Esta investigación tuvo como objetivos estimar los niveles de alexitimia y violencia de pareja (recibida y ejercida) en mujeres, asimismo estudiar la relación entre alexitimia y violencia. La escala de alexitimia de Toronto (TAS-20) y el Cuestionario de Violencia en la Pareja fueron aplicados a una muestra no probabilística de 118 mujeres mexicanas con pareja heterosexual. Se encontró alexitimia (TAS-20 ≥ 61) en el 42% de las mujeres, violencia recibida en el 25% y de violencia ejercida en el 5%. La violencia recibida fue mayor que la ejercida. La alexitimia se asoció con la violencia, más con la violencia recibida que con la ejercida. Se observó un patrón de violencia reactiva en el que la alexitimia actúa como un factor de riesgo. Esto probablemente se deba a los problemas de ajuste y control que la alexitimia conlleva. Se aconseja evaluar la alexitimia en los estudios e intervenciones en violencia de pareja.
The aims of this paper were: 1) to estimate the levels of couple violence (received and exercised) and alexithymia among women, and 2) to study the relationship among alexithymia and violence. The Questionnaire of Couple Violence and the 20-item Toronto Alexithymia Scale (TAS-20) were applied to a nonprobability sample of 118 Mexican women with a heterosexual partner. Mean of age was 35 years old (SD=10) ranking from 18 to 57. Regarding marital status, 53 of 118 women (45%) reported being married, 28 (24%) separated, 21 (18%) in free union with a partner, 11 (9%) single, 4 (3%) divorced and 1 (1%) widow. Indices of received violence and exerted violence that vary from 0 to 100 were calculated multiplying reported frequency by reported damage. Comparisons of means for Student's t-test, linear correlations, linear regression and path analysis were use for data analysis. Alexithymia (TAS-20 total scores ≥ 61) was found in 42% of women, received violence in 25% (scores of received violence index ≥ 30), and exercised violence in 5% (scores of received violence index ≥ 30). The mean of index of received violence was higher than the one of index of exerted violence (t[117]=4.15, p<.01). Alexithymia was associated to violence. Its correlation was higher with received violence than with exerted violence. A reactive violence pattern was observed in which alexithymia acts as a risk factor. In this path model, alexithymia (TAS-20 total score) determined both the received damage as the index of exerted violence. The received damage determined the index of exerted violence. The variable of level of education was added as a determinant of the index of exerted violence, owing to model ran out degrees of freedom with only one variable exogenous (alexithymia).The model explained 21% of the variance of exerted violence and 19% of the variance of received damage with a close fit to the data (χ2 [1, N=118]=0.14, p=.71, GFI=1, AGFI=.99, NFI=1, CFI=1, and RMSEA=0). This relationship among alexithymia and violence could probably be due to the adjustment and control problems that alexithymia involves. It is suggested to assess alexithymia in new studies and interventions in couple violence.
Los conflictos en la pareja constituyen en la actualidad un tema de interés particular en psicología, más aún cuando éstos son expresados a través de actos violentos. Un conflicto de pareja afrontado de forma inadecuada se cronifica y usualmente lleva a peleas, agresiones, distanciamiento y desamor (Díaz-Loving & Sánchez-Aragón, 2012). Las consecuencias de permanecer en un vínculo de violencia son muchas. Están aquéllas con un efecto directo sobre la salud mental, como estrés postraumático, ansiedad o depresión. Su severidad varía de acuerdo al tipo de maltrato, intensidad y frecuencia del mismo, convivencia con el maltratador, cercanía temporal de la violencia, así como haber sufrido malos tratos en la infancia (Armor, Echeburúa, Corral, Zubizarreta, & Sarasua, 2002). Además de las consecuencias psicopatológicas se pueden observar daños psicosociales, como dificultades para adaptarse al trabajo, estudio, vida social, tiempo libre o vida familiar (Domínguez, García, & Cuberos, 2008).
Con respecto a la alexitimia se han realizado investigaciones en violencia de pareja. Se define alexitimia como un rasgo de personalidad caracterizado por dificultades para identificar y expresar sentimientos, pobreza de la fantasía y pensamiento externamente orientado. El instrumento más empleado para su evaluación es la Escala de Alexitimia de Toronto (TAS-20). La alexitimia se encuentra entre el 15 y 22% de la población general evaluada con la TAS-20 y definida desde un punto de corte de 61 (Taylor, 2000).
