Se presentan resultados de una investigación que indaga el consumo de sustancias psicoactivas en una población clínica de niños entre 8 y 12 años que recibe asistencia psicológica en un servicio comunitario, dependiente de la Segunda Cátedra de Psicoanálisis: Escuela Inglesa de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires, Argentina. Asimismo se indaga el consumo de sustancias psicoactivas en los adultos responsables que acompañan a los niños a la consulta. Las muestras están conformadas por 55 niños (17 niñas y 38 niños) y 55 adultos responsables (47 mujeres y 8 varones). Se administró el cuestionario CORIN (Conductas de riesgo en niños), un cuestionario para padres o adultos responsables y un protocolo de datos sociodemográficos. Resultados: se registró la presencia del consumo ocasional de alcohol en el 33% de los niños y una alta proporción de prevalencia de consumo de alcohol en la vida, año y mes por parte de los adultos. A su vez, entre los adultos se registraron situaciones de consumo abusivo. Se infiere que el consumo ocasional de alcohol por parte de niños se asocia a las características de su contexto familiar y a los hábitos de consumo de sus adultos responsables.
The paper presents the results of an investigation Project UBACYT (Programming 2010/12) “Consumption of psychoactive substances and expectancies towards alcohol in school children between 8 and 12 years old”. The paper studies a clinical sample that receives psychological assistance in a Child Clinical Psychology Unit that depends on Segunda Cátedra de Psicoanálisis: Escuela Inglesa, Facultad de Psicología, Universidad de Buenos Aires, Argentina. It investigates the consumption of these substances in children and their responsible adults. The samples are composed of 55 children (17 girls and 38 boys) and 55 responsible adults (47 women and 8 men). The CORIN (Children Risk Behavior) was administrated to the children, it evaluates risk situations regarding to the use of psychoactive substances in school children; a questionnaire that inquires consumption habits was administrated to parents or responsible adults of these children. Also, a protocol of sociodemographic information was used in order to gather and systematize the information of the medical history. Results and conclusions: the presence of occasional alcohol consumption in the 33% of the children sample was recorded. The existence of alcohol consumption in previous ages than the ones studied by governmental agencies. It must be mentioned that the children have consumed alcohol in festive situations and in company of their responsible adults. Regarding to the responsible adults of these children, important proportions of lifetime, year and month prevalence of occasional alcohol and tobacco consumption were recorded; also the abusive consumption of these substances. The registered proportions of the consumption of illegal substances are much lower. The study shows an increase in the occasional consumption of alcohol in children when the responsible adult made an abusive use of alcohol and tobacco during the last year and in less extent when the adult used more than one illegal substance (cocaine and marihuana). The consumption of alcohol in children increased significantly when the responsible adults had made abusive use of alcohol in the last month. It is inferred that the occasional consumption of alcohol in children of the age range studied, is associated with the characteristics of their family background and the consumption habits of the responsible adults.
Investigaciones provenientes de diversos ámbitos científicos coinciden en señalar un descenso en la edad de inicio del consumo de sustancias psicoactivas a nivel mundial, indicando que son las bebidas alcohólicas las sustancias con las cuales se inicia el consumo. Estos estudios revelan que el inicio del consumo suele situarse entre los 11 y 13 años de edad (Ellickson, Collins, Hambarsoomians & McCaffrey, 2005; Weiss & Chen, 2007; Melchior, Chastang, Goldberg & Fombonne, 2007; Míguez, 2004, 2009; Moral & Ovejero, 2005; Ramírez Ruiz & De Andrade, 2005). No obstante, las investigaciones en la temática suelen centrarse en población adolescente, a partir de los 12 años, cuando en algunos casos, el consumo ya está instalado.
La situación en la región latinoamericana es similar a la encontrada en otras latitudes, registrándose un descenso en la edad de inicio en el consumo. En su primer informe regional, el Observatorio Interamericano sobre Drogas dependiente de la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas (CICAD, 2011), señala al alcohol como la sustancia psicoactiva de mayor consumo en la región. El estudio realizado con jóvenes estudiantes latinoamericanos entre 13 y 17 años, revela que el consumo de alcohol durante el último mes puede alcanzar en algunos países, como Colombia o Uruguay, casi al 70% de esa población (CICAD, 2011). A pesar de la importe proporción de consumo de alcohol en la región, el último informe del organismo publicado en 2013, sólo considera a las sustancias ilegales, excluyendo al alcohol y al tabaco, evidenciando un sesgo en el abordaje de la temática. Merece destacarse sin embargo, que en dicho informe se subraya la necesidad de plantear el consumo de sustancias como un problema de salud pública, y advierte asimismo, sobre el escaso financiamiento por parte de los estados de los programas de prevención y tratamiento (CICAD, 2013). Se observa la ausencia de informes de organismos multilaterales sobre la temática en poblaciones de niños.
