La medicina alternativa y complementaria (MAC) abarca un amplio rango de terapias que caen fuera del dominio de la medicina occidental. La mayoría de estas disciplinas no sólo buscan aliviar el síntoma y restaurar la salud, también pretenden ayudar al individuo en un proceso de autocuración dentro de una visión holística de salud, en la cual cuerpo, mente y espíritu van unidos1, y en el contexto de los valores familiares y culturales del paciente y de la comunidad2. En España un documento reciente del Ministerio de Sanidad y Política Social e Igualdad ha identificado hasta 139 tipos de terapia natural3, que pueden clasificarse en los siguientes apartados:
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Sistemas integrales o completos (homeopatía, medicina naturista, naturopatía, medicina tradicional china, acupuntura, ayurveda).
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Prácticas biológicas (fitoterapia, terapia nutricional, tratamientos con suplementos nutricionales y vitaminas).
Puntos clave
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Uso creciente de los remedios alternativos en pediatría, entre ellos la homeopatía.
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La homeopatía se basa en el empleo de compuestos —generalmente a partir de plantas— altamente diluidos.
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No se ha podido demostrar que su eficacia sea superior a la del placebo.
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Papel clave de la confianza en el terapeuta.
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Los medicamentos homeopáticos en España están regulados por ley (Ley 29/2006; Real Decreto 1345/2007).
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- 3.
Prácticas de manipulación y basadas en el cuerpo (osteopatía, quiropraxia, quiromasaje, drenaje linfático, reflexología, shiatsu, sotai, aromaterapia).
- 4.
Técnicas de la mente y el cuerpo (yoga, meditación, kinesiología, hipnoterapia, sofronización, musicoterapia, arteterapia y otras).
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Técnicas sobre la base de la energía (Qi-Gong o Chi-kung, reiki, terapia floral, terapia biomagnética o con campos magnéticos).
No se conoce con qué frecuencia se usan estas terapias en España, aunque revisiones amplias en población norteamericana señalan que en algunas enfermedades crónicas, como cáncer, asma, artritis reumatoide o fibrosis quística, puede variar entre el 30 y el 70%4.
Es muy escaso el número de estudios publicados de suficiente calidad que proporcionen alto grado de evidencia sobre su efectividad en situaciones clínicas concretas. Aplicar la medicina basada en la evidencia a la MAC parece, a primera vista, una contradicción de términos5. La MAC a menudo se define como una técnica para la cual no existe evidencia de beneficios. Sin embargo, esta ausencia de demostración de su eficacia no debe ser considerada siempre como sinónimo de ineficacia.
Ante este aumento del uso de MAC, los médicos responden de varias formas, desde el entusiasmo y el interés, a una actitud crítica o de desmitificación6. La homeopatía es una de las MAC más antiguas y utilizadas.
¿Qué es la homeopatía?La homeopatía se caracteriza por el empleo de preparados medicinales altamente diluidos que pretenden crear los mismos síntomas que presenta el paciente. Fue inventada a finales del siglo xviii por el médico alemán Samuel Hahnemann (1755–1843). Su premisa fundamental es «lo similar se cura con lo similar» (similia similibus curantur), asumiendo que lo que causa determinados síntomas puede curarse con algo que cause esos mismos síntomas. La homeopatía afirma que cuanto más diluido en agua esté un ingrediente activo, más potente se hace. Los remedios homeopáticos se preparan diluyendo progresivamente una sustancia y sacudiendo repetidas veces la disolución («dinamización»). Como las cantidades de principio activo que quedan tras este proceso son extremadamente pequeñas, en tiempos modernos los homeópatas han recurrido a la premisa de la «memoria del disolvente o memoria del agua». Aunque el producto no contenía apenas soluto, «recordaba» sus propiedades curativas.
En la actualidad, se usan cerca de 3.000 remedios distintos en homeopatía, de los cuales 150 se consideran de uso común. La preparación de los remedios homeopáticos, conocida como dinamización o potenciación, consiste en una serie de diluciones seguidas de agitaciones, 10 fuertes sacudidas contra un cuerpo elástico tras cada proceso de dilución. Se cree que la vigorosa agitación («sucusión») que sigue a cada dilución transfiere parte de la esencia espiritual de la sustancia al agua. El factor de dilución de cada etapa es tradicionalmente de 1:10 (potencia D o X) o de 1:100 (potencia C), aunque recientemente se han realizado potencias LM (factor de dilución de 1:50.000 en cada etapa). La elección de la potencia prescrita depende de cuán asentada esté la enfermedad diagnosticada, siendo 12 el punto de partida típico para males agudos, y 30 para males crónicos. Es importante dejar claro que a partir de 9C, ya no existe el producto físico en el agua que la diluye. Existen varias clases de homeopatía. Las principales son la «clásica», en la que se escoge un único producto homeopático basándose en el cuadro clínico del paciente, que incluye sus rasgos mentales, físicos y constitucionales, y la «clínica», en la que se administran uno más remedios simples o complejos para situaciones clínicas o diagnósticos convencionales.