Kniery (2002) evaluó las propiedades psicométricas de la escala TAS-20 en 262 hombres derivados por la corte a un programa de tratamiento de la violencia doméstica. Halló que sólo los dos primeros factores (dificultades para identificar y expresar emociones) se reproducían en análisis factorial y tenían consistencia interna alta. El tercer factor tuvo cargas y consistencia interna bajas. El nivel de escolaridad tuvo correlación inversa con la alexitimia, y el consumo de alcohol y comportamientos desadaptativos correlación directa. La media de la TAS-20 fue 47.81 (DE=13.32) que es una media equivalente a la reportada por Bagby, Parker y Taylor (1994) con estudiantes universitarios varones (M=47.40, DE=9.77). Describió que los participantes tendían a eludir la expresión verbal de las emociones, como el mostrar culpa, y a negar o minimizar la responsabilidad, principalmente de la agresión física.
Swan y Snow (2006) formularon una hipótesis de mediación entre la violencia en la infancia y la violencia de pareja. Si la persona presenta alta impulsividad actuará como agresor y si presenta alta alexitimia como víctima. No obstante, Berzenski y Yates (2010), al poner esta hipótesis a prueba, hallaron que la violencia en la infancia tuvo un efecto directo e indirecto sobre la violencia tanto ejercida como recibida de la pareja. Contrario a la hipótesis, el efecto indirecto estuvo mediado por la impulsividad en ambas violencias, pero no por la alexitimia.
Reddy (2009) encontró niveles altos de dificultades para identificar y describir sentimientos en las mujeres sobrevivientes a violencia doméstica, sobre todo en aquéllas que habían sufrido abuso físico durante la adolescencia. No obstante, la correlación directa de la alexitimia con la violencia de pareja no fue estadísticamente significativa. La autora lo atribuye a un tamaño muestral pequeño y una varianza reducida de las puntuaciones de alexitimia.
El déficit en el procesamiento cortical de las emociones que conlleva la alexitimia dificulta un adecuado diálogo para la resolución de problemas, perpetúa los conflictos, mina la satisfacción y reduce la cohesión de la pareja (Taylor, 2000). Así se crea un ambiente propicio para la violencia. Si a esto se añade el ruido emocional que sufre la persona por el procesamiento subcortical intacto de los estresores (Martínez & Ato, 2011), los estallidos de violencia o la violencia como estrategia de control pueden aparecer, especialmente en respuesta a agresiones de parte del compañero íntimo.
La persona con alexitimia genera frustración y enojo en la pareja ante situaciones de conflictos y demandas de afecto por su dificultad para entender estas situaciones y dar respuestas efectivas (Espina, 2002), por lo que seguramente reciba hostilidad de su pareja. Moral (2008a) observó que la alexitimia era un factor de riesgo de desajuste marital, especialmente en hombres, junto con la depresión. Argumentaba que en la relación entre alexitimia, depresión y desajuste puede estar mediando la violencia ejercida por la pareja ante los conflictos no resueltos. Esta violencia genera indefensión e incrementa el desapego, lo que empeora el ajuste a la pareja.
Finalmente la alexitimia puede aparecer como consecuencia o ser agravada por una violencia intensa y de larga duración sufrida de parte de la pareja (Reddy, 2009), esto es, en situaciones de terrorismo íntimo en las cuales la violencia se emplea como una estrategia de control y sometimiento a través del miedo (Johnson, 2006).
Considerando a la alexitimia como una variable relevante para el estudio de la violencia de pareja, cuyo papel todavía no está del todo aclarado (Reddy, 2009), y teniendo en cuenta la importante de introducir en los modelos tanto la violencia recibida como la ejercida para evitar sesgo propio del campo de estudio, esto es el considerar a la mujer únicamente como víctima (Fiebert, 2010; Kimmel, 2002), esta investigación tiene como objetivos: 1) estudiar la relación entre la relación entre la alexitimia y la violencia recibida y ejercida, y 2) describir los niveles de alexitimia y de violencia recibida y ejercida en mujeres.
