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Inicio Anuario de Letras. Lingüística y Filología La concepción diacrónica de la lengua en el círculo lingüístico de praga
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Vol. 1. Núm. 1.
Páginas 183-272 (enero 2013)
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La concepción diacrónica de la lengua en el círculo lingüístico de praga
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Eduardo Fernández Couceiro
Instituto Cervantes de Praga, Universidad Carolina de Praga
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La importancia de la ingente y pionera labor del Círculo Lingüístico de Praga en el terreno de la lingüística sincrónica ha relegado a un segundo plano su inestimable aportación a la investigación histórica de la lengua. El presente estudio pretende realizar una revisión de dicha aportación, centrándose en los trabajos de lingüística diacrónica de algunos de los lingüistas más destacados del grupo. Tras revisar la concepción diacrónica de la lengua expresada en las célebres Tesis de 1929, se expone la teoría inmanentista y terapéutica del cambio lingüístico formulada por Roman Jakobson, así como las implicaciones diacrónicas de la distinción entre centro y periferia apuntadas principalmente por Josef Vachek. Para concluir se presenta la relación entre evolución lingüística y tipología, tal como la enunció Vladimir Skalička. En definitiva, puede afirmarse que la concepción sistémica y funcional de la lengua que propugnó el Círculo Lingüístico de Praga marca un antes y un después en la lingüística histórica: ya no se describen los cambios lingüísticos aislados sino la evolución de la totalidad del sistema lingüístico.

Palabras clave:
lingüística diacrónica
lingüística histórica
historia de la lengua
cambiolingüístico
Círculo Lingüístico de Praga
estructuralismo

The importance of the Prague Linguistic Circle’s prodigious and pioneering endeavor in the field of synchronic linguistics has thrust its inestimable contribution to historical language research into the background. This study reexamines that contribution, focusing on work in diachronic linguistics by some of the group’s most prominent linguists. Once the diachronic conception of language expressed in the celebrated 1929 Theses has been examined, the immanentist and therapeutic theory of linguistic change formulated by Roman Jakobson is set forth, as are the diachronic implications of the distinction between center and periphery advanced by Josef Vachek. Lastly, the relationship between linguistic evolution and typology as expressed by Vladimir Skalička is presented. In conclusion, it may be asserted that the systemic and functional conception of language advocated by the Prague Linguistic Circle marks a turning point in historical linguistics: it is no longer isolated linguistic changes that are described, but the total evolution of linguistic systems.

Keywords:
diachronic linguistics
historical linguistics
language history
linguistic change
Prague Linguistic Circle
structuralism
Texto completo
A modo de introducción: el Círculo Lingüístico de Praga y el estudio diacrónico de la lengua

It would be a great mistake to suppose that, in the emphasis they laid on synchrony, the Prague people did not pay the sufficient attention to the diachronistic problems or that they tended to ignore them altogether (Vachek 1966a: 20).

Basta hojear cualquier historia de la lingüística para comprobar que convencionalmente el comienzo de la lingüística moderna se suele situar en el Cours de linguistique générale de Ferdinand de Saussure y en la labor del Círculo Lingüístico de Praga. Como umbral inaugural de esta nueva lingüística se suelen mencionar dos aportaciones fundamentales: la concepción de la lengua como un sistema en el que todos sus elementos están relacionados y el desplazamiento del objeto de estudio —tras un siglo de lingüística histórico-com-parativa— hacia el estadio sincrónico de la lengua, en el que precisamente se pone en evidencia la mencionada sistema-ticidad. Así pues, el estudio sincrónico fue el estandarte que los praguenses enarbolaron en sus combativas apariciones en múltiples foros nacionales e internacionales y la fonología sincrónica se convirtió en su buque insignia, porque era precisamente en el plano fónico de la lengua donde las relaciones sistemáticas de los elementos eran más visibles y más fáciles de describir. Por ello, no es de extrañar que fueran los Grundzüge der Phonologie de Trubetzkoy (Trubetzkoy 1939), publicados en el último volumen de la serie Travaux du Cercle linguistique de Prague, los que constituirían el modelo epistemológico del estructuralismo praguense y los que más influencia tendrían en el desarrollo del enfoque estruc-turalista, tanto en la lingüística como en otros campos como la sociología y la antropología.

Todo esto —en esencia absolutamente comprensible— ha relegado a un segundo plano, cuando no a una ignorancia absoluta, la importante labor de lingüística dia-crónica desarrollada en Praga, así como la renovación fundamental del método diacrónico a partir de los avances y los logros conseguidos en el estudio sincrónico. El modesto propósito de este trabajo no es otro que el de presentar la concepción —no siempre homogénea y a menudo dispersa— que los lingüistas de Praga tenían de la evolución de la lengua. Para ello recurriremos esencialmente a las fuentes primarias, de difícil acceso —tanto lingüístico como meramente físico— para el público de habla española, aunque en el camino nos acompañarán todos aquellos estudiosos que se han ocupado de la historia del Círculo Lingüístico de Praga y en especial Josef Vachek, con cuyas palabras se abre esta introducción.1

Basta un somero repaso a la actividad del Círculo y a las publicaciones de sus miembros para darse cuenta de que la lingüística diacrónica estaba muy presente en Praga. Sirvan como muestra algunos datos breves pero significativos:

1) Las Tesis de 1929 contienen repetidas referencias al método diacrónico. La primera tesis se ocupa en buena medida de la lingüística histórica y comparativa (vista, por supuesto, desde la óptica praguense, que se basa en la concepción de la lengua como un sistema funcional): el punto b) se titula Tareas del método sincrónico. Sus relaciones con el método diacrónico; el punto c) incluye Nuevas posibilidades de la utilización del método comparativo y Consecuencias de la comparación estructural de lenguas emparentadas y el punto d) lleva por título Leyes de encadenamiento de los hechos de evolución lingüística. En la cuarta tesis, dedicada a los problemas del eslavo eclesiástico,2se establece la urgencia de “elaborar una historia científica, que llegue hasta los tiempos modernos, del eslavo eclesiástico” (Argente 1971: 54).

2) Además de diversos artículos sobre historia de la lengua aparecidos en otros números, el volumen segundo de los Travaux du Circle Linguistique de Prague (la publicación con la que el Círculo se presentaba en el foro internacional)3contiene íntegra y exclusivamente el extenso estudio de Roman Jakobson titulado “Remarques sur l’évolution phonologique du russe comparée á celle des autres langues slaves” (Jakobson, 1929).

3) La historia de la lengua fue uno de los campos principales de estudio de varios de los miembros fundadores del Círculo, como Bohuslav Havránek, Bohumil Trnka o el propio Roman Jakobson. Entre los otros miembros del grupo los estudios diacrónicos están ampliamente representados tanto en los lingüistas del periodo clásico (Josef Vachek, Vladimir Skalička, L’udovít Novák, Friedrich Slotty, Pavel Trost, Alexander Vasilievich Isachenko…), como en los que después de la guerra siguieron explorando los caminos abiertos por la primera generación (Ivan Poldauf, Miroslav Komárek, Arnost Lamprecht, Igor Némec, Eugen Pauliny, Karel Horálek, Karel Hausenblas…).4

4) Varias de las conferencias pronunciadas en el Círculo Lingüístico de Praga versaron sobre temas de diacronía lingüística. De hecho, la cuarta intervención (13 de enero de 1926) corrió a cargo de Roman Jakobson, que habló de “El concepto de ley fonética y el principio teleológico” [título original checo: “Pojem hláskoslovného zákona a princip teleologický”].5

En lo que sigue intentaremos exponer y analizar el aporte de la escuela de Praga a la lingüística diacrónica, partiendo de su manifiesto colectivo (las Tesis de 1929) para pasar después a examinar los trabajos individuales más destacados.

La lingüística histórica antes del Círculo

En la historia de cada ciencia existen periodos de transición que despiertan en los estudiosos un sentimiento de intranquilizadora inseguridad Ello se debe a que en esos periodos disminuye la fertilidad de los métodos tradicionales y desaparece la fe en su Habilidad. Por supuesto, al mismo tiempo también se multiplican los intentos de encontrar una nueva base para la investigación científica, pero la seguridad de que se ha conseguido encontrarla se alcanza solo con el tiempo, ya que la única prueba de la idoneidad de los nuevos métodos —los resultados favorables— se consigue siempre muy despacio

(Mathesius 1931b, en Mathesius 1982: 39).

Para comprender y poder valorar las aportaciones realizadas por el grupo de Praga a la lingüística diacrónica se hace necesario realizar un breve repaso a la situación de la disciplina en el momento en que el programa praguense empieza a cobrar forma. No hay que olvidar que durante todo el siglo xix la investigación lingüística había estado centrada en el estudio histórico comparativo, predominantemente de las lenguas del grupo indoeuropeo. El objetivo de la investigación era comparar lenguas emparentadas genéticamente para ir retrocediendo en el tiempo y reconstruir su forma anterior. Al final de todo este camino se encontraba el indoeuropeo, concebido en aquella época como una lengua, más que como un grupo originario de lenguas con caracteres comunes.6Los comparatistas desdeñaban el estudio sincrónico de las lenguas y lo consideraban una mera descripción sin valor científico: la única ciencia lingüística era para ellos la lingüística histórica.

Los fundadores de esta corriente histórico-compa-rativa fueron el alemán Franz Bopp y su coetáneo danés Erasmus Rask. Ambos partían del parentesco entre las lenguas indoeuropeas y consideraban que comparando sus formas más antiguas conseguirían resolver numerosos problemas gramaticales. Ambos se centraron en cuestiones de morfología e intentaron arrojar luz sobre una determinada lengua comparándola con otra lengua de su mismo grupo. Con August Schleicher la lingüística histórica da un paso más: comienza a centrarse en el plano fónico de la lengua y pretende reconstruir, a través de la comparación, formas lingüísticas comunes anteriores, no documentadas. Por este camino continuaría la escuela neogramática (representada por Karl Brugmann, Bertold Delbrück y Hermann Paul, entre otros), cuyo programa de trabajo se basaría en el descubrimiento y formulación de leyes fonéticas que, según ellos, operaban sin excepción en un contexto lingüístico y temporal determinado. Resulta obvio —y así se ha recalcado en múltiples ocasiones— que en esta concepción puede verse el reflejo del positivismo científico imperante en la época y que la lingüística pretendía subirse al carro del paradigma epistemológico que tan buenos resultados estaba dando en disciplinas como la física, la química o la biología.7

A comienzos del siglo xx en Ginebra, en Moscú, en Praga y en otros puntos de Europa empezaban a oírse voces que se alzaban en contra de esta concepción lingüística. Centrándonos en Praga, veamos cómo valoraba en 1926 Vilém Mathesius —spiritus agens del Círculo— el método y los resultados de la lingüística histórico-comparativa:

The genetical-comparative school has from the very beginning concentrated its efforts on problems of historical phonology and of historical morphology regarded as applied phonology. From the pioneer work of Franz Bopp up to the codification by Karl Brugmann, its work has developed in an uninterrupted line. This steady and straightforward development has resulted in the working out of precise and detailed methods of investigation. Besides this very evident advantage, however, the long development on the same line has had its drawbacks. The outlook has narrowed, the conception has become mechanical. The outward phonetic aspect of linguistic facts has been emphasized out of all proportion, and the apparent trust-worthiness of precise methods, confirmed by the discovery of so-called phonetic laws, has led to the conviction that the results arrived at should be regarded as definitive (Mathesius, 1926, en Vacheky Dušková 1983: 45-46).

Mathesius critica asimismo el mecanicismo de los comparatistas y su obsesión por encontrar leyes diacrónicas sin intentar explicar el porqué de los cambios observados:8

The exaggerated faith in historical methods is based on the conviction that the origin of the linguistic fact A2 is sufficiently explained by stating that the said fact has replaced the linguistic fact A1. A closer analysis of the problem leads to the result that what matters is not so much to ascertain the mere succession of facts, but to show why the fact A1 has been replaced by the fact A2.There is nothing easier for instance than to show which types of declension have been replaced by the Modern English simplified system and by the generalization of which forms this system has been built up, but the origin of this system is not fully explained by stating those relatively evident facts (Mathesius, 1926, en Vachek y Dušková, 1983: 47).

Más curiosa es la crítica que Mathesius hace a la asepsia del método comparatista, cuyo análisis y reconstrucción se realiza sin tener en cuenta el cuerpo social portador de la lengua.9Mathesius aboga por la inclusión de los factores externos en la historia de la lengua, pues pueden arrojar luz sobre las causas de los cambios:

There is a great hope that the ascetic conception of historical grammar, which tries to keep apart from any contact with the so-called external history of the language, will have to surrender before the new proofs of the thesis that internal and external forces are so intimately mixed in the development of the language, that nobody can separate them without deforming the reality (Mathesius, 1926, en Vachek y Dušková, 1983: 52).

Por supuesto los representantes rusos del Círculo también se mostraron contrarios al paradigma científico de la lingüística histórico-comparativa. Patrick Seriot, en un estudio sobre la génesis del estructuralismo praguense, señala que los aspectos que más criticaban Jakobson y Trubetzkoy eran el biologismo de Schleicher y el atomismo10 y el mecanicismo de los neogramáticos:

C’est surtout á l’ atomisme et au mécanicisme des néo-grammai-riens que sen prennent Jakobson et Troubetzkoy. Ils emploient peu le terme de positivisme. Jakobson l’utilise par exemple pour souligner que Prague, avant le structuralisme, était un endroit oú régnait le positivisme le plus borné, décrit (á pro-pos de Gebauer) comme “le cuite fanatique des faits isolés”, qui avait poussé Gebauer a s’bpposer á la création d’une chaire de linguistique générale (Seriot, 1994: 24).

Precisamente aparece aquí citado el nombre del lingüista checo Jan Gebauer, lo que nos sirve para enlazar el panorama lingüístico internacional de principios del siglo xx con la situación particular de la lingüística checa anterior a la fundación del Círculo. ¿Quién era este Jan Gebauer que, según Jakobson, rendía culto a los hechos aislados y se había opuesto a la creación de una cátedra de lingüística general en la universidad de Praga? Gebauer constituía en el ambiente lingüístico checo la máxima representación de la escuela neogramática (con todo su rigor científico, pero también con su estrechez de criterios) y encarnaba la máxima autoridad en el estudio de la historia de la lengua checa. Mathesius, perteneciente a la generación más vieja del Círculo, llegó a asistir a sus clases, de las cuales nunca guardó buen recuerdo: “De los hechos aislados y de las reglas por las cuales se explicaban esos hechos, no se pasaba a problemas más generales. Era una atmósfera en la que se sentía claramente el rigor del método científico y el peso de la autoridad, pero en la que no nacía ningún pensamiento” (Mathesius, 1936a, en Mathesius, 1982: 419). Oldřich Leška dice que en aquella época el profesor Gebauer era ya “una persona vieja, enferma, agotada por su trabajo en una obra que iba más allá de sus propias fuerzas y, cabría decir, de cualquier fuerza humana” (Leška, 1995: 82). Y es que Gebauer se había impuesto a sí mismo dos objetivos prácticamente inalcanzables: la elaboración de una Gramática histórica del checo (Historická mluvnice jazyka českého) y de un Diccionario del checo antiguo (Staročeský slovník). Consiguió dar fin a la primera (una obra monumental en cuatro volúmenes, el último de los cuales apareció póstumamente),11 pero se quedó a medio camino en la elaboración del diccionario, que aún sigue inconcluso.12

El relevo generacional de Gebauer lo tomó otra auténtica autoridad, pero de signo completamente diferente: Josef Zubatý, un especialista en lingüística indoeuropea y filología checa, que mostraba gran interés por las cuestiones de lingüística general13 (Leška, 1995: 83). A su muerte, Mathesius escribió una semblanza en la que valora positivamente su apego al material lingüístico real y su escepticismo sobre la infalibilidad de las leyes fonéticas proclamada por los neogramáticos:

Mientras que los neogramáticos hacían hincapié en todo aquello que, en la evolución de la lengua, pudiera atestiguar su regularidad y su sujeción a leyes, Zubaty buscaba especialmente aquellos problemas que mostraran la dirección opuesta y atestiguaran más bien la impredictibilidad y el carácter fortuito de los cambios fonéticos (Mathesius, 1931a, en Mathesius, 1982: 429).

No obstante, Zubatý era un lingüista de su época y a Mathesius no se le escapaban sus limitaciones:

El apego a la realidad de Zubatý iba en contra de cualquier generalización abstracta y si hubiera conocido más de cerca la moderna teoría fonológica se habría posicionado con la misma actitud desconfiada y reprobatoria que mostraba hacia las tesis de los neogramáticos (Mathesius, 1931a, en Mathesius, 1982:430).

