En México la discriminación por origen étnico es un fenómeno documentado, como lo informa el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED). Identificar el grupo étnico al que uno pertenece y categorizar a otros según sus características físicas se denomina «conciencia racial» (Clark y Clark, 1939, 1947, 1950). Greenfield (2009) propone que los patrones de socialización son modificados por cambios sociodemográficos en el medio socializador. El estudio se basó en las investigaciones de Clark y Clark (1939, 1947, 1950) añadiendo una muñeca similar al fenotipo «moreno» presente en el 64% de la población en México. Se aplicó a 180 menores de primer grado de primaria de la zona centro del Estado de Veracruz en niños con fenotipo «mestizo nahua» (Buentello, Peñaloza, Salamanca y Sanabria, 2005), 90 de medio urbano y 90 de medio rural que, aunque comparten origen étnico, son socializados de modo distinto; la comparación se realizó para contrastar si existen diferencias significativas entre ambos medios en el desarrollo de la conciencia racial, medida en: actitudes y prejuicio a grupos raciales, identificación de grupos raciales y autoidentificación racial. No se encontraron diferencias significativas al comparar los medios de socialización; la tendencia general fue asociar «lo blanco» con lo bueno y lo malo con «lo oscuro».
Discrimination related to ethnic origins in Mexico is a documented topic as the Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED) reports. Understanding oneself as a member of an ethnic group and categorizing others and their groups is denominated “Racial Awareness” (Clark & Clark, 1939, 1947, 1950). Greenfield (2009) proposed that socialization patterns are modified by the sociodemographic changes in the socialization media. This study was bases on Clark and Clark studies (1939, 1947, 1950) adding a doll phenotypically similar to the 64% of the considered “brunette” Mexican population. The experiment was applied to 180 first graders at the central zone of the State of Veracruz in “mestizo nahua” phenotypical children (Buentello, Peñaloza, Salamanca & Sanabria, 2005), 90 from urban media and 90 from rural media, that despite of sharing the ethnic origin, are socialized differently. The stablished comparison objective was to check if actually there are significant differences in the Racial Awareness development, measured by: attitudes and prejudice towards Racial Groups, Racial Groups Identification and Racial Autoidentification. No significant differences were found among the socialization media; the general tendency was to associate “the whiter” choices with the positive terms and the negative terms with “the darker” choices.
En el año 2005 se realizó un estudio en el Estado de Veracruz con población nahua en y con mestizos para buscar conocer la composición genética según distintas zonas geográficas (Buentello, Peñaloza, Salamanca y Sanabria, 2005), y se concluyó que ambas poblaciones (nahuas del centro de Veracruz y mestizos urbanos) mantienen una alta prevalencia de genes indígenas (alrededor del 70% del perfil genético).
En 2011, el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED, 2011) señaló que la discriminación por motivos de origen étnico o apariencia física, reflejada en acciones que niegan o restringen el goce de los derechos, es un fenómeno que en nuestro país está arraigado en las instituciones y en las prácticas sociales. Según dicho informe, México se compone al menos en un 64% por personas consideradas «morenas», así se rechaza y margina a un sector poblacional mayoritario, que corresponde al que no tiene características de grupos caucásicos. En el informe más reciente del CONAPRED (2012) se informa que más del 40% de la población considera que no se respetan los derechos de las personas indígenas y el 30% señala que no se respetan los derechos de personas de grupos étnicos diferentes; casi el 80% piensa que, en México, insultar a alguien por su color de piel es una práctica común.
