EDITORIAL
¿DEMASIADOS CONGRESOS?
Es indudable la necesidad de reuniones periódicas para dar a conocer los avances de cualquier especialidad médica, en boca de personas cualificadas, capaces de exponer no sólo sus propios trabajos, sino también de sintetizar los conocimientos actualizados de un determinado aspecto de la especialidad. Las llamadas "sesiones plenarias" de los congresos tienen esa finalidad. Las "mesas redondas" igualmente tratan de temas específicos, desarrollados por varias personas que se supone que han trabajado un determinado aspecto del tema que se trata. En los mismos congresos se ofrece la posibilidad de presentar "comunicaciones libres", para que lo que podrían llamarse pequeños avances, se expongan y sean objeto de discusión.
La cuestión que se plantea es si verdaderamente los avances científicos se producen con tanta rapidez como para celebrar tantos congresos, si está justificada la frecuencia con que se convocan estas reuniones por una misma sociedad, si en un mismo país, está justificado que diversas sociedades regionales convoquen reuniones anuales, con lo que el número de congresos por país se incrementa de forma, no siempre justificable, dado que con frecuencia intervienen las mismas personas y acuden casi los mismos oyentes. Si a esto se añaden las reuniones continentales (Europea, Americana, etc.) y las mundiales, se comprende que parezca excesiva la cantidad de congresos que de cada parcela de la medicina se celebran cada año.
Las "sesiones plenarias", presentadas por figuras relevantes, por lo general, a veces sólo sirven para satisfacción del presentador, sin aportar grandes avances. Las "mesas redondas" deberían ofrecer conocimientos recientes, no siempre sedimentados, motivo del trabajo de los participantes, con objeto de que pudiera establecerse una amplia discusión, para contrastar las opiniones de los asistentes, posibles investigadores sobre el mismo tema, pero a veces semejan "sesiones plenarias" en las que participan diversas personas, sin mucho lugar al diálogo. Sin embargo, probablemente son las sesiones más útiles, siempre que se disponga de tiempo suficiente para que la discusión sea amplia y constructiva. Frente a estas dos modalidades de sesión, parece que a las "comunicaciones libres", se les considera de menor valor, cuando es muy probable que sean estas pequeñas aportaciones los granitos de arena que van a servir para construir en un futuro una parte importante del edificio de una determinada área de la medicina. Es lástima que con frecuencia, estas comunicaciones se presenten en salas poco acogedoras, con escasa asistencia, a veces tan sólo de los grupos que las presentan, cuando es aquí donde se van a dar a conocer trabajos muchas veces pioneros, expuestos por lo general por investigadores jóvenes, a quienes habría que estimular apreciando su labor.
Los Congresos de temática amplia, dan lugar a asistencia multitudinaria, complicando la organización, con los casi inevitables fallos, y aumentando los gastos, que en su mayoría sufraga la industria farmacéutica. Debería plantearse la utilidad real de estos congresos de temática amplia. De mayor utilidad y rendimiento serían las reuniones monográficas, a las que sólo asistirían los interesados e investigadores en el mismo tema, ofreciendo la posibilidad de discutir con más amplitud y más directamente sobre puntos muy concretos. En las pocas ocasiones en que se han celebrado reuniones de estas características, se ha demostrado su eficacia.
Por todo esto, las Sociedades Médicas, deberían plantearse la necesidad de convocar tantas reuniones. Las de ámbito regional, en un mismo país, deberían unificarse, aunando esfuerzos. Las reuniones monográficas, deberían proliferar, con lo que además se evitaría, como ocurre en los congresos de temática amplia, la coincidencia a una misma hora de conferencias, mesas o comunicaciones que pueden ser de interés para los congresistas, debiendo elegir a cual asistir, escogiendo entre varias posibilidades, renunciando a las demás.
Un aspecto positivo a destacar, en todos los casos, es la oportunidad que ofrecen todas las reuniones de propiciar contactos con colegas, con los que el diálogo directo a veces es más interesante y constructivo que las propias conferencias.
F. Muñoz-López