MétodoParticipantesSe empleó una muestra no probabilística incidental de 118 mujeres. Como criterios de inclusión se requirió: saber leer y escribir, ser mayor de 18 años y tener una relación de pareja heterosexual de al menos 2 años de duración. La colecta de datos se hizo mediante un cuadernillo auto-administrado. Todo el trabajo de campo fue realizado por una psicóloga clínica con entrenamiento en investigación. Las participantes fueron contactadas en centros comerciales, parques, instituciones sociales, centros comunitarios vecinales y lugares de trabajo. Tras proporcionar el consentimiento informado para participar en el estudio, respondían al cuadernillo.
La media de edad en la muestra fue 35.01 años (DE=10.01) con mínima de 18 y máxima de 57. Con respecto al estado civil, 53 de las 118 mujeres (45%) reportaron estar casadas, 28 (24%) separadas, 21 (18%) en unión libre, 11 (9%) solteras, 43 (%) divorciadas y 1 (1%) viuda. La edad promedio al inicio de la relación actual fue de 22.58 años (DE=5.96). El tiempo promedio de relación con la pareja actual fue de 11.70 años (DE=9.38). La media de hijos fue 2, variando de 0 a 5 y no teniendo hijos 21 de las 118 mujeres (18%). En relación con la ocupación, 43 de las 118 participantes (37%) reportaron ser amas de casa, 32 (27%) empleadas de oficina o ventas, 24 (20%) empleadas manuales, 8 (7%) profesionistas, 5 (4%) desempleadas, 4 (3%) estudiantes y 2 (2%) tener negocio propio. Respecto de la escolaridad, 20 de las 118 mujeres (17%) indicaron tener estudios de primaria, 38 (32%) de secundaria, 43 (37%) de media superior y 17 (14%) superiores. Con respecto a la clase social, 41 de las 118 participantes (35%) se definieron de clase baja, 27 (23%) media-baja, 42 (35%) media-media, 7 (6%) media-alta y 1 (1%) alta.
InstrumentosEscala de Alexitimia de Toronto de 20 reactivos (20- ítem Toronto Alexithymia Scale [TAS-20]; Bagby et al., 1994). Fue validada en población mexicana por Moral (2008b). Consta de 20 ítems con un rango de 6 puntos (de 0 “totalmente en desacuerdo” a 5 “totalmente de acuerdo”). Por el método de factorización de ejes principales y rotación Varimax presentó una estructura de tres factores ortogonales que explicaron 30% de la varianza total: 1) dificultad para expresar sentimientos (DES) con 5 indicadores (ítems 2, 4, 11, 12 y 17) y consistencia interna alta (α = .80), 2) dificultad para identificar sentimientos (DIS) con 7 indicadores (ítems 1, 3, 6, 7, 9, 13 y 14) y consistencia interna alta (α = .78) y 3) pensamiento externamente orientado (PEO) con 8 indicadores (ítems 5, 8, 10, 15, 16, 18, 19 y 20) y consistencia interna baja (α = .53). La distribución de la escala se ajustó a una curva normal con media de 24.90 y desviación estándar de 12.27 dentro de un rango potencial de 0 a 100, mostró una consistencia interna alta (α = .82) y estabilidad temporal a los 6 meses (r = .71) (Moral, 2008b).