En los últimos años, se han reportado diversos incidentes en torno a la discriminación a indígenas; por ejemplo, en 2015 se reportó que un grupo de 15 artesanas nahuas y mazahuas se acercaron a las instalaciones del Gobierno Municipal de Cuernavaca en busca de atención oficial para denunciar a inspectores del Ayuntamiento y a comerciantes que las hostigaban por vender sus artesanías, sin embargo, al ser recibidas, los regidores de 3 partidos políticos diferentes las recibieron con comentarios despectivos y les tomaron fotos (Martínez, 2015). Además, en el Estado de Oaxaca se constató que más de la mitad de las mujeres que fallecen por el embarazo son indígenas (Lizárraga, 2014), resaltando casos de partos en condiciones inadecuadas, como el de la mujer que dio a luz en el jardín de un centro de salud (Matías, 2013) o los que se dieron en un sanitario de hospital, afuera de una clínica, en el estacionamiento de una clínica, o dentro de una clínica, pero sin atención del personal (Thomas, 2014). En 2014 se reportaron 5 casos en los que era patente la discriminación racial en México: una mujer embarazada en Oaxaca que tras 5h sin ser atendida falleció; la negligencia de servicio médico a una menor conducida con una herida de bala abdominal en Oaxaca; la muerte de un hombre tarahumara fuera de un hospital en Sonora tras permanecer 5 días fuera de este y no ser atendido por falta de dinero; el caso de un menor de 10 años en Tabasco que fue obligado por un funcionario municipal a tirar su mercancía y al que le robaron parte de la misma, así como la expulsión de una pareja de una gasolinera por dar mala imagen al establecimiento (CNN México, 2014).
Conciencia racialEl fenómeno de entender el grupo étnico y las características físicas del grupo al que uno pertenece y categorizar a otros se denomina, desde los estudios clásicos de Clark y Clark, como «conciencia racial»; inicialmente definida como «la conciencia de uno mismo, perteneciente a un grupo específico diferenciado de otros grupos por características físicas obvias. Además, se asume que la conciencia racial y la identificación racial son indicadores de la autoconciencia particular» (Clark y Clark, 1939, p. 594). Actualmente se considera compuesta por 3 factores (Guerrero-Moreno, 2007): percepción (identificación de grupos étnicos por sus características físicas), actitudes y prejuicio (dirigidas de acuerdo con el grupo étnico observado) y autoidentificación (pertenencia a un grupo, de acuerdo con las características físicas).
Aboud (1988) en Guerrero-Moreno (2007) aborda la conciencia racial como un proceso relacionado con la autoidentificación y el desarrollo del prejuicio que se tiene sobre otros grupos étnicos. Este conocimiento requiere la puesta en marcha de procesos perceptivos y cognitivos que permitan al individuo reconocer los elementos necesarios para ser miembro de un grupo, identificar las diferencias que existe entre su grupo y otros grupos y, finalmente, comprender que pertenecer a un grupo racial no es un atributo que varíe a lo largo del tiempo.
Estas diferenciaciones en torno a las características físicas no incluyen «naturalmente» atribuciones específicas, sino que estas devienen de las actitudes y prejuicios aprendidos en el proceso de socialización; por ello Lam, Guerrero, Damreen y Enesco (2011) mencionan que cuando se pide a un niño pequeño describir a una persona, no es usual que incluyan las características físicas propias de su grupo étnico de origen, sino a partir de los 4 años, cuando ya los ha aprendido como factor de distinción, tal como sostienen Bigler y Liben (2007) en Pauker, Ambady y Apfelbaum (2010).
Para Gracia, García y Lila (2007), la socialización significa establecimiento de límites que difieren en el grado de restricción en función de la cultura. Los límites culturales incluyen no solo demandas explícitas y advertencias, sino también la influencia de las expectativas de los demás, tal y como es experimentada a través de la interacción social.
El individuo vive en comunidades que identifica como propias y adquiere pautas culturales y forma de vida que interioriza a través del proceso de socialización (Garreta, 2003). Cole, Tamang y Shrestha (2006) investigaron la interacción de la cultura y la etnia en el desarrollo de los niños; sus hallazgos levantan la posibilidad de que la socialización prepara a los niños para la posición privilegiada o estigmatizada que su grupo tiene en las sociedades.
Allport (1954) en Duckitt (1992) describió el desarrollo de actitudes y consideró que todos los grupos desarrollan un estilo de vida con códigos y creencias características, además de enemigos. Esta noción de que el prejuicio se desarrolla y mantiene como resultado de la socialización grupal es la base de la teoría de norma grupal de Sherif y Sherif (1953) en Crandall y Schaller (2004).
