Caso clínico. Varón de 67 años de edad, con antecedentes de tabaquismo, diabetes mellitus y hernioplastia inguinal derecha, que consultó al Servicio de Urgencias por dolor abdominal, náuseas, vómitos y diarrea de 15 días de evolución, con empeoramiento progresivo del cuadro en las últimas 48 horas. En la exploración física destacaba un mal estado general, sudoración profusa y febrícula de 37,9 °C. Se mantenía hemodinámicamente estable, aunque con tendencia a la hipotensión, y la palpación abdominal mostraba una masa pulsátil dolorosa en el mesogastrio. En la analítica destacaba una leucocitosis de 13 × 10 9/L, con desviación a la izquierda. La angiotomografía abdominal evidenció la presencia de un pseudoaneurisma dependiente de la cara anterior de la aorta abdominal infrarrenal, de 5 cm de diámetro (Fig. 1).
Con el diagnóstico de sospecha de pseudoaneurisma aórtico infeccioso, se le intervino de forma urgente. Mediante laparotomía transversa y abordaje transperitoneal se resecó todo el segmento aórtico infrarrenal, asociado a un amplio desbridamiento de los tejidos periaórticos. La revascularización se realizó mediante el uso de un injerto aortoaórtico de dacron impregnado en plata de 16 × 8 mm. Finalmente, se bañó el espacio retroperitoneal con rifampicina y se cubrió el injerto mediante omentoplastia.
La tinción de gram perioperatoria mostró el crecimiento de bacilos gramnegativos y el cultivo de la pared arterial evidenció la presencia de Salmonella enteritidis del grupo D. El tratamiento quirúrgico se acompañó de tratamiento antibiótico intravenoso con ceftriaxona 2 g/12 h y vancomicina 1 g/12 h durante seis semanas, seguido de cotrimoxazol 160 mg/12 h por vía oral durante seis meses.
Al año de seguimiento, el paciente permanece asintomático y sin signos de infección del injerto.
Discusión. El pseudoaneurisma infeccioso de aorta es una patología poco común que se acompaña de una elevada morbimortalidad [1]. La tríada característica de fiebre, dolor y masa abdominal pulsátil aparece sólo en el 30-50% de los casos [2]. Salmonella y Staphylococcus aureus son los gérmenes más frecuentemente involucrados. Las pruebas de imagen, y dentro de ellas la angiotomografía, desempeñan un papel esencial en el diagnóstico inicial, pero son los cultivos de la pared aórtica y del tejido periaórtico los que permiten confirmar el diagnóstico de sospecha. La resección del segmento aórtico afectado, junto con un amplio desbridamiento de los tejidos periaórticos, asociado a la revascularización de los miembros inferiores mediante un bypass extraanatómico, se ha considerado tradicionalmente el tratamiento de elección [3]. Sin embargo, en ausencia de colecciones purulentas, la reconstrucción in situ constituye una buena alternativa.