Cuestionario de violencia en la pareja de Moral y Ramos (2014). Fue desarrollado para este estudio partiendo del estudio de Moral y López (2012). Está integrado por dos escalas. Por una parte está la escala que evalúa violencia recibida de la pareja. Se compone de 27 ítems directos. Se responden en relación con la frecuencia y el daño recibido en un rango de 5 puntos (de 1 “nunca” o “ninguno” a 5 “siempre” o “mucho”) en aspectos de violencia física, psicológica, social, económica y sexual. Se obtienen dos puntuaciones, una de frecuencia de actos de violencia recibidos y otra de daño recibido, ambas con un rango de 27 a 135. Una mayor puntuación refleja mayor victimización. Para obtener una puntuación total primero se multiplican ambas puntuaciones (frecuencia x daño), segundo se resta 729 (valor mínimo potencial), tercero se divide por 17,496 (valor máximo – mínimo potenciales) y cuarto se multiplica por 100, con lo que se obtiene un índice de violencia recibida que varía de 0 a 100. Los valores de consistencia interna de los 27 ítems de frecuencia y los 27 de daño fueron altos (α = .95 en ambos). Por otra parte está la escala que evalúa violencia ejercida contra la pareja. Se compone de 12 ítems directos. Se responden en relación con la frecuencia y el daño provocado en un rango de 5 puntos (de 1 “nunca” o “ninguno” a 5 “siempre” o “mucho”) en aspectos de violencia física, psicológica, social, económica y sexual. Se obtienen dos puntuaciones, una de frecuencia de actos violentos perpetrados y otra de daño ocasionado, siendo el rango de la puntuación total de 12 a 60. Una mayor puntuación refleja que mayor violencia ejercida contra la pareja. Para obtener una puntuación total primero se multiplican ambas puntuaciones (frecuencia x daño), segundo se resta 144 (valor mínimo potencial), tercero se divide por 3,456 (máximo – mínimo) y cuarto se multiplica por 100, con lo que se obtiene un índice de violencia ejercida que varía de 0 a 100. Los valores de consistencia interna de los 12 ítems de frecuencia y los 12 de daño fueron altos (.82 y .80, respectivamente).
En ambos índices valores menores que 30 reflejan ausencia o baja violencia, entre 30 y 69 presencia de violencia significativa y mayores o iguales que 70 severa.
Debe señalarse que los valores de consistencia interna altos indican unidimensionalidad en las 4 escalas de violencia. El número de componentes de la matriz de correlaciones de las 4 escalas de violencia fue 2 por el criterio de Kaiser (autovalores mayores que 1). Estos 2 componentes explicaron el 91.1% de la varianza total. Tras la rotación no ortogonal por el método Oblimín, el primer componente fue de violencia sufrida (frecuencia y daño) y un segundo componente fue de violencia ejercida (daño y frecuencia). La correlación entre ambos componentes fue significativa, positiva y moderada (r = .30, p<.01).
ProcedimientoSe realizó un estudio descriptivo-correlacional con un diseño ex post facto transversal y un muestreo no probabilístico. Se solicitó el consentimiento de informado para la participación en el estudio. Se garantizó el anonimato y confidencialidad de la información. Así, se siguieron las normas éticas de investigación de la Sociedad Mexicana de Psicología (2007).
Análisis de datosSe compararon las medias de los índices de violencia recibida y ejercida por la prueba t de Student para muestras emparejadas. Se calcularon correlaciones por el coeficiente producto-momento de Pearson, dos modelos de regresión por el método de entrada forzada y modelos de análisis de senderos por máxima verosimilitud. Una correlación menor que .30 se consideró baja, de 30 a .69 moderada y mayor o igual que .70 alta. El nivel de significación en la pruebas de contraste se estipuló en .05.
Se contemplaron siete índices de ajuste en el análisis de senderos: prueba chi-cuadrado (χ2), cociente entre el estadístico chi-cuadrado y sus grados de libertad (χ2/gl), índice de bondad de ajuste (GFI) y su modalidad corregida (AGFI), índice normado (NFI) y comparativo de ajuste (CFI) y error cuadrático medio de aproximación (RMSEA). Se estipularon como valores de buen ajuste para los índices: p ≥ .05 para χ2, χ2/gl ≤ 2, GFI ≥ .95, AGFI, NFI y CFI ≥ .90 y RMSEA ≤ .05; y como valores adecuados: p ≥ .01, para χ2, χ2/gl ≤ 3, GFI ≥ .85, AGFI, NFI y CFI ≥ .80 y RMSEA ≤ .09 (Kline, 2010). La potencia de los modelos de senderos se estimó desde la RMSEA. Se calculó con un nivel de significación de .05. Se empleó como hipótesis nula el valor medio del modelo independiente y como hipótesis alternativa el valor medio del modelo contrastado (Preacher & Coffman, 2006).
ResultadosDescripción del nivel de alexitimiaLa consistencia interna de los 20 ítems de la TAS-20 fue alta (α= .87), al igual que sus dos primeros factores: (.87 para DIS y .79 para DES), pero fue baja la del tercero (α= .37). La distribución de la puntuación total se ajustó a una curva normal (ZK-S=0.76, p = .65) de media 46.17 y desviación estándar 18.99. Esta media (46.17, 95% IC: 42.71, 49.63) fue significativamente mayor que la reportada por 381 estudiantes mexicanos de psicología (24.90, 95% IC: 23.66, 26.13) (Moral, 2008b) y 100 parejas casadas mexicanas (36.72, 95% IC: 34.42, 39.02) (Moral, 2009) de ambos sexos, pero significativamente menor que la reportada por 3,170 estudiantes de media superior (51.10, 95% IC: 50.44, 51.77) (Moral, 2011), coincidiendo en los cuatro estudios el mismo formato de aplicación y el rango potencial de 0 a 100 de la TAS-20.
Para emplear el punto de corte de 61 sugerido por Taylor (2000), que es el más usado, se requirió pasar el rango de los ítems de 0 a 5 (3 puntos en cada polaridad sin valor intermedio) a un rango de 1 a 5 (dos puntos en cada polaridad con punto intermedio). A tal fin se recodificó: 0=1, 1=2, 2=3, 3=3, 4=4 y 5=5. Tras esta recodificación la media fue 56.93 (95% IC: 54.26, 59.59) y desviación estándar de 14.61. Esta media fue significativamente mayor (t[117]=6.78, p<.01) que la reportada por Kniery (2002) con una diferencia media de 9.11 (95% IC: 6.45, 11.78) en un rango de 20 a 100. El 58% (68 de 118) de las mujeres no fueron casos de alexitimia y 42% (50 de 118) sí.
Descripción de los niveles de violencia recibida y ejercidaLa consistencia interna de los 27 ítems de frecuencia de violencia recibida fue alta (α = .96), al igual que los 27 ítems de daño recibido (α = .95). La consistencia interna de los 12 ítems de frecuencia de violencia ejercía también fue alta (α = .70) y la de los 12 ítems de daño provocado fue adecuada (α = .68).
El 75% de las participantes tuvieron una puntuación menor que 30 en el índice de violencia recibida (ausencia o baja violencia), 23% de 30 a 69 (violencia significativa) y 2% 70 o mayor (severa). Su media fue 18.62 (95% IC; 14.74, 22.50), lo que correspondió a un nivel de baja violencia. La distribución mostró asimetría positiva (S=1.18, EE = .22), esto es, mayor concentración de valores por debajo de la media que por encima.
El 95% de las participantes tuvieron un índice de violencia ejercida menor que 30 (baja), 5% entre 30 y 69 y ninguna mayor que 70. Su media fue 10.60 (95% IC; 8.94, 12.25), lo que correspondió a un nivel de baja violencia. La distribución mostró asimetría positiva (S=1.34, EE=.22) y apuntamiento (C=1.79, EE=.44), esto es, se concentró en los valores bajos.
El promedio de violencia recibida fue significativamente mayor que el de ejercida (t[117]=4.15, p<.01) con una diferencia media de 8.02 (95% IC: 4.19, 11.86) en un rango de 0 a 100.
Correlaciones entre alexitimia y violencia y entre violencia recibida y ejercidaLa puntuación total de la TAS-20 tuvo correlación significativa, positiva y moderada con daño recibido (r = .44, p<.01) y frecuencia de la violencia recibida (r = .39, p<.01). También la correlación fue significativa, positiva y moderada, aunque de menor magnitud, con daño causado (r = .34, p<.01) y frecuencia de la violencia ejercida (r = .31, p<.01). Cuando se calcularon las correlaciones de los tres factores de la TAS-20 con la violencia, éstas fueron significativas y positivas, variando de .19 a .39. La dificultad para identificar sentimientos fue el factor de la TAS-20 con correlaciones más altas. Dentro de la violencia recibida las correlaciones fueron mayores con daño que con frecuencia. Dentro de la violencia ejercida hubo un mayor equilibrio en las correlaciones con daño y frecuencia. Al considerar los índices de violencia, los valores de correlación se incrementaron en el índice de violencia ejercida en comparación con sus dos componentes (véase Tabla 1).
Correlaciones entre alexitimia y violencia
Alexitimia | Violencia en la pareja | |||||
---|---|---|---|---|---|---|
Recibida | Ejercida | |||||
Frecuencia | Daño | Índice | Frecuencia | Daño | Índice | |
TAS-20 | .39** | .44** | .39** | .31** | .34** | .37** |
DIS | .36** | .39** | .37** | .31** | .29** | .33** |
DES | .30** | .37** | .31** | .19* | .32** | .31** |
PEO | .28** | .32** | .28** | .24** | .23* | .25** |
Nota: N=118.
Las correlaciones entre la violencia recibida y ejercida fueron significativas y directas, variando de .36 a .21 (véase Tabla 2).
Modelos de regresión lineal de violenciaSe estimaron dos modelos de regresión: uno para predecir daño recibido desde la puntuación total de la alexitimia y el índice de violencia ejercida; y otro para predecir el índice de violencia ejercida desde la puntuación total de la alexitimia y el daño recibido. En el primero se explicó el 22% de la varianza del daño recibido con mayor peso de la alexitimia (β = .35) que del índice de violencia ejercida (β = .23). En el segundo se explicó el 17% de la varianza del índice de violencia ejercida con un peso equivalente de la alexitimia (β = .26) y el daño recibido (β = .25). En ambos modelos los dos predictores fueron significativos. Los modelos presentaron cierta colinealidad como fue indicado por el descenso del valor del coeficiente de correlación de cada predictor con la variable predicha al parcializarse el efecto del otro predictor en el modelo (9 ó 12 décimas) y por los valores de tolerancia (Tol.) e inflación de varianza (FIV) ligeramente alejados de 1 (Tol. > .80 y FIV < 1.25) (véase Tabla 3).
Modelos de regresión lineal para predecir daño recibido y violencia ejercida
Modelo | Coeficientes | Significación | Colinealidad | |||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
V.Predicha | V. Predictoras | B | EE | B | t | p | r | rp | Tol | FIV |
Constante | 26.15 | 6.52 | 4.01 | <.01 | ||||||
Dañorecibido | Violenciaejercida | 0.77 | 0.29 | .23 | 2.64 | .01 | .36 | .24 | .87 | 1.15 |
TAS-20 | 0.56 | 0.14 | .35 | 4.03 | <.01 | .44 | .35 | .87 | 1.15 | |
Constante | 0.45 | 2.17 | 0.21 | .84 | ||||||
Violenciaejercida | Daño recibido | 0.07 | 0.03 | .25 | 2.64 | .01 | .36 | .24 | .81 | 1.24 |
TAS-20 | 0.12 | 0.05 | .26 | 2.74 | <.01 | .37 | .25 | .81 | 1.24 |
Nota: N=118.
Se contrastó un modelo de violencia reactiva en el que la alexitimia determinó tanto el daño recibido como la violencia ejercida, el daño recibido determinó ejercicio de violencia. Se añadió la escolaridad como determinante de violencia ejercida, ya que el modelo con una sola variable exogéna (alexitimia) quedaba sin grados de libertad. Se especificaron las dos variables exogénas como correlacionadas.
La curtosis multivarada de Mardia fue negativa y mayor que -10 (-1.04) y su razón crítica mayor que -3 (-0.82), por lo que parece cumplirse el supuesto de normalidad multivariada. Así se optó por el método de máxima verosimilitud para estimar la función de discrepancia. Todos los parámetros fueron significativos con un nivel de significación de .05. Se explicó el 21% de violencia ejercida y 19% de la varianza de daño recibido. El ajuste a los datos fue bueno (χ2[1, N =118] = 0.14, p=.71, χ2/gl=0.14, GFI=1, AGFI=.99, NFI=1, CFI=1 y RMSEA=0) (véase Figura 1). La potencia del contraste fue alta (Ф = .86) desde la RMSEA, tomando el valor medio del modelo independiente (.29) como hipótesis nula y el valor medio del modelo contrastado (0) como alternativa.
Por los niveles altos de alexitimia y violencia recibida cabría conjeturar que estas mujeres se asemejan a las víctimas de violencia y que la alexitimia podría ser un estado o un rasgo agravado como consecuencia del daño sufrido por parte de una pareja violenta. Al definir la alexitimia como variable endógena determinada por escolaridad y daño recibido, mantener el daño recibido como consecuencia de la alexitimia rasgo (relación no recursiva o bidireccional) y la violencia ejercida como consecuencia de alexitimia (posible déficit de control de impulsos) y el daño recibido, se obtuvo que la vía de la alexitimia hacia el daño psicológico fue directa (β = .54) y significativa con nivel de significación de .10 (p = .06), pero la vía del daño psicológico hacia la alexitimia fue negativa (β = -.13) y claramente no significativa (p = .73). Esto sugiere que la alexitimia parece actuar como factor de riesgo y no como consecuencia.
Debido a que este modelo carece de grados de libertad y tiene dos vías no significativas con un nivel de significación de .05 se eliminó una de ellas (del daño a la alexitimia que es la vía que se desea poner a prueba). Así resultó un modelo recursivo de violencia reactiva donde la alexitimia es causada por el daño psicológico y la baja escolaridad. El daño psicológico queda como variable exógena. La violencia ejercida es determinada por la baja escolaridad y la alexitimia. La solución fue admisible, todos los parámetros fueron significativos, se explicó el 22% de la varianza de la alexitimia y la violencia ejercida, pero el ajuste fue peor que en el modelo anterior (χ2[1, N =118]=2.98, p=.09, χ2/gl=2.98, GFI=.99, AGFI = .88, NFI = .95, CFI = .97 y RMSEA = .13). La potencia del contraste fue baja (Ф= .53) desde la RMSEA (.29 como hipótesis nula y .13 como alternativa).
DiscusiónA pesar de que el promedio en el índice de violencia recibida es bajo, un cuarto de las mujeres reportan sufrir niveles significativos de violencia y 5% reportan ejercer niveles significativos de violencia, siendo mayor la violencia recibida de la pareja que la ejercida contra la misma. El hecho de recibir más violencia que perpetrarla es concordante con otros estudios centrados en mujeres (Castro & Casique, 2005; Johnson, 2008; Ramos & Saltijeral, 2008), pero está en contraposición a otras investigaciones en las que se señala que la mujer tienden a incrementar el reporte de ejercicio de violencia y el hombre a minimizarlo dando lugar a una equivalencia de promedio de violencia entre ambos sexos (Moreno, 1999) o mayor victimización masculina en relación con una violencia de baja frecuencia o intensidad en ambos sexos (Archer, 2002; Moral, López, Díaz-Loving, & Cienfuegos, 2011).
Debe señalarse que el nivel de violencia recibida aparentemente alto en la presente muestra de mujeres mexicanas de población general corresponde al hallado en muestras poblacionales. Según Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares en México, 42% de las mujeres de 15 años y más años reportaron violencia psicológica perpetrada por su pareja actual o de su última relación, 25% económica, 14% física y 7% sexual (INEGI-INMUJERES, 2012). Por lo tanto parece que las presentes mujeres se reconocen más como víctimas que como agresoras dentro de la pareja.
El nivel de alexitimia fue alto y claramente alejado de intervalo de 15 a 22% estimado para población general (Taylor, 2000) y el reportado por Kniery (2002) entre hombres maltratadores en tratamiento. Se aproximó a los porcentajes de mujeres víctimas de violencia de Reedy (2009) y de hombres maltratadores de Dobson (2005), que son del doble o más que en población general.
La alexitimia, tal como se esperaba, está asociada con la violencia en la pareja, sobre todo con el daño recibido, pero también con la frecuencia de actos violentos propios y daño ocasionado a la pareja. Esto contrasta con otros estudios de población de maltratadores (Dobson, 2005) o víctimas (Reddy, 2009), en los que no se halló correlación por tamaños muestrales reducidos y limitada variabilidad de las puntuaciones de alexitimia (rasgos muy destacados).
La dificultad para identificar los sentimientos fue el factor de la alexitimia más sobresaliente en la relación con la violencia, seguido por la dificultad para expresar los sentimientos. El pensamiento externamente orientado fue el factor menos correlacionado con la violencia. Esto es congruente con otros estudios sobre violencia (Kniery, 2002; Rueda, Pérez, Sanjuán, & Ruiz, 2006) y campos de aplicación del constructo (Taylor, 2000). Por este perfil correlacional la alexitimia en su relación con la violencia de pareja parece que se asocia más con los tipos de alexitimia-introversión y alexitimia-malestar emocional definidos por Chen, Xu, Jing y Chan (2011) que con el tipo de alexitimia-extroversión. Probablemente en las mujeres con alexitimia que sufren maltrato o ejercen violencia (esencialmente reactiva) habrá una mayor propensión a los trastornos por internalización (Reedy, 2009).
Los modelos de regresión reflejan que la alexitimia es un predictor tanto de daño recibido como violencia ejercida. En la predicción del daño recibido, la violencia ejercida contra la pareja tendría más peso que la alexitimia. En la predicción de la violencia ejercida, la alexitimia tendría un peso semejante al daño recibido. Así los datos parecen sugerir un modelo de violencia reactiva (Johnson, 2006). Al contrastar éste por análisis de senderos, introduciendo también la escolaridad se obtiene un modelo con una solución admisible, todas las vías significativas y buen ajuste a los datos, explicándose un quinto de la varianza de ambas violencias. El modelo refleja que las mujeres con menor escolaridad muestran más alexitimia y ejercen más violencia. La alexitimia es determinante de daño recibido. La alexitimia y el daño recibido son determinantes del ejercicio de la violencia. Así las mujeres con menos recursos cognitivo-afectivos reciben más violencia probablemente por su incapacidad para resolver problemas de convivencia. El daño recibido motiva que reaccionen violentamente, especialmente si la alexitimia está presente. Esto probablemente se deba a los problemas de control de los impulsos violentos que conlleva el déficit cognitivo-afectivo propio de la alexitimia (Rueda et al., 2006) ante una reactividad vegetativa intacta (Martínez & Ato, 2011).
Debe señalarse que si la vía de relación entre daño recibido y la violencia ejercida se pone doble (modelo no recursivo o bidireccional), el daño recibido actúa como determinante directo y con más peso sobre la violencia ejercida (β = .44); y la violencia ejercida actúa como determinante inverso y con menor peso sobre el daño psicológico (β = -.20). Ambos parámetros no son significativos y el modelo carece de grados de libertad, por lo que no se contempló. No obstante, los parámetros con signos opuestos y el mayor peso del daño recibido indican que no existe un círculo vicioso de violencia, sino que ésta es esencialmente reactiva.
Los datos también parecen indicar que la alexitimia es un rasgo que actúa como factor de riesgo y no un estado consecuencia del daño sufrido (síntomas de estrés postraumático).
Como limitaciones del estudio debe señalarse el carácter no probabilístico de la muestra. Así toda generalización debe manejarse como una hipótesis aplicable a una población semejante de mujeres mexicanas de población general.
En conclusión, la mayoría de las mujeres encuestadas viven relaciones de pareja libres de violencia, pero ésta sí está presente en un cuarto de ellas, reconociéndose más como víctimas y que como agresoras. El nivel de alexitimia es alto y próximo a personas que viven relaciones violentas. Existe una asociación entre alexitimia y violencia. Dentro de la alexitimia la asociación con violencia se da más en los factores de dificultad para identificar y expresar emociones, siendo la asociación más fuerte con la violencia recibida con que violencia ejercida. La alexitimia parece actuar como un factor de riesgo para recibir violencia de la pareja. Esta violencia recibida desencadena una reacción violenta, pero finalmente no se da un círculo vicioso de violencia. El modelo de violencia que mejor se ajusta a los datos es de violencia reactiva con la alexitimia como factor de riesgo.
Se aconseja contemplar la alexitimia en la evaluación y tratamiento de las mujeres que viven relaciones violentas, asimismo su inclusión en los estudios de violencia de pareja. Debe considerarse que la alexitimia afecta a otras variables que impactan en la violencia de pareja, como ajuste marital (Espina, 2002; Moral, 2008a), depresión (Honkalampi et al., 2000), ansiedad (Karukivi et al., 2010), modulación de la ira (Rueda et al., 2006) y sexismo (Garaigordobil, 2013). Así sería importante contemplarlas en la especificación y contraste de modelos.
Desde estos datos cabe preguntarse si los niveles altos de alexitimia y violencia son consecuencia de la violencia que vive México en un contexto de enfrentamiento al crimen organizado (Salazar & Curiel, 2011); o son efecto de estilos que crianza que incurren en negligencia emocional, al ser una de las causas más importantes de alexitimia evidenciada por la investigación empírica (Aust, Härtwig, Heuser, & Bajbouj, 2012).