Los modelos cognitivos de identidad se basan en asumir que los niños son constructores activos de su mundo social, y que los factores externos e internos los influencian en su desarrollo. El primer paso en el desarrollo de la identidad es la conciencia (Byrd, 2012). Esta conciencia implica el ser partícipes en relaciones desiguales y vivir procesos de opresión, que constituyen el racismo, explícito o no.
Lam et al. (2011) sostienen que no solo los niños usan señas raciales para categorizar a las personas, está bien establecido que ellos también lo hacen de forma que puedan evaluar a otros y concluyen que la autoidentificación dentro de un grupo étnico y el compartir características físicas con el mismo se alcanza enseguida; para ellos, la mayoría no se refiere a números, sino a connotaciones de poder y acceso a recursos, por lo que aunque la sociedad sea pluricultural, el grupo dominante suele ser uno.
Los resultados en torno a los estudios de conciencia racial muestran un continuum en el que los menores no se sienten identificados necesariamente con su grupo, como lo señalan los estudios de Clark y Clark (1947, 1950), Goodman (1952), Asher y Allen (1969), Beuf (1977), Jordan y Hernández-Reif (2009).
Continuo del contexto de socialización de los mestizos nahuas del centro de VeracruzEn la historia de México, como señala Báez-Jorge (1997), se enarbolaron las ideas raciales, desde la Colonia con el sistema de castas, las políticas para atraer migrantes a inicios de la República y la llamada política de blanqueamiento durante el Porfiriato, que dio pie a las campañas de exterminio contra mayas, otomíes y yaquis. En la política de blanqueamiento destacan Bulnes, quien pretendió justificar la inferioridad del indio mexicano a través de factores raciales, y Pimentel, quien consideraba que el indio podría formar parte de la nación si perdía sus costumbres e idioma, aceptaba la propiedad privada, el mestizaje y la búsqueda del blanqueamiento racial. Es claro que México, desde su origen como Estado Nación, se configuró con una pretensión homogeneizadora, en la que las variaciones culturales no tenían cabida y la búsqueda política era establecer un país lo más blanco posible (Gómez, 2001).
Greenfield (2009) vincula el contacto entre culturas y la tendencia histórica a través de un modelo que predice que el cambio sociodemográfico entre medios de socialización (comunidad y sociedad) será el motor de los cambios en valores culturales, aprendizaje y desarrollo. Para distinguir a cada medio de socialización especifica características en torno a 3 factores: ecológico, económico y social. En el medio denominado comunidad, la ecología es rural, pequeña, con baja división laboral, poca tecnología, niveles de educación reducidos y poco contacto con el exterior; dentro de la esfera económica, las actividades son para la subsistencia básica y suele caracterizarse por pobreza; sus relaciones sociales son duraderas e interdependientes. En el medio denominado sociedad, la ecología es urbana, a gran escala, con roles económicos diferenciados, amplia tecnología, educación escolarizada, y contacto notorio con el exterior; respecto a lo económico, se caracteriza por el comercio, la acumulación de bienes y mayor riqueza. Las relaciones sociales del medio urbano o sociedad se consideran cortas y caracterizadas por la independencia.
El estudio busca encontrar elementos que permitan distinguir como, a pesar de tener características físicas compartidas por la mayoría poblacional, la socialización diferenciada entre medios puede influir en las actitudes discriminatorias y la categorización por características físicas. La pregunta de investigación fue: ¿existe relación entre el medio de socialización y la conciencia racial?, teniendo como objetivo observar si existe relación entre el medio de socialización de los menores y la conciencia racial. La variable independiente del estudio fue el medio de socialización (urbano o rural) y la dependiente fue la conciencia racial, medida a través de 3 factores: actitudes y prejuicio hacia otros grupos raciales, percepción de grupos raciales y autoidentificación racial. La hipótesis del estudio fue: existe relación entre el medio de socialización y la conciencia racial, habiendo diferencias significativas entre el medio de socialización urbano y el rural.
