ALLERGOL. ET IMMUNOPATHOL., 1998;26(6):260-262
EDITORIAL
MEDICINA OFICIAL O MEDICINA ALTERNATIVA
El concepto de "medicina oficial" referido a la que se enseña en las Facultades de Medicina y se desarrolla en los centros dependientes de la sanidad pública y, por tanto, sufragado por el Estado, equivale al de "medicina científica". En última instancia, está dirigida a la curación y prevención de las enfermedades, en base a conocimientos adquiridos científicamente, es decir, basados en conocimientos de la etiología y fisiopatología de cada proceso, adquiridos por experimentación, así como la aplicación de técnicas diagnósticas y medidas terapéuticas, que requieren complejos estudios encaminados a comprobar de los resultados, que deben ser contrastados por diversos investigadores, comprendiendo tanto la eficacia de la terapéutica, como la ausencia de riesgos.
Gracias a las inversiones económicas que aportan los gobiernos y las instituciones públicas y privadas en los distintos países y, muy destacadamente, a la dedicación y sacrificio de muchos investigadores, la medicina ha obtenido grandes logros, por la rigurosidad con que se aplican los conocimientos, habiéndose conseguido que desaparezcan algunas enfermedades, curar otras muchas y prevenir bastantes más. En su mayoría, estos logros provienen del último siglo y medio, a partir del desarrollo de la fisiología experimental (Claude Bernat, Pavlov), la bioquímica, la bacteriología (Pasteur), la radiología (Röntgen), la cirugía y la farmacología, dado que, aparte de los conocimientos de la anatomía, la medicina antes de esa época casi no contaba más que con la recopilación de los síntomas, exploración clínica muy minuciosa y aplicación de remedios sin más fundamento que el empirismo.
Métodos de investigación muy rigurosos que, referidos a la terapéutica, deben someterse a una sistemática que, desde la experimentación animal, la administración a sujetos sanos y, por último, a pacientes, antes de que se autorice la comercialización del producto, pueden pasar varios quinquenios, con lo que es muy elevado el grado de seguridad con que el médico receta el medicamento y, aún así, en ocasiones algunos fármacos deben ser retirados de la venta o restringidos en su uso, por detectarse efectos indeseables que en las pruebas previas no se habían producido.
No obstante, a pesar de la garantía que la medicina actual ofrece a la población, se da el fenómeno de que muchos pacientes se acercan cada vez más a las llamadas "medicinas alternativas" o "heréticas", según el término usado en un interesante ensayo del premio Nobel de Medicina (1912), Alexis Carrel (1). Al parecer, desde 1986 a 1991, el número de pacientes que acuden a esas llamadas medicinas, se incrementó en un 70% en el Reino Unido (2), donde el 25% de los lectores de una revista popular, habían acudido a estos "prácticos", mientras que esa cifra se elevaba al 34% en los EE.UU. Esto revela que algo está ocurriendo en los países más desarrollados, para que una gran parte de la población desconfíe de la "medicina oficial" o "científica" y acuda a esas otras formas de terapia.
Quizá el descrédito o la desconfianza provenga, de una parte, de los sistemas de asistencia sanitaria pública, que obligan al médico a atender a un excesivo número de enfermos, a los que tan sólo puede dedicar pocos minutos, faltando la empatía entre ambos (3). El hombre enferma orgánicamente, pero también la psiquis juega un papel fundamental en la valoración de la enfermedad, los problemas orgánicos, familiares o laborales que pueden derivar de la misma, cuando se presiente o se sabe que se trata de una enfermedad crónica o que le incapacitará para desarrollar las actividades habituales (1). Los medicamentos y la cirugía curan o alivian los síntomas orgánicos, pero el enfermo, con frecuencia, necesita algo más, que puede ser la explicación de su enfermedad, el apoyo psicológico y moral, que por lo general, sólo se consigue tras largas y amistosas conversaciones, en lo que se basaba en gran medida la medicina de tiempos pretéritos, que conseguía al menos mejorar el ánimo del paciente, ya que no podía conseguir mucho más.
De otra parte, a las medicinas alternativas se les permite una publicidad, que no se considera apropiada para otras formas de ejercer la medicina, siendo además, aquéllas, objeto de llamativos artículos en publicaciones de gran difusión, mientras que de la medicina científica la prensa, suele ocuparse, por lo general, hechos espectaculares o de grandes avances, en muchas ocasiones todavía en fase muy experimental, creando esperanzas infundadas.
Ante todo, las terapias alternativas solamente contemplan un aspecto social de la medicina, aunque, sin duda, es la que buscan todos los enfermos y, por supuesto, todos los médicos, es decir, la terapéutica. Quiere decir esto, que atienden poco al diagnóstico y a la exploración clínica, que su interés se centra en aplicar diversos procedimientos "terapéuticos", aunque alguna de las variantes de estos métodos, ejerzan prácticas "pseudodiagnósticas". Las indicaciones suelen ser enfermedades en las que el dolor es un síntoma dominante, así como la ansiedad, la preocupación, etc. que inciden en el estado de ánimo de los enfermos. Estas medicinas aportan lo que falta a la asistencia pública, el tiempo suficiente para tratar este aspecto psicológico, que en estas terapias se apoya en un procedimiento que, a veces, lleva años, miles de años practicándose, como sucede con la acupuntura. Tras estos miles de años, aún no se han visualizado las "meridianas" o los "puntos", u otros centros relacionados con la salud y la enfermedad, que son producto de elucubraciones, al igual que ocurre con las demás alternativas. Por el contrario, la medicina científica, en pocos años, entre otros muchos avances, ha llegado a conocer la intimidad orgánica y bioquímica de la célula, a identificar los genes responsables de la estructura orgánica y de muchas enfermedades, con vistas a futuras prevenciones.
Llama la atención que algunos Colegios Profesionales y otros organismos oficiales acojan a grupos de médicos que practican estas terapias, cuando en las Facultades de Medicina no se imparten estas asignaturas y por consiguiente, no son materias aprobadas tras un examen. De otra parte, en la prensa diaria se anuncian cursos para la formación en algunas de estas prácticas, sin que se exija ninguna titulación universitaria previa.
En el trabajo de revisión de P. A. Davis et al. (4) que se publica en este número de Allergologia et Immunopathologia, se pone en evidencia la falta de trabajos científicamente contrastados que avalen la veracidad de la eficacia de la acupuntura en el tratamiento del asma, coincidiendo con la conclusión a la que también han llegado otros autores (2, 3, 5).
F. Muñoz-López
BIBLIOGRAFÍA
1. Carrel A. Medicina oficial y medicinas heréticas. Barcelona: Luis de Caralt; 1955.
2. Lewith GT, Watkins AD. Unconventional therapies in asthma: an overview. Allergy 1996;51:761-9.
3. Royal College of Physicians. Report of the Committee on Clinical Immunology and Allergy. Allergy: conventional and alternative concepts. Clin Exp Allergy 1992;22 Suppl 3.
4. Davis PA, Chang Ch, Hackman RM, Stern JS, Gershwin E. Acupunture in the treatment of asthma: a critical review. Allergol et Immunopath 1998;26:263-71.
5. Morton AR, Fazio SM, Miller D. Efficacy of laser-acupunture in the prevention of exercise-induced asthma. Ann Allergy 1993;70:295-8.