El apoyo social es definido como la disponibilidad de personas en las que se puede confiar, que le hacen saber a un individuo que es valorado y amado. El objetivo del estudio fue elaborar una escala para evaluar el apoyo social en personas adultas mexicanas. En una primera fase, 200 adultos (Medad=25, DE=8.93) respondieron redes semánticas para obtener el significado del apoyo social. En una segunda fase, resultado de las redes semánticas y con los supuestos teóricos sobre apoyo social, se elaboró una escala Likert con 6 opciones de respuesta. Colaboraron 350 participantes (Medad=33, DE=9.38). En ambas fases la muestra se integró por residentes de la Ciudad de México y área metropolitana. Resultado de los análisis psicométricos realizados (sesgo, correlación ítem total, t de Student para grupos extremos, análisis factorial de componentes principales con rotación oblicua y alpha de Cronbach), la escala quedó integrada por 26 reactivos distribuidos en 4 factores: emocional (α=0.90), compañerismo (α=0.75), validación (α=0.82) y práctico/instrumental (α=0.80). La varianza explicada fue del 56.33%, con un índice de fiabilidad global de 0.937. Se obtuvo una escala válida, confiable y culturalmente relevante para evaluar el apoyo social en población mexicana.
Social support is defined as the availability of people on whom someone can rely on, people who let an individual know that he is valued and loved. The aim of this research was to elaborate a scale to assess the social support in adult Mexican people. In the first stage 200 adults (Mage=25, SD=8.93) answered and instrument using the technique of the natural semantic networks to obtain the psychological meaning of social support. In a second stage, using the results from the first one, a Likert instrument with six answer options was elaborated. In that part 350 participants collaborated (Mage=33, SD=9.38). In both stages the samples were integrated by Mexico City and Metropolitan Area residents. Result of the psychometric analysis performed (skew, item-total correlation, Student t test for extreme groups, factorial analysis by principal components with oblique rotation and Cronbach's alpha), the scale became integrated for 26 items distributed in 4 factors: emotional (α=.90), fellowship (α=.75), validation (α=.82) and practical/instrumental (α=.80). The explained variance was of 56.33% with a global reliability index of .937. It was obtained a valid and reliable scale, culturally relevant to assess the social support in Mexican population.
El estudio del apoyo social se remonta a los años 70, cuando el médico y epidemiólogo John Cassel y el psiquiatra Sidney Cobb argumentaron que las personas con lazos sociales fuertes estaban protegidas contra los efectos patógenos de los eventos estresantes de cada día (Cohen, Underwood y Gottlieb, 2000). Cassel propuso que el impacto de los estresores era mitigado o imposibilitado entre los individuos con redes sociales que les proporcionaban comunicación consistente sobre lo que se esperaba de ellos, apoyo y asistencia en diversas tareas, evaluación de sus acciones y recompensas (Cohen et al., 2000). Cobb argumentó que aquellos que interpretan, a través de la comunicación con los otros, que son cuidados, amados, estimados, valorados y que pertenecían a una red de obligaciones mutuas estaban protegidos contra los efectos nocivos del estrés.
El apoyo social se ha definido como la existencia o la disponibilidad de personas en las que se puede confiar, personas que le dejan saber a un individuo que es valorado, amado y que se preocupan por él (Sarason, Levine, Basham y Sarason, 1983). Estos autores señalan que el apoyo social posee dos elementos fundamentales: la percepción de que hay un número suficiente de personas disponibles a quienes se puede recurrir en tiempos de necesidad y un grado de satisfacción con el apoyo del que se dispone.
El apoyo social es un constructo complejo que engloba tres componentes básicos (Pierce, Sarason, Sarason, Joseph y Henderson, 1996): a) Esquema de soporte, es la estructura de conocimientos cuyo contenido incluye información acerca de la probabilidad de que otros, en general, estén disponibles o dispuestos a proporcionar apoyo en momentos de necesidad. Este esquema es análogo a los modelos internos de trabajo dentro de la teoría del apego, dado que tienen influencia sobre el proceso de información relacionada con las interacciones sociales. b) Relaciones de apoyo, mientras que los individuos tienen un esquema de soporte que incorpora sus expectativas acerca de cómo otros, en general, responderán ante alguna de sus necesidades, también tienen expectativas acerca del tipo de ayuda que recibirán de personas muy particulares, lo cual está influido por la historia de cada relación. c) Transacciones de apoyo, involucran transacciones conductuales entre al menos dos personas. Incluye los esfuerzos de elicitación del receptor para recibir apoyo de otros, la manifestación de conductas de apoyo por parte del proveedor y, consecuentemente, la recepción de apoyo por parte del receptor.
