El pasado 22 de enero de 2012 falleció en Barcelona el Dr. Emilio Viver Manresa (Tarragona, 1935). El óbito aconteció en el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, centro donde pasó sus últimos 18 años de trabajo hospitalario, formó a 24 residentes y disfrutamos de su presencia y sabiduría.
Entre sus méritos profesionales:
1959: Licenciado en Medicina y Cirugía. Universidad de Barcelona.
1959-64: Residencia en el Columbus Hospital de Nueva, EE. UU.
1965-70: Cirujano en Urgencias del Hospital Valle Hebrón, Barcelona.
1970-83: Jefe Clínico del Servicio de Angiología y Cirugía Vascular. Hospital Valle Hebrón,.Barcelona.
1974: Tesis doctoral. Sobresaliente Cum Laude.
1984-88: Jefe del Servicio de Angiología y Cirugía Vascular del Hospital Germans Trias i Pujol, Badalona
1985-88: Presidente de la Sociedad Española de Angiología y Cirugía Vascular
1988: Jefe del Servicio de Angiología, Cirugía Vascular y Endovascular. Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, Barcelona.
1990-91: Presidente de la European Society for Vascular Surgery.
1989-93: Presidente de la Societat Catalana d’Angiologia i Cirurgia Vascular.
1991-92: Miembro de la Comisión Nacional de la especialidad.
1992: Profesor Asociado de la Universidad Autónoma de Barcelona.
1997: Profesor Titular de Angiología y Cirugía Vascular de la Universidad Autónoma de Barcelona.
La vida seguirá su curso. Los recuerdos materiales se irán borrando pero, para quienes lo estimábamos, siempre habrá un momento para recordarlo y este, para mí, es uno de ellos.
Pocos días antes de su fallecimiento, baje con nuestra secretaria Mariola a visitarlo al Hospital de Día. Nos comentó orgulloso lo feliz y satisfecho que estaba de la orientación que le dio a la vida, de cómo combinó trabajo y éxitos profesionales con su espíritu viajero y ganas de conocer mundo. Me recordó la frase que yo, a modo de broma bien intencionada, le dije en la fiesta de su décimo aniversario en Sant Pau: «Aerolíneas Viver, cada 4 minutos despegando o aterrizando en un aeropuerto».
Trabajador infatigable hasta el final de su vida y un deseo continuo de aprender lo demuestra su matriculación en la Facultad de Historia inmediatamente después de su jubilación. Mantuvo su actividad privada y no quiso seguir viniendo a las sesiones del Servicio argumentando que le diríamos «Jefe eso ya no se hace, está anticuado.»
Desde la honda tristeza por su pérdida, queremos manifestar nuestro más cariñoso recuerdo y nuestro homenaje al maestro, al amigo y al que será siempre nuestro «Jefe».
Como los grandes hombres, permanecerá siempre en nuestra nostalgia y en la evocación.
Descanse en paz