El propósito de esta revisión es analizar la relación entre la apnea obstructiva del sueño y la enfermedad arterial coronaria. Se exponen las evidencias epidemiológicas del trastorno respiratorio y de su asociación con la cardiopatía isquémica, los factores comunes de riesgo cardiovascular, las interacciones fisiopatológicas entre ambos trastornos, la evolución clínica y el efecto del tratamiento sobre la fisiopatología y el pronóstico.
The purpose of this review is to analyse the relation between obstructive sleep apnea and coronary disease. We present epidemiological data on the respiratory disorder and its association with ischemic cardiopathy, as well as common cardiovascular risk factors, physiopathological interactions between both conditions, clinical evolution and impact of treatment on prognosis.
En México desde hace más de 2 décadas las enfermedades del corazón están entre las primeras causas de muerte1, por lo cual es clara la repercusión médica, económica y social que los síndromes coronarios agudos (SCA) imponen en nuestro medio2. Por otro lado, la prevalencia creciente de sobrepeso, obesidad, diabetes mellitus3 y síndrome metabólico4 en adultos mexicanos, factores de riesgo más asociados a la apnea obstructiva del sueño (AOS) que en la población general, justifican el propósito de analizar la relación entre esta y la enfermedad arterial coronaria (EAC), y explicar con base en las evidencias actuales las interacciones epidemiológicas, fisiopatológicas, clínicas y terapéuticas entre ambos trastornos.
Definición y aspectos epidemiológicos de la apnea obstructiva del sueñoLa AOS se caracteriza por episodios de colapso repetitivo total (apnea) o parcial (hipopnea)≥10s, de la vía aérea superior5; las consecuencias de dicha obstrucción son la fragmentación del sueño, la hipoxemia, la hipercapnia, el aumento de la presión intratorácica y la hiperactividad simpática, y explican la somnolencia diurna, el ronquido intenso y los alertamientos o microdespertares, signos y síntomas comunes de la enfermedad5. Como factores predisponentes destacan la edad, el sexo masculino, la obesidad, el uso de tranquilizantes, el tabaquismo y el alcoholismo, pero se asocian a un riesgo elevado de AOS6 la insuficiencia cardiaca, la fibrilación auricular, la hipertensión arterial refractaria, la diabetes mellitus tipo 2, los accidentes cerebrovasculares y la hipertensión pulmonar.
El estudio diagnóstico estándar de referencia es la polisomnografía nocturna. Con él se obtiene el índice apnea-hipopnea (IAH) al dividir la cantidad de apneas e hipopneas por hora de sueño, y es la variable que se utiliza para medir la magnitud del padecimiento; un IAH≤5 episodios/h es normal. La AOS es leve cuando el IAH está entre 5 y 15, moderada cuando está entre 15 y 30 y grave si es>305.
Entre los 30 y los 60 años, el 2% de las mujeres y el 4% de los hombres cumplen el criterio diagnóstico de AOS definido como IAH≥5 e hipersomnolencia diurna7; su prevalencia aumenta con la edad8 y se ha demostrado un IAH≥5 en el 24% de los sujetos de 65 años o mayores9; en varios países latinoamericanos es frecuente la sintomatología propia del síndrome10. Es de gran interés señalar que la población evaluada (adultos de 40 años o mayores) en la ciudad de México es la de más riesgo para AOS y sus consecuencias cardiovasculares (CV)11 y en esta la prevalencia fue del 10.1%, mayor que la informada previamente7, y alcanzó el 23.5% entre quienes tuvieron la combinación de ronquidos y somnolencia diurna excesiva10.