MétodoParticipantesSe trabajó con una muestra no probabilística por conveniencia de 180 niños de escuelas primarias del Estado de Veracruz que cursaban el primer grado con edades entre los 6 y 7 años, 90 niños de medio urbano y 90 de medio rural. En el contexto rural se aplicó en comunidades de la zona centro del Estado con población general reducida, economía local basada en comercio de artesanías, albañilería y agricultura, población contenida, interdependencia de relaciones sociales, escaso acceso tecnológico, etc. En el contexto urbano se visitaron 2 escuelas primarias de la zona metropolitana de Xalapa, instituciones públicas con una población relativamente homogénea, perteneciente a núcleos similares, considerando que Xalapa posee características ecológicas como roles económicos diferenciados, avance tecnológico e industrial, educación escolarizada hasta el posgrado, contacto con el resto de poblaciones urbanas, y relaciones sociales independientes y generalmente efímeras. De los 180 menores, el 92.8% (167) eran menores de tez morena, ojos marrones y cabello café, considerados «morenos»; el 5.6% (10) eran de tez clara, con cabello café y ojos marrones, considerados «castaños», y el 1.7% (3) eran de tez clara, cabello rubio y ojos verdes o azules, considerados «blancos».
InstrumentosLa tarea experimental se basa en el experimento clásico de Clark y Clark (1939) con una diferencia, se utilizaron 3 muñecas con diferentes características raciales y no solo 2. Las muñecas utilizadas fueron una blanca con cabello rubio, una negra con cabello oscuro y una morena con cabello café.
ProcedimientoSe seleccionaron poblaciones que quedaran enmarcadas dentro de los medios de socialización establecidos por Greenfield (2009); teniendo acceso a las escuelas se extendieron formatos de consentimiento informado para los padres de familia, y en ningún momento se tomaron datos personales. La experiencia se compiló a través de una grabación por videograbadora, en la cual no se expusieran los rostros de los menores, además de una tabla de observación y registro de respuestas.
El procedimiento consistía en que el menor debía escuchar las indicaciones de un adulto que interactuaba con él para notar las muñecas, después se le hacían 10 preguntas; las respuestas eran registradas por un observador. Las preguntas fueron: ¿con qué muñeca preferirías jugar?, ¿cuál es la muñeca más buena?, ¿qué muñeca es la más bonita?, ¿cuál es la muñeca más mala?, ¿qué muñeca es la más fea?, ¿con qué muñeca nunca jugarías?, ¿qué muñeca se parece a las personas blancas?, ¿qué muñeca se parece a las personas negras?, ¿qué muñeca se parece a las personas morenas?, ¿qué muñeca se parece a ti?
Las primeras 6 preguntas miden actitudes y prejuicios hacia grupos raciales, las preguntas 7, 8 y 9 miden percepción de grupos raciales y la pregunta número 10 mide autoidentificación racial. Ante las preguntas 1, 2, 3, 4, 5, 6 y 10 se preguntó «¿por qué?» a los menores, y se categorizó la justificación de sus respuestas, estableciéndose 9 categorías concretas: 1) cabeza y rostro, 2) extremidades, 3) color de piel, 4) apariencia física general, 5) propiedades no físicas de la muñeca, 6) conductas, 7) cualidades mías, 8) ninguna es así, 9) sin razones. Las preguntas 7, 8, 9 y 10 se puntuaron de acuerdo con la respuesta, otorgándose valor de 0 a las respuestas correctas y –1 a las respuestas inconsistentes. Como control metodológico se hizo una presentación aleatoria de los estímulos modificando el orden de presentación de las muñecas ante los menores, con 6 combinaciones distintas.
DiseñoEl diseño consistió en una medición comparada entre 2 entornos. Se dividió a la población en 2 grandes grupos dependientes del medio de socialización: rural y urbano. Para garantizar que el orden de las muñecas no jugara como variable extraña al proceso, en cada medio se formaron 6 subgrupos de 15 niños según el orden de presentación de las 3 muñecas, obteniéndose como subgrupos de cada grupo:
- 1.
Muñeca blanca, muñeca negra, muñeca morena (BNM).
- 2.
Muñeca blanca, muñeca morena, muñeca negra (BMN).
- 3.
Muñeca negra, muñeca blanca, muñeca morena (NBM).
- 4.
Muñeca negra, muñeca morena, muñeca blanca (NMB).
- 5.
Muñeca morena, muñeca blanca, muñeca negra (MBN).
- 6.
Muñeca morena, muñeca negra, muñeca blanca (MNB).
