Hace 12 meses celebrábamos en Segovia los 25 años de existencia de nuestra Sociedad. Fue el momento emocionado de echar la vista atrás y comprobar lo mucho que habíamos avanzado.
Sin embargo, 25 años de vida de una Sociedad Científica son muy pocos años. Hemos superado, como Sociedad, nuestra infancia y adolescencia. Estamos dando nuestros primeros pasos de juventud desde que hace cinco años nos convertimos en una Sociedad independiente, y debemos, ahora, dar los pasos definitivos para alcanzar nuestra madurez.
Ha llegado la hora de nuestra particular reválida, como Sociedad Científica.
Nos estaríamos engañando a nosotros mismos si, en este particular momento, no reconociéramos que algunos de nuestros compañeros albergan serias dudas acerca del futuro de nuestra Sociedad e, incluso, de nuestra especialidad.
Conflictos de intereses con otras especialidades afines, falta de dotación de personal e infraestructura en muchos de nuestros servicios, diferentes puntos de vista entre nosotros de lo que somos y en lo que nos queremos convertir, son algunos de los problemas que alimentan tales miedos.
No debiéramos ser pesimistas. El futuro de nuestra Sociedad y de nuestra especialidad es halagüeño.
Pero nuestra especialidad, como cualquier otra, sólo tendrá futuro si es capaz de ser útil a la sociedad a la que está obligada a atender.
Los niños a los que atendemos y sus familiares, los pediatras que nos confían sus pequeños pacientes, y las autoridades sanitarias serán los miembros del tribunal ante los que deberemos demostrar nuestra utilidad.
Si los niños afectados de enfermedad alérgica o inmunológica encuentran, entre nosotros, solución o alivio a sus problemas. Si reciben de nosotros la atención que buscan y a la que tienen derecho.
Si somos de utilidad a los pediatras. Si les ayudamos a solucionar los problemas que les plantean sus pacientes alérgicos. Si sabemos trabajar, codo a codo, junto a ellos.
Si somos capaces de hacer comprender a la administración que una atención especializada a los niños alérgicos, realizada por auténticos expertos, redunda en un mejor control de tales enfermedades y en una contención del gasto directo e indirecto.
Si somos capaces de cumplir con los anteriores presupuestos, el futuro de nuestra especialidad y, por tanto, de nuestra Sociedad, estará cimentándose sobre bases sólidas.
Así pues el futuro está en nuestras manos. Seremos lo que queramos ser. El futuro que nos espera será el que merezcamos, fruto de nuestra preparación, capacidad de respuesta, actitud y dedicación.
Nuestra Sociedad está preparada. Está compuesta por un colectivo de médicos bien formados, capaces de afrontar y superar cualquier reto que nos depare el futuro.
Nunca, como en el presente congreso, se habían recibido tan importante número de comunicaciones y de tan buen nivel científico. Son muchos los compañeros que están participando activamente en los diferentes Grupos de Trabajo. Todo ello demuestra que, en el seno de nuestra Sociedad, existe un importante número de socios activos, ilusionados con su trabajo.
De ellos es el futuro. De los especialistas bien formados. De los que están convencidos de la importancia de la labor que realizan. De los que se preparan y actualizan sus conocimientos día a día. De los que luchan por dotar a sus unidades de las mejores dotaciones personales y materiales posibles con el fin de poder ofrecer, a sus pacientes y a los pediatras con los que trabajan, la mejor de las asistencias alergológicas posible.
La actual junta directiva es consciente de que su labor pasa, fundamentalmente, por ofrecer los cauces que permitan el desarrollo profesional más amplio posible de todos sus socios.
Por ello ha apostado por incrementar el número de Grupos de Trabajo. Quiere estimular la mayor participación posible de sus socios en todos las actividades de la Sociedad: Participación en los Congresos, talleres de formación para pediatras y alergólogos, trabajos multicéntricos. Quiere estimular la mayor participación posible en publicaciones originales o de revisión para nuestra revista y la página web. Pretende conseguir que nuestros Congresos se conviertan en auténticos foros de debate, abiertos a la discusión profesional y al confrontamiento de ideas con todo aquel que pueda y quiera compartir sus conocimientos y experiencias con los nuestros.
Hemos de conseguir, entre todos, una Sociedad Científica sin complejos. Una Sociedad Científica ilusionada con la labor que debe realizar. Una Sociedad Científica abierta y bien relacionada con todo aquel compañero o institución capaz de aportar formación para todos nosotros. Una Sociedad Científica que garantice que los niños con patología alérgica reciban la mejor de las atenciones médicas, por auténticos expertos.
Desde esta perspectiva, ha de destacarse y agradecerse la buena sintonía que se está produciendo entre nuestra Sociedad, la Sociedad Española de Alergia e Inmunología Clínica (SEAIC) y la Asociación Española de Pediatría (AEP) que nos está permitiendo ir avanzando en lo que será el programa de formación de los futuros alergólogos infantiles.
Confiamos que, con la ayuda de todos, cada uno en su puesto, seremos capaces de labrarnos un esperanzador futuro, de superar nuestra reválida, y alcanzar una espléndida madurez científica.
Creemos que en el actual congreso de nuestra Sociedad en Valencia pueden ya apreciarse, claramente, alguno de los pasos que se han ido dando en tal dirección.