En 1564 nace Galileo Galilei, en 1596 René Descartes y entre ambos, en 1578 nace William Harvey. Con la circulación de la sangre Harvey coloca la fisiología a la par de la física, la astronomía y la metafísica de su tiempo. Así, De Motu Cordis, nombre abreviado del libro de Harvey (fig. 1a) publicado en 1628, es considerado en este trabajo una revolución metodológica de experimentación en anatomía y fisiología que dio origen a la medicina científica. Esto revela que la comunidad médica de esa época se centró en el movimiento del corazón y no en De Motu Sanguinis, sobre la que versa la segunda parte del libro. En 1649, refutando a sus adversarios publicó una pequeña obra titulada De Circulatione Sanguinis, de la cual hay una traducción al inglés en los Great Books. Así, de su fisiología de la circulación nace la angiología y de sus vivisecciones la cirugía vascular.
a) De Motu Cordis, nombre abreviado con el que se conoce la obra de Harvey publicada en latín en 1628, que revolucionó la medicina de su tiempo, que en este artículo se considera como De Motu Sanguinis; b) Primera traducción al español publicada en 1936, basada en la obra original y en la traducción al inglés, y c) Traducción al inglés de la obra original en latín publicada en 1928. Esta edición contiene las dos versiones. Disponible en: https://archive.org/details/exercitatioanato00harv Fuente: elaboración propia.
Uno de los grandes consensos de los filólogos traductores de la obra de Aristóteles, es que combinó siempre la observación naturalista y la abstracción teórica: indagación racional de las causas de los datos de la experiencia. Como abstracción teórica, Aristóteles describe la distribución de las venas en analogía con los canales de irrigación de los jardines, con lo que denota una clara referencia a que la sangre circula, pero no en un circuito cerrado, que fue la gran aportación de Harvey. En su observación naturalista, la describe con detalle como en el siguiente fragmento: Del centro de cada riñón sale una vena hueca y tendinosa que se extiende a lo largo de la columna vertebral a través de zonas muy angostas; luego, estas venas desaparecen en cada una de las caderas y después se vuelven visibles extendiéndose sobre la cadera […]. Además existen otras venas que parten de la aorta y de la gran vena después de su bifurcación; de ellas, unas grandes y huecas, van primero hacia las ingles, pasan luego a través de las piernas y terminan en los dedos de los pies1.
En su abstracción teórica, las venas van avanzando, siempre de mayor a menor calibre (fig. 2b), hasta que sus conductos, dice, llegan a ser más estrechos que el espesor de la sangre evitándole el paso: las venas mayores perduran, mientras que las más pequeñas se vuelven carne en acto, aunque en potencia no dejan de ser venas2.
a) Imagen de los experimentos de Harvey sobre las válvulas de las venas que aparece en el original como figuras 3 y 4; b) Ilustración de imagen actual de la unión de arterias y venas que ayuda a entender, sin anacronismo, la propuesta de Aristóteles de la desaparición y reaparición de las venas, sin la distinción actual de venas y arterias, y c) Interpretación actual de las figuras 1 y 2 del original, con las que se explicaba el papel de las válvulas venosas en la circulación de la sangre. Imágenes disponibles en Internet bajo el descriptor «válvulas venosas».
Este apartado se basa en la primera traducción al castellano (fig. 1b) del fisiólogo mexicano Joaquín Izquierdo, basada en la traducción al inglés realizada en el tricentenario de la publicación del original en latín en el que aparecen las 2 versiones (fig. 1c).
La primera mitad del pequeño libro de 72 páginas, está dedicado a De Motu Cordis; la segunda a De Motu Sanguinis, señalando que todo lo expuesto en la primera mitad, lo llevó a pensar que se podría verificar en la sangre una especie de movimiento en círculo. Lo que me hace denominar circular a este movimiento es que imita los movimientos de los cuerpos superiores, […] por lo tanto el corazón es el principio de la vida y el sol del microcosmos, de la misma manera que el sol, comparado de modo semejante, bien puede ser llamado el corazón del mundo3.
Después de esta analogía, explica lo que hoy se conoce como circulación mayor y menor de la sangre, bajo 3 consideraciones: Primera: continua y constantemente, la sangre de la vena cava es transmitida por el impulso del corazón a las arterias, en tal cantidad que no puede derivarse de los alimentos ingeridos. Segunda: que por el empuje del pulso arterial, la sangre penetra continua y uniformemente a los miembros y partes del cuerpo. Tercera: que en cada uno de los miembros las venas devuelven continuamente la sangre hasta el corazón.
En su tiempo se sabía de la existencia del pulso, pero se desconocía que su causa era que la sangre circulaba en un circuito cerrado, en lo cual jugaron un papel fundamental sus investigaciones sobre la función de las válvulas venosas (fig. 2a), relacionadas con la tercera consideración (fig. 2c).
Cirugía vascular: inferencia, intuición y teoríaEntendida la cirugía vascular como la disciplina que se ocupa del estudio, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades vasculares, logró su identidad propia al independizarse de la cirugía general y la cirugía cardiovascular. La enfermedad vascular es conocida desde la antigüedad, pero su gran salto se debió a la revolución metodológica de Harvey y sus antecesores, donde disecciones y vivisecciones, aunadas a la explicación del funcionamiento de la estructura anatómica de los vasos sanguíneos, son ahora la base de los estudios en angiología y cirugía vascular. El diagnóstico es una inferencia derivada de los signos vitales y los síntomas, basados en la teoría en angiología; y en la cirugía, los conocimientos del angiólogo, aunados a la intuición y la experiencia, son la guía en el quirófano para el tratamiento de las enfermedades vasculares, en donde se unifica la tríada estudio, diagnóstico y tratamiento que definen a la cirugía vascular.