Entre los escasos estudios realizados en América Latina con niños de edad escolar, se destaca una investigación realizada en México con 39 niños de 7 años de edad, que revela que el 30% ya había bebido cerveza alguna vez en su vida y el 8% ya había probado el cigarrillo. Al mismo tiempo destaca la existencia de un consumo frecuente de alcohol y tabaco por parte de los padres de dichos niños (García-Campos & Carvalho-Ferriani, 2008). En esa dirección, puede mencionarse un relevamiento realizado en Colombia, que indica la presencia de consumo de alcohol en ese país en niños entre los 10 y 13 años de edad (Melo-Hurtado & Castanheira-Nascimento, 2008). A su vez, un estudio desarrollado en Costa Rica con niños de 9 años, registró que el 20% conocía alguna persona que comercializaba sustancias ilegales y que el 6,7% ya había bebido alcohol alguna vez en su vida (Hernández et al., 2010).
En Argentina, resultan de interés los datos nacionales oficiales sobre el consumo de sustancias psicoactivas en población adolescente publicados por el Observatorio Argentino de Drogas. Dicho estudio sostiene que el consumo de sustancias legales es el que presenta las mayores prevalencias, situándose el alcohol en primer lugar, y en segundo lugar, el tabaco. Se registra que el 49.3% de los jóvenes consumió bebidas alcohólicas durante el último mes y un 18.7% consumió tabaco durante el mismo periodo; asimismo, se observa que un 12.3% consumió alguna sustancia ilegal durante el último año. Dentro de las sustancias ilegales, la marihuana es la que ha sido consumida en mayor proporción durante el último año, pero en menor medida que las sustancias legales, alcanzando al 10% de los jóvenes (Secretaría de Programación para la prevención de la Drogadicción y lucha contra el Narcotráfico [SEDRONAR], 2012). Debe mencionarse que las indagaciones desarrollas por el organismo excluyen a la población de niños.
La ausencia de datos confiables sobre la situación de la niñez es reconocida por un documento elaborado en 2011 por la Dirección Nacional de Salud Mental y Adicciones, dependiente del Ministerio de Salud de la Nación, que aborda el estado actual de la situación epidemiológica de la salud mental infantil en Argentina y América Latina en el período 1980-2010 (Ministerio de Salud de la Nación, 2011) señala la falta de estudios acerca de la salud mental en la infancia, especialmente aquellos que abordan la problemática del consumo de sustancias psicoactivas. A su vez, el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina, informa sobre el alarmante déficit que existe en la atención de la salud de niños y adolescentes en el país, registrando que el déficit es mayor a medida que aumenta la edad de los niños y a medida que aumenta la pobreza de las familias (Tuñón, 2012).
Los estudios llevados a cabo en el país sobre la temática del consumo en niños están caracterizados por el aislamiento y la discontinuidad. Desde el Observatorio sobre el Uso de Sustancias Adictivas de la Subsecretaría de Atención a las Adicciones de la Provincia de Buenos Aires, se realizaron entre 2006 y 2008, estudios con alumnos entre 11 y 15 años, cuyos resultados mostraron que más del 50% de los encuestados había consumido alcohol alguna vez en su vida y el 16% había consumido tabaco (Subsecretaría de Atención de las Adicciones de la Provincia de Buenos Aires [SADA], 2007). Debe mencionarse que dichos relevamientos desarrollados por un organismo oficial fueron interrumpidos y que hasta el momento no fueron reiniciados.