En las transacciones de apoyo los roles de los individuos no son fijos, ya que en ocasiones el que es receptor se vuelve proveedor del apoyo y viceversa. Estos elementos no son mutuamente excluyentes, se traslapan e influyen a sí mismos de manera importante.
El apoyo social tiene diferentes funciones que pueden ser diferencialmente útiles, lo que dependerá de la situación. Dichas funciones son: emocional, la disponibilidad de una o más personas quienes pueden escuchar empáticamente cuando se tienen problemas y pueden proveer indicaciones y cuidados; instrumental, implica la ayuda práctica y tangible, como traer herramientas o mandar dinero; informativa, provisión de conocimiento que es útil para la solución de problemas; compañerismo, implica la disponibilidad de personas con quienes se puede participar en actividades sociales y de ocio (Wills y Shinar, 2000).
Si bien el apoyo social tiene diferentes funciones, es importante mencionar que el mismo acto de apoyo puede ser interpretado de manera diferente dependiendo de la persona. Yee, Santoro, Paul y Rosenbaum (1996) mencionan que un individuo puede no beneficiarse de los comportamientos de apoyo de otros si no considera las acciones o los intentos de acciones como útiles y provechosos. Así, la percepción e interpretación de los mismos eventos objetivos puede diferir de una persona a otra, dado que las memorias de las experiencias sociales personales crean una estructura mental que no solo mantiene una historia de experiencias en diferentes situaciones, sino que también influye la manera en que un individuo percibe e interpreta el comportamiento de otras personas.
Liu y Hung (2016) mencionan que una parte importante que antecede al apoyo social es la identidad social, que es parte del autoconcepto; deriva de saberse miembro de un grupo social junto con el valor y el apego emocional significativo hacia esa membresía. Señalan que la identidad social tiene dos componentes: afectivo, que hace referencia a los sentimientos acerca de la membresía a un grupo, e incluye el orgullo, el entusiasmo y la pertenencia; y cognitivo, que hace referencia a la identificación propia de los individuos como miembros de un grupo. Postulan que aquellos individuos cuya identificación con un grupo social es alta, tienden a comprometerse más con el mismo. Individuos con un alto nivel de compromiso con el grupo harán mayores esfuerzos por el bienestar del mismo, y de acuerdo con la teoría de la reciprocidad del capital social, cuando un individuo contribuye más al grupo, otros miembros con mayor probabilidad le proveerán apoyo social cuando él lo necesite. Lo que podría implicar que se percibirá mayor apoyo social a mayor identificación cognitiva con un grupo.
El contar con una red social que le proporcione apoyo a un individuo es benéfico, ya que se ha encontrado que las personas con una percepción de apoyo social alta tienen un autoconcepto positivo, son menos ansiosas y creen en sus propias habilidades para controlar aspectos de su entorno (Sarason et al., 1983). Su autoeficacia y satisfacción personal es mayor (Angley, Divney, Magriples y Kershaw, 2015), experimentan baja angustia psicológica (Bae, 2015) y pueden adaptarse mejor a nuevos ambientes (Liu y Hung, 2016). En cambio, aquellas personas que perciben un nivel bajo de apoyo social son emocionalmente inestables y tienden a ser más pesimistas respecto al presente y al futuro. Ese pesimismo y tono emocional de la vida de las personas con apoyo social bajo puede inhibir su involucramiento social y los lleva a preocuparse por cuestiones materiales como la necesidad de tener más dinero o éxito (Sarason et al., 1983). Se han reportado correlaciones entre el apoyo social y la depresión (Angley et al., 2015; Wang y Zhao, 2012), así como que una percepción baja de apoyo social es un predictor efectivo de la autoinmolación (Mostafavi-Rad, Anvari, Ansarinejad y Panaghi, 2012).
Pero ¿qué elementos del apoyo social lo hacen benéfico para las personas? A lo largo del ciclo de vida se tiene diversas interacciones y relaciones, pero no todas ellas son proveedoras de apoyo social. Dado que se le ha asociado con resultados positivos en la salud mental, es importante señalar los elementos críticos que separan las relaciones de apoyo de las que no lo son.