Para el análisis de datos se compilaron tablas de contingencia, se establecieron 9 categorías de razón de elección de muñeca, y se realizó análisis de ji cuadrada de Pearson en torno al medio socializador.
ResultadosComparación por medio socializadorSe observó que, ante la aleatorización de estímulos como control metodológico, al ser analizada por ji cuadrada solo existió diferencia significativa en torno a la elección de la muñeca buena (con valor de 0.002) y de autoidentificación (con valor de 0.038); en las demás preguntas, la tendencia de respuestas no varío significativamente.
Entre los medios socializadores urbano y rural no se hallan diferencias significativas con relación a la elección de muñeca como respuesta a cada una de las preguntas, a excepción de la «bonita» y la «mala» en las que sí existe un puntaje de ji cuadrada menor de 0.05. La tendencia general en las primeras 6 preguntas fue asociar la blanca con las positivas y la negra con las negativas; la morena generalmente fue la segunda opción más repetida. No hubo dificultad en la percepción de grupos raciales ni en la autopercepción racial (tabla 1).
Tendencia general en ambos medios
Pregunta | Frecuencia | Ji2 (gl) | ||
---|---|---|---|---|
Total | Rural | Urbano | p<0.05 | |
B: | 105 | 51 | 54 | |
N: | 9 | 2 | 7 | |
¿Con cuál preferirías jugar? | 0.147 (2) | |||
M: | 66 | 37 | 29 | |
Ning.: | 0 | 0 | 0 | |
B: | 88 | 47 | 41 | |
N: | 29 | 11 | 18 | |
¿Cuál es la muñeca buena? | 0.347 (2) | |||
M: | 63 | 32 | 31 | |
Ning.: | 0 | 0 | 0 | |
B: | 97 | 51 | 46 | |
N: | 14 | 2 | 12 | |
¿Cuál es la muñeca bonita? | 0.021 (2) | |||
M: | 69 | 37 | 32 | |
Ning.: | 0 | 0 | 0 | |
B: | 24 | 7 | 17 | |
N: | 120 | 71 | 49 | |
¿Cuál es la muñeca mala? | 0.003 (3) | |||
M: | 35 | 11 | 24 | |
Ning.: | 1 | 1 | 0 | |
B: | 19 | 6 | 13 | |
N: | 130 | 70 | 60 | |
¿Cuál es la muñeca fea? | 0.181 (3) | |||
M: | 30 | 13 | 17 | |
Ning.: | 1 | 1 | 0 | |
B: | 19 | 12 | 7 | |
N: | 128 | 66 | 62 | |
¿Con cuál no jugarías? | 0.143 (2) | |||
M: | 33 | 12 | 21 | |
Ning.: | 0 | 0 | 0 | |
B: | 151 | 74 | 77 | |
N: | 2 | 2 | 0 | |
¿Cuál se parece a las personas blancas? | 0.351 (2) | |||
M: | 27 | 14 | 13 | |
Ning.: | 0 | 0 | 0 | |
B: | 2 | 2 | 0 | |
N: | 170 | 82 | 88 | |
¿Cuál se parece a las personas negras? | 0.122 (2) | |||
M: | 8 | 6 | 2 | |
Ning.: | 0 | 0 | 0 | |
B: | 24 | 16 | 8 | |
N: | 42 | 17 | 25 | |
¿Cuál se parece a las personas morenas? | 0.123 (2) | |||
M: | 114 | 57 | 57 | |
Ning.: | 0 | 0 | 0 | |
B: | 67 | 35 | 32 | |
N: | 12 | 4 | 8 | |
¿Cuál se parece a ti? | 0.324 (3) | |||
M: | 99 | 49 | 50 | |
Ning.: | 2 | 2 | 0 |
Las categorías de elección más frecuentes en cada medio para las preguntas «positivas» (1, 2 y 3) son la «no razón» en el medio rural y la «cabeza y rostro» en el medio urbano; solamente en la razón para considerarla «bonita» ambos medios coinciden mayoritariamente, en «cabeza y rostro». Las razones para las elecciones «negativas» (4, 5 y 6) son mayormente justificadas por el «color de piel», quedando la «cabeza y el rostro» como una segunda opción (tabla 2).