Una investigación de la Universidad Nacional de Córdoba realizada con niños de 8 a 12 años, registró que el 72% había consumido bebidas alcohólicas antes de los 12 años y casi el 50% afirmó consumir bebidas alcohólicas desde algunas veces por año, hasta dos o tres veces por mes. Asimismo es importante destacar que el consumo de alcohol en estos niños se efectuaba frecuentemente en el ámbito familiar (Pilatti, Godoy & Brussino, 2010, 2011a, 2011b). Un monitoreo desarrollado también en la ciudad de Córdoba en 2010, sobre las consultas de emergencias pediátricas hospitalarias, registró que el 1,3% de los jóvenes en la franja de 10 a 14 años declaró haber consumido alguna sustancia durante las últimas 6 horas anteriores a la emergencia (Míguez, Fernández & Mansilla, 2010). Los resultados del estudio indican que la problemática del consumo de sustancias psicoactivas ya alcanza a las consultas hospitalarias por emergencias pediátricas. Asimismo, otro estudio realizado en la misma ciudad también en 2010 con niños escolares del último año de la primaria (niños entre 11 y 12 años) registró que un 29,5% había consumido alcohol y el 7,8% había fumado tabaco durante el último año (Míguez, Fernández, Romero & Mansilla, 2012). En esta misma dirección, un estudio desarrollado en el Hospital de Niños Elizalde de la Ciudad de Buenos Aires, que indagó las consultas de emergencia, registró que el uso de alcohol estaba asociado al 8% de las consultas totales por emergencia realizadas en dicho hospital. El trabajo concluye que debe considerarse al consumo de alcohol como una problemática de índole pediátrica (Rodríguez-De Behrends, 2010).
La importancia de estos estudios radica en revelar que el consumo de sustancias psicoactivas alcanza ya a la población de niños de edad escolar y que las sustancias de mayor consumo son las sustancias legales, sobre todo el alcohol. No obstante, se observa que se llevan a cabo con metodologías diversas, incluyendo diferentes franjas etáreas, utilizando distintos instrumentos, lo que ha repercutido negativamente en la posibilidad de comparar resultados y dificultando así, la obtención de un panorama homogéneo de la situación. Asimismo, la ausencia de relevamientos sistemáticos del consumo de sustancias en niños desde organismos oficiales tanto nacionales como provinciales evidencia la ausencia de una política de estado clara en la materia y más aún, evidencia que se trata de una problemática que se encuentra invisibilizada para dichos organismos.
Existe un acuerdo generalizado en la relevancia del contexto familiar al momento de estudiar la problemática del consumo de sustancias. Dada la etapa de desarrollo de los niños participantes en la presente investigación, es de suma importancia incluir a los adultos responsables de la socialización de los niños, ya que es en la interacción familiar dónde se construyen acuerdos sobre lo que es aceptable y lo que no lo es en relación a las conductas de consumo. En este punto es de importancia considerar el concepto de “tolerancia social” que es definido como las creencias y los patrones de comportamiento que implican la indulgencia hacia el consumo o abuso de determinadas sustancias psicoactivas, que si bien pueden no resultar “deseables”, son aceptadas y toleradas por determinado grupo social. Los consumos que son aceptados o tolerados no justifican por lo tanto, una actitud de censura o sanción severa por parte de dicho grupo (Míguez, 1998). Estas creencias condicionan la relación que establecen los miembros de una familia con las sustancias, y fundamentalmente, sobre el acceso a las sustancias psicoactivas en determinados momentos del desarrollo o bien en determinadas situaciones sociales, como fiestas, celebraciones, entre otras. Un estudio realizado con adolescentes argentinos ha demostrado que los jóvenes que tenían amigos o familiares que consumían sustancias legales y/o ilegales, registraban mayores tasas de consumo para todas las sustancias (Secretaría de Programación para la prevención de la Drogadicción y lucha contra el Narcotráfico ¨[SEDRONAR], 2007).
La presente investigación se enmarca en las actividades del Servicio de Psicología Clínica de Niños (SPCN) dependiente de la Segunda Cátedra de Psicoanálisis: Escuela Inglesa de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires. Se trata de servicio que brinda asistencia psicoanalítica grupal e individual a niños y niñas con distintas problemáticas y sintomatología. Cabe mencionar que ninguno de los niños y niñas que participaron de la investigación había sido derivado por problemas de consumo de sustancias psicoactivas. Se trata de niños pertenecientes a familias de bajos recursos socioeconómicos y cuyos integrantes presentan alta conflictividad (problemas con la ley penal, abuso de sustancias psicoactivas, violencia familiar y social, entre otros) y que además ven obstaculizado el acceso a servicios básicos de salud.