Existen tres necesidades esenciales respecto al crecimiento y nutrición de la psique: las necesidades psicológicas de autonomía, las de competencia y las de relación (Ryan y Solky, 1996). Al aplicar esta perspectiva al concepto de apoyo social, sugieren que los efectos positivos del apoyo derivan de la capacidad del sistema social de satisfacer una o más de estas necesidades psicológicas básicas. Refieren Ryan y Solky (1996) que lo más evidente es que el apoyo social ayuda a las personas a sentirse conectadas, valoradas y cuidadas, lo que satisface la necesidad de estar en relación con otros.
Cojuharenco, Cornelissen y Karelaia (2016) mencionan que un alto grado de conectividad con otros puede ser benéfico, ya que aumenta las oportunidades de autoafirmación. Sin embargo, si las necesidades de autonomía no son satisfechas, las psicológicas y de competencia no serán alcanzadas. La necesidad de autonomía refiere a la propensión humana fundamental de tener un comportamiento propio emanado de sí mismo, esto es, sentirse volitivo y autodeterminado. La autonomía incluye la autoexpresión y espontaneidad de los actos.
Entre las razones por las que el apoyo social facilita el bienestar psicológico destacan que es debido a que refiere un apoyo autónomo que incentiva la expresión afectiva, la autodivulgación, las elecciones autorreflexivas, y contribuye a la autoestima y a la autoiniciativa, lo que facilita una buena autorregulación e integración (Ryan y Solky, 1996). Si bien existen diferencias entre las personas respecto a lo que es considerado como apoyo, también las hay entre diferentes colectivos debido a la cultura a la que pertenecen.
La cultura puede influir las creencias de las personas, sus actitudes, expectativas y comportamientos, por lo que provee las bases contextuales para el apoyo social, cuando es dado y recibido (Dilworth-Anderson y Marshall, 1996). Las bases contextuales permiten la expresión de ciertas necesidades que requieren la provisión de apoyo social. Indican Dilworth-Anderson y Marshall que el sistema de creencias compartido por un grupo, junto con las actitudes, normas y expectativas, proveen dirección y guía para la forma en la cual el apoyo social es dado y recibido.
Entender el apoyo social en un contexto cultural requiere conocimientos de la cultura en la que el apoyo es dado y recibido. Los hispanos tienen una cultura centrada en la familia que es central en sus sistemas de apoyo (Vega, 1990). Refiere Vega que la familia puede incluir a parientes cercanos o lejanos y a los padrinos de los hijos; indica que los hispanos operan dentro de un sistema de familia extendida en el que intercambios emocionales, instrumentales y materiales son dados para proporcionar apoyo a los familiares inmediatos o lejanos.
El apoyo social afecta la parentalidad en diversos aspectos: puede proveer modelos parentales y estimular o suprimir ciertos tipos de comportamiento al compartir experiencias y conocimientos (Gelkopf y Jabotaro, 2012). Se reportan correlaciones entre el funcionamiento familiar y el apoyo social percibido (Hautsalo, Rantanen y Astedt-Kurki, 2012). Así, la familia funge como responsable primaria del apoyo social y emocional de los individuos, en un sistema en el que hay obligaciones mutuas y se espera reciprocidad de parte de todos los miembros (Vega, 1990), de tal modo que las redes de apoyo familiar, seguidas de las redes de amigos, son de las que más se benefician las familias al proporcionar un mayor apoyo (Medellín, Rivera, López, Kanán y Rodríguez-Orozco, 2012).
Para evaluar el apoyo social se han diseñado instrumentos en diferentes culturas. Respecto a escalas utilizadas con población mexicana se encuentra la Escala de Apoyo Social de Palomar, Matus y Victorio (2013), elaborada a partir de reactivos de dos escalas que fueron traducidas del idioma inglés al español y adaptada para personas en situación de pobreza extrema. La escala final la componen tres factores: apoyo social, apoyo familiar y apoyo de amigos. También cabe mencionar la Escala de Apoyo Social en Cuidadores Familiares de Adultos Mayores, desarrollada por Domínguez et al. (2013), que es la traducción de una escala del portugués al español. Se compone de 4 factores: apoyo material, apoyo práctico, apoyo emocional y apoyo de orientación. Con base en lo citado, el objetivo del presente estudio fue desarrollar una escala para evaluar el apoyo social en adultos.