Aspectos epidemiológicos de la apnea obstructiva del sueño en la cardiopatía isquémicaLa prevalencia de AOS en los pacientes con EAC puede ser hasta el doble que en sujetos sin ella12, se asocia a peor pronóstico cardiovascular a largo plazo13 y es frecuente en quienes han sufrido un infarto agudo de miocardio (IAM) reciente14. A pesar de ello, es subdiagnosticada después de un SCA de este tipo15. En presencia de EAC, la AOS se asocia sobre todo a accidentes cerebrovasculares en el seguimiento a 5 años13; sin embargo, estudios observacionales han mostrado que la probabilidad de SCA crece de acuerdo con la gravedad de la misma16. Por otro lado, la posibilidad de AOS determinada mediante el cuestionario validado de Berlín predice la incidencia de desenlaces CV durante la hospitalización por un SCA17. Se ha comprobado el diagnóstico de AOS hasta en el 54% del espectro total de SCA y que decrece notablemente 6m después, lo que sugiere una especial relación con la fase aguda del ataque isquémico18; además, en una cohorte de pacientes con EAC revascularizados quirúrgicamente o con intervención coronaria percutánea, 2 tercios de la población tuvieron AOS, una prevalencia aún mayor que la de otros factores de riesgo en esa cohorte y un perfil de comorbilidades peor que el de los casos sin el trastorno respiratorio19.
Aspectos fisiopatológicos de la apnea obstructiva del sueño en la cardiopatía isquémicaLos elementos fundamentales para la formación y la progresión de placas ateromatosas en la capa interna arterial son la disfunción endotelial, el estrés oxidativo y factores inflamatorios e inmunológicos20.
La menor dilatación dependiente del flujo en la arteria braquial de pacientes con AOS sin factores de riesgo cardiovascular21 y la mayor respuesta vasoconstrictora coronaria a la acetilcolina en sujetos con AOS sin EAC22 confirman la alteración funcional del endotelio en este trastorno. En nuestro medio, la perfusión miocárdica analizada mediante tomografía computarizada con emisión de fotón único con Tc-99m sestamibi, durante una polisomnografía nocturna en sujetos con obesidad mórbida y AOS, fue anormal en el 100% de los pacientes que no tuvieron obstrucciones coronarias significativas23; aunque estos resultados son preliminares, sugieren que existe una respuesta endotelial reducida y, por ende, una vasodilatación coronaria dañada en esta población.
La peroxidación lipídica debida al estrés oxidativo ocasionado por la hipoxia crónica intermitente, que agrava el daño endotelial y favorece la evolución de la ateromatosis, se ha observado en pacientes con AOS24; además, los niveles séricos de sustancias inflamatorias y de moléculas de adhesión aumentados en sujetos con esta afección25 demuestran la importancia del fenómeno inflamatorio.
El árbol arterial coronario de los enfermos con apnea nocturna tiene más placas de ateroma26. El tamaño de las mismas correlaciona con la magnitud del síndrome obstructivo de la vía aérea en individuos con EAC estable27, pero no se ha identificado un efecto de este sobre la cantidad y distribución de las lesiones vasculares en pacientes con IAM28; a pesar de ello, el síndrome de AOS es un disparador potencial de este SCA29.
La hipoxemia30, los niveles plasmáticos de fibrinógeno elevados y la fibrinólisis disminuida31 que se asocian a hiperactividad plaquetaria en los sujetos con AOS pueden favorecer la formación del trombo después de la rotura de la capa fibrosa del ateroma en los SCA20; además, el aumento de la poscarga por la mayor presión negativa intratorácica32 y la elevación de la frecuencia cardiaca y de la presión arterial por un tono simpático exacerbado como consecuencia de la hipoxia e hipercapnia durante la apnea33 pueden facilitar la ocurrencia de isquemia miocárdica (fig. 1).
En los pacientes con AOS se desarrollan respuestas adaptativas de la circulación coronaria, tales como el precondicionamiento isquémico y la circulación colateral. Los niveles de troponina inversamente proporcionales a la gravedad del IAH después de un IAM34 y la menor mortalidad intrahospitalaria por esta causa35 apoyan la presencia del primero, pero también se ha documentado una mayor circulación colateral en casos de AOS con oclusiones coronarias totales36.
Apnea obstructiva del sueño y factores de riesgo cardiovascularLa AOS y la EAC comparten algunos factores de riesgo como la obesidad, el sexo, la edad7–9 y el tabaquismo37; si a este hecho se suman los datos sobre la asociación entre el síndrome respiratorio y la hipertensión arterial sistémica38, la diabetes mellitus39, la dislipidemia40 y el síndrome metabólico41, se entiende que, aunque hay una relación entre la apnea nocturna y la cardiopatía isquémica, esta no es indudablemente de causa-efecto (tabla 1).
Factores de riesgo asociados y mecanismos de desarrollo de aterosclerosis e isquemia miocárdica en la apnea obstructiva del sueño
Factor de riesgo | Referencias | Mecanismo | Referencias |
---|---|---|---|
Obesidad, sexo, edad | 7–9,41 | Disfunción endotelial | 20–23 |
Tabaquismo | 37 | Estrés oxidativo | 20,24 |
Hipertensión arterial | 20,38 | Inflamación | 20,25 |
Diabetes mellitus | 39 | Trombosis/hipercoagulabilidad | 30–32 |
Dislipidemia | 20,40 | Actividad adrenérgica | 32,33 |
Síndrome metabólico | 41 |
En pacientes sin enfermedad coronaria clínicamente manifiesta, la presencia y gravedad de la AOS se asocia independientemente con la presencia y extensión de calcio arterial coronario27; además, algunos estudios clínicos longitudinales encontraron que la población con AOS es más proclive a desarrollar EAC, sobre todo en los casos no tratados con presión positiva continua en la vía aérea (CPAP)11,42, y que la incidencia de la vasculopatía coronaria es ligeramente mayor en las formas más graves del trastorno respiratorio y en quienes son menores de 70 años de edad43. Otros estudios informaron una asociación significativa con sucesos coronarios o muerte cardiovascular44 e IAM45.
La influencia que sobre la evolución clínica de la cardiopatía isquémica tiene la apnea del sueño es controvertida. Mientras que el comportamiento a 5 años de vigilancia de sujetos con angina crónica estable y AOS reveló una tasa más alta de mortalidad, IAM y accidentes cerebrovasculares13, el seguimiento más largo solo confirmó la asociación de la anormalidad de la vía aérea con estos últimos46.
En casos con SCA, la incidencia de muerte cardiaca, reinfarto o revascularización a más de 7m de seguimiento fue superior en aquellos con AOS47. También se ha observado un empeoramiento temporal del síndrome respiratorio en la fase aguda del IAM, pues el IAH de los días 3 a 5 es claramente mayor que el del día 14 de su instalación48; cuando esta variable es≥30 los acontecimientos desfavorables mayores son más frecuentes después de un IAM con elevación del ST49, pero la alteración respiratoria pronostica además la evolución intrahospitalaria de los SCA sin cambios de dicho segmento50. La hipoxemia nocturna, una variable fisiopatológica clave de la AOS, predice la muerte súbita cardiaca independientemente de otros factores de riesgo51; sin embargo, en una serie menor con 10 años de seguimiento no se encontraron más complicaciones CV en los pacientes con AOS y EAC demostrada angiograficamente52.
Repercusión de la apnea obstructiva del sueño sobre la función ventricularExisten alteraciones de la función ventricular incluso subclínicas en los casos con AOS53. Cuando la apnea es moderada a grave puede haber disfunción diastólica y global del ventrículo derecho54, y en quienes el IAH es≥30, mayores índices de Tei izquierdo y derecho (variable que integra la función sistólica y diastólica y que al aumentar traduce una peor función ventricular), acortamiento de los periodos expulsivos aórtico y pulmonar, y correlación entre estos parámetros y la gravedad del síndrome53. También se ha comprobado que, por sí misma, la AOS produce hipertrofia del ventrículo izquierdo (VI), disfunción diastólica y aumento del índice de rendimiento miocárdico, que podría identificar la falla funcional antes de su expresión clínica55 y cuya magnitud depende de la gravedad de la apnea y de la fragmentación del sueño56. En la AOS los trastornos funcionales sistólico y diastólico del VI pueden ocurrir en ausencia de otras afecciones cardiacas57 y en más de la mitad de los pacientes pueden encontrarse anomalías de la movilidad segmentaria con ecocardiografía de estrés58. Aunque los obesos sin y con AOS tienen aumentada la masa del VI, solo los últimos muestran un índice de volumen auricular izquierdo elevado y disfunción diastólica cuantificada con Doppler tisular59; esta última guarda relación con la magnitud de la desaturación nocturna de oxígeno60.
En la AOS, la mayoría de los mecanismos de daño miocárdico, que son disparados por la hipoxia crónica intermitente, se traducen en fibrosis miocárdica, hipertrofia, disfunción sistólica y diastólica ventricular y dilatación auricular izquierda, y participan en la progresión hacia la insuficiencia cardiaca y una mayor mortalidad si no se interrumpe su historia natural61.
Apnea obstructiva del sueño en enfermedad coronaria. TratamientoEl mayor consumo miocárdico y el menor aporte de oxígeno secundario a la desaturación, que suceden con los cambios hemodinámicos durante los «despertares» de la apnea, explican la presencia de isquemia episódica durante el sueño en esta enfermedad y el tratamiento con CPAP la disminuye45.
Los factores que afectan la estructura y la función CV en los enfermos con AOS mejoran con el uso de la CPAP; esta mejora la relación demanda-aporte de oxígeno al abatir el tono simpático y mejorar la función endotelial62, la inflamación63 y la hipercoagulabilidad64 y reducir la presión intratorácica32. Ello podría explicar la menor tasa de desenlaces cuando esta forma de manejo se usa en la AOS sintomática45.
No hay ensayos clínicos controlados y con asignación al azar que aclaren el efecto de la CPAP como medida profiláctica secundaria de consecuencias CV en sujetos con apnea del sueño y EAC, por lo que la información disponible procede de estudios observacionales. Así, se ha documentado el beneficio en el pronóstico sobre el punto final combinado (muerte CV, SCA, hospitalización por insuficiencia cardiaca y necesidad de revascularización coronaria) que otorga la CPAP en pacientes con enfermedad coronaria estable y AOS moderada a grave65. Sin embargo, cuando este tipo de casos se someten a intervención coronaria percutánea, la ventaja del tratamiento se limita a una mortalidad menor66; en el escenario de IAM, la recurrencia del mismo y la necesidad de revascularización se reducen en quienes toleran el manejo con CPAP45.
Los métodos de imagen también ofrecen información sobre el efecto del tratamiento de la AOS en casos con cardiopatía isquémica.
En la apnea grave del sueño sin enfermedad cardiaca, mediante Doppler tisular se demostró una mejoría estructural y funcional de ambos ventrículos tras 6 meses de uso de CPAP, lo que supondría un beneficio en la morbilidad CV asociada a esta condición67.
La AOS inhibe la recuperación funcional del VI cuando se compara su fracción de expulsión en el ventriculograma basal y a los 21d de un IAM68, lo que podría atribuirse a la isquemia, la carga de trabajo cardiaco excesiva después del evento isquémico y un miocardio más aturdido. No se ha definido la influencia de la CPAP en los primeros días del SCA sobre las variables que miden la función cardiaca en este escenario clínico.
Después de un IAM y utilizando resonancia magnética CV, se ha observado también una relación directa entre la mejoría del IAH y la de la función del VI69, situación que sugiere considerar el tratamiento de la AOS con CPAP, si ocurriera un cambio en la fracción de expulsión de esta cámara cardiaca.
ConclusionesLa prevalencia de la AOS es elevada en la EAC y se asocia a una mayor incidencia de complicaciones CV; ambas condiciones comparten elementos que favorecen el desarrollo de lesiones aterosclerosas, pero no se ha demostrado con certeza una relación causal entre la AOS y la cardiopatía isquémica.
La CPAP mejora el pronóstico al reducir los cambios hemodinámicos repetitivos que inducen isquemia miocárdica; es imperativo estimular su uso y motivar el apego al mismo, a fin de lograr beneficio en la mayor cantidad de casos tratados70.
FinanciaciónNo se recibió patrocinio de ningún tipo para llevar a cabo este estudio/artículo.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.