Las reacciones de hipersensibilidad a medicamentos se pueden clasificar en diferentes tipos de acuerdo a su fisiopatología y al intervalo de tiempo de aparición de las mismas tras la administración del fármaco: inmediatas y no inmediatas.
REACCIONES INMEDIATAS
Mediadas por anticuerpos IgE específicos y ocurren de forma inmediata tras la administración del fármaco. Son las mejor estudiadas, especialmente las producidas por antibióticos betalactámicos, en las cuales se han identificado anticuerpos que pueden reconocer como epitopo diferentes estructuras químicas de la molécula del fármaco, incluida la cadena lateral. Esta respuesta esta regulada por células T con fenotipo de producción de citocinas Th2 que desencadenan el switching de producción a inmunoglobulinas IgG e IgE en el linfocito B.
REACCIONES NO INMEDIATAS
En general en la literatura las denominan reacciones aceleradas y tardías aunque diversos autores prefieren denominarlas reacciones no-inmediatas englobándolas a todas.
Un porcentaje elevado de reacciones ocurren después de horas o días de la administración del fármaco siendo la piel el principal órgano afectado y presentando una sintomatología variada (eritema, exantema, urticaria, reacciones descamativas, etc), incluyendo cuadros graves como la necrolisis epidérmica toxica (NET).
Las reacciones de hipersensibilidad retardada a fármacos con afectación cutánea afectan aproximadamente a un 2-3 % de los pacientes hospitalizados. Estas reacciones son causadas por medicamentos de uso frecuente como antibióticos, analgésico-antiinflamatorios y anticonvulsivantes y el diagnostico diferencial con otras enfermedades cutáneas puede ser dificultoso a pesar de que se conoce que estas reacciones no son IgE mediadas y que los linfocitos T activados desempeñan un papel fundamental en su desarrollo, los mecanismos inmunológicos implicados son complejos y en la actualidad no están bien definidos.
IMPORTANCIA EN LA INFANCIA
Mención especial merece el estudio de las reacciones a fármacos y a virus en la infancia y a menudo no fáciles de distinguir así como las reacciones adversas a vacunas que aunque no muy frecuentes si son de gran trascendencia para la consecución del calendario vacunal.
Objetivo prioritario debería ser estudiar los mecanismos que participan en las reacciones adversas a fármacos con base inmunológica en niños, tanto las IgE mediadas como las no-IgE mediadas. Así como la búsqueda de patrones inmunológicos que permitan establecer diferencias que ayuden a un diagnostico entre reacciones cutáneas a virus y medicamentos, ya que ambos pueden interactuar de forma simultanea con el sistema inmune.
Igualmente es necesario conocer la frecuencia de estas reacciones que solo es posible con la creación de una base de datos.