Las medicinas alternativas son populares, aunque su empleo en España es menor que en otros países europeos. Detrás de su uso existen razones complejas, algunas de ellas en relación con puntos de crítica a nuestro modelo sanitario actual que se aleja del paciente. Su principal inconveniente es la falta de soporte científico de la mayoría de sus propuestas. La homeopatía es un claro ejemplo. Se basa en el empleo de productos medicinales muy diluidos que pretenden crear los mismos síntomas que tiene el paciente. No se ha podido demostrar que su eficacia sea superior a la del placebo cuando se la somete a un análisis científico basado en pruebas. Los medicamentos homeopáticos en España están regulados por la Ley del Medicamento y sus decretos acompañantes, aunque no está financiada por el sistema público de salud.
La posición dominante en la literatura científica es que la homeopatía no ha sido capaz de demostrar por medios objetivos una efectividad específica, es decir, mayor que la del efecto placebo, y que por ello no se puede considerar una forma de terapia basada en evidencias. En los últimos años, se han publicado varias revisiones sistemáticas, tanto sobre la aplicación en enfermedades específicas7, como en el conjunto de enfermedades o patologías pediátricas8–10 (tabla 1). Los resultados son similares a otras MAC, aunque existen algunos datos de eficacia con el empleo de fitoterapia, hipnosis y acupuntura11.
Comparación de revisiones sistemáticas en las que se valora la eficacia de los remedios homeopáticos
Autor | Año | Criterio de selección | N.° de estudios | Resultados |
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Shang | 2005 | Ensayos clínicos de terapia o medidas preventivas, con resultados clínicos, diseño paralelo de intervención frente a placebo, asignación aleatoria | 110 | OR=0,88 (IC del 95%: 0,65 a 1,19) |
Efecto similar a placebo | ||||
Altunc | 2007 | Ensayos clínicos, controlados frente a placebo, asignación aleatoria, ciegos | 16 | Adenoides (2 estudios) |
Déficit de atención e hiperactividad (3) | ||||
Asma (2) | ||||
Otistis media aguda (1) | ||||
Diarrea (3) | ||||
Infección respiratoria alta (2) | ||||
Varios (3) | ||||
Resultados no distintos de placebo | ||||
Nuhn | 2010 | Ensayo clínico, controlado con placebo, ciego. | Valor del placebo no es distinto en ambos tipos de estudios | |
Comparación de placebo entre remedios homeopáticos y tratamientos tradicionales |
Por el contrario, la posición de la comunidad homeópata es que esta práctica es efectiva en el tratamiento de una multitud de patologías, que los resultados de los ensayos clínicos que no avalan su posición son complejos y su metodología científica no se adapta a la especificidad de la homeopatía12.
El argumento de mayor peso que emplean es que los productos homeopáticos no son peligrosos. Como bien señala Ugarte13, «no habría nada que objetar a un limitado y racional uso de los placebos siempre que no retrasasen el diagnóstico y el tratamiento adecuados del paciente y no sean onerosos para el erario», pero en la realidad es que con frecuencia están en pugna con la medicina convencional y reniegan de tratamientos farmacológicos indicados.
¿Por qué se emplea la homeopatía?Y, sin embargo, se usa. Las razones por las que los pacientes buscan tratamientos complementarios son, entre otras, un valor positivo asociado a los mismos, la inefectividad del tratamiento ortodoxo, la preocupación acerca de los efectos adversos de los fármacos, la facilidad de comunicación con el terapeuta y, finalmente, la disponibilidad de la medicina complementaria. De algunos de sus planteamientos —«tratar a la persona y no al síntoma o al proceso morboso»14— puede aprovecharse la medicina «oficial».
Las fuentes a través de la que los padres consiguen información suelen ser amigos, la familia, Internet, la prensa popular y, ocasionalmente, los profesionales sanitarios. Sólo el 45% de los que dan a sus hijos productos de herbolario informan a sus médicos15.
Entonces, si los expertos aseguran que no hay evidencia de su eficacia pero los pacientes creen que los remedios homeopáticos son beneficiosos, ¿cuál es el problema? Al menos en el Reino Unido se han cuestionado los siguientes efectos: el primero y más importante es la «huida» de la medicina tradicional que, en el caso de enfermedades graves, puede tener consecuencias desastrosas; en segundo lugar, cuando recibe financiación pública, el hecho de sostener económicamente prácticas de eficacia no demostrada y que restan fondos a otras acciones. En tercer lugar, se «juega» con el papel del placebo, sin contar lo que realmente es, dándoles una pretendida pátina científica; además, resta credibilidad a la medicina tradicional cuando se las pone al mismo nivel de comparación y, por último, también desmerece a otras formas de MAC que han obtenido resultados16.