A partir del año 2002 comenzó a realizarse un relevamiento continuo sobre el consumo de sustancias psicoactivas en los niños asistidos que contaban entre 10 y 12 años. Simultáneamente, se realizó una indagación similar con los padres o adultos responsables de los niños asistidos y que los acompañaban a la consulta. Los resultados obtenidos permitieron revelar la existencia del consumo de sustancias en casi la mitad de los niños asistidos de 10 a 12 años. En consonancia con los estudios oficiales realizados con población general, el alcohol fue la sustancia de mayor consumo, registrándose que las primeras experiencias de consumo se habían realizado en el ámbito familiar. Se observó que el consumo de alcohol fue seguido por el consumo de tabaco y en proporciones mucho menores se registró el uso de sustancias ilegales. Se evidenció un elevado consumo de alcohol y tabaco por parte de los adultos responsables de los niños, incluso se registraron casos con consumo abusivo (Grigoravicius & Ducos-López, 2009a, 2009b; Slapak & Grigoravicius, 2006, 2007). En base a la detección de un inicio cada vez más temprano en el consumo, desde el año 2010 se incluye en la indagación a niños y niñas a partir de los 8 años de edad. El presente trabajo expone los resultados del relevamiento realizado durante 2010 y 2011, que incluye a niños de edades menores a las estudiadas hasta ese momento y a sus padres o adultos responsables
MétodoSe trata de un estudio de tipo exploratorio descriptivo.
ObjetivosIndagar la existencia del consumo de sustancias psicoactivas en niños y niñas entre 8 y 12 años que asisten al SPCN.
Indagar los hábitos de consumo de sustancias psicoactivas en los adultos responsables que acompañan a los niños a la consulta.
Indagar las características sociodemográficas de las familias.
Indagar la relación entre el consumo de los niños y el consumo de los adultos responsables.
HipótesisExiste un consumo ocasional de sustancias psicoactivas en niños y niñas entre 8 y 12 años.
Se registrará mayor proporción de consumo de sustancias legales como el alcohol.
Los familiares de los niños asistidos realizan un consumo frecuente se sustancias psicoactivas, y algunos realizan consumo abusivo.
Los niños que hayan consumido sustancias psicoactivas presentarán características familiares similares.
ParticipantesNiños: todos los niños y niñas entre 8 y 12 años que fueron admitidos para su tratamiento entre marzo y diciembre (período de atención) de los años 2010 y 2011 en el SPCN. La muestra total está conformada por 55 niños, Mujeres = 17; Varones = 38. Debe mencionarse que en ninguno de los casos el motivo de consulta fue el consumo de sustancias psicoactivas, sino la manifestación de diversa sintomatología como conductas violentas, problemas de aprendizaje, estados de angustia, entre otros.
Adultos: todos los padres o adultos responsables que concurrieron con los niños y niñas admitidos en el SPCN en el período ya mencionado. Se conformó una muestra total de 55 adultos, Mujeres = 47; Varones = 8, cuyas edades oscilan entre 26 y 64 años.
InstrumentosCORIN: Conductas de Riesgo en Niños (Míguez, 1998). Fuente: CONICET/Programa de Epidemiología Psiquiátrica. Se trata de un instrumento conformado por 47 ítems de respuesta cerrada, que evalúa situaciones de riesgo de uso de sustancias psicoactivas en niños escolarizados. Indaga la existencia del consumo de sustancias psicoactivas (alguna vez en la vida, en el último año, en el último mes).
Cuestionario para padres o adultos responsables. Se trata de un instrumento conformado por 38 ítems de respuestas cerradas y abiertas construido ad-hoc para esta indagación. Indaga hábitos de consumo de sustancias psicoactivas (prevalencia de vida, año y último mes), como asimismo la cantidad y frecuencia del mismo.
Protocolo de datos socio-demográficos. Se trata de un instrumento destinado a la recolección y sistematización de datos contenidos en las historias clínicas de los niños que son utilizadas en el SPCN. Registra datos como vivienda, historia vital evolutiva, escolaridad, contexto familiar, antecedentes familiares de consumo, situación laboral, violencia familiar, separaciones y muertes, entre otros.
ProcedimientoLos instrumentos fueron administrados en forma individual por un profesional a los niños y a los adultos al momento de la consulta. Es importante destacar que se implementó un consentimiento informado por escrito, en el cual se explicitó el tema y propósito de la investigación y se aclaró el resguardo de la identidad del participante; dicho consentimiento debió ser firmado por todos los adultos responsables que acompañan a los niños asistidos en el SPCN.
