE y demás derechos de los replicadores como el de renunciar a la participación en la investigación a cualquier momento. Inicialmente los participantes deberían firmar al TCLE. La aplicación fue realizada en salas de clases pero de forma individual en el sentido de que cada alumno respondió sólo su cuestionario sin interferir en la respuesta de los compañeros. Se contó con el apoyo de profesores y policías militares a la paisana, que recibieron entrenamiento previo acerca de cómo proceder en la fase de recopilación de datos. Un promedio de sólo diez minutos fueron suficientes para que los estudiantes respondieran a los cuestionarios.
ResultadosInicialmente fue realizado un análisis de covarianza múltiple (MANCOVA) teniendo las actitudes, intención y uso de alcohol como variables dependientes, el sexo como variable independiente y la edad como covariable.
Los resultados mostraron efectos multivariados del sexo que explicó cerca de 6% de la combinación lineal de las variables dependientes (F(3, 212) = 4,722, p<0,005, λ de Wilks = 0,937, η2 = 0,06), pero no de la edad. Específicamente, se verificaron efectos del sexo en las actitudes frente al alcohol, explicando cerca de 5% de la varianza (F(1, 214) = 11,950, p<0,001, η2 = 0,05) y en las intenciones de uso, explicando cerca de 2% de la varianza (F(1, 214) = 4,466, p<0,05, η2 = 0,02), pero no en el uso de alcohol.
Como se puede verificar en la Tabla 1, los hombres reportaron menos actitudes negativas frente al alcohol, más intención de uso y más uso que las mujeres. Ya que esas variables están correlacionadas, fueron realizados análisis de varianza univariantes con tales variables dependientes individualmente, pero los resultados se repitieron.
Promedios y desvío-estandar en las actitudes frente al alcohol, intención de uso de alcohol y uso de alcohol entre hombres y mujeres.
Sexo | M | DP | N | |
---|---|---|---|---|
Actitudes Alcohol | Masculino | 6,62 | 2,30 | 108 |
Femenino | 7,68 | 1,93 | 109 | |
Total | 7,15 | 2,19 | 217 | |
Intención | Masculino | 4,14 | 1,40 | 108 |
Alcohol | Femenino | 4,50 | 1,08 | 109 |
Total | 4,32 | 1,26 | 217 | |
Uso Alcohol | Masculino | 4,09 | 1,33 | 108 |
Femenino | 4,17 | 1,37 | 109 | |
Total | 4,13 | 1,35 | 217 |
Como se puede observar en la Tabla 2, el análisis de correlación de Pearson mostró que las actitudes frente al alcohol se relacionaron positivamente con la intención de uso (r = 0,55, p<0,001) y con el uso (r = 0,46, p<0,001). De modo idéntico, la intención de uso se correlacionó positivamente con el uso (r = 0,46, p<0,001).
Fue realizado el análisis de mediación en consonancia con el procedimiento sugerido por Baron y Kenny (1986). Para tanto, fueron efectuados tres análisis de regresión con el objetivo de verificar los cuatro pasos propuestos para verificación de la mediación. Específicamente, se buscó verificar si: a) la variable independiente (en el caso actitudes frente al alcohol) predice la variable dependiente (en el caso el uso de alcohol); b) la variable independiente predice la variable mediadora (en el caso la intención de uso de alcohol); c) la variable mediadora predice la variable dependiente y d) en el caso de que la mediación sea completa, entrándose juntamente con la variable independiente y mediadora como predictores de la variable dependiente, se debe verificar ningún efecto de la independiente en la dependiente.
El primer análisis de regresión mostró que las actitudes frente al alcohol predijeron el uso de alcohol, explicando cerca de 23% de la varianza (R = 0,46, R2 = 0,23, F(1, 218) = 59,096, p < 0,001). El segundo análisis de regresión mostró que las actitudes frente al alcohol predijeron la intención de uso de alcohol, explicando cerca de 30% de la varianza (R = 0,55, R2 = 0,30, F(1, 216) = 92,737, p < 0,001). Por fin, el último análisis de regresión mostró que las actitudes frente al alcohol y la intención de uso de alcohol predijeron el uso de alcohol, explicando cerca de 27 % de la varianza (R = 0,52, R2 = 0,27, F(2, 215) = 40,134, p < 0,001).
Como se puede verificar en la Tabla 3, todos los tres pasos antes descritos para la mediación fueron verificados, excepto el último paso, de modo que se concluye por la mediación parcial (Baron & Kenny, 1986). Además, se verificó que esta mediación se confirma al emplearse pruebas estadísticas específicas (prueba de Sobel = 4,201, SI = 0,024, p<0,001; prueba de Aroian = 4,186, SI = 0,024, p<0,001; prueba de Goodman = 4,217, SI = 0,024, p<0,001; Preacher & Leonardelli, 2011).