Regulación legal de la homeopatíaA pesar de que la ciencia descarta la efectividad de estas terapias, gozan de una amplia y creciente popularidad, llegando a ser financiadas o cubiertas por algunos sistemas de sanidad pública. Incluso forma parte de algunos currícula académicos, como en México, en la Escuela Nacional de Medicina y Homeopatía del Instituto Politécnico Nacional.
¿Cuál es la situación en España? En lo relativo a las técnicas, no existe prácticamente ninguna regulación, salvo lo referente a los medicamentos homeopáticos, así como lo referente a los medicamentos sobre la base de plantas desde la perspectiva de su comercialización, si bien no hay que olvidar que no son usadas exclusivamente en el ámbito de las terapias naturales17. Ambos tipos de medicamentos están regulados por la Ley 29/2006, de 26 de julio, de garantías y uso racional de los medicamentos y productos sanitarios18, y por el Real Decreto 1345/2007, de 11 de octubre, por el que se regula el procedimiento de autorización, registro y condiciones de dispensación de los medicamentos de uso humano fabricados industrialmente.
En la Ley 29/2006 se hace mención específica de ambos tipos de productos:
- –
En el artículo 50 se señala que reglamentariamente se establecerán los requisitos de autorización de medicamentos homeopáticos atendiendo a sus condiciones especiales.
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En el artículo 51 se contempla que el Ministerio de Sanidad y Consumo (actual Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad) establecerá una lista de plantas cuya venta al público estará restringida o prohibida por razón de su toxicidad y que podrán venderse libremente al público las plantas tradicionalmente consideradas como medicinales y que se ofrezcan sin referencia a propiedades terapéuticas, diagnósticas o preventivas, quedando prohibida su venta ambulante.
El Real Decreto 1345/2007 dedica la Sección 4.ª a los medicamentos tradicionales sobre la base de plantas y la Sección 5.ª a los medicamentos homeopáticos19.
El 14 de diciembre de 2009, la Organización Médica Colegial de España aprobó en Asamblea el reconocimiento de la homeopatía como «acto médico», con el objetivo de que se regule su práctica, evitar que sea llevada a cabo por individuos sin formación apropiada y que ésta quede restringida a personal y centros cualificados y acreditados20.
En diciembre de 2011, el Ministerio de Sanidad español publicó el «Documento de análisis de situación de las terapias naturales», el cual en sus conclusiones generales plantea que, en general, las revisiones realizadas concluyen que la homeopatía no ha probado definitivamente su eficacia en ninguna indicación o situación clínica concreta, los resultados de los ensayos clínicos disponibles son muy contradictorios y resulta difícil interpretar que los resultados favorables encontrados en algunos ensayos sean diferenciables del efecto placebo3.
La Unión Europea completó en 1998 un proyecto COST (Cooperación Europea en el campo de la investigación Científica y Técnica) sobre medicina no convencional. Participaron varios gobiernos, entre ellos España, con el objetivo de demostrar las posibilidades, limitaciones y significación de la medicina alternativa, estableciendo un marco científico común, armonizando la legislación y ayudando a controlar los costes sanitarios21.
Las Directivas 2001/83/EC (modificada por la 2004/27/EC) y 2001/82/EC (modificada por la 2001/28/EC) regulan, respectivamente, los medicamentos homeopáticos de uso humano y de uso veterinario22. Aunque los países las han transpuesto, todos tienen grandes dificultades para aplicar en la práctica la correspondiente normativa.
El problema es que, a menudo, los conceptos de planta medicinal, suplemento dietético y homeopatía se solapan. Una planta medicinal que se regula como suplemento nutricional si se diluye de acuerdo con la farmacopea homeopática se convierte en un producto homeopático, por ejemplo, la camomila o la caléndula23.
ConclusionesLas medicinas alternativas son populares, aunque su empleo en España es menor que en otros países europeos. Detrás de su uso existen razones complejas, algunas de ellas en relación con puntos de crítica a nuestro modelo sanitario actual que se aleja del paciente. Su principal inconveniente es la falta de soporte científico de la mayoría de sus propuestas. La homeopatía es un claro ejemplo. No se ha podido demostrar que su eficacia sea superior a la del placebo cuando se la somete a un análisis científico basado en pruebas. Podemos considerarla una terapia basada en la opinión o el carisma del terapeuta. En todo caso, nos obliga, como profesionales responsables del cuidado de la salud de los niños, a conocer sus fundamentos y las razones de su empleo y a abordarlos con el paciente y sus familiares24.