ResultadosDatos sociodemográficosLa muestra de niños está conformada en un 69% (38 casos) por varones y en un 31% (17 casos) por mujeres. En relación a la edad, la mayoría de la muestra, el 78% (42 casos), tiene entre 8 y 10 años, mientras que el 22% (13 casos) restante cuenta con 11 y 12 años. Como se observa, los varones suelen ser derivados a la consulta psicológica con mayor frecuencia debido a la presencia de síntomas que suelen alterar el entorno. Asimismo, se observa que los niños de mayor edad son derivados en menor proporción.
La muestra de adultos está conformada en su mayoría por mujeres, con el 85% (47 casos) y por un 15% de varones (8 casos). Las edades oscilan entre los 26 y 64 años. La muestra incluye diversos tipos de parentesco con los niños: 43 madres, 6 padres, 2 tíos/as, 3 abuelos/as y 1 hermano/a. Como puede observarse, suele ser la madre la que se ocupa de acompañar al niño a las consultas psicológicas. En relación a la situación laboral de los adultos, el 60% (33 casos) han trabajado durante el último año y merece destacarse que el 20% (33 casos) de la muestra afirma haber trabajado y estudiado durante ese mismo período.
En cuanto a su situación habitacional, se observa que si bien el 89% de las familias (49 casos) posee viviendas construidas con mampostería, el 11% de la muestra (6 casos) habita en asentamientos informales caracterizados por su precariedad, denominadas “villas miseria”. En cuanto al número de habitantes en la vivienda, se registra que casi el 30% (17 casos) conviven entre 5 y 6 personas. Cabe mencionar que el 67% (37 casos) de los niños, comparte el espacio en el que duerme con sus padres, otros niños u otros adultos. Además resulta relevante que el porcentaje de colecho entre el niño entrevistado y otro integrante de su familia, asciende al 36% (20 casos) de la muestra.
En relación a la situación escolar de los niños, se observa que la totalidad de los integrantes de la muestra se encuentran escolarizados al momento de la indagación. Más de la mitad, el 51% (28 casos), cambió de institución educativa al menos en una oportunidad y existen dos casos que afirman haber abandonado la escuela al menos durante 6 meses. A su vez, debe mencionarse que un niño de la muestra refiere haber trabajado durante el último año, además de concurrir a la escuela.
En relación a la situación familiar, se observa que en el 49% de la muestra (27 casos), los niños provienen de familias con padres separados o divorciados. A su vez, se observa que el 46% de las familias (25 casos) registran situaciones de violencia física o verbal entre sus miembros. Asimismo, el 36% de las familias (20 casos) debió afrontar la muerte de alguno de sus integrantes.
En cuanto a los antecedentes de consumo de sustancias psicoactivas, se registra que el 67% (37 casos) de las familias posee algún integrante con problemas de consumo de alcohol o sustancias ilegales. Se registra que es el padre, quien ocupa el primer lugar entre los familiares con problemas de consumo (15 casos), seguido por un tío del niño (12 casos), luego por primos (6 casos) o abuelos (5 casos) y por la madre del niño (2 casos). Asimismo debe mencionarse familias en cuales existe más de uno de sus integrantes con problemas de consumo (9 casos).
En cuanto al tipo de sustancia más consumida, se registra en primer lugar el alcohol (19 casos), luego la cocaína (18 casos), seguida por la marihuana (10 casos). Asimismo debe mencionarse un considerable porcentaje de policonsumo de sustancias que alcanza al 43% de los familiares con problemas de consumo (16 casos); incluso se registran casos que consumen hasta cinco tipos de sustancias psicoactivas, incluida el “paco” (pasta base de cocaína).
Consumo de sustancias psicoactivas: NiñosDel total de los niños encuestados, el 33% (18 casos) aseguró haber consumido bebidas alcohólicas alguna vez en su vida. Al indagar el tipo de bebida consumida, la sidra ocupa el primer lugar con 10 de los 18 casos, seguida por la cerveza y el vino en iguales proporciones (3 casos respectivamente) y por último se registran dos casos que han consumido bebidas de alta graduación alcohólica (licores, bebidas destiladas, fernet).
En cuanto al sexo de los niños que han bebido, se observan proporciones similares: un 35% (6 casos) del total de las niñas y un 32 % (12 casos) del total de los niños. Al analizar la edad, merece destacarse que la mayoría de los niños que han bebido, tiene entre 8 y 10 años, 61% (11 casos), lo que señala la existencia de importantes proporciones de consumo de alcohol en niños menores de 10 años.
Respecto del consumo de alcohol durante el último año se registra que el 16% de los niños de la muestra (9 casos), declaró haber bebido alcohol durante ese período; es decir, la mitad de los niños que han bebido. Por último, se registró un caso que ha consumido alcohol en los últimos 30 días previos a la administración del instrumento.