MétodoParticipantesEn la fase 1 colaboraron 200 participantes, 110 mujeres y 90 hombres de la Ciudad de México y área metropolitana, con un rango de edad de 18-57 años (M=25, DE=8.93). La escolaridad se distribuyó de la siguiente manera: 88 (44%) licenciatura, 82 (41%) preparatoria, 14 (7%) posgrado, 12 (6%) secundaria, 2 (1%) primaria y 2 (1%) no respondieron (García-Torres, García-Méndez y Rivera-Aragón, 2016). Su estado civil fue: 165 solteros (82.5%), 25 casados (12.5%), 4 en unión libre (2.0%), 3 divorciados (1.5%), 2 separados (1%) y un participante no respondió (0.5%).
En la segunda fase se trabajó con 350 participantes voluntarios, 198 mujeres y 152 hombres, con un rango de edad de 18-57 años (M=33, DE=9.38). En cuanto a escolaridad, el 40% tenían licenciatura, el 25.1% preparatoria, el 14.9% secundaria, el 11.1% posgrado, el 5.7% técnicos, el 2.9% primaria y el 0.3% no contestaron. El 40% reportaron ser casados, el 39.1% solteros, el 12% vivir en unión libre y el 8.9% ser divorciados. Respecto a la ocupación, el 48.2% reportaron ser empleados, el 24.6% estudiantes, el 18.3% amas de casa, el 8.3% eligieron la opción de «otro» y el 0.6% no contestaron. El 60% reportaron ser católicos, el 11.1% cristianos, el 10% señalaron que no profesan ninguna religión, el 10.3% eligieron la opción de «otro» y el 8.6% no contestaron. Todos eran residentes de la Ciudad de México y área metropolitana. El criterio de eliminación fue que los participantes respondieran de manera incompleta el instrumento de medición. La muestra fue no probabilística.
InstrumentoPara la primera fase se utilizaron redes semánticas naturales modificadas de Reyes-Lagunes (1993) que incluyeron 5 frases estímulos: «Sé que alguien me valora cuando…», «Cuando tengo dudas sobre alguna toma de decisiones, yo…», «Cuando me siento confundido, yo…», «Cuando necesito ayuda, yo…», «Sé que puedo contar con alguien cuando…» (García-Torres et al., 2016).
Resultado de las redes semánticas y con base en los planteamientos teóricos sobre el apoyo social, se elaboró una escala Likert con 66 reactivos y 6 intervalos de respuesta que van de 1=totalmente en desacuerdo a 6=totalmente de acuerdo.
ProcedimientoLos participantes se localizaron preferentemente en áreas recreativas de la Ciudad de México y área metropolitana. Se les explicó brevemente el objetivo de la investigación. Se hizo énfasis en que la información proporcionada era anónima y confidencial. Se les pidió firmar que estaban de acuerdo en participar. Enseguida se les entregó el instrumento para que fuera respondido. Se aclararon las dudas que los participantes llegaron a tener y al finalizar se les agradeció su participación y tiempo brindado.
ResultadosCon los datos obtenidos se realizó un análisis de los reactivos a través de una distribución de frecuencias, se eliminaron aquellos que tuvieran un sesgo mayor de 1.500 y una correlación ítem-total menor de 0.250. Se realizó una prueba t de Student para obtener la discriminación de reactivos, se eliminaron aquellos cuyo nivel de discriminación fue mayor de 0.05. Como resultado de estos estadísticos, de los 66 reactivos iniciales quedaron 37, a los que se les aplicó un análisis factorial con el método de componentes principales con rotación oblicua (direct oblimin). El criterio que se siguió para considerar un reactivo como parte de un factor fue que tuviera un peso factorial superior a 0.40, con valores propios mayores de 1. Resultado del análisis factorial, la escala quedó integrada por 26 reactivos distribuidos en 4 factores (tabla 1) que explican el 56.33% de la varianza total, con un alfa de Cronbach global de 0.937.