Principales razones de elección por medio socializador
Pregunta | Medio | Rostro y cabeza | Extremidades | Color de piel | Apariencia física | Propiedades no físicas |
---|---|---|---|---|---|---|
¿Por qué jugar? | R | 20 | 0 | 10 | 22 | 3 |
U | 35 | 1 | 10 | 23 | 9 | |
¿Por qué buena? | R | 17 | 2 | 8 | 16 | 11 |
U | 30 | 4 | 8 | 17 | 20 | |
¿Por qué bonita? | R | 51 | 4 | 13 | 7 | 3 |
U | 53 | 3 | 17 | 9 | 6 | |
¿Por qué mala? | R | 20 | 1 | 35 | 5 | 4 |
U | 32 | 8 | 28 | 7 | 5 | |
¿Por qué fea? | R | 24 | 1 | 38 | 9 | 2 |
U | 30 | 4 | 39 | 11 | 1 | |
¿Por qué no jugarías? | 9 | 1 | 30 | 14 | 10 | |
U | 23 | 2 | 32 | 6 | 9 |
Conductas | Cualidades mías | Ninguna | Sin razones |
---|---|---|---|
0 | 11 | 0 | 24 |
0 | 11 | 0 | 1 |
9 | 3 | 0 | 24 |
6 | 3 | 0 | 2 |
3 | 1 | 0 | 8 |
1 | 0 | 0 | 1 |
11 | 0 | 1 | 13 |
4 | 2 | 0 | 4 |
4 | 1 | 1 | 10 |
2 | 0 | 0 | 3 |
9 | 4 | 0 | 13 |
3 | 10 | 0 | 5 |
En cuanto a la percepción racial general se encuentra que el 62% (111 participantes, 55 del medio rural y 56 del medio urbano) perciben correctamente a todos los grupos raciales, el 18% no perciben un grupo (33 participantes, 15 del medio rural y 18 del medio urbano), el 19% (35 participantes, 19 del medio rural y 16 del medio urbano) no perciben 2 grupos y solo el 1% (un participante del medio rural) no percibe correctamente ningún grupo racial. De modo específico, el 82.22% de los participantes del medio rural perciben al grupo blanco, el 92.22% al grupo negro y el 62.22% al moreno, mientras que, en el medio urbano, la percepción de grupos raciales es ligeramente menor, resultando que el 85.55% perciben al grupo blanco, el 97.78% al grupo negro y el 63.33% al grupo moreno. Ninguno de los resultados presenta diferencias significativas al ser analizado con ji cuadrada de Pearson.
La autoidentificación racial se midió a través de la identificación de los participantes con una de las 3 muñecas, obteniéndose en general una identificación «congruente» en 100 participantes (55.6%) y una «incongruente» en 80 (44.4%) de los 180 participantes. No se encuentra razón para inferir que el medio de socialización ejerce una diferencia significativa en la autoidentificación racial al aplicar ji cuadrada de Pearson. En este sentido se observó mayoritaria la identificación de los menores con la muñeca morena, seguidos por la identificación con la muñeca blanca. No obstante, al verificar la elección de acuerdo con el medio de origen, se encontró que solo en el medio rural había casos de no identificación con ninguna, pero que, en general, la identificación seguía la misma tendencia en ambos medios.
Al aplicar la prueba de ji cuadrada se halló que el medio socializador no resulta en una diferencia significativa al elegir la muñeca que el menor considere parecida a sí mismo, su valor fue de 0.324. Ningún miembro del medio rural pertenecía al grupo étnico considerado como «blanco», mas su frecuencia de elección fue cercana a la de la muñeca representante del fenotipo «moreno». En cambio, de los 3 participantes del grupo étnico «blanco» del medio urbano, 2 se autoidentificaron con la muñeca «morena» y solo uno con la «blanca». No hubo ningún participante que perteneciera al grupo étnico referido como «negro», sin embargo, niños de ambos medios se identificaron con tal muñeca.