Cabe mencionar que todos los niños que bebieron, consumieron alcohol en situaciones festivas familiares, tales como Navidad, Año Nuevo, cumpleaños, etc., con la presencia de los adultos responsables, incluso en muchos de los casos, el ofrecimiento de alcohol provino de un familiar cercano.
En cuanto al consumo de tabaco, dos niños (3%) afirmaron haber fumado alguna vez en su vida, y uno de ellos lo hizo en el transcurso del año en el que se llevó a cabo la investigación. Se trata de un varón y una mujer de 9 y 11 años respectivamente. No se registraron casos de niños que hayan fumado durante el último mes.
Al indagar el consumo de sustancias ilegales no se ha registrado ningún caso de consumo, no obstante 3 casos (6%) aseguraron haber recibido algún tipo de ofrecimiento, pero ninguno aceptó consumir en esa ocasión. En todos los casos la sustancia ofrecida fue la marihuana. Todos los niños que recibieron una oferta, eran varones; en cuanto a la edad, un caso contaba con 9 años y dos casos con 10 años de edad. Resulta de interés que todos los ofrecimientos fueron realizados en espacios públicos (plazas, calles) y provinieron de un familiar del niño, un vecino o un extraño, en cada uno de los casos. A pesar que ninguno de los niños manifiesta haber consumido alguna sustancia ilegal, 4 casos (7%) afirman tener algún amigo que sí lo hizo.
AdultosAl indagar el consumo en los adultos, se observa que casi la totalidad, el 93% (51 casos), afirma haber consumido alcohol alguna vez en su vida. En cuanto al sexo, las mujeres registran mayor proporción que los varones, alcanzando el 94% (44 casos) del total de las mujeres, frente al 87% (7 casos) del total de los varones. El análisis de la edad en relación al consumo no ha arrojado datos significativos, dada la amplitud del rango etario de la muestra de adultos.
Si el periodo de tiempo se restringe al último año, se observa que el consumo de alcohol se registra en el 57% (31 casos) de la muestra de adultos, siendo los varones los que consumieron en mayor proporción que las mujeres (75% vs. 66%).
En cuanto al consumo reciente, en los últimos 30 días, se registra que el 31% (17 casos) de los adultos aseguró haber tomado alcohol en ese periodo, registrándose proporciones similares de consumo para ambos sexos cercanas al 40%.
Al analizar la modalidad de consumo de bebidas alcohólicas, se registró que el 11% (6 casos) de los adultos había tenido al menos un episodio de consumo abusivo durante el último año y el 9% (4 casos) había tenido al menos un episodio durante el último mes.
Al analizar la modalidad de consumo durante el último año según sexo, se destaca que son los varones de la muestra quienes registran mayor proporción de consumo abusivo, ya que la mitad de los varones que ha bebido alcohol en el último año, lo hizo abusivamente. Por su parte el 90% de las mujeres han bebido alcohol en el último año, lo hizo en forma moderada. En cuanto a la edad, se observa que la mayor proporción de consumo abusivo se registra en la franja etárea entre 30 y 35 años, con el 67% de los casos (6 adultos). Esta misma tendencia se observa para el consumo durante el último mes.
En cuanto al consumo de tabaco, el 73% (40 casos) de los adultos declaró haber fumado alguna vez en su vida. El 65% (19 casos) afirma haber fumado durante el último año, registrándose el mismo porcentaje para el consumo durante último mes, lo que expresa que, a diferencia del alcohol, el consumo de tabaco se sostiene en similares proporciones a lo largo del tiempo. En relación al sexo se registraron proporciones similares tanto en varones como en mujeres, para el consumo alguna vez en la vida. No obstante se destaca que durante el último mes, son los hombres los que han fumado en mayor proporción alcanzando al 87% del total de varones.
Al analizarse la cantidad de cigarrillos diarios consumidos, resulta importante destacar que el 19% (10 casos) de los adultos reconoció haber fumado más de 20 cigarrillos diarios durante el último mes; en cuanto al sexo, se destaca que son las mujeres las que fumaron en mayor cantidad: el 70% de ellas fumaron más de 20 cigarrillos diarios durante el último mes.
En relación a las sustancias ilegales, se registra que el 16% (9 casos) de los adultos encuestados manifestaron haber consumido algún tipo de sustancia ilegal, alguna vez en la vida. Al analizar el consumo según sexo, los varones han consumido en mayor proporción con el 37%, frente al 13% del total de mujeres.
