Los aneurismas de las arterias viscerales son entidades poco comunes con una incidencia estimada de 0,01-2%. Su importancia clínica se debe a que su historia natural se caracteriza por una tendencia a la rotura, con una tasa de mortalidad que puede llegar a ser de hasta un 70%. Con el desarrollo de las nuevas técnicas de imagen ha crecido el número de hallazgos casuales de esta patología. El tratamiento clásico de estos aneurismas ha consistido en la cirugía ‘a cielo abierto’, pero con el desarrollo de las técnicas endovasculares, se ha establecido una alternativa terapéutica con menores tasas de morbimortalidad.
Casos clínicosPresentamos un caso de aneurisma de arteria mesentérica superior, tratado mediante cirugía abierta, y otro caso de aneurisma de arteria hepática tratado mediante terapia endovascular, ambos sintomáticos y con buena evolución postoperatoria.
ConclusionesEl tratamiento de los aneurismas de arterias viscerales tiene como finalidad evitar su rotura y las complicaciones derivadas. El riesgo de rotura viene determinado principalmente por su tamaño y localización. La terapia endovascular presenta como principal ventaja la menor invasividad del procedimiento; sin embargo, no existen estudios comparativos, por lo que no podemos hablar de la superioridad de una terapia respecto de la otra en el tratamiento de los aneurismas viscerales.
Aneurysms in the visceral arteries are uncommon conditions with an estimated incidence of 0.01-2%. Their clinical importance derives from the fact that their natural history is characterised by a tendency to rupture, with a mortality rate that can reach up to 70%. With the development of the latest imaging techniques the number of chance findings of this pathology has grown. Treatment of these aneurysms has traditionally consisted in open surgery, but the advances in endovascular techniques have made it possible to establish a therapeutic alternative with lower morbidity and mortality rates.
Case reportsWe report one case of superior mesenteric artery aneurysm, which was treated using open surgery, and another case of hepatic artery aneurysm that was treated by means of endovascular therapy; both of them were asymptomatic and post-operative progress was good in the two cases.
ConclusionsThe aim of treating aneurysms in visceral arteries is to prevent rupture and the ensuing complications. The risk of rupture is chiefly determined by their size and location. The main advantage of endovascular therapy is that the procedure is less invasive. Nevertheless, to date no comparative studies have been conducted and so we cannot talk of one therapy being better than the other in the treatment of visceral aneurysms.