El desarrollo industrial trae como consecuencia el manejo de nuevas sustancias que de una u otra forma entran en contacto con el personal de la industria, a pesar de que en todo caso se tomen las medidas pertinentes para evitar el contacto directo, bien mediante la protección individual (uso de mascarillas o de ropas especiales) bien por el diseño de los aparatos que deben manejarse. No obstante, infinidad de productos son prácticamente imposibles de evitar, como por ejemplo la harina de las panaderías o los gases en numerosos talleres2. Por esta variedad y el aumento de productos químicos industriales, el clínico se enfrenta cada día con el reto de identificar sustancias que muchas veces pasan desapercibidas en el ambiente de trabajo, y su relación con una posible patología alérgica de los trabajadores, todo ello además con la responsabilidad de demostrar la causalidad laboral que implicaría acciones legales al considerarlas enfermedades profesionales3.
Las enfermedades alérgicas debidas al ambiente de trabajo son muy variadas. Posiblemente domina la patología respiratoria, con el asma o la rino-conjuntivitis, pudiéndose incluir en este apartado la ya clásica alveolitis alérgica extrínseca, con el llamado pulmón de granjero, como exponente.4,5 La patología cutánea tiene un papel destacado en el terreno de la alergia ocupacional, con manifestaciones que van desde la dermatitis de contacto a la urticaria6 y, finalmente, las reacciones anafilácticas, como las causadas por picadura de abejas en los apicultores o por el uso de guantes de látex7, elemento que en los últimos años ha destacado por su alta capacidad de producir reacciones alérgicas graves.
A pesar de la gran variedad de sustancias del medio laboral capaces de sensibilizar y originar reacciones alérgicas, para ello deben existir unas determinadas condiciones individuales, ya que no se trata de sustancias tóxicas, que afectarían a todos los trabajadores en razón del grado de exposición. En ciertos casos, se trata de individuos que ya han padecido alguna enfermedad alérgica, que puede estar controlada, pero que al contacto con nuevas sustancias, pueden sensibilizarse, empeorando su enfermedad de base, respiratoria la mayoría de las veces. Otras veces son personas que nunca habían padecido enfermedades de esta naturaleza, que por el contacto continuado llegan a sensibilizarse, quizás por tratarse de personas con predisposición atópica poco relevante. Por lo común los síntomas quedan localizados en el área óculo-nasal, aunque la persistencia del contacto puede dar lugar a un aumento de la reactividad bronquial8. Asimismo, la participación bronquial puede quedar limitada a la mucosa, sin que exista broncoespasmo, etiquetándose la reacción de bronquitis eosinofílica9.
Aparte la predisposición genética, otros factores influyen en el proceso. Desde la naturaleza y peso molecular de las sustancias sensibilizantes, el grado de exposición, o la coparticipación de sustancias irritantes que faciliten la inflamación y el aumento de la reactividad bronquial10-12.
La primordial repercusión de esta patología es la personal, que afecta a la calidad de vida de los trabajadores afectados13, considerando además que a pesar de cesar el contacto con las sustancias responsables, la sintomatología puede persistir durante varios años. Por otra parte, teniendo en cuenta el posible cese laboral, el tratamiento de la enfermedad y el creciente número de personas afectadas, el coste social y económico de esta patología es muy elevado.14,15 Con toda esta problemática, habría que hacer un esfuerzo para reducir la incidencia de esta patología. Además de las medidas que deben tomar todas las empresas en las que supuestamente las sustancias usadas pueden ser causa de estas enfermedades, personalmente hay insistir en la recomendación a los adolescentes y adultos jóvenes, en estado pre-laboral, de que eviten trabajar en ambientes que, a mayor o menor plazo, podrán serles perjudiciales, con imposibilidad de volver atrás en su actividad profesional (cuarta prevención)16.
En este número de Allergologia et Immunopathologia, tres trabajos se ocupan de algunos aspectos de esta patología, las reacciones anafilácticas por picadura de abejas (Celikel et al6), el contacto profesional con guantes de látex (Peixinho et al7) y, por último, una amplia puesta al día de la patología más destacada en el medio industrial, efectuada por Fernández-Nieto et al3.