En cuanto al tipo de sustancia consumida en primer lugar se encuentra la marihuana, seguida por la cocaína y por último “pastillas”. Se destaca que el 33% de los adultos que consumieron sustancias ilegales alguna vez en su vida aseguró haber realizado un policonsumo, es decir, ha consumido más de un tipo de sustancia ilegal. En relación al sexo, la sustancia que más consumieron las mujeres fue la marihuana en un 50% del total, seguida por un 33% con policonsumo (marihuana y cocaína) y un 17% ha consumido cocaína. Por su parte los hombres consumieron en igual proporción (33%) cocaína, “pastillas” y policonsumo de sustancias.
En cuanto al uso de psicofármacos sin prescripción médica, un 11% (6 casos) de los encuestados afirmó haberlo hecho alguna vez; la mayoría de ellos refieren haber consumido ansiolíticos y tranquilizantes. En cuanto al sexo, se observa que el 25% de los varones ha consumido psicofármacos sin prescripción, frente al 8% de las mujeres. El mayor consumo se concentra en la franja etárea de 38 a 48 años lo que representa el 75% (5 casos) del total de adultos que consumieron.
Características de los niños que consumieron alcoholConsiderando que el alcohol fue la sustancia psicoactiva de consumo más extendido entre los niños, se realizó un análisis comparando las características de los niños que han bebido alguna vez, con los que no lo hicieron. Se ha observado que el 83% (15 casos) de los niños que bebieron posee, a diferencia de los que no tomaron, antecedentes familiares de consumo de sustancias psicoactivas. Asimismo, se ha registrado que el 67% (12 casos) de los niños que bebieron tienen a sus padres separados o divorciados. A su vez, se registra que el 67% (12 casos) de los niños que han consumido alcohol poseen relaciones conflictivas con sus pares.
Debe notarse que el niño que presentaba trabajo infantil, había consumido alcohol, pero ninguno de los niños que no había bebido, ha trabajado. Asimismo, debe destacarse que los dos casos que han fumado tabaco también han consumido alcohol, y que ninguno de los niños que no bebió ha fumado.
Al analizar la relación entre el consumo de alcohol en los niños y el consumo de los adultos responsables, se observa que la proporción del consumo en los niños se eleva cuando el adulto a cargo ha realizado un consumo abusivo de alcohol. Tal es así que ha bebido el 66% de los niños a cargo de adultos que abusaron de alcohol durante el último año; siguiendo esta misma tendencia, el consumo de alcohol alcanza al 80% de los niños cuando los adultos a cargo han abusado del alcohol durante los 30 días previos de realizada la encuesta.
La tendencia es análoga en cuanto al consumo de tabaco por parte de los adultos: sólo el 27% de los niños ha tomado alcohol cuando los adultos declararon fumar hasta 2 cigarrillos diarios; por el contrario, el consumo de alcohol en los niños alcanza al 60% cuando los adultos fumaron más de 20 cigarrillos diarios en los últimos 30 días.
Resulta de interés que no se ha encontrado relación entre los niños que han bebido alcohol y las características de la dimensión educacional y habitacional de la muestra. Así tampoco se han encontrado diferencias en cuanto a la historia vital evolutiva entre los niños que bebieron y los que no lo hicieron. Por último, no se ha observado relación entre los niños que tomaron bebidas alcohólicas y el consumo de sustancias ilegales o psicofármacos sin prescripción médica por parte de los adultos a cargo.
Discusión y ConclusionesSe ha observado la existencia del consumo de sustancias psicoactivas en niños y niñas entre 8 y 12 años, y en consonancia con otros estudios en la temática, es el alcohol la sustancia de mayor consumo. Se destaca que la mayoría de los niños que bebieron contaban con menos de 10 años de edad, lo que indica la existencia del consumo de alcohol en edades más tempranas a las estudiadas tradicionalmente. La proporción de consumo ocasional de alcohol cercana al 30%, concuerda con la proporción encontrada en otras poblaciones de niños argentinos, medidas con el mismo instrumento (Míguez et al., 2012). En la muestra relevada no se han observado diferencias importantes en el consumo de alcohol según sexo.