Verificación de la mediación de la intención de uso de alcohol en la relación entre actitudes frente al uso y comportamiento de uso
Intervalo Confianza para B | de de 95% | ||||||
Predictor (Paso 1) | B | SE | β | t | p | Límite inferior | Límite superior |
Actitudes frente al uso de alcohol | 0,28 | 0,04 | 0,46 | 7,687 | 0,001 | 0,21 | 0,36 |
Predictor (Paso 2) | B | SE | β | t | p | Límite inferior | Límite superior |
Actitudes frente al uso de alcohol | 0,32 | 0,03 | 0,55 | 9,630 | 0,001 | 0,25 | 0,38 |
Predictores (Pasos 3 e 4) | B | SE | β | t | p | Límite inferior | Límite superior |
Actitudes frente al uso de alcohol | 0,18 | 0,04 | 0,29 | 4,212 | 0,001 | 0,10 | 0,26 |
Intención de uso de alcohol | 0,32 | 0,07 | 0,30 | 4,306 | 0,001 | 0,17 | 0,46 |
Con el fin de avanzar en los análisis, se realizó un análisis de mediación a través de ecuación estructural con el procedimiento Bootstrap Monte Carlo (paramétrico), considerando 2,000 repeticiones e intervalo de confianza de 90%. Como recomendado en la literatura especializada, se verificó primero efectos totales de la variable predictora (X) en la variable dependiente (Y) (Preacher & Hayes, 2004), es decir, las actitudes frente al uso de alcohol predicen directamente el uso de alcohol (0,48; IC90%=0,39;0,57, p<0,001). Después, se probó el modelo de mediación conforme se verifica en la Figura 1 abajo, en la cual se pueden verificar los pesos de regresión estandarizados, todos con p<0,001, considerando actitudes, intención y uso de alcohol.
Los índices de ajuste del modelo a los datos confirman la mediación parcial: χ2/gl= 1,289; GFI=0,99; CFI=1; RMSEA=0,036(IC90%=0,000;0,092, pCLOSE=0,589). Con atención especial a los efectos indirectos, se verificó que el efecto mediado estandarizado de las actitudes frente al uso de alcohol en el uso de alcohol es de 0,15 (IC90%=0,09;0,22, p<0,001). Los efectos directos estandarizados de las actitudes en el uso de alcohol es de 0,33 (IC90%=0,21;0,44, p<0,003); los efectos directos estandarizados de la intención en el uso de alcohol es de 0,27 (IC90%=0,14;0,37, p<0,003) y de las actitudes en la intención es de 0,56 (IC90%=0,48;0,64, p<0,003).
DiscusiónVerificamos en el presente estudio que la intención frente al uso de alcohol medía las relaciones entre actitudes frente al alcohol y uso de alcohol a través de análisis de regresión como sugerido por Baron y Kenny (1986), concluyéndose por la mediación parcial. Por otro lado, utilizando un análisis más sofisticado estadísticamente, se llevó a cabo un análisis de mediación sencillo (Preacher & Hayes, 2004) por el procedimiento de re-muestreo como ha sido sugerido en la literatura especializada (Cheung & Lau, 2008; Preacher, Rucker & Hayes, 2007) lo que confirmó los resultados del análisis anterior. Es importante resaltar también que aún con medidas intervalares de intención y uso de alcohol formadas solamente por un ítem conseguimos verificar correlaciones consistentes con lo que ha sido encontrado en el área (Wallace et al, 2005; Kim & Hunter, 1993; Kraus, 1995; Sheppard et al., 1988; Six & Eckes, 1996).
Además de todo, midiendo actitudes como evaluaciones generales (Crites et al., 1994), verificamos que estas son consistentes en predecirse intenciones y actitudes frente al uso de alcohol. Estos resultados, actitudes frente al alcohol → uso de alcohol son consistentes con investigaciones previas en el contexto nacional (Gouveia et al., 2009a,b) e internacional (Simons & Carey, 1998; Simons & Gaher, 2004). Se cree que estos resultados sean importantes también en el cuadro general de la TPB, aunque no habiéndose seguido todas las prescripciones de construcción de medidas en consonancia con el procedimiento recomendado por Ajzen (2008).
Con respecto a la comparación de las actitudes por sexo, inicialmente se debe destacar que se ha verificado el uso de alcohol en gran cantidad por usuarios del sexo masculino (Cardim et al., 1986; Carlini et al., 2002, 2007; Galduróz & Caetano, 2004).
En el presente estudio se verificó que los participantes del sexo masculino presentaron menos actitudes negativas frente al uso de alcohol corroborando resultados previos (Gouveia et al., 2009a), pero no se encontró influencia de la edad, al menos considerando el intervalo de edad de los participantes del presente estudio.
Conclusiones y sugerenciasVerificamos en el presente estudio el poder predictivo de las actitudes en lo que concierne al auto-relato de comportamiento de uso de alcohol. Se verificó elpapel mediador de las intenciones en la relación actitudes→comportamiento. Este dato debe de ser incorporado por la psicología social que hace mucho ha debatido esta cuestión, convirtiéndose en uno de los asuntos de más interés en el área. Sugerencias de investigaciones pueden ser forjadas para que se pueda avanzar en este campo. En especial, considerando la tendencia en el área de mensuración de actitudes (Pimentel, Torres & Günther, 2011), sería oportuno que nuevos estudios compararan medidas explícitas de actitudes con aquellas medidas implícitas de actitudes frente al alcohol como ya ha sido realizado en otro contexto (De Houwer & De Bruycker, 2007). Por otro lado, medidas más objetivas de uso de alcohol, como una prueba de alcoholemia, podrían ser utilizadas y correlacionadas con estas medidas implícitas y explícitas de actitudes frente al uso de alcohol. Se estima que estos esfuerzos puedan lanzar más luz en la predicción comportamental por las actitudes, considerando de modo esencial el uso de alcohol.