Análisis factorial exploratorio de la escala de apoyo social
Reactivo | Factor 1 | Factor 2 | Factor 3 | Factor 4 |
---|---|---|---|---|
3. Cuando tengo dudas sobre alguna toma de decisiones pregunto a otros | 0.812 | –0.083 | –0.139 | 0.090 |
9. Busco consejo en momentos difíciles | 0.874 | 0.039 | –0.013 | –0.128 |
11. Busco ayuda con amigos y/o familiares cuando tengo problemas | 0.732 | 0.063 | –0.097 | 0.179 |
15. Cuento con personas que me aconsejan | 0.436 | 0.305 | 0.136 | 0.157 |
16. Hay personas con quienes hablo de mis inquietudes | 0.575 | 0.302 | 0.165 | –0.021 |
23. Busco apoyo en momentos difíciles | 0.729 | 0.031 | 0.093 | 0.032 |
33. Valoro lo que otros me dicen cuando tengo dudas sobre alguna toma de decisiones | 0.416 | 0.152 | 0.299 | 0.029 |
41. Cuando estoy confundido busco apoyo en otros | 0.562 | –0.160 | 0.272 | 0.249 |
4. Cuento con personas que me escuchan en todo momento | 0.283 | 0.525 | 0.085 | 0.083 |
12. Tengo amigos con los que puedo convivir y divertirme | –0.004 | 0.785 | –0.128 | 0.121 |
24. Hay actividades recreativas que disfruto solo con ciertas personas | –0.037 | 0.642 | –0.020 | –0.020 |
28. Hay personas que me apoyan en la realización de mis actividades cuando lo requiero | 0.078 | 0.489 | 0.031 | 0.382 |
31. Hay personas que buscan mi compañía | 0.125 | 0.503 | 0.244 | –0.057 |
30. Estoy satisfecho con el cariño que otras personas me demuestran | 0.023 | 0.347 | 0.460 | 0.051 |
38. Cuando tengo algún problema analizo la situación antes de consultarlo con otros | 0.147 | 0.309 | 0.445 | –0.173 |
44. Hay personas que me hacen saber lo que se espera de mí en diferentes ámbitos | –0.025 | 0.177 | 0.438 | 0.086 |
52. Sé que alguien me valora cuando me presta atención | 0.058 | –0.056 | 0.640 | –0.117 |
54. Dispongo de personas a las que puedo consultar para la solución de algún problema | 0.175 | –0.034 | 0.519 | 0.230 |
56. Las personas más cercanas a mí aprueban lo que hago | –0.157 | –0.036 | 0.759 | 0.139 |
57. Cuento con personas que me orientan cuando no sé qué hacer | 0.281 | –0.079 | 0.509 | 0.256 |
58. Hay personas que me proporcionan información útil para resolver alguna dificultad | 0.317 | –0.017 | 0.478 | 0.231 |
5. Hay personas que me proporcionan ayuda material (dinero, ropa, etc.) | –0.004 | –0.003 | –0.089 | 0.810 |
17. Hay personas que cuidan que NO me haga falta nada | 0.141 | 0.125 | –0.008 | 0.573 |
29. Cuento con personas que me ayudan a distraerme de mis problemas | 0.070 | 0.302 | 0.227 | 0.447 |
34. Cuento con personas que me proporcionan soluciones prácticas a mis problemas | 0.123 | 0.144 | 0.171 | 0.543 |
40. Hay personas que me proporcionan lo que requiero para solucionar mis problemas | 0.022 | –0.047 | 0.105 | 0.737 |
Número de reactivos | 8 | 5 | 8 | 5 |
Varianza explicada | 40.88 | 5.86 | 4.95 | 4.63 |
Alpha de Cronbach | 0.90 | 0.75 | 0.82 | 0.80 |
Media | 4.73 | 4.87 | 4.78 | 4.39 |
Desviación estándar | 1.08 | 0.96 | 0.89 | 1.18 |
Factor 1: emocional; factor 2: compañerismo; factor 3: validación; factor 4: práctico/instrumental.
El factor emocional es una de las funciones del apoyo social que comprende el contar con personas en las que se puede confiar, que escuchan empáticamente en momentos de necesidad, son confidentes y pueden proveer consejo, cuidado, aceptación e intimidad. El factor compañerismo refiere a las personas con las que se puede compartir actividades recreativas o pasatiempos, lo que proporciona un sentido de pertenencia e integración. El factor validación hace referencia a contar con personas que aprueban lo que se hace e implica una comparación social desde la que se provee a la persona de información sobre el comportamiento apropiado y esperado según su posición dentro de la sociedad. Para lograr dichas metas se proporciona información y guía para la solución de problemas. El factor práctico/instrumental implica el contar con personas dispuestas a proveer ayuda o sostén, cuando se requiere, a través de hechos concretos y tangibles o al proporcionar cosas materiales específicas.