DiscusiónExisten diferencias en la aplicación de la prueba que no pueden registrarse de manera estrictamente objetiva, pero que pueden enriquecer la experiencia y ayudar a comprender el fenómeno observado, además de mostrar las dificultades de aplicación que pueden restarle validez al estudio. Los participantes de ambos medios comparten origen genotípico y fenotípico; al ser considerados como mestizos nahuas del centro de Veracruz, se pensó que la diferencia entre medios de socialización implicaría diferencias notorias en el desarrollo de la conciencia racial, hecho que no queda marcado en el estudio, al contrario, se observa una tendencia de homogeneización, que sugiere que la aplicación en contextos más diferenciados puede aportar mucho a la línea de investigación.
En el medio rural, se observó facilidad para enunciar términos como «chocolate», «de chocolate», «negra» o «negrita», que contrastaba con la dificultad de los menores del medio urbano para enunciar términos similares, políticamente incorrectos, usando como sinónimos «morenita», «cafecita» u «oscurita» y que en varias ocasiones era expresado como «es diferente a los demás», y al preguntarse «¿en qué?», buscar cualquier elemento rápido de respuesta que les permitiera evadir el nombrar el color de piel.
Una de las características diferenciales del experimento en cuestión es la introducción de la tercera muñeca morena con cabello café, retomando la idea de variación que plantea Guerrero-Moreno (2007), punto intermedio entre la muñeca blanca con cabello amarillo y la negra con cabello negro planteadas por Clark y Clark (1939, 1947, 1950) y replicada en los estudios de Goodman (1952), Asher y Allen (1969), Beuf (1977), Jordan y Hernández-Reif (2009), considerando que, en el contexto del estudio, es poco común observar a personas de esos 2 grupos raciales. Los hallazgos al respecto dan un referente muy interesante, pues ante las actitudes y prejuicios en el medio rural, si bien se halla una prevalencia de elección por la muñeca blanca ante atributos positivos, la muñeca morena no queda relegada en porcentajes significativos, y en los atributos negativos, usualmente dados a la muñeca negra, la diferencia con la muñeca blanca es casi nula, quedando marcada la tendencia a vincular a la negra con los negativos. Una primera tendencia general encontrada fue asociar las características positivas a las muñecas «menos oscuras» y las características negativas a las muñecas «menos claras». Pero además de la generalidad encontrada en los resultados, es importante observar que, para los atributos positivos, aunque en general las propiedades físicas superan a las no físicas y a la falta de razones, en modo particular, las propiedades físicas por separado no son superiores a la no razón, mientras que, en los atributos negativos, el color de piel es una propiedad que supera a las demás de forma significativa, principalmente en el medio rural.
También se encuentra que la percepción de grupos raciales en el medio rural es consistente, aunque se hallan confusiones en términos y aparentes censuras morales hacia otros; por ejemplo, una resistencia a decir «negra» o «negrita» y su sustitución por «morenita» a pesar de que dijeran antes que otra muñeca era la morena. En cuanto a la autoidentificación en el medio rural, la introducción de una nueva muñeca significó un cambio radical; previamente las alarmas sensacionalistas tildaban que los menores se jactaban de ser blancos y no negros, sin pertenecer de lleno a ninguno de los 2 grupos, cuestión que en esta recolección de datos fue superada, y la autoidentificación con el grupo racial propio fue mayor que la elección de grupos diferentes. En el ámbito urbano, la tendencia del desarrollo de actitudes y prejuicios hacia otros grupos raciales se basó principalmente en los atributos físicos y la no razón fue prácticamente nula, dando cuenta de que ese criterio depende más de la facilidad de los menores para interactuar con adultos desconocidos que adquieren en su medio de origen.
En forma particular, para hallar la belleza o la fealdad en el medio urbano, así como para elegir con qué muñeca jugar o no, los atributos físicos, principalmente los de la cabeza y el rostro y el color de piel, jugaban un papel muy importante; mientras que, en la elección de la bondad o maldad de la muñeca, aumentaba el uso de propiedades no físicas como razón de su elección dentro de la frecuencia de las 9 categorías propuestas. Acerca de la percepción de grupos raciales, se observa que en el ambiente urbano la identificación de los grupos raciales blanco y negro se halla presente en casi todos los menores sin dudas, mientras que la distinción del grupo de las personas morenas, al que pertenecía la mayoría, se confundía generalmente el término con las personas negras, por ser este un término difundido como políticamente correcto.
