Desde hace años, la Fundación de la Sociedad Española de Angiología y Cirugía Vascular (SEACV) y sus diferentes Juntas Directivas vienen apostando por convertir a la revista Angiología en una herramienta útil para los especialistas vasculares españoles y en un referente de calidad entre las publicaciones de la especialidad. Son muchas las medidas que han ido implementándose de forma progresiva para conseguir estos objetivos, entre las que se incluyen la profesionalización de la edición de la revista, los cambios de formato, la dotación de incentivos para los mejores artículos publicados, la invitación personalizada a la mayoría de autores de comunicaciones y paneles de los congresos de la SEACV de publicar sus aportaciones en Angiología, y la labor pedagógica que desde la Comisión Nacional de la especialidad se ha exigido y pactado con las unidades docentes.
Todas estas medidas sumadas a la progresiva concienciación de especialistas y residentes sobre la importancia de la publicación escrita, han redundado en el aumento significativo de artículos científicos remitidos a Angiología y también a otras publicaciones internacionales. Creemos que es motivo de orgullo y satisfacción observar que, de forma lenta pero continuada, los cirujanos vasculares españoles vamos escribiendo más o mejor nuestras aportaciones científicas.
Sin embargo, la revista Angiología tiene todavía un gran reto pendiente; un reto cuya consecución debe aportar por sí mismo, las garantías de calidad y continuidad por las que las tres últimas Juntas Directivas y la Fundación de las SEACV han creído. Nos estamos refiriendo a un objetivo que es de todos conocido, siempre mencionado, pero que no resulta redundante reafirmar: la reincorporación de Angiología a Medline. Desde hace años, los sucesivos equipos que han contado con el privilegio de dirigir Angiología han trabajo junto con Viguera Editores en la preparación del camino que debe dirigirnos a la solicitud de reincorporación al índice bibliográfico más conocido internacionalmente. Sin embargo, a pesar de las perspectivas referidas anteriormente, la recepción actual de manuscritos todavía no ha alcanzado el nivel suficiente en número y calidad para que dicha apuesta pueda realizarse con garantías de éxito.
Conscientes de esta situación y firmemente decididos a apostar por la revista Angiología, la actual Dirección ha tomado la decisión de implicar a un mayor número de personas en este esfuerzo, que es el de todos. Esta decisión comportará cambios en la estructura organizativa de la revista que se resumen en la creación de un nuevo Comité Editorial, con un compromiso activo de trabajo, y unas Comisiones de Redacción y Asesora. El ánimo que subyace en tales cambios es hacer más participativas las decisiones de gestión, administración y científicas, en una palabra, conseguir profesionalizar la revista dentro de nues tras limitadas posibilidades. En esta tarea, no se pretende excluir a nadie pero sí hemos intentado contar en primera instancia, con todos aquellos que bien sea en calidad de promotores, evaluadores o investigadores han contribuido de forma significativa al sostenimiento y quehacer diario de la revista durante los últimos años.
Para concretar esta remodelación, establecimos a priori unos criterios de selección, cuya justicia estaba inspirada en lo que el profesor de Harvard John Rawls propugnaba como 'velo de ignorancia' [1]. Los criterios, por tanto, se definieron antes de conocer quiénes iban a cumplirlos y en qué posición dentro de los distintos órganos de la revista iban a ser invitados a participar. El resultado de esta aplicación fue mínimamente modificado por cuestiones de representatividad, conflicto de intereses, excesiva ocupación o aceptación personal, y la selección resultante fue invitada a participar. La renovada primera página de la revista que todos pueden ver entre sus manos da muestra del resultado final de todo este proceso.
Sin ánimo de ser exhaustivos, se invitó a formar parte del Comité Editorial a aquellos Jefes de Servicio o de Unidad que, al margen de su actividad como revisores, habían promovido de forma significativa en sus grupos la publicación de manuscritos en Angiología. Se invitó a formar parte de la Comisión de Redacción a aquellos especialistas que, con independencia de su posición jerárquica, se hubieran distinguido a lo largo de los últimos años por su tenacidad académica como revisores o primeros autores de artículos en Angiología u otras revistas indexadas.
Por último, y con afán absolutamente integrador y positivo, hemos incorporado a todas las Unidades de Angiología y Cirugía Vascular en una Comisión Asesora integrada por sus representantes jerárquicos. Con esta amplitud de criterios somos conscientes de romper el concepto de justicia referido y que algunos pueden verse infravalorados en su trabajo de estos años; pero nuestro propósito es el de impulsar, una vez más, la colaboración y creación en las diferentes Unidades. Y aunque no siempre, los responsables de las mismas deberían ser los máximos referentes en el estímulo de los trabajos científicos.
Somos conscientes, por tanto, de que estos criterios de selección pueden haber sido arbitrarios, aunque no por ello no razonables, y que con toda probabilidad puede haber quedado excluida alguna persona que, habiendo colaborado, merecería haber sido invitada, pero cuya autoría científica ha quedado en los últimos años en un segundo plano, bien sea por humildad, desapropiación o realidad. No obstante, la actual estructura organizativa debe entenderse como un punto de partida y va a ser lo suficientemente flexible para acomodar a todos aquellos que deseen implicarse activamente en el proyecto, a la vez que renunciar, en aras del principio de justicia defendido previamente, a la presencia de aquellos otros que voluntariamente no deseen sumarse.
Agradecer a todos vuestro apoyo y contar con todos en nuestra máxima aspiración de volver a indexar Angiología.