Al margen de los estudios estrictamente lingüísticos, en el contexto checo aparecieron otras corrientes filosóficas y epistemológicas que prepararían el camino a la nueva lingüística propugnada por el Círculo. En este sentido, no hay que perder de vista la fuerte presencia que tuvo en Praga la fenomenología, la cual influyó enormemente en el pensamiento de Anton Marty.14 Profesor de la universidad alemana de Praga, Marty se ocupó especialmente de problemas de filosofía del lenguaje. Su influjo en el Círculo se realizó a través de Mathesius, quien acudió a su curso Grundfragen der Sprachphilosophie durante el año académico 1903-1904. Tras su muerte se publicaron los manuscritos de este curso, en los que puede verse que Marty tenía una concepción funcionalista de la lengua, que distinguía entre sincronía y diacronía y que consideraba que sólo pertenece a la lengua lo que es significante (Leška, 1995: 84). Por otro lado, para hacerse una idea de la importancia de la fenomenología en Praga basta recordar la vinculación de Masaryk con esta escuela y el hecho de que el propio Husserl pronunció una conferencia en el Círculo.15 También conviene tener presente que Masaryk distinguió entre el estudio sincrónico y diacrónico de la lengua en una obra de gran difusión en el ambiente académico checo: Principios de lógica concreta [Základové kontretné logiky] (1885).16

El estudio diacrónico de la lengua en las Tesis de 1929

La lengua es un sistema de medios de expresión apropiados para un fin. No puede llegar a comprenderse ningún hecho de lengua sin tener en cuenta el sistema al cual pertenece

(Tesis de 1929, en Argente, 1971: 31).

Las célebres Tesis fueron presentadas en bloque por el Círculo en el Primer Congreso de Filólogos Eslavos, celebrado en Praga en 1929. La redacción corrió a cargo de un comité designado a tal efecto, el cual estuvo formado por Mathe-sius, Jakobson, Havránek y Mukařovský, con la colaboración de Miloš Weingart (Vachek, 1970: 73-74). El texto fue después sometido a revisión y votación a todos los miembros del Círculo y se presentó como una obra colectiva. Las Tesis fueron publicadas en versión francesa (realizada por Louis Brun) en el primer volumen de la serie Travaux du Cercle linguistique de Prague. Quizá no sea exagerado afirmar que se trata, junto con el Curso de lingüística general de Ferdinand de Saussure, del texto lingüístico más influyente de la primera mitad del siglo xx. A continuación vamos a examinar aquellos pasajes que tratan específicamente de la problemática del estudio diacrónico.

Para no desenfocar la cuestión debemos comenzar señalando que el eje central de las Tesis lo constituye el estudio sincrónico de la lengua y que en aquel momento fue esa su contribución más importante.17 En este sentido, el apartado b) (Tareas del método sincrónico. Sus relaciones con el método diacrónico) de la 1ª tesis (Problemas metodológicos que se derivan de la concepción de la lengua como un sistema e importancia de dicha concepción para las lenguas eslavas) comienza con una tajante declaración de principios:

La mejor manera de conocer la esencia y el carácter de una lengua es el análisis sincrónico de los hechos actuales que por sí solos ofrecen datos completos, y de los que se puede tener un sentimiento directo. La tarea más urgente, así como la más descuidada, de la lingüística eslava es, pues, formular las características lingüísticas de las actuales lenguas eslavas (Argente, 1971:31).18

Ahora bien, a renglón seguido aparece el punto central de la concepción del estudio diacrónico para los praguenses: no debe perderse de vista que la lengua es, en cualquier momento de su evolución, un sistema funcional, es decir, un sistema que sirve a los fines de la comunicación.19 Al mismo tiempo se rechaza la división absoluta entre lingüística sincrónica y lingüística diacrónica establecida por Saussure, para quien ambos enfoques se excluían mutuamente:

Debe considerarse igualmente la concepción de la lengua como sistema funcional en el estudio de estadios lingüísticos pasados, tanto si se trata de reconstruirlos como de constatar su evolución. No se pueden poner barreras infranqueables entre los métodos sincrónico y diacrónico, como hace la escuela de Ginebra. Si en lingüística sincrónica se consideran los elementos del sistema de la lengua desde el punto de vista de sus funciones, no se pueden juzgar tampoco los cambios sufridos por la lengua sin tener en cuenta el sistema que se halla afectado por dichos cambios (Argente, 1971: 31).

Según Tullio de Mauro, probablemente el más agudo y cualificado exégeta del pensamiento suassureano, este ataque directo y explícito al maestro ginebrino y a sus discípulos parte de un malentendido o, cuando menos, de una lectura poco atenta del Curso.20 En realidad Saussure nunca negó la indisoluble relación entre los enfoques sincrónico y diacrónico, pero debido a la novedad de sus planteamientos se vio obligado (como en el resto de sus dicotomías) a presentar una división tajante que dejara clara la distinción epistemológica fundamental entre ambas perspectivas.

Puede decirse que hasta aquí se presenta la concepción más general de todo el grupo, mientras que lo que sigue lleva la firma indiscutible de Jakobson y aleja aún más a los praguenses de Saussure:

No sería lógico suponer que los cambios lingüísticos no son más que golpes destructivos que se realizan al azar y heterogéneos desde el punto de vista del sistema. Los cambios lingüísticos apuntan a menudo al sistema, a su estabilización o21 a su reconstrucción, etc. De este modo, el estudio diacrónico no sólo no excluye en absoluto las nociones de sistema y de función, sino que, por el contrario, de no tener en cuenta tales nociones, resulta incompleto (Argente, 1971: 31-32).

Esta concepción ideológica jakobsoniana de los cambios lingüísticos (evidentemente los praguenses tienen en mente los cambios en el sistema fonológico, el único subsistema lingüístico que lograron en rigor definir en el periodo de entreguerras) contrasta con la de Saussure, quien en su Curso de lingüística general afirma que “a pesar de ciertas apariencias en contra, los sucesos diacrónicos tienen siempre un carácter accidental y particular” (Saussure, 2000: 133). En otro lugar, el maestro ginebrino niega aún más expresamente que los cambios lingüísticos estén regidos por una finalidad:

Indudablemente cada alteración repercute en el sistema; pero el hecho inicial se refiere a un punto solamente; no hay ninguna relación interna con las consecuencias que pueden derivarse para el conjunto (Saussure, 2000: 127).

Otro punto importante en el que el Círculo se separa de Saussure lo constituye la propia concepción de un estado sincrónico. El lingüista ginebrino tiende a obviar las oscilaciones que se producen en un determinado estado sincrónico:

Un estado absoluto se define por la ausencia de cambios, y como a pesar de todo la lengua se transforma, por poco que sea, estudiar un estado de lengua equivale prácticamente a despreciar los cambios poco importantes, igual que en matemáticas se desprecian las cantidades infinitesimales en ciertas operaciones como el cálculo de logaritmos (Saussure, 2000: 146).

Por el contrario los praguenses incluyen la diacronía dentro de su descripción sincrónica:

La descripción sincrónica tampoco puede excluir la noción de evolución, ya que incluso en un corte considerado sincrónicamente existe la conciencia del estado en formación; los elementos lingüísticos percibidos como arcaísmos y, en segundo lugar, la distinción entre formas productivas y no productivas son hechos de diacronía que no se pueden eliminar de la lingüística sincrónica (Argente, 1971: 32).

Esta idea ya había sido expresada por Mathesius muchos años antes en una conferencia titulada “Sobre la potencialidad de los fenómenos lingüísticos” (“O potenciálnosti jevů jazykových”). Esta conferencia pasó en su momento inadvertida,22 pero después se convertiría en legendaria —especialmente en el mundo de la lingüística checa—, ya que en ella se encuentra el germen de varias ideas importantes que habrían de ser desarrolladas posteriormente en el Círculo.23 A ello hay que añadir que la conferencia es anterior a la publicación del Curso de Saussure, lo que aumenta el mérito y la novedad de las ideas expuestas en ella.24 La tesis central es que en cualquier corte sincrónico se aprecian ciertas oscilaciones (tanto en el nivel fónico, como en el morfológico y el semántico), las cuales pueden agruparse en determinadas tendencias; precisamente estas tendencias son las que en un momento dado pueden dar lugar a un cambio diacrónico, a un cambio en el sistema. Mathesius comienza su exposición definiendo lo que él entiende por potencialidad [potenciálnost]:25 “una oscilación estática [statickékolísání], 26 es decir, la inestabilidad en un momento determinado, la cual se opone ala variabilidad dinámica [dynamická měnlivost], 27 que se manifiesta en los cambios producidos alo largo del tiempo” (Mathesius, 1911, en Mathesius, 1982: 9).

En su estudio Mathesius va examinando diferentes fenómenos de los diversos planos lingüísticos28 en los que se muestra esta potencialidad, esta oscilación. El análisis de esta oscilación permite señalar ciertas tendencias, que son las que potencialmente pueden mover la lengua en una dirección determinada. La conclusión final, que posteriormente tendrá una gran influencia en la concepción diacró-nica de todo el Círculo, aparece formulada de manera muy precisa al final del artículo:

Para simplificar el tema me he limitado a su aspecto estático, por mi convencimiento de que en lingüística la progresión más fiable va de lo estático a lo dinámico. Hago esta observación para que no se crea que con el presente estudio pretendo resolver problemas dinámicos. De ninguna manera. Estos sólo se podrán resolver cuando, tras un estudio más exhaustivo de cada lengua, quede sólidamente demostrado qué fenómenos en ellas son constantes en un determinado momento y cuáles son potenciales. Sólo entonces será el momento de preguntarse hasta cuándo el fenómeno potencial a puede considerarse como el mismo fenómeno a con un leve desplazamiento potencial, y desde cuándo podemos hablar de un nuevo fenómeno β, surgido del fenómeno α (Mathesius, 1911, en Mathesius, 1982: 28).

Este temprano trabajo de Mathesius tuvo una gran repercusión en la concepción praguense de las relaciones entre sincronía y diacronía y anticipó de alguna manera la distinción entre centro y periferia del sistema, tan importante en la lingüística checa de los años sesenta. Como prueba de la importancia de este trabajo pionero, podemos citar un fragmento de la ponencia presentada por Jakobson a la primera sesión plenaria del Octavo Congreso Internacional de Lingüistas celebrado en Oslo en 1957 (casi medio siglo después de la publicación de “Sobre la potencialidad de los fenómenos lingüísticos”). En aquella ocasión Jakobson presentó —con cierta reelaboración— esta concepción de Mathesius (y del Círculo, pues fue recogida en las Tesis), aunque sin citar para nada al lingüista checo:29

Any change originally belongs to linguistic synchrony: both the old and new variety co-occur at the same time in the same speech community as more archaic and more fashionable respectively one pertaining to the more explicit and the other to the more elliptic style, i.e., two subcodes of the same convertible code. Each subcode in itself is for the given moment a stationary system governed by rigid structural laws, while the interplay of these partial systems exhibits the flexible dynamic laws of transition from one such system to another (Jakobson, 1958, en Jakobson, 1971a: 528).

Tras esta breve digresión para examinar la génesis de una de las ideas fundamentales contenidas en las Tesis, volvemos de nuevo al texto de estas. El apartado c) de la 1ª tesis sigue incidiendo en la necesidad de acabar con el atomismo característico de la lingüística histórica anterior y de refun-dar la lingüística comparativa desde unos nuevos principios que tengan en cuenta el sistema de cada una de las lenguas emparentadas y las tendencias generales (hacia la convergencia o hacia el alejamiento) de los cambios lingüísticos:

El estudio comparativo de la evolución de las lenguas eslavas30 destruye paulatinamente la idea de un carácter fortuito e incidental de la evolución convergente y divergente que se ha manifestado en la historia de estas lenguas. El estudio en cuestión revela determinadas leyes de solidaridad entre los diversos hechos convergentes y divergentes (haces de hechos).31 La evolución de las lenguas eslavas se vería así provista de su tipología, es decir, la agrupación de una serie de hechos mutuamente solidarios en un único todo.

Al ofrecer, por una parte, preciosos materiales para la lingüística general, y enriquecer, por otra parte, la historia de las diversas lenguas eslavas en particular, el estudio comparativo abandona definitivamente el método estéril y ficticio de la historia de hechos aislados, pone de manifiesto las tendencias fundamentales del desarrollo de una u otra lengua, y permite utilizar con mayor éxito el principio de la cronología relativa,32 que es más seguro que las indicaciones cronológicas indirectas extraídas de testimonios lingüísticos (Argente, 1971:32-33).

Este ataque del Círculo contra el atomismo va dirigido principalmente en dirección a la escuela neogramática, aunque los lingüistas de Praga (y no sólo ellos) también acusaron a Saussure de propugnar un estudio aislado de cada hecho de diacronía. No obstante, aun cuando ciertas formulaciones del Curso parecen apuntar en esta dirección,33 no puede olvidarse que Saussure siempre recalca que cada cambio diacrónico tiene una incidencia en el sistema, es decir, que en realidad un cambio diacrónico supone la instauración de un nuevo entramado de relaciones entre los elementos del sistema.34

El siguiente apartado, aún dentro de la 1ª tesis, se titula Leyes de encadenamiento de los hechos de evolución lingüística y vuelve a recoger la idea jakobsoniana de que los cambios lingüísticos no se producen fortuitamente:

En las ciencias históricas, entre las que se cuenta la lingüística histórica, la concepción de que los fenómenos surgen fortuitamente —aunque después se realicen de manera consecuente— va hoy cediendo terreno a la idea de la conexión regular de los fenómenos evolutivos (nomogénesis). Por ello en la explicación de los cambios gramaticales y fonológicos la teoría de la evolución convergente va desplazando a la concepción de una expansión mecánica y aleatoria35 (Vachek, 1970: 37).

Otro de los problemas que se tratan en este aparatado (más específico de la filología eslava, aunque podría aplicarse a la lingüística histórica indoeuropea o de cualquier otro grupo lingüístico cuyo punto de partida no esté documentado) es el de la desmembración de una lengua común inicial. Una de las cuestiones polémicas de los estudios eslavos era la de determinar si el protoeslavo (o eslavo común) era una lengua compacta que después fue desmembrándose hasta dar lugar a las diversas lenguas eslavas (ruso, ucraniano, polaco, búlgaro, checo…), o bien era en realidad, ya desde sus inicios, un grupo de lenguas (dialectos) cercanos que posteriormente fueron separándose en un proceso de divergencia. Los praguenses enfocan la cuestión de otra manera, apoyándose en su concepción de la lengua como sistema funcional:

También cambia, entonces, el sentido del problema de la desmembración de una “lengua común inicial”.36 Existe unidad de lengua en la medida en que los dialectos son capaces de desarrollar37 cambios comunes.38 Que estas convergencias tengan o no su punto de partida en un foco único, es una cuestión secundaria y apenas susceptible de ser resuelta. Cuando las convergencias predominan sobre las divergencias, parece oportuno suponer, convencionalmente, una “lengua común”.39Así, con este modo de ver las cosas, se puede resolver la cuestión de la desmembración del protoeslavo (Argente, 1971: 34-35).

Seguidamente las Tesis puntualizan que esta noción de unidad lingüística es un mero concepto auxiliar, convencional, utilizado en la investigación histórica. En lingüística aplicada, desde el punto de vista sincrónico, lo más importante para determinar la unidad de la lengua no son los rasgos objetivos de una determinada lengua, sino la actitud de la colectividad hablante hacia ella (Argente, 1971: 35).40

Aunque la concepción praguense de la lingüística diacrónica aparece recogida en la Iª tesis, también en la 3ª tesis encontramos alguna aportación importante. No obstante, en este caso la traducción francesa (a la que sigue la española) dificulta la comprensión y nos obliga a recurrir a la versión checa para recuperar el sentido originario. El apartado b) de la tercera tesis se titula Sur la langue littéraire e incluye una inexactitud translatológica que se va a repetir a lo largo de todo el apartado y que empaña el sentido de este. En realidad este epígrafe no trata sobre la lengua de la literatura, sino sobre lo que podríamos denominar lengua estándar, lengua normativa o lengua codificada, pues este es el sentido del término checo spisovný jazyk que aparece en la versión original.41 Para poder entender todo este apartado, hay que tener presente la situación lingüística del checo y de algunas otras lenguas eslavas, que es bien diferente de la del español, el francés, el inglés y otras lenguas de nuestro entorno. Prácticamente la totalidad de la población checa escolarizada se encuentra en una situación de diglosia: en las situaciones formales y en los medios de comunicación se emplea la lengua estándar (spisovný jazyk), mientras que en las situaciones familiares e informales se emplea el dialecto de cada región.42 Por ello, todo este apartado, dedicado a las funciones de la lengua estándar y a las especiales condiciones de su evolución diacrónica está escrito teniendo muy presente la situación lingüística checa y sólo puede comprenderse en el marco de esta. La evolución de una lengua normativa tan alejada de la realidad lingüística de la calle está sujeta a elementos codificadores externos que actúan conscientemente sobre ella:

El desarrollo de la lengua literaria43 comporta un incremento del papel desempeñado por la intención consciente: ésta se manifiesta en las diversas formas de esfuerzos reformadores de la lengua (en particular del purismo), en la política lingüística y en una influencia más pronunciada del gusto lingüístico de la época (estética de la lengua en sus transformaciones sucesivas) (Argente, 1971: 45).

Las seis tesis restantes tratan problemas específicos de filología eslava, entre los que se encuentra el estudio del eslavo antiguo, cuya evolución diacrónica (el eslavo antiguo dará lugar al eslavo eclesiástico) deberá enfocarse desde la concepción de lengua estándar (langue littéraire en el texto francés) formulada en la 3ª tesis. No hay que olvidar que originalmente el eslavo antiguo era una lengua estándar codificada y trasladada a una comunidad cuyos hablantes tenían otra variedad lingüística (dialecto). Las Tesis recuerdan que este carácter de lengua estándar del eslavo antiguo (en este caso con una función muy concreta: litúrgica y literaria) debe tenerse siempre presente en el estudio de su evolución diacrónica.

Roman Jakobson y el principio ideológico

Como es bien sabido, según la concepción de Jakobson (que después se convirtió en la concepción de la escuela de Praga), cada cambio que se produce en la lengua a lo largo de su evolución debe ser estudiado teniendo presente todo el sistema lingüístico que es afectado por dicho cambio. Este estudio, según Jakobson, puede revelar que muchos cambios lingüísticos tienen una función terapéutica, es decir, ayudan a eliminar un defecto estructural del sistema lingüístico en cuestión (Vachek, 1968a: 16).

Las aportaciones más importantes de Jakobson a la lingüística diacrónica (centradas en el plano fónico de la lengua) fueron realizadas precisamente en su etapa praguense, en el periodo clásico del Círculo. Dos son los trabajos fundamentales del lingüista ruso en este campo: la monografía “Remarques sur l’évolution phonologique du russe comparée a celle des autres langues slaves”, que ocupó integramente el segundo volumen de los Travaux du Cercle linguistique de Prague publicado en 1929, y sus “Prinzipien der historis-chen Phonologie”, incluidos en 1931 en el cuarto volumen de esta misma serie.44

La radical novedad de los Remarques, que son probablemente la obra lingüística más extensa del autor,45 puede verse ya en su mismo título: pretende ser un estudio de la evolución fonológica del ruso. Hasta ahora la lingüística histórica se había movido en el planto fonético o, más exactamente, en el plano fónico, y no podía ser de otro modo, pues es precisamente en estos momentos cuando Trubetzkoy y los lingüistas del Círculo formulan una definición precisa del fonema46 y empiezan a describir el funcionamiento del sistema fonológico de diversas lenguas. Jakobson, siempre a la vanguardia del movimiento, intenta aplicar al estudio histórico la fonología sincrónica sistemáticamente descrita por Trubetzkoy, a quien dedica precisamente la obra:

Sans les sagaces recherches de ce dernier [Trubetzkoy] dans le domaine de la préhistoire des langues slaves, le présent travail eût été irréalisable. Edifiées sur une large et féconde application du principe de chronologie relative, lesdites recherches tendent a rendre compte des faits de langue par des facteurs linguistiques immanents et à ramener des séries de mutations à un même principe initial, bref à découvrir la logique interne de l’évolution linguistique (méthode antérieurement indiquée par la tradition linguistique russe). N.S.Troubetzkoy a créé les bases nécessaires permettant de passer de l’histoire des faits á l’histoire de l’évolution du systčme (Jakobson, 1929: 3-4).

Esta muestra de gratitud, incluida en el breve prólogo del estudio, funciona también como una declaración de principios: 1) la evolución lingüística se ha de explicar por factores lingüísticos inmanentes (los desequilibrios del propio sistema constituyen el germen del cambio); 2) los cambios no deben considerarse aisladamente, sino que deben agruparse en torno a un principio común; 3) no se pretende seguir la evolución de un determinado hecho de lengua, sino la evolución del sistema en su conjunto.

Todos estos principios generales se desarrollan en el segundo capítulo del estudio, titulado “Remarques sur les problémes actuels de la phonologie historique comparée”, que proclama además la idea fundamental que inspira toda la descripción de la evolución fonológica del ruso: la concepción teleológica y terapéutica de los cambios lingüísticos. A pesar de que, como hemos visto más arriba, esta idea quedó plasmada en las Tesis de 1929, constituye una visión bastante personal de Jakobson, que no todos los miembros del Círculo suscribían enteramente.

La formulación del principio teleológico en la evolución de las lenguas es en esencia muy sencilla: en un determinado momento de su evolución el sistema lingüístico presenta un desequilibrio, un deterioro; la finalidad de los cambios lingüísticos es reparar ese deterioro, restablecer el equilibro; en ocasiones un cambio restablece el equilibrioen un punto del sistema, pero crea a su vez un desequilibrio en otro punto del sistema que deberá ser corregido por otro cambio; y así ad infinitum.

Jakobson recuerda que Gilliéron y sus sucesores atribuyeron un papel importante al factor terapéutico en la evolución del léxico, pero, desde su punto de vista, esta concepción ha de extenderse al nivel fonológico de la lengua:

Mais, en tout cas, celui de la thérapeutique phonologique nčst pas moins essentiel. La langue s’efforce, en cas de détériorations, de soutenir et de restaurer la netteté et la souplesse, non seulement du vocabulaire, mais aussi, directement, du systé-me phonologique - instrument de la différentiation des mots (Jakobson, 1929: 14).

Jakobson retoma la célebre comparación de la lengua con el juego del ajedrez que aparece en el Curso de Saussure. Según el maestro ginebrino hay un único aspecto en el que el símil no funciona:

Sólo hay un punto en que la comparación no concuerda: el jugador de ajedrez tiene la intención de realizar el desplazamiento y de ejercer una acción sobre el sistema, mientras que la lengua no premedita nada; es espontánea y fortuitamente como sus piezas se desplazan —o mejor, se modifican— en ella (Saussure, 2000: 129).

Por el contrario, Jakobson rechaza esta concepción fortuita y carente de finalidad de los cambios lingüísticos y afirma que la comparación con el ajedrez puede llevarse hasta sus últimas consecuencias:

En particulier, partout oů un procčs destructeur a eu lieu, il est nécessairement suivi d’une réaction active. Et, de même qu’au jeu d’échecs la perte d’une piece provoque souvent toute une série de déplacements de la part du joueur menacé en vue de rétablir l’équilibre, de même dans une langue donnée, on a be-soin de toute une série d’innovations visant à redonner au sys-tčme phonologique sa stabilité et son équilibre. Il arrive aussi bien à la collectivité des sujets parlants qu’au joueur d’échecs de recourir à des procédés qui, tout en sauvant la situation sur un point, risquent d’entraîner des conséquences désastreuses sur d’autres points du systčme. L’analogie saussurienne entre la langue et le jeu d’échecs peut être poussée jusqu’au bout. Maints changements linguistiques ont, pareillement aux déplacements de pions sur l’échiquier, “l’intention d’exercer une action sur le systčme” (Jakobson, 1929: 14).

La explicación teleológica y terapéutica de los cambios fonéticos ofrecida por Jakobson encontró eco en otros miembros del Círculo, pues no en vano esta interpretación casaba muy bien con la concepción sistémica de la lengua propugnada por los praguenses y con las primeras descripciones de los sistemas fonológicos de lenguas concretas que se estaban llevando a cabo (estas descripciones mostraban, junto a la cohesión y la relación recíproca entre la mayoría de los fonemas, ciertos desequilibrios periféricos). No obstante, no todos compartían la fe ciega que Jakobson tenía en el factor teleológico e inmanente como motor del cambio lingüístico, por lo que propusieron ciertas restricciones e introdujeron la posibilidad de otros elementos motivado-res del cambio lingüístico.47

En un artículo publicado ya después de la guerra y titulado “Regularidad, finalidad y azar en la evolución lingüística” (Horálek, 1957), Karel Horálek, otro destacado miembro del Círculo, realiza un repaso de la cuestión y se pregunta hasta qué punto se puede aplicar la explicación teleológica en el estudio del cambio lingüístico. Horálek parte del hecho de que la evolución lingüística se produce a partir de dos variantes (fonéticas, léxicas, sintácticas, etc.) que coexisten y compiten entre sí en un momento determinado,48 por lo que la elección (y el consiguiente triunfo) de una de las variantes por parte de la masa hablante es un acto consciente. Como tal acto consciente tiene una finalidad, pero esta finalidad no es realizar un cambio en el sistema (terapéutico o de otro tipo), sino sencillamente acabar con la oscilación entre las dos variantes o acomodarse al uso lingüístico de los demás:

La finalidad no sobrepasa el marco de la elección entre variantes y deningunamanerase puede decir que la intervención consciente esté destinada a un fin alejado en el futuro (Horálek, 1957: 540).

Por otro lado el autor niega que la finalidad de los cambios lingüísticos pueda considerarse al mismo tiempo como su causa:

Si la adaptación ideológica a unas necesidades concretas consiste en la simple elección entre dos variantes existentes (y de hecho así suele ser), en el análisis es necesario distinguir entre la causa de la aparición de la nueva variante (la causa puede ser la simple inestabilidad de la norma lingüística)49 y la causa de la eliminación de la variante original. Y esta última no suele encontrarse en la necesidad comunicativa sino en el esfuerzo de los hablantes por expresarse de una manera más adecuada a las necesidades concretas. La adecuación de la expresión no tiene por qué referirse exclusivamente a la claridad y la comprensibilidad, sino también, por ejemplo, al esfuerzo por adaptarse formalmente al interlocutor (Horálek, 1957: 543).

Por los mismos años en que Horálek escribió este artículo, el lingüista francés André Martinet, colaborador del Círculo, publica una importante obra, Economie des changements phonétiques (1955),50 que gira de nuevo en torno al problema de la finalidad de los cambios lingüísticos (concretamente de los cambios en el sistema fonológico de una lengua). La obra de Martinet tiene como punto de partida la concepción fonológica construida por Jakobson y Trubetzkoy en los años treinta,51 pero aporta un elemento importante en la explicación de los cambios lingüísticos, aun cuando se sitúa en la línea teleológica iniciada por Jakobson. Martinet aplica a la lingüística diacrónica el “principio del mínimo esfuerzo” de Zipf,52 al que reabautiza como “principio de economía”. Según él, la finalidad de los cambios fonológicos es reducir el esfuerzo de los hablantes/oyentes.53 No obstante, esta tendencia a la economía se ve frenada por una fuerza de signo contrario: la necesidad de comunicación, la necesidad de expresar significados diversos mediante significantes diversos entre sí e inteligibles:

La evolución lingüística en general puede concebirse como regida por la antinomia permanente que existe entre las necesidades comunicativas y expresivas del hombre y su tendencia a reducir al mínimo su actividad mental y física (Martinet, 1974: 132).

En realidad, para Martinet el principio de economía se manifiesta también en un estado sincrónico: la lengua necesita un número ilimitado de significantes, pero los construye mediante la combinación de un sistema muy reducido de unidades distintivas: los fonemas (teoría de la doble articulación). Veamos cómo explica el propio autor la economía con la que funciona sincrónicamente la lengua:

Se logra alcanzar un equilibrio satisfactorio limitando a algunas docenas el número de las unidades expresivas específicas y distintivas, los fonemas, y combinando a éstos sucesivamente en significantes distintos. Se realiza una nueva economía haciendo que dichas unidades sean el resultado de rasgos fónicos no sucesivos, lo cual reduce todavía más el número de elementos básicos. Sin embargo, no se trata de cualesquiera combinaciones, sino solamente de aquellas que por su naturaleza sirven mejor a las necesidades de la comunicación. A esta restricción en el plano del sistema, es decir, en el plano de las simultaneidades, corresponde, en el plano de las sucesividades de la cadena, la necesidad de alternar fonemas de diferentes grados de abertura, consonantes y vocales (Martinet, 1974: 133-134).

Según Martinet, esta tendencia a la economía que se aprecia en el funcionamiento sincrónico de la lengua constituye igualmente el principio rector de los cambios diacró-nicos en el plano fonológico.

Volviendo al ámbito de la lingüística checa, Miroslav Komárek54 —uno de los filólogos checos más centrados en el estudio diacrónico de la lengua— realizó en 1996 una valoración de la contribución de Jakobson a la fonología histórica estructuralista. Comienza señalando la superación de la concepción saussureana de los cambios fonéticos como alteraciones fortuitas y asistemáticas y su intención de reducir todos los cambios a un principio explicativo común e inmanente, es decir, de intentar descubrir la lógica interna del cambio lingüístico. En este sentido la obra de Jakobson es la de un pionero:

En realidad, la significación de Jakobson para la fundación de la fonología diacrónica se encuentra en el hecho de que en sus Remarques fue el primero en construir una teoría general de la evolución fonológica y de que en sus Prinzipien construyó una tipología y un desarrollo exactos de los cambios lingüísticos (Komárek, 1996, en Komárek, 2006: 176, subrayado en el original).

Komárek recuerda también que en Remarques Jakobson introdujo importantes conceptos (y términos) que tendrían después gran aplicación tanto en la fonología diacrónica como en la sincrónica. En la explicación de la evolución del sistema fonológico ruso ocupa un lugar central el concepto de correlación: Jakobson formula las reglas exactas que regulan las relaciones recíprocas entre las correlaciones de diversos tipos, así como sus compatibilidades e incompatibilidades. Para Komárek otra idea importante introducida por Jakobson es la de los cambios fonológicos “por saltos” (sin pasos intermedios) en oposición a la continuidad de la evolución fonética. De manera igualmente positiva valora su intento de explicar el cambio lingüístico desde el propio sistema, a través del principio teleológico y terapéutico. Todo esto constituye para Komárek el estimable legado de la fonología histórica de Jakobson; no obstante, con la distancia proporcionada por el tiempo y por el desarrollo de los estudios diacrónicos, ve también algunos puntos problemáticos.

Según él, la razón de que algunos de los resultados concretos de los análisis de Jakobson (y de Trubetzkoy) sean discutibles se encuentra en la propia naturaleza de la fonología diacrónica y, en general, de la lingüística histórica. Dado que la lengua, en su complejidad, no es accesible de manera inmediata a nuestro conocimiento, nuestra idea de la estructura lingüística puede ser solamente aproximada. El resultado del análisis lingüístico es, en términos de Komá-rek, una especie de cuasiestructura, que solamente se parece a la estructura de la lengua; es un modelo —inevitablemente racional y artificial— que pretende reproducir la realidad lingüística. Komárek considera que los “cortes sincrónicos” de Jakobson, a partir de cuya comparación el lingüista ruso elaboró sus hipótesis diacrónicas, son precisamente cuasies-tructuras, modelos aproximados. El problema radica en que, al intentar reconstruir la evolucion diacrónica partiendo de estas cuasiestructuras sincrónicas, la fonología histórica se aparta cada vez más de la realidad lingüística:

Si ya la reconstrucción de las estructuras sincrónicas (cuasiestructuras) de una lengua viva va unida a una serie de problemas, los problemas son aún mayores en la reconstrucción de los cortes sincrónicos y aumentan cuanto más retrocedemos en la historia. Y si nos sumergimos en las profundidades de la prehistoria (en las que a menudo se mueven Jakobson y Trubetzkoy), entramos en el terreno de lo puramente hipotético e indemostrable (Komárek, 1996, en Komárek, 2006: 179-180).

Komárek recuerda asimismo que la evolución de la lengua no constituye una estructura en el sentido en el que lo constituye una lengua. Cegado un tanto por su afán de encontrar la sistematicidad en todo lo relativo al lenguaje, Jakobson parece olvidar que la evolución lingüística no es en sí misma un sistema, que los elementos de un sistema lingüístico son siempre sincrónicos entre sí.55 La representación de la evolución de la lengua solo puede aspirar, según Komárek, a reconstruir las fases sucesivas del proceso de la evolución lingüística, que es en sí muy complejo, multidi-reccional y heterogéneo:

Un modelo de la evolución lingüística (y es precisamente este modelo lo único que somos capaces de construir) es, pues, una hipótesis lógica y racionalmente construida sobre las relaciones entre los sucesivos cortes lingüísticos sincrónicos. Solo desde este punto de vista lógico se puede y es necesario comprender el modelo de la evolución lingüística como una estructura, la cual, sin embargo, es algo completamente diferente de la estructura o incluso de la cuasiestructura de la lengua. El criterio para la valoración de este modelo de evolución puede ser solamente su utilidad lógica, su adecuación a los rasgos cambiantes de la lengua estudiada, el grado de probabilidad de la teoría diacrónica ofrecida y, por supuesto, la capacidad del modelo evolutivo para incluir y explicar material con el que no se había contado durante su construcción (Komárek, 1996, en Komárek, 2006:180).

En definitiva, Komárek no critica los principios sobre los que se asienta el método de Jakobson (método que sigue siendo válido), sino que sencillamente saca a la luz sus limitaciones. En definitiva, no puede perderse de vista el hecho de que un análisis de este tipo es siempre un constructoabstracto que pretende explicar una realidad mucho más compleja.

Para terminar este capítulo centrado en la figura de Roman Jakobson y en su concepción teleológica del cambio lingüístico queremos regresar al periodo clásico del Círculo Lingüístico de Praga, para oír una voz que disiente radicalmente de esta concepción. Josef Miroslav Kořínek, malogrado miembro del Círculo,56 publicó en 1942 un artículo titulado “Sobre la evolución lingüística” en el que realiza, desde presupuestos saussureanos, una aguda crítica al principio teleológico que constituía el mainstream del Círculo en aquella época.57 Kořínek dice que, a pesar de que se nos muestra siempre en un tiempo y en un espacio, la lengua (como cualquier otro sistema semiológico) implica atempo-ralidad y alocalidad.58 Comparte con Saussure la idea de que la evolución lingüística atañe al habla: el sistema lingüístico solamente puede transformarse a través de su realización por los individuos de la comunidad hablante. La tarea del lingüista es estudiar las condiciones para el cambio que el sistema lingüístico ofrece, así como los resultados que los cambios tienen en el sistema, en la estructura; se trata, por tanto, de un estudio estrictamente sincrónico o, mejor dicho, atemporal. Kořínek, aún más radicalmente que Komárek, niega a la lingüística estructural (que era su propio paradigma científico) la posibilidad de describir y explicar el cambio lingüístico, porque su enfoque epistemológico no es adecuado para ello:

La cuestión de los cambios lingüísticos en el sentido de “devenir histórico”, es decir, de la evolución de la lengua en el tiempo, no se encuentra, en un sentido estricto, entre las tareas del lingüista, porque este “devenir” simplemente escapa inevitablemente a su posición metodológica, si es que esta es adecuada al objeto científico de la estricta teoría lingüística: es como si escapara por los agujeros de una red que ha sido fabricada precisamente para no pescarlo. En otras palabras: los procesos evolutivos en el campo de los fenómenos lingüísticos (lo mismo que en otros fenómenos de índole sociocultural) no tienen por qué ser idénticos, ni aun cuando sean idénticas las condiciones de las que estos procesos parten ni los resultados a los que conducen; por otra parte, en la evolución lingüística, además de los factores lingüístico-estructurales actúan muy diversos factores externos y el estudio de estos factores cae fuera de la teoría estrictamente lingüística, cuyo objetivo es explicar la sistematicidad lingüística de manera explícita, esto es, formular con exactitud las leyes de oposición estructural que existen en los sistemas lingüísticos. Por supuesto, esto no significa que la explicación de los cambios lingüísticos no deba ser objeto de investigación científica; significa sencillamente que la lingüística estructural no es competente para la explicación exacta de la cuestión de la llamada evolución lingüística (Kořínek, 1942: 373-374).

Comopuedeverse, adiferencia de Jakobson, Trubetz-koy y muchos otros miembros del Círculo, Kořínek sí que captó el sentido último de la distinción entre sincronía y dia-cronía introducida por Saussure: el sistema sólo existe en la sincronía y la tarea de la lingüística estructural es describir lo que hay de sistemático en la lengua.59 Pero la crítica no acaba aquí. Kořínek achaca al estructuralismo60 no haber llevado hasta el último extremo su emancipación del evolucionismo biologista que constituía el paradigma epistemológico de la lingüística decimonónica. Restos de este biologismo pueden encontrarse en lo que él denomina el prejuicio de la evolución inmanente, de la automoción evolutiva, es decir, en la creencia de que la estructura de los sistemas lingüísticos cambia a través de una reacción automotriz a su propio estado. Como consecuencia de esta creencia se personifica a la lengua, atribuyéndole voluntad e intención y olvidando que estos no son atributos del sistema sino de sus hablantes.61 Es este prejuicio de la evolución inmanente el que genera expresiones como aquellas de que el sistema (o la lengua) realiza un cambio para evitar un peligro en ciernes o para eliminar un desequilibrio, de que determinado cambio pretende introducir nuevas posibilidades distintivas o rellenar un espacio vacío en el sistema, etc. Kořínek considera que este tipo de explicaciones son científicamente inaceptables:

Con estas formulaciones de diacronía lingüística el sistema lingüístico se antropoformiza ingenuamente, e incluso se materializa,62 y en realidad todo esto no son más que circunloquios que ocultan la incapacidad científica del enfoque explicativo empleado: la expresiones según las cuales “la lengua” siente, piensa, reacciona etc. no explican absolutamente nada y además, en términos lógicos, son erróneas, ya que se pueden reducir al hecho de que la cosa se explica a sí misma: precisamente sobre este círculo vicioso se levanta todo el prejuicio de la llamada evolución inmanente de la lengua (Kořínek, 1942: 375).

Para terminar este capítulo sobre la controvertida cuestión de la causalidad y la finalidad de los cambios lingüísticos nada mejor que una cita de Pavel Trost,63 otro miembro del Círculo, en la que se expresan lapidariamente los logros, las dudas y las limitaciones de la fonología histórica estructuralista:

La fonología histórica formula los cambios en el plano fónico en términos estructurales. El interrogante es si de este modo se consigue una descripción o una explicación. Pero aun cuandola formulación estructural no proporcione por sí misma una explicación, forma parte de la explicación y sin ella cualquier explicación es imposible (Trost, 1960, en Trost, 1995: 89).

Josef Vacheky la distinción entre centro y periferia

One of the features differentiating the Prague linguistic approach from those of other structurally oriented currents has been the thesis asserting the open, not closed character of the system of language. The said thesis denies the existence of an equal degree of integration in the language system of all its elements; it urges, on the contrary, that some elements of the system lack this integration or possess it to a relatively low degree (Vachek, 1966b: 23).

Después de la guerra, tras un breve episodio de marrismo,64 la lingüística praguense fue reorganizándose e intentando salvar la herencia del estructuralismo funcionalista de los años 30 frente a la presión creciente de la teoría marxista, que inmediatamente etiquetó al estructuralismo de “lingüística burguesa”. De la primera generación del Círculo, muchos grandes nombres siguieron en activo (Havránek, Trnka, Vachek, Trost…) y al mismo tiempo fueron tomando el relevo otros lingüistas más jóvenes (Skalička, Horálek, Danes, Firbas, Dolezel, Hausenblas, Komárek…), alguno de los cuales ya había comenzado a publicar antes de la guerra. Mientras que durante el periodo clásico los lingüistas del Círculo se habían centrado en el plano fonológico (pues era el que más claramente manifestaba la sistematicidad de la lengua, la estructura de relaciones entre sus unidades) y, en menor medida, en el morfológico, en las décadas de 1950 y 1960 el foco de atención se desplazó hacia la sintaxis,65 debido en parte al giro chomskiano, al que los lingüistas checos estuvieron muy atentos.66

El nuevo foro que aglutinó a la escuela de Praga después de la guerra fue la publicación Travaux Linguistiques de Prague, que comenzó a aparecer en 1964 y que ya desde su título dejaba clara su intención de tomar el relevo de la serie de publicaciones que había dado fama internacional al Círculo en su período clásico. Precisamente el segundo volumen de esta nueva publicación estuvo dedicado a uno de los temas más importantes de la lingüística checa a partir de los años sesenta: el tema de la distinción de un centro y una periferia dentro del sistema de la lengua. No es este el lugar para tratar en detalle todos los caminos y las perspectivas que esta distinción abre, pero sí que resultará interesante realizar un pequeño repaso a las implicaciones que tiene para la concepción de la lingüística diacrónica.

Tras la entusiasta y programática declaración de que la lengua es un sistema funcional en el que todos sus elementos están interrelacionados, los lingüistas de Praga pusieron manos a la obra para descubrir precisamente esos elementos y esas relaciones. No obstante, poco a poco la realidad lingüística fue demostrándose en algunos lugares más heterogénea y asistemática de lo que parecía en un principio,67 lo que les llevó a propugnar una distinción entre el centro del sistema (donde los elementos están fuertemente interrelacionados) y su periferia (donde se encuentran los elementos que no están tan estrechamente intrincados en el sistema). Josef Vachek, uno de los lingüistas que más ha trabajado con esta distinción y que con más efectividad la ha aplicado a la explicación diacrónica, la define del siguiente modo:

It can be demonstrated that also within the system of language there can be, more or less clearly, distinguished two areas: the centre of the language system in which the mutual relations linking up the elements of the system set out very clearly, and, on the contrary, the periphery of the system, in which the ties linking its elements to those of the centre appears rather loose and sometimes may even be on the point of vanishing altogether. Further, in the periphery of the language system may appear as rather vague those relations and those distinctions which in the centre of the system appear to be clearcut and separated from one another by distinctly drawn lines (Vachek, 1967b, en Vachek, 1976: 25).68

En cualquier caso, para los lingüistas de Praga esta distinción no pone en peligro el fundamento de su teoría lingüística, tal como había quedado asentado en el periodo de entreguerras: la lengua sigue siendo un sistema; únicamente se toma conciencia de que no todas sus partes se encuentran igualmente cohesionadas. Por eso, la lingüística checa mostró ciertas reservas hacia los modelos algebraicos y matemáticos tan en boga a partir de los años sesenta: se adoptaron y se utilizaron, pero con la conciencia de que tal grado de formalización no podía reflejar la heterogénea realidad lingüística, especialmente sus aspectos más periféricos, menos sistemáticos.

La distinción entre centro y periferia conlleva importantes implicaciones para el estudio diacrónico. En cualquier nivel de la lengua las zonas periféricas representan un área dinámica, más propensa al cambio. Por supuesto, este cambio puede realizarse en direcciones divergentes: puede producirse una atracción de los elementos periféricos hacia el centro del sistema o, por el contrario, estos elementos pueden alejarse, perdiendo cada vez más sus imbricaciones funcionales hasta desaparecer.69

Así expresaba Josef Vachek el papel de la periferia del sistema en la evolución diacrónica, así como en el propio dinamismo de un estado sincrónico:

El principal significado de los componentes periféricos de un sistema lingüístico estriba en que constituyen una preciosa ayuda para determinar en qué puntos de una estructura dada se manifiesta su dinamismo específico, el cual es la fuerza que impulsa su movimiento. Es importante tener presente el alcance del hecho de que todas las lenguas vivas sufren cambios evolutivos en todos los momentos de su existencia […]; esta omnipresencia del movimiento en la lengua lleva necesariamente a la conclusión de que cualquier sistema lingüístico no está absolutamente equilibrado y de que, por tanto, necesariamente existen en él componentes periféricos, no integrados estructuralmente por completo. La presencia de estos componentes es, sin duda, un rasgo lingüístico universal70 y una de las principales tareas de la investigación lingüística debe ser determinar estos componentes y diferenciarlos de los componentes lingüísticos centrales (teniendo en cuenta que hay que contar con que esta diferenciación no siempre se puede realizar con total exactitud) (Vachek, 1968a: 127).

Vachek es consciente de que a este enfoque se pueden oponer todos aquellos que pretenden hacer de la lingüística una ciencia exacta. A esta objeción contesta que uno de los requisitos de cualquier ciencia cuyo objeto de estudio manifieste una evolución es precisamente recoger este devenir y formular con la mayor fidelidad las leyes que lo rigen:

Y precisamente el devenir estudiado por todas las ciencias sociales, es decir, un devenir caracterizado por una relativamente rápida mutación de las estructuras, exige de manera natural una teoría que tome en cuenta la mutabilidad, el dinamismo de las estructuras y que consiga integrar este dinamismo en el marco de la concepción estructural con la que el investigador afronta el estudio (Vachek, 1968a: 128).

Por otro lado, el lingüista debe estar siempre en guardia para no caer en la tentación de emplear el concepto de periferia, de zona de movimiento, para explicar deus ex machina todos aquellos fenómenos lingüísticos que se resisten a primera vista a una explicación sistemática. Todo lo contrario, el deslindamiento de la frontera, casi siempre difusa, entre el centro y la periferia de un sistema lingüístico exige una minuciosa labor de análisis. Por lo demás, Vachek recuerda que los componentes periféricos de la lengua no han de considerarse como algo negativo, ya que, de hecho, son ellos los que contienen el dinamismo de la lengua y los que apuntan siempre hacia una reestructuración del sistema.

Vachek no se limitó a este tipo de formulaciones teóricas, sino que en sus estudios sobre fonología diacrónica del inglés dedicó mucha atención a ciertos fonemas periféricos, lo que le ayudó a explicar muchos cambios fonológicos a lo largo de la historia, así como a determinar las zonas dinámicas del sistema fonológico del inglés actual, más expuestas al movimiento que el núcleo central de dicho sistema. En este sentido su principal aportación es su monografía On Peripheral Phonemes of Modern English (1964), un estudio que desarrolló a lo largo de diez años y que fue apareciendo progresivamente en diversas publicaciones periódicas. Dedicó igualmente una importante monografía (Vachek, 1968a) a estudiar el dinamismo del sistema fonológico del checo actual, utilizando para ello la delimitación entre el centro y la periferia de dicho sistema.

Vladimir Skalička y la relación entre tipología y diacronía

La evolución de la lengua es uno de los principales problemas de la lingüística. Existen muchos trabajos que se esfuerzan en explicarla y sin embargo permanece, en gran medida, inex-plicada y controvertida. Por un lado, sabemos mucho de los cambios lingüísticos concretos; por otro lado, sabemos poco de la relación que existe entre esos cambios (Skalička, 1960, en Skalička, 2004b: 682).

Un estudio sobre la concepción de la diacronía en la escuela lingüística de Praga no puede dejar de hacer mención a la obra de Vladimir Skalička, un lingüista con la capacidad de procesar una enorme cantidad de material (tenía conocimientos de multitud de lenguas de las más diversas familias lingüísticas)71 y con un campo de estudio muy diversificado. Skalička pertenece a la generación más joven del periodo clásico del Círculo y, por ello, su actividad continuó durante muchos años después de la guerra.

Quizá la principal aportación de Skalička a la historia de la lingüística la constituya su tipología, es decir, su propuesta de clasificación de las lenguas naturales con base en las similitudes de su sistema, independientemente de su origen genético. No obstante, el problema del cambio lingüístico (sus causas, su actuación, su finalidad) estuvo presente a lo largo de toda su carrera profesional y se entrecruzó con el tema de la tipología dando lugar a una pregunta fundamental (pregunta que, por lo demás, ya se habían hecho otros lingüistas antes de él): ¿Qué relación hay entre el cambio lingüístico y el tipo lingüístico? Este interrogante fundamental engloba una serie de cuestiones más concretas a las que Skalička intentó encontrar respuesta: ¿La evolución tipológica de la lengua avanza siempre en la misma dirección, es decir, atraviesa cualquier lengua diferentes estados tipológicos siempre en el mismo orden? ¿Por qué las lenguas pasan de un tipo a otro en su evolución? ¿Constituye ello una ley universal, esto es, hay siempre un cambio tipológico en la evolución de cualquier lengua? ¿Puede entenderse el paso de un tipo a otro desde un punto de vista progresivo o meliorativo? ¿Existen lenguas más evolucionadas, más avanzadas que otras? ¿Se produce el cambio de manera homogénea en todos los elementos lingüísticos que determinan el tipo de una lengua? En definitiva, a Skalička le interesa la cuestión del cambio lingüístico desde una perspectiva más generalis-ta, más abstracta que la del resto de los lingüistas mencionados hasta ahora. Además, desplaza el foco de atención de los cambios fonológicos a las transformaciones morfológicas y sintácticas,72 introduciendo así un punto de vista un tanto singular dentro de la escuela praguense.

Para poder presentar las opiniones de Skalička sobre las citadas cuestiones de lingüística diacrónica es necesario exponer previamente su concepción tipológica, la cual constituye la columna vertebral de todas sus investigaciones sobre el cambio lingüístico. A lo largo de la historia de la lingüística ha habido muchas propuestas de clasificación tipológica que varían en el número de tipos y, especialmente, en su concepción de lo que es un tipo lingüístico. Por ello, para comprender la tipología de Skalička hay que partir de su definición de tipo:

Tipo es para mí un conjunto de características gramaticales que se encuentran cercanas unas de otras, es decir, si en una lengua dada aparece una de ellas, es de esperar que aparezcan la segunda, la tercera, etc. (Skalička, 1941, en Skalička, 2004a: 210).73

Así pues, en la tipología de Skalička cada tipo lingüístico está caracterizado por un conjunto de rasgos gramaticales (principalmente morfológicos, pero también sintácticos, semánticos, fonológicos o, incluso, en la intersección entre varios niveles de lengua) que tienden a aparecer conjuntamente. Un determinado rasgo es a menudo compartido por varios tipos: lo que define al tipo lingüístico es precisamente la aparición conjunta de un determinado haz de rasgos. Hay que recordar que para Skalička el tipo lingüístico es un constructo abstracto, por lo que en estado puro no se da en ningunalengua (por ejemplo, no hay ninguna lengua que sea completamente aislante, completamente flexiva, etc.). Las lenguas naturales se acercan a un determinado tipo en la medida que presentan un mayor número de rasgos de los que definen a dicho tipo. Además, es necesario tener en cuenta que los diversos subsistemas de una misma lengua pueden mostrar un funcionamiento diferente desde el punto de vista tipológico (por ejemplo, en una determinada lengua el sistema nominal puede presentar rasgos predominantemente aislantes mientras que el sistema verbal puede tender hacia el tipo flexivo).

En La evolución de la declinación checa Skalička distingue cuatro tipos lingüísticos fundamentales:74 el aglutinante, el flexivo, el aislante y el polisintético. Sería demasiado prolijo enumerar aquí todos los rasgos que definen a cada uno de estos cuatro tipos, pero, para poder realizar una exposición de la concepción que Skalička tiene del cambio lingüístico, se hace necesario señalar al menos los rasgos fundamentales.

En el tipo aglutinante (que domina, por ejemplo, en el turco, el húngaro, el mongol o el armenio) los elementos auxiliares se unen a la palabra a la que acompañan, no se acumulan las funciones en una parte de la palabra, los sufijos tienen carácter silábico, las fronteras entre las partes de la palabra están marcadas fonológicamente, existe poca concordancia, los elementos semánticamente plenos se diferencian claramente de los elementos auxiliares y el sistema casual está muy desarrollado. Las lenguas del tipo aglutinante tienen poca sinonimia y homonimia gramaticales y tienden a presentar un orden de palabras fijo.

En el tipo flexivo (predominante, por ejemplo, en el checo, el latín, el griego, el sánscrito y el gótico) los elementos auxiliares aparecen unidos a la palabra a la que acompañan, las funciones de una parte de la palabra se acumulan (-arum en rosarum expresa femenino, plural y genitivo),75 los sufijos declinativos no constituyen una sílaba propia (ros-a), las fronteras entre las partes de la palabra no están fonológicamente marcadas, existe concordancia, hay una distinción entre elementos gramaticales y no gramaticales (más que entre elementos significativos y auxiliares), el sistema casual está muy desarrollado, existe abundante hominimia y sinonimia gramatical (dependiendo de la declinación, -is puede expresar dativo plural, ablativo plural o genitivo singular) y es habitual el supletivismo (sum, estis, esse). Estas lenguas presentan muy diversos tipos de proposiciones subordinadas y tienen un orden de palabras libre.

En el tipo aislante (predominante en lenguas como el francés o el inglés) los elementos auxiliares son palabras independientes, no se acumulan las funciones, no hay concordancia, hay una oposición débil entre los elementos plenamente significativos y los elementos auxiliares, no existe supletivismo, no hayhomonimia/sinonimia, las clases de palabras están poco diferenciadas y el orden de palabras es fijo.

El tipo polisintético no es dominante en ninguna lengua, pero desempeña un papel fundamental en el alemán, el húngaro o el finlandés. Su característica fundamental es la agrupación de unidades significativas en una sola palabra, con lo que estas lenguas presentan una elevada cantidad de palabras compuestas.

A partir de esta clasificación tipológica Skalička se plantea si la evolución lingüística implica siempre el paso de un tipo a otro y si este paso (o pasos sucesivos) se produce siempre en una misma dirección. Para ello toma como punto de partida la teoría de Karel Rocher76 (formulada también en términos similares por Otto Jespersen)77 de que la lengua evoluciona hacia la simplicidad. La primera objeción que Skalička hace a esta concepción de la historia de la lengua como una continua simplificación es de orden teórico: la lengua es un instrumento capaz de expresar desde los más sencillos hasta los más complejos pensamientos, sentimientos, opiniones, etc.; por lo tanto, por su propia finalidad, la lengua de un pueblo desarrollado no puede ser nunca algo sencillo (solamente podría considerarse sencilla la lengua de los niños o la hipotética lengua de un pueblo prehistórico).78 Por otro lado, en un instrumento tan multiforme y heterogéneo como la lengua es difícil determinar qué es lo que resulta más sencillo79 y además muchas evoluciones simplificadoras se ven rápidamente contrarrestadas por un fenómeno de signo contrario.80

Según Skalička, desde el punto de vista empírico los datos aportados por la evolución de la declinación desde el indoeuropeo al protoeslavo y desde este a las diversas lenguas eslavas ponen en entredicho la teoría de la simplificación. En indoeuropeo las terminaciones de los casos eran casi siempre iguales, en protoeslavo se diversifican; en indoeuropeo en casi todas las formas aparece el tema, mientras que en protoeslavo en algunas aparece y en otras no; en indoeuropeo hay una declinación, en protoeslavo varias; en indeouropeo la vocal final de la raíz temática no determina la declinación, en protoeslavo lo hace en algunos casos y en otros no. En definitiva, contra lo que algunos lingüistas pretenden ver, la lengua no evoluciona indefectiblemente hacia la simplificación:

La idea de una evolución general hacia la simplicidad no es más que una pura quimera. Sencillamente la lengua no tiene la tendencia a convertirse en un robot mecánico y sin alma. Siempre conserva sorprendentes incongruencias y reglas ilógicas. Además debemos señalar que la complejidad de la lengua no es un obstáculo para su función. Precisamente las lenguas más complicadas (griego, latín) fueron de pueblos que realiza ron una enorme labor en la evolución cultural de la humanidad (Skalička, 1941, en Skalička, 2004a: 217).

A menudo se ha señalado como una prueba de la evolución hacia la simplificación de la flexión nominal de las lenguas indoeuropeas la tendencia a hacer coincidir género y declinación. Skalička no niega la influencia del género como importante factor motor en la evolución de la declinación, pero recuerda que el estado ideal hacia el que apuntaría esta tendencia (una declinación única y específica para cada género) no ha sido alcanzado por ninguna lengua indoeuropea en ningún momento de su historia. Para Skalička la dirección general del cambio lingüístico es una cuestión compleja y, hasta cierto punto, epistemológicamente inaprensible, por lo que siempre se mantiene alejado de cualquier dogmatismo (llámese teleología, economía o simplificación).

Este antidogmatismo le hace oponerse al propio Trubetzkoy, que vio en el checo y en algunas otras lenguas eslavas una evolución hacia la desaparición de la declinación. Es cierto que los cambios fonéticos —ocurridos sobre todo en los albores del checo y posteriormente en la Baja Edad Media— hicieron desaparecer distinciones entre algunas terminaciones casuales, pero el sistema de declinación del checo actual es bastante complejo y cuenta con diversos paradigmas declinativos para cada uno de los tres géneros.81

La homonimia de ciertas terminaciones casuales no puede ser interpretada, según Skalička, como un augurio de la desaparición de la declinación. Todo lo contrario: la hominimia es un rasgo típico de las lenguas flexivas que hace aún más estrecha la relación entre la terminación y la raíz, ya que es precisamente la raíz la que nos da el valor casual actual de la terminación.82

Tras mostrar su escepticismo ante las explicaciones de la evolución de la lengua que muestran una tendencia lineal, fija y continua, Skalička se centra en una de sus preocupaciones primordiales: la de la relación entre tipo lingüístico y evolución lingüística. Entre todas las anteriores aportaciones a este problema, Skalička considera que la más elaborada e inspirativa es la que el lingüista alemán Georg von der Gabelentz presentó en su obra Die Sprachwissens-chaft (1901): las lenguas de tipo aislante muestran una tendencia a que los elementos formales (relacionales) se unan cada vez más estrechamente a los elementos léxicos; ambos elementos acaban fundiéndose y dan paso a una lengua de tipo aglutinante; los elementos formales se unen aún más estrechamente a la raíz léxica para dar lugar a una lengua flexiva; la palabra sigue abreviándose aún más hasta que las terminaciones se empiezan a diluir y es necesario utilizar nuevos elementos formales independientes (palabras relacionales), con lo que se pasa a una lengua de tipo aislante, pero diferente de la que había constituido el punto de partida (por ello Gabelentz no habla de evolución circular sino espiral).

Tras constatar que desde el punto de vista teórico la explicación resulta consistente (aunque reconoce que bien puede imaginarse teóricamente una evolución en orden inverso), Skalička hace un repaso a la historia tipológica de las lenguas indoeuropeas para ver si los datos empíricos la corroboran.83 En el área occidental, las lenguas del grupo centum parecen seguir la evolución descrita por Gabelentz. El latín evolucionó hacia la flexividad hasta el periodo clásico y después la flexividad fue retrocediendo hasta llegar a las lenguas romances, en las que predomina el tipo aislante. El griego presenta una evolución similar, aunque no tan acentuada: el cenit de la flexividad se encuentra en el periodo clásico y después los casos se reducen. En el grupo germánico la mayor flexividad se encuentra en el gótico y las demás lenguas antiguas; a partir de ahí se manifiesta una tendencia hacia el tipo aislante, que se ha desarrollado con diferente intensidad en las diversas lenguas. En las lenguas balcánicas (incluyendo el albanés y el búlgaro) también puede verse una evolución desde el tipo flexivo hacia el aislante.

No obstante, la situación en la rama indoeuropea oriental, en el dominio de las lenguas satem, es completamente diferente. El armenio tuvo un periodo flexivo (el punto máximo de flexividad se encuentra en el armenio clásico), pero actualmente presenta muchos rasgos del tipo aislante. Las antiguas lenguas del grupo iraní eran flexivas; sin embargo, el nuevo persa expresa los casos sintácticos de modo aislante y presenta algunos rasgos aglutinantes, como los sufijos posesivos. El sánscrito era flexivo, mientras que las nuevas lenguas indostánicas son en gran medida aglutinantes. Las lenguas bálticas han conservado la flexividad a lo largo de toda su historia, pero aún así en algunos detalles pueden encontrarse rasgos aglutinantes.

En definitiva, la teoría de Gabelentz no parece tener una validez universal, ya que el análisis del grupo lingüístico indoeuropeo84 muestra que, mientras que las lenguas occidentales evolucionan del tipo flexivo al aislante, las orientales lo hacen generalmente de la flexividad hacia la aglutinación. Lo que resulta evidente es que las lenguas cambian frecuentemente de tipo a lo largo de su evolución. El gran interrogante, se plantea Skalička, es saber por qué. En ninguno de sus trabajos dedicados a la diacronía lingüística dio una respuesta definitiva a esta cuestión, porque consideraba que esta se hallaba en el máximo nivel de abstracción85 y que cualquier intento explicativo a este nivel no tenía más valor que el de una mera hipótesis. No obstante, al final de La evolución de la declinación checa ofrece una de estas hipótesis, que resulta un tanto sorprendente: afirma que podría existir una relación entre literatura y evolución tipológica. Según él, la cumbre de la literatura checa se halla en el periodo gótico,86 es decir, en la época en la que el checo presentaba un tipo más puramente flexivo. Lo mismo ocurre con el latín, en el que coinciden, en el periodo clásico, la mayor flexi-vidad de la lengua con el mayor esplendor de la creación literaria; la decadencia del tipo flexivo va de la mano con la decadencia literaria. En francés, lengua de tipo aislante, el apogeo de las letras se encuentra en el periodo del francés clásico, momento en el que el tipo aislante se halla también en su cumbre. Skalička propone la siguiente explicación provisional de estas coincidencias:

Examinada desde el punto de vista lingüístico, la literatura es un exponente de la lengua, la vanguardia de la lengua; en ella se prueba cuáles son los límites de la lengua en ese momento, es decir, qué es capaz de expresar. Sus logros redundan en beneficio de la lengua. De manera natural los experimentos más importantes se pueden realizar allí donde un tipo o una combinación de dos tipos alcanza su mayor expresión. Y por ello creo que existe una relación entre la evolución tipológica de la lengua y la evolución literaria (Skalička, 1941, en Skalička, 2004a: 247).

La relación entre tipología y evolución lingüística también interesó a Jakobson, quien dedicó a este tema su ponencia “Tipological Studies and Their Contribution to Historical Comparative Linguistics”, presentada en el Octavo Congreso Internacional de Lingüistas celebrado en Oslo en 1957. El enfoque de Jakobson es mucho menos ambicioso que el de Skalička,87 pues no pretende determinar ni explicar los cambios de tipo que sufren las lenguas en su evolución, sino que se limita a señalar la ayuda que la tipología (especialmente la tipología fonológica) puede aportar a la reconstrucción de estados de lengua no documentados realizada por la lingüística histórico-comparativa. En este sentido, Jakobson recuerda que aunque existen muchos sistemas fonológicos aún por describir, la cantidad de datos procesados permite señalar ciertas normas, ciertos universales, en el funcionamiento de un sistema fonológico. Por ello, cualquier reconstrucción del sistema fonológico de una protolengua no debería contradecir estas normas, estos universales. En este sentido, Jakobson alerta sobre la gran improbabilidad de ciertas reconstrucciones, como la que atribuye al sistema vocálico del protoindoeuropeo una sola vocal (no se ha descrito ninguna lengua en el mundo que funcione con un solo fonema vocálico) o la que formula la presencia en el sistema consonántico de una dental aspirada sonora sin el correlato de una dental aspirada sorda (no se ha encontrado ningún sistema consonántico donde exista la oposición /t/ -/d/ - /dh/ ; los sistemas conocidos son /t/ - /d/ - /th/ -/dh/ y /t/ - /d/ - /th/) (Jakobson, 1958, en Jakobson, 1971a: 528-529).

Volviendo a Skalička, debemos señalar que su interés por la historia de la lengua no se agota en la relación entre tipología y diacronía, sino que abarca otras cuestiones, sobre todo de carácter abstracto o general, tales como la clasificación de los tipos de cambios que pueden operar en una lengua, la acción del azar y de la analogía en la evolución de las lenguas o las causas últimas del cambio lingüístico. A estos y otros temas dedicó varios trabajos, entre los que destaca la recopilación de estudios titulada La evolución de la lengua (Skalička, 1960), que comienza precisamente con las palabras que sirven de encabezamiento a este apartado. A diferencia de su estudio sobre la declinación checa, estos trabajos de posguerra dejan notar ya la influencia del marxismo, que en la Checoslovaquia de la época constituía el credo oficial de cualquier disciplina científica.88

En este esfuerzo de abstracción y generalización que constituye la principal seña de identidad de su labor investigadora, Skalička trata de formular las leyes universales que rigen el cambio lingüístico. Paradójicamente, señala que la primera ley89 (y la más importante) es la de la estabilidad: dentro de su continua e imparable evolución, la lengua permanece estable e igual a sí misma; los cambios solamente pueden apreciarse con una cierta distancia temporal. No existen cambios bruscos en la historia de la lengua (ni siquiera en momentos de revoluciones sociales), ya que pondrían en peligro la comunicación, que constituye la finalidad primordial de la lengua. Esta ley de la estabilidad de la lengua engloba otra ley más específica: la ley de la evolución desigual.90 Precisamente para garantizar la comunicación, no todas las partes de la lengua evolucionan a la vez ni al mismo ritmo: en una época se transforma una determinada parte mientras que el resto permanece más o menos estable.91

La segunda ley general del cambio lingüístico es la del equilibrio de los medios de expresión. Esto significa que la estructura de la lengua (constituida por fonemas, morfemas, palabras, oraciones y otras unidades) se encuentra siempre en una situación de equilibrio: lo que se le quita por una parte se le añade por la otra. Cuando se produce un cambio que pondría en peligro este equilibrio, inmediatamente se produce también otro cambio que lo restaura.92 Por ejemplo, la reducción fonológica habitual en la historia de la lengua se ve compensada con una ampliación morfológica.93

La tercera ley de la evolución lingüística es la ley del progreso: la lengua evoluciona a la par de la sociedad y refleja las tendencias progresistas que aparecen en esta. Es aquí donde Skalička realiza la mayor concesión a la teoría marxista, para la que la idea de progreso está presente en todo el devenir humano.94 En cualquier caso, reconoce que es difícil interpretar dónde se encuentra el progreso en el cambio lingüístico y señala que se debe huir de concepciones exageradas como la de Jespersen o Rocher, que ven en la evolución lingüística un constante movimiento hacia la simplificación.

La cuarta ley del cambio lingüístico es la del condicionamiento de cualquier cambio al sistema. La lengua es un sistema de elementos relacionados y ello tiene como consecuencia que en ella se realizan sobre todo aquellos cambios que tienen el mismo sentido que otros cambios o que otros fenómenos de esa misma lengua.

Estas cuatro leyes —de ámbito muy general, como puede verse— aparecen, según Skalička, en la evolución de cualquier lengua y podrían, por tanto, considerarse como los universales del cambio lingüístico.

Conclusiones

En las décadas de 1920 y 1930 se colocaron en Praga los cimientos de la ciencia lingüística moderna al afirmar —como antes había hecho Ferdinand de Saussure— que la lengua es un sistema en el que todos los elementos están interrelacio-nados, de tal manera que el valor de cada elemento viene dado precisamente por su relación con los demás. Mucho ha avanzado la lingüística desde entonces y muchas son las corrientes que han rechazado o criticado el enfoque estruc-turalista praguense, pero hoy por hoy sería difícil encontrar algún lingüista que no suscribiera la mencionada afirmación.

De manera natural esta concepción lingüística llevó a los praguenses a centrarse en el estudio sincrónico de la lengua, pues es precisamente en la sincronía donde se manifiesta la sistematicidad de la lengua. Por ello, no es de extrañar que el Círculo Lingüístico de Praga sea generalmente recordado por sus estudios de lingüística sincrónica, especialmente por su labor pionera y fundamental en el campo de la fonología. No obstante, el breve recorrido trazado en los apartados que preceden nos ha servido para mostrar que el Círculo realizó también una importantísima contribución a la lingüística histórica mediante la aplicación de su concepción sistemática de la lengua al eje diacrónico. Muchos fueron los artículos y las monografías que se dedicaron al estudio histórico de las lenguas, especialmente de las eslavas y las anglogermánicas, pues estas constituían la disciplina central de la mayoría de los miembros del Círculo. Todos estos trabajos presentan una diferencia radical con respecto a la tradición comparatista decimonónica: ya no se rastrea la historia de un determinado hecho de lengua, sino que lo que se pretende —aunque no siempre con igual acierto— es mostrar la evolución del sistema, señalando las relaciones de sus elementos en cada momento mediante la realización de cortes sincrónicos sucesivos. Sin embargo, no puede dejar de señalarse que la concepción del estudio diacrónico no fue en el Círculo tan homogénea como la concepción sincrónica, por lo que en ocasiones —como ya hemos tenido ocasión de ver— encontramos voces que de alguna manera disienten de la línea general de pensamiento.

En cualquier caso, la contribución del Círculo Lingüístico de Praga a la investigación diacrónica puede resumirse en algunos puntos fundamentales:

1) Cualquier estudio histórico no debe perder nunca de vista que la lengua es en todo momento un sistema. De ello se desprende que los estudios diacrónicos que analizan el devenir del plano fónico de una lengua se mueven en el terreno de la fonología (son los fonemas los que constituyen el sistema) aunque se tenga siempre presente el aspecto fonético, material, de los cambios. La historia de la lengua se presenta como una sucesión de estados sincrónicos, acompañada de la descripción de las transformaciones que han llevado de un estado a otro.

2) No existe una separación tajante entre el enfoque sincrónico y el enfoque diacrónico en el estudio de la lengua. De un lado —como se ha señalado en el punto anterior—, la descripción sincrónica sucesiva está siempre presente en cualquier investigación histórica; de otro lado, la sincronía es concebida en Praga de una manera dinámica, pues en ella se muestran siempre las huellas de la historia pasada (arcaísmos) y la dinamicidad o potencialidad futura (desequilibrios, oscilaciones o variantes, que pueden engendrar cambios en el sistema).

3) La causa de los cambios lingüísticos ha de intentar encontrarse —al menos en primera instancia— en el propio sistema de la lengua (inmanentismo). Muchos de los cambios experimentados (especialmente en el plano fonológico) tienen la finalidad de reparar los desequilibrios del sistema (principio teleológico y terapéutico). Ello es posible porque la lengua no es en ningún momento totalmente sistemática: sencillamente tiende constantemente hacia la sistematici-dad. En cualquier sistema lingüístico existe por tanto una frontera —no siempre nítida— entre un centro (cohesionado sistemáticamente) y una periferia (donde la sistema-ticidad es más difusa). Es precisamente la periferia la que muestra el dinamismo de una lengua, pues —de una u otra manera— los cambios lingüísticos parten de ella.

4) En su devenir histórico el sistema de una lengua puede sufrir tantos cambios que su principio general de funcionamiento (en el nivel morfológico y sintáctico) puede verse alterado (una lengua flexiva puede convertirse en aislante o aglutinante, etc.). Es tarea de la lingüística diacrónica dejar constancia de tales cambios sistémicos, señalar las circunstancias en las que se producen y, en la medida de lo posible, apuntar tendencias generales en la evolución tipológica de las lenguas.

Para finalizar este trabajo nos gustaría mostrar que el Círculo Lingüístico de Praga no está tan alejado de nosotros en el tiempo y en el espacio como puede parecer en un principio. Sin ir más lejos, el manual por antonomasia de la diacro-nía lingüística española, La historia de la lengua española (1942) de Rafael Lapesa, no puede concebirse sin la labor de los praguenses. En esta magna obra el maestro realiza frecuentemente cortes sincrónicos para mostrarnos el estado del sistema lingüístico castellano en un momento de su evolución, igual que lo había hecho Jakobson en sus Remarques con la evolución del ruso. Pero esta misma herencia puede rastrearse en otras monografías más modernas, como la Gramática histórica del español (A History of the Spanish Language, 1991; traducción española 2001) de Ralph Penny, en la que el autor hace a menudo un alto en el camino para describir el funcionamiento sincrónico del sistema en ese determinado momento histórico. Por lo demás, en su introducción a la historia del sistema fonológico español, Penny describe los procesos de fonologización y defonologiza-ción (Penny, 2001: 31-33) tal como Jakobson los presentó en su etapa praguense en sus “Prinzipien der historischen Phonologie”.

De hecho, el propio Penny en una obra más reciente, dedicada a aplicar al ámbito hispánico varias concepciones teóricas sobre la variación y el cambio lingüístico, recoge algunas ideas cuyo origen ha de buscarse precisamente en Praga:

[…] en cualquier momento del eje temporal, una característica lingüística que está experimentando un cambio es representada (en la comunidad y en el habla de los individuos) por dos o más variantes en competencia. El cambio toma la forma de la incorporación de nuevas variantes informales y la pérdida en un determinado período de tiempo de las variantes más formales. El cambio lingüístico, por lo tanto, puede imaginarse como la sustitución de un estado de variación por otro (Penny 2004: 20).

Aunque no aparecen citados por ninguna parte, nos parece estar oyendo a Vilém Mathesius o a Roman Jakobson.

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La vida y la obra de Josef Vachek están indisolublemente ligadas al Círculo Lingüístico de Praga. Siendo aún estudiante en la Universidad Carolina de Praga fue secretario del Círculo y asistente-lector de su fundador Vilém Mathesius, cuya vista por aquel entonces se encontraba muy mermada. Posteriormente pasó a ser miembro oficial del Círculo y después de la guerra se convirtió de algún modo en el albacea intelectual de su legado. Realizó un enorme esfuerzo por difundir la concepción lingüística praguense en múltiples publicaciones destinadas al público internacional, así como a través de su actividad como profesor visitante en las universidades de Bloomington (Indiana) en Estados Unidos y de Leiden en Alemania. Vachek es editor de dos recopilaciones en checo de artículos básicos del Círculo (Vachek, 1970,1972a) y de otras dos recopilaciones en inglés (Vachek, 1967a, Vachek y Dušková, 1983). Es también autor de una monografía sobre el Círculo en inglés (Vachek, 1966a), de una introducción en checo a la historia del Círculo (concebida un tanto como breve libro de memorias) (Vachek, 1999) y de un diccionario de términos lingüísticos empleados en la escuela lingüística de Praga, publicado en versión francesa (Vachek, 1960), inglesa (Vachek, 2003) y checa (Vachek, 2005). Repartidos entre todos estos trabajos se pueden encontrar artículos fundamentales, así como materiales historiográficos de gran valor, como la versión original checa de las Théses, los estatutos del Círculo o el listado de conferencias pronunciadas en él. En cualquier caso, los trabajos historiográficos de Vachek adolecen en más de una ocasión de falta de distanciamiento crítico, ya que el autor es juez y parte.

Hay que recordar que las Tesis se presentaron en el 1er Congreso de Filólogos Eslavos (octubre de 1929), por lo que las tesis 4, 5, 6, 7, 8 y 9 se ocupan de problemas específicos de eslavística (aunque el enfoque se desprende de las tres primeras tesis, de carácter general, y es además extrapolable a otros contextos lingüísticos).

Como muestra de la repercusión de los Travaux en el ámbito académico internacional puede servir el testimonio del propio Roman Jakobson después de emigrar a los Estados Unidos. En una carta del 1 de noviembre de 1945 dirigida a Bohuslav Havránek dice que “los Travaux son aquí [en Estados Unidos] una de las publicaciones lingüísticas europeas más conocidas y más citadas” (Havránková y Toman, 2001: 23). El texto original está en checo; la traducción de todas las fuentes checas citadas en este trabajo es mía.

Para un listado (no exhaustivo) de los lingüistas de la escuela de Praga (esto es, los miembros del Círculo más los lingüistas afines a sus planteamientos) con sus respectivos campos de estudio puede consultarse Vachek, 1966a: 122-136.

En las actas del Círculo los títulos de las conferencias se registraban normalmente en el idioma en el que habían sido pronunciadas. Vachek, 1999: 99-115 y Kochis, 1978 ofrecen un listado (no siempre coincidente) de las conferencias leídas en el Círculo. Entre las que trataron de temas relacionados con el estudio diacrónico de la lengua cabe destacar las siguientes: 10 de mayo de 1929, Bohumil Trnka, “Lingüística sincrónica y lingüística diacrónica” [título original checo: “Lingvistika synchronická a diachronická”]; 23 de marzo de 1931, L’udovít Novák, “Historia del eslovaco estándar desde el punto de vista fono lógico y la cuestión de la reforma ortográfica” [título original checo: “Dějiny spisovné slovenštiny z hlediška fonologického a otázka reformy pravopisu”]; 25 de febrero de 1932, L’udovít Novák, “En torno a la fonología histórica del vocalismo románico” [título original checo: “Z historické fonologie romanského vocalismu”]; 19 de septiembre de 1935, Bohuslav Havránek, “Requisitos para una historia estructural del checo estándar” [título original checo: “Předpoklady strukturních dějin spisovné češtiny”]; 25 de febrero de 1935, L’udovít Novák, “En torno a la historia del eslovaco medio” [título original checo: “Z dějin střední slovenštiny”]; 8 de noviembre de 1937, František Lexa, “Sobre la evolución del egipcio” [título original checo: “O vyvoji egipštiny”]; 5 de abril de 1938, Josef Ružička, “Apuntes en torno a la declinación de los adjetivos en indoeuropeo con especial referencia a la evolución de las lenguas germánicas y baltoeslavas” [título original eslovaco: “Poznámky ke skoloňovaniu prídavného mena v ja-zyke indoeuropskóm so zvláštnym zretel’om k vývoju v jazykoch germanských a baltoslovanských”]; 6 de marzo de 1939, Giacomo Devoto, “El sistema de las oclusivas indoeuropeas a la luz de la geografía lingüística y de la fonología” [título original francés: “Le systéme des occlusives indoeuropéenes en lumiere de la géographie linguistique et de la phonologie”]; 13 de noviembre de 1939, M. Gessman, “Reconstrucción fonológica del consonantismo indoeuropeo” [título original checo: “Fonologická rekonstrukce indoevropského konsonantismu”]; 7 de octubre de 1940, Josef Kurz, “Cuestiones en torno a los pronombres demostrativos del eslavo antiguo” [título original checo: “Kapitoly o staroslověnských zájimenech ukazovacích”]; 21 de octubre de 1940, Vladimír Skalička, “Evolución de la declinación checa” [título original checo: “Vývoj české deklinace”]; 9 de marzo de 1942, Bohumil Trnka, “Evolución y arcaísmos del discurso hablado y escrito” [título original checo: “Vývoj a archaismy řeči mluvené a psané”].

Aunque el objeto central de estudio de los comparatistas hayan sido las lenguas indoeuropeas, hay quienes pretenden retroceder aún más y propugnan que el grupo indoeuropeo tiene un origen común con otros grupos lingüísticos (uralo-altaico y semítico). Es lo que se conoce como la hipótesis nostrática, que fue presentada a comienzos del siglo xx por el lingüista danés Holger Pedersen, discípulo en Leipzig de Brugmann, Sievers y Leskien. Por cierto, Pedersen publicó un artículo (“Zur Theorie der altgriechischen Palatalisierung”) en el volumen octavo y último de los Travaux du Cercle linguistique de Prague.

Es curioso que con la aparición del estructuralismo van a cambiar completamente las tornas: va a ser precisamente el paradigma científico de la lingüística el que se exporte a otras ciencias. Ya en el periodo clásico del Círculo la concepción estructural fue aplicada a la estética y la teoría de la literatura, principalmente por Jan Mukařovský (de hecho, la aportación del Círculo a la teoría de la literatura y al análisis del texto literario es parangonable a sus logros en lingüística). También durante el periodo de entreguerras Petr Bogatyrev aplicó el método semiótico estructuralista en sus estudios etnográficos. El estructuralismo pasaría también a la antropología de la mano de Claude Levi-Strauss, que fue discípulo de Jakobson en l’École Libre des Hautes Etudes de Nueva York, fundada por la Francia libre durante la Segunda Guerra Mundial.

La motivación de los cambios lingüísticos particulares y, en general, del cambio lingüístico será —por reacción a la escuela neogramática— una de las cuestiones centrales de lingüística diacrónica en Praga. Por otro lado, quizá sea en la explicación de esta motivación donde las opiniones individuales presenten mayor heterogeneidad.

Las relaciones entre lo que se ha venido llamando historia interna e historia externa de la lengua estuvieron muy presentes en los estudios diacrónicos del Círculo y fueron también objeto de más de una controversia.

Curiosamente Saussure no parece quedar completamente ajeno a este atomismo en su concepción de la lingüística diacrónica: “en la lengua los cambios sólo se refieren a elementos aislados” (Saussure, 2000: 129). Volveremos sobre este aspecto más adelante.

Historická mluvnice jazyka českého [Gramática histórica del checo]: 1. Hlás-kosloví [Fonética] (1894); 2. Tvarosloví - Skloňování [Morfología: declinación] (1896); 3. Tvarosloví - Časování [Morfología: conjugación] (1898); 4. Skladba [Sintaxis] (edición a cargo de František Travníček) (1929).

Slovník staročeský [Diccionario del checo antiguo]: 1. A-/(1903) 2. K-N(1916). En 1968 el Instituto de la Lengua Checa (Ústav pro jazyk český) de la Academia de Ciencias de Checoslovaquia (Československá akademie ved) reemprendió la publicación del diccionario por fascículos; el plan inicial era realizar la parte que no incluía el diccionario de Gebauer (desde la Nhasta el fin del alfabeto) para después comenzar de nuevo desde la A y rehacer con nueva metodología y material todo lo realizado por Gebauer. Ante su magnitud y la lentitud de su desarrollo, el proyecto quedó suspendido en 2004. Hasta esa fecha aparecieron 26 cuadernillos que cubrieron hasta la letra P. Por lo demás, los ataques de Jakobson y de Mathe-sius a Gebauer han de comprenderse en su contexto histórico: los paladines de un nuevo paradigma científico querían destronar al máximo representante del paradigma anterior. Hoy por hoy, con la distancia que proporciona el tiempo, la obra de Gebauer aparece como un hito fundamental en los estudios históricos del checo. Su gramática histórica fue metodológicamente superada precisamente por trabajos de lingüistas del Círculo que introdujeron la noción de sistema en los estudios diacrónicos (Havránek, Komárek, Lamprecht), pero sigue siendo una obra de referencia fundamental y una fuente inagotable de material, debido a su exhaustividad y a su rigor en el trabajo con la documentación lingüística.

La fama de Zubatý iba más allá del territorio de Bohemia. Savina Raynaud recoge el dato de que Hjelmslev llegó a Praga en 1923 con una beca para asistir durante un año al curso de sintaxis indoeuropea que impartía Zubatý (Raynaud, 1990: 99).

Para un panorama del ambiente filosófico de la Praga de la época puede consultarse la exposición de Raynaud 1990: 3-93.

La conferencia, titulada Phänomenologie der Sprache, tuvo lugar el 18 de noviembre de 1935.

Así lo recuerda Jakobson en un artículo publicado en italiano en 1933 en el que hace recuento de los logros del Círculo: “Ma la formula programmatica della differenziazione sistematica della linguistica ‘statica’ (cioé sincronica) da quella ‘storica’ fu per la prima volta formulata con grande precisione da T. G. Masaryk […]. Nella questione dei rapporti fra queste due discipline la concezio-ne di Masaryk é molto piú vicina alla tesi del Circolo che il punto di vista saus-suriano” (Jakobson, 1933, en Jakobson, 1971b: 542).

De la misma manera, Saussure es hoy recordado por su enfoque sincrónico, en el que enmarcó su teoría del signo lingüístico, su distinción entre lengua y habla, así como entre eje paradigmático y sintagmático, y en general toda su concepción de la lengua como sistema. No obstante, tampoco puede olvidarse que un extenso capítulo de su Curso está dedicado a la lingüística diacrónica.

Aunque en lo sucesivo vayamos a citar las Tesis en la traducción española incluida en Argente por tratarse del texto canónico entre nosotros, en ocasiones nos vemos obligados a recurrir a la versión francesa {Theses 1929} y al original checo (reproducido en Vachek, 1970: 35-65). En esta labor de exégesis no se nos escapa que la versión francesa (aun con sus inexactitudes) fue la que alcanzó difusión internacional y la que influyó en los lingüistas de toda Europa, por lo que puede en gran medida considerarse la versión original. Centrándonos en esta cita concreta, es interesante detenerse en la expresión características lingüísticas (fr. caractéristiques linguistiques, Theses, 1929: 7, ch. lingvistické charakteristiky, Vachek, 1970: 35). El término procede de Mathesius (que lo utilizó en muchos de sus trabajos) y no es sinónimo, como parece a primera vista, de rasgos lingüísticos. La lingvistická characteristika de Mathesisus (que se ha traducido a menudo como caracterología lingüística, ing. linguistic characterology) es en realidad una descripción general del sistema de cada lengua, obtenida principalmente mediante el contraste con otras lenguas no emparentadas (Mathesius fue uno de los pioneros de la lingüística contrastiva). Por ello, cada lengua posee una característica/caracterología lingüística (en singular) que la hace diferente de cualquier otra lengua. Resumiendo, una traducción más ajustada al sentido del original checo sería la siguiente: La tarea más urgente […] es realizar la descripción sincrónica de cada una de las lenguas eslavas actuales.

El adjetivo funcional o funcionalista, que ha dado nombre a la escuela de Praga frente a otras escuelas estructuralistas, fue introducido por Mathesius y ha de entenderse en su acepción más sencilla o genérica: la lengua es un sistema que siempre responde a una función, esencialmente la de la comunicación (aunque puedan aparecer otras como la expresiva, la estética, etc.).

De Mauro expone la cuestión en una extensa e instructiva nota (la n° 176) de su edición crítica del Curso (Saussure, 1973: 452-455). En general, se ha vertido mucha tinta sobre las relaciones de los praguenses con Saussure y su grado de conocimiento del Curso. En este sentido, De Mauro (en un testimonio oral recogido por Mounin en su historia de la lingüística del siglo xx) dice que fueron precisamente los lingüistas de Praga los que con sus ataques a algunos de los postulados saussureanos (y con la aceptación de muchos otros, añadimos nosotros) contribuyeron a la fama del Curso, pues tenían la sensación de enfrentarse a un texto sagrado, ignorando que en el resto de Europa la obra casi no se leía debido al aluvión de críticas negativas que había recibido (Mounin, 1972: 52-53). Como comparación, Mounin recoge la indiferencia o el rechazo que la lingüística francesa mostró hacia Saussure hasta mediados del siglo xx (cita como ejemplos de esta actitud a Meillet, discípulo del propio Saussure, y a Ben-veniste) (Mounin, 1972: 53-56).

Tanto la versión checa como la francesa presentan aquí una coma en lugar de la conjunción o. En realidad no se trata tanto de una disyunción como de una enumeración de posibilidades.

La conferencia fue pronunciada en 1911 en la Real Sociedad de Ciencias de Bohemia y no originó ningún debate. El texto de la conferencia fue publicado en el Boletín de la Real Sociedad de Ciencias de Bohemia (Mathesius, 1911) y tampoco despertó ningún interés en su momento. Modernamente está reproducido en Vachek, 1970: 5-34, y Mathesius, 1982: 9-28. La traducción inglesa se puede consultar en Vachek y Dušková, 1983: 3-43, y en Vachek, 1967a: 1-32.

Vachek recoge en varios lugares dos testimonios que prueban a posteriori la radical novedad de las tesis de Mathesius: de un lado, Roman Jakobson, al leer el texto de la conferencia, tras su llegada a Praga a comienzos de los años 20 del siglo pasado, señaló que, de haber sido pronunciada en Moscú en 1911, sus argumentos hubieran producido una auténtica revolución lingüística; de otro lado, el lingüista americano Charles Francis Hockett, al leer la traducción inglesa que le proporcionó el propio Vachek en 1964, señaló que sus tesis eran sencillamente fantásticas para la época en que fue pronunciada (Vachek, 1982: 124-125, Vachek, 1970: 78, Vachek, 1999: 43). Curiosamente Vachek muestra en más de un lugar no haber comprendido el sentido ultimo del estudio de Mathesius, pues adscribe la paternidad de la idea de la dinamicidad dentro de la sincronía a Jakobson, quien la incluyó en sus trabajos de los años treinta, más que probablemente por influencia de Mathesius (cf. Vachek, 1967b, en Vachek, 1976: 24 y especialmente Vachek, 1968a: 21). De hecho el propio Jakobson, en un breve artículo en el que hace recuento de los logros de la lingüística funcional de entreguerras, atribuye a Mathesius esta idea de potencialidad o de coexistencia de variantes diferentes dentro de un estado sincrónico de la lengua y recalca su importancia para el desarrollo posterior de los estudios lingüísticos: “specially Mathesius’ papers on intralingual coexistence of distinct phonemic patterns opened new outlooks” (Jakobson, 1963, en Jakobson, 1971b: 525).

Por lo demás, debido a la clausura de las fronteras durante la guerra, el Curso de lingüística general, publicado en 1916, no llegó a Praga hasta 1919.

Como todo pionero, Mathesius tuvo que acuñar nuevos términos, los cuales pueden resultar confusos para todos aquellos acostumbrados a la terminología saussureana y a la del periodo clásico del Círculo. A partir de los años veinte, tras las primeras actividades del Círculo y la labor normalizadora de los sucesivos congresos internacionales de lingüistas, Mathesius fue modernizando su aparato terminológico para hacerlo más comprensible al resto de la comunidad científica. Junto a la traducción española, incluimos el término checo y, en caso necesario, recogemos en una nota la equivalencia en el lenguaje estructuralis-ta más habitual. Como puede verse en la definición que sigue, para Mathesius potencialidad significa oscilación sincrónica; esta oscilación es potencial en el sentido de que puede dar lugar (o no) a un cambio diacrónico.

En los primeros trabajos de Mathesius ha de entenderse estático por sincrónico y dinámico por diacrónico. De hecho, la idea fundamental de este estudio es mostrar una concepción nada estática de la sincronía. Por otro lado, el propio Saussure en su Curso propone como posibilidad el término estático, aunque acaba acuñando el término sincrónico, que es el que ha pasado a la lingüística posterior: “Los términos de evolución y de lingüística evolutiva son más precisos, y los emplearemos a menudo; por oposición, puede hablarse de la ciencia de los estados de lengua o lingüística estática. Pero para señalar mejor esta oposición y este cruzamiento de dos órdenes de fenómenos relativos al mismo objeto, preferimos hablar de lingüística sincrónica y de lingüística diacrónica. Es sincrónico todo lo que se refiere al aspecto estático de nuestra ciencia, y diacrónico todo lo que tiene que ver con las evoluciones” (Saussure, 2000: 120-121).

Lo que en términos saussureanos denominaríamos evolución diacrónica.

Los ejemplos están extraídos de diferentes lenguas (inglés, checo, alemán, danés, etc.).

No es este el único olvido de Jakobson. La ponencia trata de las aportaciones que puede hacer la tipología a la lingüística histórica y se queja del poco interés que han suscitado en el siglo xx la lingüística contrastiva (la comparación de sistemas lingüísticos no emparentados genéticamente) y, en general, la tipología lingüística (para la que dicha comparación es condición imprescindible). Jakobson, que cita a menudo a Sapir y otros descriptivistas americanos, olvida deliberadamente los importantes trabajos de Mathesius en lingüística contrastiva para establecer la caracterología lingüística (concepto cercano al de tipo lingüístico) de cada lengua. También evita mencionar los importantes trabajos sobre tipología y diacronía que para esa época había publicado Vladimir Skalička.

No hay que olvidar que las Tesis fueron presentadas al Congreso de Filólogos Eslavos, por lo que la referencia a las lenguas eslavas es constante, aun en las primeras tres tesis, que son las que tratan aspectos fundamentales de lingüística general. Por supuesto, todo lo que en esta cita se dice sobre el grupo de lenguas eslavas puede aplicarse a cualquier otra familia lingüística.

El paréntesis no aparece en el original checo pero sí en la versión francesa. En este punto la traducción francesa, a la que sigue la española, se aparta un tanto del checo. Por ello, nos permitimos ofrecer una traducción más fiel al original: “Revela una conexión regular ente los diversos hechos convergentes y divergentes. Mediante esta investigación la evolución de las lenguas eslavas obtendría su tipología, es decir, la agrupación de toda una serie de cambios que dependen unos de otros” (Vachek, 1970: 37).

Un importante ensayo de cronología relativa referido al protoeslavo es el “Essai sur la chronologie de certains faits phonétiques du slave commun” de Trubetzkoy, publicado en la Revue des études slaves en 1922. En este estudio el autor pretende “établir l’ordre chronologique de certains changements phonétiques” (Trubetzkoy, 1922: 217). Miroslav Komárek, en un articulo en el que hace repaso de la aportación de Jakobson y Trubetzkoy a la fonología histórica, recuerda que “el método de la cronología relativa no es, por supuesto, una invención de Trubetzkoy: lo que él y Jakobson aportan de nuevo es que utilizan este método no sólo para explicar cada uno de los cambios, sino para explicar la evolución de todo el sistema fonológico y de los subsistemas que lo componen: las correlaciones” (Komárek, 1996, en Komárek, 2006: 176).

Cf. NotalO.

En este sentido De Mauro señala lo siguiente: “Pour ce qui concerne sa conception des transformations linguistiques, avant de nier le fait qu’il y ait chez Saussure une vision structurale de la diachronie, il faut bien voir que dans cette vision, qui est représentée par les oeuvres des Pragois, de van Wijk, de Martinet, coexistent deux éléments différents: a) le téléologisme (pour lequel les change -ments se produisent “avec raison”, en vue d’une organisation meilleure, ou tout au moins différente, du systéme); b) l’antiatomisme (par lequel les changements sont considérés dans leurs liens réciproques, en tant que conditionnés par un systéme sur lequel ils ont une incidence). De ees deux éléments, seul le premier est décidément étranger a Saussure, mais non pas le second. De ce point de vue la conclusion de l’essai sur les adjectifs du type caecus est exemplaire” (Saussure, 1973: 454). Mounin refrenda la opinión del lingüista italiano: “Ni le Cours ni les notes ne nient jamais la relation des changements dans le systéme, ni le re-tentissement de ces changements particuliers sur la réorganisation du systéme” (Mounin, 1972: 65).

En esta ocasión nos hemos permitido traducir directamente de la versión checa, ya que la española (que sigue a la francesa) resulta en este punto bastante confusa.

Esta expresión, incluidas las comillas, aparece en la versión francesa: “langue commune initiale” (Theses, 1929: 9); el checo dice sencillamente protolengua [prajazyk].

Sería mejor, siguiendo el checo, experimentar cambios comunes. La expresión capaces de desarrollar cambios parece atribuir voluntad a la lengua. La inexactitud está ya presente en la versión canónica francesa: “les dialects sont capables de développer des changements communs” (Theses, 1929: 10).

Esta concepción de unidad lingüística —entendida como herramienta de trabajo en los estudios históricos— fue probablemente introducida por Trubetzkoy, que ya la había expresado prácticamente en los mismos términos antes de la redacción de las Tesis: “Quant a la fin de la période du slave commun, nous devons la reporter au moment ou les différentes langues slaves perdirent pour toujours la faculté de participer toutes ensemble a des changements communs” (Trubetzkoy, 1922: 217). En este caso, Trubetzkoy emplea la expresión participar en cambios comunes, más en la línea de la versión checa que de la traducción francesa de las Tesis.

En la versión checa de nuevo se emplea el término protolengua.

Esta concepción (no compartida en la actualidad por todos los lingüistas) es la que explica, por ejemplo, por qué el euskera se considera una lengua a pesar de estar fragmentado en dialectos muy diversos que dificultan la comprensión recíproca o por qué el serbio y el croata se consideran hoy dos lenguas diferentes, cuando hace veinte años cualquier manual de eslavística las presentaba como una única lengua (serbocroata).

No se nos escapa que el propio Saussure emplea el término langue littéraire con el sentido de lengua estándar, aunque tiene la precaución de definirlo, precisamente porque puede dar lugar a equívocos: “Por lengua literaria’ entendemos, no solamente la lengua de la literatura sino, en un sentido más general, toda especie de lengua cultivada, oficial o no, al servicio de la comunidad entera” (Saussure, 2000: 260). En cualquier caso, pensamos que en este punto la traducción francesa de las Tesis (y por tanto la española) es desafortunada y dificulta la comprensión del texto.

Este dialecto puede ser más cercano o más lejano a la lengua estándar en función de la región, pero constituye un código diferenciado (con rasgos fonéticos, morfológicos y sintácticos que lo alejan del estándar). Por supuesto, por tratarse de códigos muy similares, los hablantes no siempre los emplean en estado puro, por lo que en determinadas situaciones se produce la interferencia de ambos códigos. No está de más señalar que strictu senso el checo estándar (spisovny jazyk) no es la lengua materna de ningún hablante de checo, sino que es un código lingüístico que se aprende en la escuela y a través de los medios de comunicación. Los hablantes con baja o ninguna escolarización checa (por ejemplo, los descendientes de los emigrantes checos nacidos y escolarizados en otros países) desconocen o conocen muy parcialmente la lengua estándar. El actual checo estándar se codificó en los siglos xviii y xix a partir de la variante dialectal del checo central; además en aquel momento se escogió el estado de esta variante a finales del siglo por lo que hoy día, debido a la evolución diacrónica, el estándar difiere incluso del estado actual de la variante dialectal sobre la que se creó.

Léase lengua estándar.

La traducción francesa de los “Prinzipien” fue publicada como apéndice a la versión francesa de los Principios de fonología de Trubetzkoy (París, 1949: 315-336) y aparece reproducida en Jakobson, 1971a: 202-220). Existe traducción española en Argente, 1971: 104-129.

Hay que recordar que Jakobson fue un lingüista de geniales y arriesgadas intuiciones, inspiradas muchas veces en territorios ajenos a la lingüística y expresadas en artículos y en conferencias, pero no fue un estudioso sistemático que dejara una obra definitiva que recogiese globalmente su concepción lingüística. Quizá aquí pudiera verse (además de una disposición personal) la reacción al enciclopedismo y la monumentalidad propios de los comparatistas.

Como se ha recordado muchas veces, la concepción del fonema de Trubetzkoy es heredera de la escuela de Baudouin de Courtenay y no de Saussure, que a pesar de delimitar la distinción entre lengua y habla y de subrayar el carácter psicológico e inmaterial del significante (imagen acústica) no llegó a una formulación clara del fonema, que tan perfectamente encaja, por otra parte, en su concepto de langue. En el epígrafe Definición del fonema de su Curso presenta una definición (muyligada a lo material, tanto acústico como articulatorio) que no corresponde a la actual, heredera precisamente de la tradición praguense: “el fonema es la suma de las impresiones acústicas y de los movimientos articulatorios, de la unidad oída y de la unidad hablada, que se condicionan una a otra: de este modo el fonema es ya una unidad compleja que tiene un pie en cada cadena” (Saussure, 2000: 69). Esta es una de las pocas propuestas terminológicas de Saussure que no ha pasado a la posteridad con el sentido que le dio el propio autor (cf. lengua, habla, signo lingüístico, significante, significado, semiología, sincronía, diacronía. etc.). En cualquier caso, hay que reconocer que en otro lugar del Curso Saussure apunta una concepción del fonema más cercana a la praguense: “En su esencia, [el significante lingüístico] no es en modo alguno fónico, es incorporal, está constituido no por su sustancia material, sino únicamente por las diferencias que separan su imagen acústica de todas las demás. Este principio es tan esencial que se aplica a todos los elementos materiales de la lengua, incluidos los fonemas. Cada idioma compone sus palabras sobre la base de un sistema de elementos sonoros, cada uno de los cuales forma una unidad netamente delimitada, y cuyo número está perfectamente determinado. Ahora bien, lo que les caracteriza no es, como podría pensarse, su cualidad propia y positiva, sino simplemente el hecho de que no se confunden entre sí. Los fonemas son, ante todo, entidades opositivas, relativas y negativas” (Saussure, 2000: 167). Por lo demás, las incongruencias de este tipo son relativamente frecuentes en el Curso por dos motivos: de un lado, el pensamiento saussureano fue madurando y rehaciéndose a lo largo de los tres cursos de lingüística general que el maestro impartió en Ginebra; de otro lado, el Curso es una obra póstuma, construida sobre la base de los apuntes de clase de sus alumnos y sin una revisión del propio autor.

Vachek considera que en la etapa clásica del Círculo compitieron (y colaboraron, influyéndose mutuamente) dos corrientes: de un lado, el enfoque de Jakob-son y Trubetzkoy, que ponían el acento en las líneas generales del sistema de la lengua y tenían un gran talento para la formalización; de otro lado, el enfoque de Mathesius y Havránek, que estudiaban sutilmente las relaciones entre los elementos del sistema haciendo hincapié en la especialización funcional de los medios expresivos de cada lengua (Vachek, 1999: 29).

De nuevo aparece aquí la “estabilidad flexible” de Mathesius y la diacronía dentro de la sincronía, idea central del Círculo.

Nos parece que esta explicación (que no empaña el sentido general de la crítica de Horálek) también se encierra en un círculo vicioso: la aparición de variantes tiene como resultado la oscilación de la norma; la oscilación de la norma no puede ser, a su vez, la causa de la aparición de las variantes.

Nosotros citaremos por la edición española (Martinet, 1974).

En esta obra Martinet debe a Jakobson más de lo que quiere reconocer. Curiosamente incluye una valoración muy negativa de las Remarques de Jakobson y considera fallido su intento de explicación teleológica de la evolución del sistema fonológico ruso: “Las cosas iban de muy distinta manera en materia de diacronía, y parecía imposible convencer a los especialistas de las excelencias de los nuevos métodos antes de que estuviera elaborada con todo detalle la teoría estructural. No obstante, Roman Jakobson lo intentó en sus Remarques sur l’évolution fonologique du russe. Resultaron de este trabajo ciertas observaciones teóricas interesantes, entremezcladas lamentablemente con una profesión de fe teleológica que, por tratarse precisamente de la pluma de uno de los jefes del grupo, tuvo como efecto el que algunas personas se convencieran del carácter un tanto fantasioso de la empresa fonológica. El esbozo de la historia fonológica del ruso, que constituye el cuerpo de la obra, bastante confusa y demasiado personal, no era precisamente lo más adecuado para dar lugar a numerosas adhesiones. El desarrollo y la popularidad de la fonología diacrónica se han visto tanto más perjudicados por esta tentativa prematura, por cuanto el mismo Roman Jakobson, insatisfecho del resultado obtenido, no solo abandonó las investigaciones explicativas, sino que, además, presentó con el título de Prinzipien der historischen Phonologie dentro de los Travaux du Cercle linguistique de Prague, una exposición en la que prácticamente fijaba a la fonología diacrónica fines puramente descriptivos” (Martinet, 1974: 64-65). Probablemente la acritud de esta crítica se deba al desencuentro de Martinet con Jakobson a partir de que éste comenzara a desarrollar en los Estados Unidos su teoría binarista (y universalista) sobre los sistemas fonológicos; Martinet consideraba el binarismo como un apriorismo imperdonable (Martinet, 1974: 104-105). Por lo demás, es cierto que los Prinzipien constituyen una descripción taxonómica de los tipos de cambios que pueden ocurrir en un sistema fonológico (fonologización, defono-logización, etc.), pero es falso que a partir de ese momento Jakobson renunciara a una explicación del cambio lingüístico.

Este principio fue formulado por George Kingsley Zipf en su libro Human Behavior and the Principle of Least Effort, publicado en 1949.

En realidad, el factor del menor esfuerzo ya había sido señalado por Saussure en su enumeración (que él consideraba provisional) de las causas del cambio lingüístico: “Se ha hecho intervenir la ley del menor esfuerzo, que reemplazaría dos articulaciones por una sola, o una articulación difícil por otra más cómoda. Esta idea, dígase lo que se quiera, merece examen: puede elucidar la causa del fenómeno en cierta medida, o indicar por lo menos la dirección en que hay que buscarla” (Saussure, 2000: 204).

Komárek pertenece a la generación de lingüistas checos que empezó a publicar después de la guerra y que tomó el relevo de la generación clásica del Círculo (en sus estudios universitarios fue alumno de Havránek, Horálek, Mukařovský y Vodička, entre otros). Para una semblanza biográfica y científica de Miroslav Komárek puede consultarse Blaha 2006.

Komárek se muestra aquí decididamente saussureano.

Kořínek falleció en 1945, a los 46 años de edad, en el momento de su plenitud intelectual. Se formó en la Universidad Carolina de Praga, fue miembro activo del Círculo y obtuvo la plaza de profesor de lingüística comparativa indoeuropea en Bratislava.

Quizá por ello este artículo no es demasiado conocido ni siquiera en el ámbito checo.

Este segundo aspecto no se toca en el artículo, que está centrado en el problema de la evolución lingüística a lo largo del tiempo.

También la crítica de Komárek, aunque no tan radical, se encuentra en la misma línea: cualquier regularidad que se pueda encontrar en la evolución lingüística no es comparable con la sistematicidad de la lengua en un estado sincrónico. Sencillamente son realidades de distinto orden, que es precisamente lo que vino a decir el maestro ginebrino.

Al estructuralismo de corte jakobsoniano, se ha de entender.

Además, no hay que olvidar —añadimos nosotros— que los cambios lingüísticos (especialmente los de los niveles fonológico y morfológico) transcurren sin voluntad o intención consciente de los hablantes.

Kořínek, lo mismo que Hjelmselv, es fiel al principio saussureano de que la lengua es forma y no sustancia.

Pavel Trost perteneció al Círculo Lingüístico de Praga en el periodo clásico. Fue profesor en la Universidad Palacký de Olomouc y posteriormente en la Universidad Carolina de Praga. En el terreno lingüístico (desarrolló igualmente una importante labor como historiador de la literatura) estaba especializado en lingüística comparativa indoeuropea y en filología báltica.

Durante largos años la doctrina lingüística oficial de la Unión Soviética fue la teoría estadial de Nikolai Yakovlevich Marr. Tras el golpe de estado comunista de febrero de 1948 y el consiguiente acercamiento ideológico de Checoslovaqia a la U.R.S.S, la lingüística checa (hasta entonces a la vanguardia del panorama internacional) fue sometida a la presión del marrismo: Ivan Meshchaninov, un lingüista-agitador soviético, fue enviado a Praga a difundir las ideas de Marr. Afortunadamente el episodio del marrismo en Praga fue muy breve, ya que entre julio y agosto de 1950 aparecieron en el periódico Pravda los famosos artículos de Stalin en los que condenaba la teoría marrista. Esta campaña oficial se vio motivada por el hecho de que, debido a las descabelladas teorías de Marr, la lingüística rusa se había convertido en el hazmerreír de la comunidad lingüística internacional y afeaba el panorama científico soviético, tan avanzado en otros sectores. Por lo demás, no está de más recordar que la teoría de Marr es esencialmente diacrónica.

Por supuesto, en Praga también hubo importantes trabajos de sintaxis en el periodo de entreguerras. En este sentido —como en tantos otros— Mathesius fue pionero con sus estudios sobre la estructuración tema/rema en el enunciado (checo: aktuální členění větné; inglés: functional sentence perspective). Esta problemática fue ampliamente desarrollada en los años sesenta y setenta por František Daneš, Jan Firbas, Miloš Dokulil y otros lingüistas checos.

Curiosamente la lingüística generativa ha recorrido el camino en sentido inverso: desde la sintaxis hasta la fonología. Por lo que a nuestro tema se refiere, una de las críticas que los praguenses realizaron al primer Chomsky fue su poco interés por el aspecto diacrónico de la lengua (cf. Vachek, 1968b).

Una vez más no podemos dejar de recordar la clarividencia de Mathesius, que a pesar de ser uno de los primeros abanderados del estudio sincrónico y estructural (recuérdese su caracterología lingüística), reiteradamente señaló que no debía forzarse la realidad lingüística para hacerla coincidir con la teoría (algo que también Vachek achacó a las descripciones de sistemas fonológicos realizadas por Jakobson y Trubetzkoy; cf. Vachek, 1967b, en Vachek, 1976: 27, Vachek, 1968a: 20). Ya en su pionero artículo sobre la potencialidad de los fenómenos lingüísticos Mathesius afirmaba que “a menudo la aparente simplicidad de los fenómenos lingüísticos se considera no como un resultado de los métodos lingüísticos empleados, sino como una característica real de aquellos, con lo que se generan errores desastrosos” (Mathesius, 1911, en Mathesius, 1982: 9).

Una formulación parecida —quizá aún más precisa— puede encontrarse en su monografía sobre el dinamismo del sistema fonológico del checo estándar actual: “En el sistema de la lengua tenemos, por una parte, componentes sistemáticos centrales y, por otro, componentes periféricos. Los primeros se caracterizan porque presentan claramente las relaciones recíprocas que unen los elementos del sistema, mientras que en los segundos estas relaciones recíprocas son más libres y en ocasiones pueden incluso desaparecer. Así mismo, las distinciones recíprocas de los diversos elementos lingüísticos y las categorías, que en el centro del sistema se muestran con nitidez, aparecen más difusamente en la periferia del sistema y pueden llegar a convertirse en una ignota “tierra de nadie” o incluso en fenómenos antiestructurales” (Vachek, 1968a: 17).

En realidad, hasta cierto punto la idea de la periferia está implícita en los análisis fonológicos de Jakobson y de Martinet, así como en la potencialidad de Mathesius. La propia concepción terapéutica (o económica) del cambio fonológico implica que hay en el sistema ciertas zonas de sombra, ciertos elementos que no están sólidamente integrados. Estos elementos son los que, en la explicación inmanentista, van a provocar el cambio. Como se ha señalado en más de una ocasión en torno al principio teleológico jakobsoniano, si el sistema fuera cerrado, homogéneo y perfecto, cualquier cambio terapéutico quedaría excluido y no existiría el cambio lingüístico. La idea (introducida en el periodo clásico y desarrollada después de la guerra) es que la lengua no es en ningún momento absolutamente sistemática, sino que tiende a la sistematicidad. Lógicamente en los años veinte y treinta, frente el atomismo neogramático, el Círculo (sobre todo la sección rusa) hizo hincapié en el carácter sistémico de la lengua, restando importancia a los aspectos periféricos.

Dado que el cambio lingüístico es un rasgo universal del lenguaje (no hay lengua natural que no se vea afectada por él) y que este cambio parte muchas veces de la periferia del sistema (el teleologismo y el inmanentismo de Jakobson siguen estando presentes), Vachek postula que la existencia de una distinción entre centro y periferia debe ser también un rasgo universal (cf. Vachek, 1983: 242-243). Esta apreciación nos sirve para recordar que, aunque las historias de la lingüística al uso no lo suelen mencionar, el problema de los universales del lenguaje estuvo muy presente en Praga: además de este ejemplo tomado de Vachek, lo podemos encontrar, por ejemplo, en los estudios fonológicos de Jakobson y Trubetzkoy, en la estructuración tema/rema de Mathesius o en la investigación tipológica de Skalička.

Es uno de los pocos lingüistas del Círculo en el que se pueden encontrar datos tomados del español e incluso del euskera.

Ello viene dado por el hecho de que, como veremos más abajo, la tipología de Skalička se asienta especialmente en criterios morfológicos (aunque tenga presentes los otros niveles de la lengua), a diferencia de las clasificaciones de Jakobson o Trubetzkoy, centradas en el sistema fonológico.

Esta definición, formulada aún en el periodo de entreguerras, está extraída de su libro La evolución de la declinación checa (Skalička, 1941), en el que se afronta este tema de lingüística histórica checa desde el punto de vista tipológico, algo bastante inusual en aquel momento. En su introducción a las Obras completas de Skalička, el profesor František Čermák —uno de los más prestigiosos lingüistas checos en activo— juzga este estudio en términos muy elogiosos: “Una interesante utilización del enfoque tipológico en la diacronía lo constituye La evolución de la declinación checa (1941), un libro breve pero cargado de datos y de agudas observaciones, que ofrece una explicación total de este aspecto de la evolución del checo que ningún bohemista profesional ha sido capaz de superar” (Čermák, 2004:12). Por lo demás, todas las citas de Skalička proceden de la reciente y cuidada edición de sus obras realizada por un equipo formado por František Čermák, Jan Čermák, Petr Čermák y Claudio Poeta (Skalička, 2004a, 2004b,2006).

Este estudio contiene una de las primeras formulaciones de su tipo logía. En trabajos posteriores irá ajustando los rasgos gramaticales que definen cada tipo y propondrá la existencia de otro tipo más: el introflexivo (presente en las lenguas semíticas).

Para el tipo flexivo Skalička proporciona ejemplos del checo; los hemos sustituido por ejemplos equivalentes del latín.

Karel Rocher es el pseudónimo de Karel Skála (1863-1934) un lingüista checo anterior al Círculo, aunque sus últimos trabajos son contemporáneos de este y muestran la influencia del estructuralismo. Su explicación de la historia del sistema declinativo checo se encuentra en su obra El género gramatical y la evolución de las declinaciones nominales checas [Gramatický rod a eských českỳch de-klinací jmenných], publicada en 1934.

Jespersen expresó esta teoría en sus obras Progress in Language with Special Reference to English (1894) y Language. Its Nature, Development and Origin (1922). En un libro dedicado a la filosofía del lenguaje, el lingüista del Círculo Karel Horálek realiza un repaso a las diversas teorías que han visto en la evolución lingüística algún tipo de progreso (o, en su caso, retroceso o decadencia) y señala que el trabajo de Rocher fue un intento de aplicar la teoría de Jespersen al checo. Además de la influencia del lingüista danés, Horálek encuentra un antecedente autóctono: el lingüista checo Oldřich Hujer, que apuntó la importancia del género como factor motriz de la evolución de la declinación en protoeslavo y en checo (Horálek, 1967: 114).

En un artículo titulado Sobre las llamadas lenguas primitivas [”O tzv. jazycích primitivních”], incluido en el volumen La evolución de la lengua (Skalička, 1960), Skalička demuestra precisamente que muchas de las lenguas vivas consideradas primitivas no merecen tal calificación, pues presentan muchos recursos gramaticales que son habituales en las llamadas lenguas de cultura. Una recapitulación de las opiniones en torno a este tema puede encontrarse en Horálek, 1967: 120-121.

Por ejemplo, en la evolución de las lenguas eslavas el acento pasó a ser fijo en checo (siempre recae en la primera sílaba), lo cual, a primera vista, puede considerarse una simplificación frente al acento móvil del ruso. No obstante, esta fijación del acento provoca en algunos casos homonimia (al ruso vólna lana y volná ‘ola’ corresponde una única palabra checa: vlna lana, ola’), la cual no puede considerarse precisamente como un fenómeno que promueva la sencillez (Skalička, 1941, en Skalička, 2004a: 214).

Es cierto que en checo muchos cambios fonéticos han contribuido a abreviar palabras (lo cual puede verse como una simplificación), pero algunas de las palabras abreviadas por la evolución fonética han sido después alargadas mediante algún tipo de sufijación o de analogía con otras formas más largas (Skalička, 1941, en Skalička, 2004a: 214-215).

De hecho, el checo suele proponerse como ejemplo de lengua en la que se presenta de manera muy intensa el tipo flexivo. A las razones aducidas por Skalička para negar que la declinación checa esté en proceso de desaparición, nosotros podemos añadir otras como la ausencia casi total de sustantivos indeclinables, la flexión de los numerales o la tendencia del checo actual a declinar cualquier préstamo de otra lengua o incluso los nombres propios extranjeros, aun cuando en ocasiones sea difícil hacerlos encajar en alguno de los paradigmas declinativos existentes.

No podemos dejar de observar que en esta ocasión Skalička (quien muchas veces acusa a otros lingüistas de tergiversar los datos lingüísticos para hacerlos entrar en la explicación propuesta) muestra únicamente la mitad de la realidad: solo la homonimia entre diversos paradigmas refuerza la unión con la raíz y por tanto el componente morfológico de la declinación; la homonimia dentro de un mismo paradigma (cuando diversos casos tienen la misma terminación) no se desambigua morfológicamente (por medio de la raíz), sino sintácticamente (atendiendo a la relación de la palabra con los demás elementos de la oración), es decir, del mismo modo que en las lenguas aislantes, en las que no existe declinación. En checo actual existe tanto homonimia interparadigmática como intraparadigmática.

Skalička basa todo el análisis que sigue en el sistema nominal y reconoce que un estudio del sistema verbal podría arrojar datos diferentes.

Para rebatir la teoría de Gabelentz, Skalička se sirve del grupo indoeuropeo (que solo representa una pequeña parte de las lenguas del mundo) probablemente porque es el que tiene una historia más documentada y largamente estudiada por la tradición comparatista.

A un nivel más bajo de abstracción se encuentran la descripción de los cambios y las tendencias mostradas por dichos cambios. Hasta aquí la explicación del lingüista se mueve, en su opinión, sobre terreno más o menos firme.

Esta valoración —como cualquier otra sobre literatura— es subjetiva y ni siquiera es la más común entre los historiadores de la literatura checa. Por lo demás, a diferencia de otros grandes lingüistas del Círculo (Jakobson, Mathesius, Trost…) Skalička no se dedicó en absoluto a la literatura, por lo que sus juicios sobre la materia no resultan especialmente competentes.

Como ya se ha señalado más arriba (nota 29), significativamente Jakobson —cada vez más alejado de la lingüística checa— no cita en esta intervención a Skalička, quien para ese momento ya había publicado importantes trabajos sobre tipología, y remite los orígenes de la investigación tipológica a Sapir y los descriptivistas americanos (Jakobson, 1958, en Jakobson, 1971a: 524) en un intento de situar sus propias raíces lingüísticas allí donde evidentemente no estaban (la influencia de Sapir y su escuela en la génesis del pensamiento lingüístico del Círculo fue prácticamente nula). No obstante, pueden rastrearse en este trabajo muchas de las ideas fundamentales del periodo clásico del Círculo. Baste como ejemplo el pasaje citado más arriba, en el que se recoge —sin mencionar a su autor— la idea de Mathesius de la potencialidad y de la “estabilidad flexible” de la lengua.

Estos trabajos de Skalička —como los de tantos otros lingüistas checos de la época— exigen una difícil labor de exégesis para deslindar las concesiones a la doctrina imperante (hechas para la galería, por pura supervivencia) de la aportación real de la teoría marxista a la concepción lingüística del autor. Por ejemplo, la lingüística marxista saca a la palestra el tema de la relación entre la evolución de la lengua y la evolución de la sociedad, poniendo en entredicho el inmanentismo estructuralista de corte jakobsoniano y favoreciendo una discusión que, de hecho, ya se había iniciado en el periodo clásico del Círculo. Más arriba hemos mencionado cómo ya en 1926 Mathesius abogaba por tomar en cuenta los hechos externos en el estudio histórico de la lengua.

En toda esta exposición no ha de entenderse el término ley en su sentido físico-matemático; ley quiere decir aquí rasgo general, principio rector.

También la denomina ley de desigualdad en el ritmo de evolución de las partes de la lengua.

Skalička propone este ejemplo del checo (extrapolable por lo demás a muchas otras lenguas): en el siglo xii el sistema fonológico sufrió muchas y rápidas transformaciones; hoy día el sistema fonológico es muy estable pero el léxico sufre importantes cambios (constante aparición de nuevas palabras).

Resulta interesante comparar la concepción de Skalička con la de Jakobson: para este todos los cambios (o la mayoría de ellos) se producen por motivos terapéuticos, mientras que para aquel el factor teleológico, terapéutico, aparece cuando se ha producido un cambio que ha desestabilizado el sistema. En la concepción de Skalička están presentes azar y finalidad a partes iguales.

Así suele explicarse, por ejemplo, la pérdida de la declinación y su compensación por elementos relacionales en el paso del latín a las lenguas romances.

Esta idea marxista de progreso (frente a reacción) se emplearía también en la historiografía literaria en la Checoslovaquia comunista, arrinconando el precioso legado de la teoría literaria estructuralista del periodo clásico del Círculo.

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