Con la introducción de la muñeca morena se encuentra que, en torno a la autoidentificación racial, la mayoría de los menores se identificaron con la muñeca morena, aunque la identificación con la blanca continúa siendo una posibilidad más deseable para los menores que autoidentificarse con el grupo negro. Los menores que se identificaron con el grupo negro expresaron generalmente que, en su casa o en la escuela, les decían que pertenecían a ese grupo, generalmente al llamarles «negro» o «negrito», aunque no fueran más oscuros que la mayoría de sus compañeros, y lo expresaban como algo censurable.
Contrario a lo esperado, la tendencia de elecciones contrastadas entre los 2 medios no difirió de forma general, siendo las elecciones mayoritarias comunes en casi todos los casos. El orden de presentación de las muñecas solo marcó diferencia significativa en la elección de la muñeca considerada como buena, no marcando ninguna otra en las demás elecciones relacionadas con las actitudes y prejuicios. No hubo ninguna diferencia significativa que relacionara el orden de presentación de las muñecas con la percepción de sus grupos raciales, por lo que se concluye que esa elección no depende del medio de socialización.
Conociendo el modo en que se desarrollaron, podemos concluir que las principales diferencias entre ambos medios parecen ser en torno a las cuestiones «políticamente correctas» y la distribución de tonalidades de piel.
En ese sentido, se observa que existe una tendencia mayor a asociar a la muñeca negra con los atributos negativos y no asociarla con los positivos, que es mayor en el medio rural que en el urbano. Hay que reconocer el papel que los cambios sociodemográficos en las poblaciones pueden generar, pues al tener una tendencia homogeneizadora en la constitución social, se encuentra una de las razones para que no existan diferencias significativas entre los medios. Por lo que se insiste en la necesidad de observar estos cambios sociodemográficos en el tiempo, y encontrar como se han modificado los patrones de desarrollo humano.
Debe aclararse que, si bien se buscó controlar variables extrañas como el orden de la presentación de las muñecas, existen barreras para su validez como experimento realizado fuera de laboratorio. La tarea experimental realizada tuvo en contra la ansiedad de algunos participantes, la dificultad de acceso a escuelas, la distancia entre las poblaciones, el efecto de los adultos que interactuaban y las limitaciones que el tamaño de la muestra implica. El estudio no revela toda la profundidad del fenómeno, ya que se trata solo de un primer acercamiento descriptivo para observar las manifestaciones del fenómeno estudiado y, por ende, no pudo adentrarse en la individualidad de los sujetos estudiados, tópico que sería interesante estudiar en futuras ocasiones. También se sugiere continuar la investigación en torno a la relación con los padres, el medio y el menor, y la significación de las palabras, pues queda manifiesto en el estudio que si algunos se identifican con ciertos grupos raciales, lo hacen derivado del sobrenombre que les es colocado en casa; además, los temas tabú se muestran heredados en una sociedad que presenta aún señas machistas como «los hombres no pueden jugar nunca con muñecas» o no decir términos políticamente incorrectos como «negro». No se puede dejar de señalar el efecto bilateral encontrado: de las 3 menores del grupo racial blanco que participaron en el experimento, 2 dijeron identificarse con la muñeca morena, dando indicios de la tendencia normalizadora de la sociedad, que parece afectar a todos.
Así, sería posible considerar que, si el fenómeno existe, pueden proponerse alternativas de resocialización racial como la propuesta de otros estudios en psicología cultural en el mundo, en las cuales no solo se apele a reforzamientos y extinciones de conductas, sino que se logre trabajar de modo amplio con la significación que a las características físicas se da. A pesar de todos los esfuerzos, ha de reconocerse, también, que la conciencia racial es un efecto de los sistemas que rodean a los menores, y, por ende, no podrá modificarse notoriamente cuando, en la realidad, las desigualdades sociales se vean claramente inclinadas por la categorización racial y los actos de discriminación sean comunes y aceptados.
FinanciaciónNinguna.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener conflicto de intereses.
La revisión por pares es responsabilidad de la Universidad Nacional Autónoma de México.