Para obtener las correlaciones entre los factores, se realizó una correlación de Pearson (tabla 2). Las correlaciones obtenidas fueron altas y positivas. Las más fuertes fueron del factor emocional con compañerismo, validación y práctico/instrumental, lo que sugiere que para las personas la aprobación de los demás es importante.
DiscusiónExisten relaciones interpersonales que sanan, alivian y fomentan el crecimiento personal, lo que provee a un individuo de satisfacción y de un sentido de bienestar (Ryan y Solky, 1996). El contar con una red de apoyo que le brinde a una persona ayuda en momentos de necesidad, o compañía en las actividades de la vida diaria, es vital para la salud integral, por lo que es importante tener instrumentos válidos y confiables, culturalmente relevantes que permitan la medición del constructo. Los resultados del presente estudio concuerdan con la teoría de Wills y Shinar (2000), ya que se encontró que al apoyo social lo conforman aspectos emocionales, de compañerismo, validación y práctico/instrumentales. Estos resultados sugieren que, como cultura, en México son de gran importancia las relaciones con otras personas, los papeles sociales y la pertenencia a un grupo, ya que constituyen el fundamento de la identidad personal (Sánchez-Aragón y Díaz-Loving, 2009).
El factor compañerismo concuerda con lo propuesto por Díaz-Guerrero (2003) al mencionar que el mexicano tiene una necesidad de diversión, busca distracción para olvidar gran número de factores de la realidad externa en que vive. Para ello se tienen compañeros específicos con los que se puede compartir pasatiempos recreativos y de ocio. Las correlaciones entre los factores indican que la búsqueda de distracción y compañerismo está relacionada con la parte emocional, lo que sugiere que se crean lazos afectivos con dichos compañeros y que el compartir tiempo transmite el mensaje de que se es alguien de estima con quien vale la pena invertir tiempo.
Se encontró que la validación es otra de las dimensiones del apoyo social, lo que se confirma con lo propuesto por Díaz-Guerrero (2003) de que en México lo importante no es el individuo en sí mismo, sino el grupo, del cual emana la propia estima de la persona y por lo tanto buscará la aprobación y dirección del grupo social. Las correlaciones entre los factores indican que al recibir este tipo de apoyo, los participantes implícitamente reciben el mensaje de que son cuidados y amados.
Respeto a la parte práctico/instrumental, los resultados concuerdan con los de Hautsalo et al. (2012), ya que encontraron que el tipo de apoyo más reportado e importante en una muestra de adultos de Finlandia fue el concreto o material, lo que implica que los participantes de su estudio se sentían apoyados si otros hacían cosas por ellos o les proporcionaban cosas materiales. En el caso de México, se encontró que los actos concretos y cosas materiales son parte del constructo de apoyo, además de que al recibir este tipo de actos y cosas materiales, se interpreta que los demás se preocupan, cuidan y estiman al individuo. Sin embargo, es importante resaltar que el impacto del apoyo tangible diferirá considerablemente dependiendo de la intención o el significado percibido detrás de las cosas dadas, la guía o los recursos (Ryan y Solky, 1996). Es el mensaje más que el objeto lo que define el grado en el cual el apoyo tangible es también apoyo a nivel psicológico.
La presente investigación se realizó sin considerar el rol oficial de las personas que otorgan apoyo, debido a que, como lo mencionan Ryan y Solky (1996), no es el rol oficial (padres, vecinos, colegas) lo que le proporciona apoyo o beneficios psicológicos a un individuo, sino lo que los demás hacen en el contexto de las interacciones; si son de calidad, se tendrán beneficios.
Para finalizar, cabe resaltar que el resultado del presente estudio fue una escala culturalmente relevante para el contexto mexicano, válida y confiable, que puede ser utilizada en futuras investigaciones.
FinanciaciónLa presente investigación fue financiada por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología a través del programa de Maestría y Doctorado en Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.
La revisión por pares es responsabilidad de la Universidad Nacional Autónoma de México.