Merece destacarse que los niños que han consumido bebidas alcohólicas, lo hicieron en eventos familiares tales como Navidad, Año Nuevo, cumpleaños, entre otros, y en compañía de los adultos a su cargo. Esta situación indicaría que el ingreso al consumo de bebidas alcohólicas por parte de los niños no se realiza fuera del hogar, como comúnmente suele pensarse, sino que las primeras experiencias de consumo de alcohol se realizan en el ámbito familiar. Como pudo observarse en los resultados, la sidra es la bebida que ocupa el primer lugar en el consumo infantil de alcohol, lo que contribuye a situar que el consumo se realiza durante situaciones festivas. Asimismo, estos resultados sugieren que el consumo ocasional de alcohol en los niños estaría, no sólo tolerado, sino incluso propiciado por el ámbito familiar en situaciones de festejo.
En cuanto a los adultos responsables de los niños, se ha registrado un consumo ampliamente extendido de sustancias legales, registrándose en mucha menor medida el consumo de sustancias ilegales. En este sentido, cabe pensar si el estatuto ilegal de las sustancias no induce a cierto ocultamiento del consumo por parte de los participantes. No obstante, resulta notable la existencia de consumo abusivo de alcohol y tabaco entre los adultos responsables de los niños, sobre todo porque no es percibido como un problema explícito por los participantes. Se destaca que los adultos varones son los que presentan las mayores proporciones de uso abusivo de estas sustancias.
Los resultados señalan que el consumo de alcohol en niños, no se asocia al simple consumo de sustancias psicoactivas por parte de los adultos a su cargo, sino a la cantidad del consumo. Tal es así que se ha observado un aumento en el consumo ocasional de alcohol en los niños cuando el adulto responsable realizó un consumo abusivo de sustancias psicoactivas legales (alcohol, tabaco) durante el último año. En este sentido, el consumo de alcohol en niños aumenta ampliamente cuando se considera el consumo abusivo de sustancias durante el último mes en los adultos: 8 de cada 10 niños cuyo padre o adulto responsable consumió abusivamente alcohol o tabaco, ya ha consumido alcohol. Se deduce la existencia de una intensa tolerancia hacia el consumo abusivo de sustancias legales por parte del contexto familiar, que se refleja en la tolerancia de los adultos hacia el consumo ocasional de alcohol en los niños.
En síntesis, los niños que consumieron bebidas alcohólicas lo han hecho dentro del ámbito familiar en situaciones festivas, provienen de hogares con padres separados, y donde se registran antecedentes familiares de consumo de sustancias psicoactivas. Además, son niños cuyos padres o adultos a cargo realizaron recientemente un consumo abusivo de alcohol y tabaco.
A partir de los resultados de esta investigación, comenzó a hacerse visible la magnitud del consumo de sustancias psicoactivas en la población asistida al SPCN. Las prácticas de consumo de estas sustancias tanto en los niños como en los adultos, no eran expresamente manifiestas en los motivos de consulta ni en las historias clínicas, salvo cuando se trataban de problemas graves. Esto revela nuevamente, la existencia de una tolerancia social hacia el consumo, que impide percibir el consumo abusivo de sustancias legales por parte de los adultos y el consumo ocasional de alcohol en los niños como un problema que merezca atención de los profesionales; más bien parece estar naturalizado formando parte de la cotidianeidad.
A su vez, debe mencionarse que esta indagación ha aportado una nueva perspectiva para el equipo terapéutico del SPCN, quienes se encuentran mucho más preparados para visibilizar problemáticas de consumo de sustancias psicoactivas en las familias asistidas, antes que éstas alcancen serias consecuencias.
Para finalizar, debe mencionarse que los resultados del presente trabajo provienen de una muestra no representativa y numéricamente pequeña, por lo cual no pueden ser ampliados a la población general. En ese sentido, la investigación en la que se enmarca el presente trabajo incluye una muestra no-clínica cuyos resultados están siendo analizados y publicados en otros informes. Por otra parte la investigación será extendida incluyendo a un mayor número de individuos, con diversas características socioeconómicas, lo que se llevará a cabo en futuras programaciones. No obstante, consideramos que contribuye al estudio del consumo de sustancias psicoactivas en edades tempranas, fenómeno que, como tantas otras problemáticas que aquejan a los niños, se encuentra aún fuertemente invisibilizado por nuestra sociedad.
El presente trabajo se enmarca en el proyecto de investigación UBACYT (Programación 2010/12) “Consumo de sustancias psicoactivas y expectativas hacia el alcohol en niños escolarizados entre 8 y 12 años”, Director: Marcelo Grigoravicius, con sede en el Instituto de Investigaciones de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires.