la disfunción vesical causa incontinencia urinaria y daño renal en niños. Cuando el tratamiento con anticolinérgicos y cateterismo vesical intermitente fracasa, la alternativa terapéutica es la ampliación vesical.
Pacientes y métodosentre 2005 y 2009 se ha realizado un estudio prospectivo con Botox® inyectado en el detrusor de niños por disfunción vesical con alta presión, a pesar del tratamiento anticolinérgico. Se valora la evolución urodinámica, clínica y radiológica, antes y a las 4 semanas, 6 meses y un año tras la inyección (10 U/kg de peso hasta 300 U). La reinyección se indicó ante el empeoramiento clínico o urodinámico. Se empleó el test de Wilcoxon para el análisis estadístico de los parámetros urodinámicos.
Resultadosse trataron 12 pacientes, 11 de causa neurógena (91,7%) y uno por válvulas de uretra posterior (8,4%). La mediana de edad fue 12,6 (4,3-17,8) años y el seguimiento 40,8 (16,9-45,7) meses. A las 4 semanas se produjo mejoría en la capacidad vesical, acomodación y presión del detrusor en todos los pacientes salvo en dos (16,7%). Esta mejoría fue disminuyendo a partir de 6 meses, aunque inyecciones sucesivas produjeron cambios similares. Un paciente (8,3%) recibió una dosis, 6 (50%) dos y 5 (41,7%)tres. En 8 pacientes (66,7%) la mejoría clínica y urodinámica permitió evitar ampliación vesical.
Conclusionesla inyección de toxina botulínica repetida en el detrusor es una herramienta terapéutica frente a disfunciones vesicales con alta presión y baja acomodación en niños. Puede sustituir a la ampliación vesical en algunos casos, pero se necesitan estudios con largo seguimiento para evaluar apropiadamente su seguridad y eficacia.
bladder dysfunction causes urinary incontinence and kidney damage in children. When treatment with anticholinergics and intermittent bladder catheterization fails, the alternative therapy is bladder augmentation.
Patients and methodsbetween 2005 and 2009, a prospective study was carried out with Botox® injected into the detrusor of children suffering from high-pressure bladder despite anticholinergic treatment. We assessed their urodynamic, clinical and radiological evolution prior to and at 4 weeks, 6 months and 1 year after the injection (10 u/kg of weight up to 300 u). Reinjection was indicated in the event of clinical or urodynamic worsening. We employed the Wilcoxom test to statistically analyze the urodynamic parameters.
Results12 patients were treated, 11 with neurogenic bladder (91.7%) and 1 with posterior urethral valves (8.4%). The mean age was 12.6 (4.3-17.8) years and follow-up took place after 40.8 (16.9-45-7) months. Bladder capacity, detrusor accommodation and pressure improved after 4 weeks in all the patients except in 2 (16.7%). This improvement decreased after 6 months, although successive injections produced similar changes. One patient (8.3%) received 1 dose, six (50%) two doses and five (41.7%) received three. Clinical and urodynamic improvement in 8 patients (66.7%) prevented bladder augmentation.
Conclusionsrepeated botulinum toxin injection in the detrusor is a therapeutic instrument for high pressure and low accommodation bladders in children. It could replace bladder augmentation in some cases, however further studies with long-term follow-up care are required to appropriately evaluate its safety and effectiveness.
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