En cualquier caso, muchas de las causas de las enfermedades alérgicas se conocen y otras se están discutiendo actualmente. Aparte de la predisposición atópica, no cabe duda de que el factor ambiental es determinante en la mayoría de los casos y especialmente en la patología respiratoria. Es por eso que el asma es un problema de salud pública con repercusión sociolaboral y económica, cuyos factores de riesgo pueden valorarse, como apuntan Reha Cengizlier et al5 en este mismo número de ALLERGOLOGIA ET IMMUNOPATHOLOGIA. De ahí la necesidad de establecer medidas encaminadas a evitar la enfermedad o al menos a minimizar su gravedad. A ello deben contribuir fundamentalmente los padres cuando se trate de prevenir la aparición o el progreso de estas enfermedades en los niños, los propios pacientes, las industrias y empresas comerciales (prevención de la patología alérgica laboral) y las autoridades sanitarias y estatales.
La prevención, en cualquiera de sus fases (primaria, secundaria, terciaria y la que puede denominarse cuaternaria o prelaboral6) se basa, en primer lugar, en medidas ambientales dentro y fuera del hogar. La reducción de los contaminantes del exterior depende en gran parte de medidas que debieran tomar los gobiernos locales o estatales, de más difícil o, al menos, más lenta ejecución. Pero, además de las ambientales, la aparición o la progresión de la enfermedad alérgica depende de otros elementos, algunos demostrados, otros en discusión y, en su mayoría, al alcance de las personas o las familias afectadas.
Por lo que atañe a la prevención primaria, antes del nacimiento o en los primeros meses de vida de lactantes de riesgo, aún hay dudas acerca de la participación de algunos elementos en la prevención o en responsabilidad del inicio de la enfermedad alérgica. Es lo que ocurre con la llamada hipótesis higiénica o con la ingesta de ácidos grasos omega-3, todavía en discusión a pesar de que el papel protector de ambas medidas parece bien establecido, como lo está la lactancia materna en el retraso de la aparición de patología alérgica7-9.
Las medidas preventivas no siempre se pueden aplicar fácilmente, a pesar de estar bien establecidas por los numerosos estudios que demuestran cuáles son las causas que favorecen la enfermedad alérgica. El grado de cumplimiento de las medidas preventivas, ya sea en el ámbito familiar o personal, depende en gran medida de la incidencia familiar de patología alérgica, de la concienciación de la responsabilidad de los familiares en la aparición o progreso de la enfermedad en los hijos, en la información que el propio paciente recibe en cuanto a los riesgos de progresión de la enfermedad, del asma, sobre todo, por el ambiente familiar y laboral y por el hábito de fumar10-11. Otras veces falla el estricto cumplimiento del tratamiento prescrito, por descuido, temor a la medicación prolongada o falta de información acerca de lo que se espera conseguir con cada medicamento. También el mal uso de los inhaladores o la incorrecta aplicación de la inmunoterapia, cuando se prescriban, son motivos muy frecuentes de la mala evolución del proceso, a veces inexplicable para el médico al que con frecuencia se le oculta el mal cumplimiento de su prescripción12.
En el ámbito familiar no siempre se consigue la adopción de las medidas preventivas adecuadas, como evitar el tabaquismo de la embarazada o el humo de tabaco en el hogar, prescindir de animales domésticos, eliminar o reducir los elementos del hogar que pueden acumular polvo o extremar la limpieza. El que haya otros miembros de la familia afectados, sobre todo niños, la gravedad de los procesos y el nivel socioeconómico serán determinantes para que se extreme la prevención en el medio domiciliario. Por parte de los pacientes, serán determinantes la gravedad del proceso o los inconvenientes sociales o laborales que tengan que afrontar, así como el grado de concienciación y aceptación de su capacidad para reducir los riesgos; por parte de los clínicos, médicos y personal auxiliar, su capacidad para informar a familiares y pacientes sobre la efectividad de las medidas preventivas, de la necesidad del exacto cumplimiento de la prescripción y del buen uso de los inhaladores.
En conclusión, para reducir la incidencia de estas enfermedades, aunque son imprescindibles los estudios encaminados a conocer las causas ambientales de la patología alérgica y las medidas preventivas demostradamente útiles, como se aprecia en los estudios controlados, no son suficientes para conseguir los resultados apetecidos13. Es necesario actuar sobre la población de riesgo para hacerle ver su responsabilidad tanto en el inicio de enfermedades alérgicas en los hijos como el pronóstico de la evolución de la enfermedad en niños y adultos y la eficacia de las medidas preventivas, así como la necesidad de seguir correctamente los tratamientos prescritos, incluso explicando lo que se pretende conseguir con cada uno de los medicamentos, para concienciar mejor a los pacientes14.