Hemos leído con atención el artículo de Sauza-Sosa et al. «Aspectos clínicos actuales del monitoreo ambulatorio de presión arterial» publicado en Archivos de Cardiología de México en el número 3 (volumen 86) de 2016. Los autores realizan un repaso crítico sobre la actualidad del monitoreo ambulatorio de la presión arterial (MAPA) y exponen claramente la superioridad del MAPA sobre los registros de presión arterial (PA) en la consulta médica para el diagnóstico, seguimiento y evaluación pronóstica de la hipertensión arterial (HTA) en población adulta1, conclusión con la que igualmente coinciden publicaciones actuales2,3.
No fue objetivo de Sauza-Sosa et al.1, en su artículo hacer referencia a la importancia de la MAPA en población infantil y adolescente. Sin embargo, la utilidad del MAPA ha sido igualmente demostrada en niños y adolescentes hipertensos, principalmente en el necesario diagnóstico de la HTA de «bata blanca» y «enmascarada». Además, varios estudios han venido demostrando a lo largo de los años correlaciones importantes de los valores de PA en la MAPA con daños en órganos diana en dichos pacientes4.
Pero los beneficios de la MAPA se han ido incrementando, ahora es posible diagnosticar prehipertensión arterial (pre-HTA) en estas tempranas edades de la vida5.
El tema de la pre-HTA ha sido de interés desde hace más de 70 años cuando Robinson et al.6, en el año 1939, definieron a los individuos en el rango de PA de 120–139/80–89mmHg como «casi hipertensos» y expusieron su posibilidad incrementada de convertirse en hipertensos con el tiempo. No obstante, el estado prehipertensivo fue retomado en el año 2003 por el Séptimo Reporte de HTA de manera oficial7.
La prevalencia de la pre-HTA en la niñez es variable y oscila, según lo consultado, entre el 7 y hasta el 25% en adolescentes con factores de riesgo cardiovasculares. La fisiopatología y el comportamiento de los diversos FRC asociados a la pre-HTA no son diferentes a lo ya explicado con relación a la HTA, aunque el grado de influencia de estos últimos, como se espera, es menor4.
Del mismo modo, los pacientes prehipertensos, con independencia del grupo etario, son más propensos a tener sobrepesos, ser hiperinsulinémicos, resistentes a la insulina y dislipidémicos, con mayores niveles de fibrinógeno y ácido úrico, así como del inhibidor del activador del plasminógeno, y de adipocinas como la leptina y el factor de necrosis tumoral alfa7. Por consiguiente, la asociación con el daño de órganos diana no es infrecuente desde este estadio previo a la HTA como fue reportado por nosotros en el estudio PESESCAD-HTA, donde se encontró una prevalencia de HVI en el grupo de adolescentes prehipertensos de hasta 6.49%8. Además, se sabe que el estado prehipertensivo en la adolescencia puede predecir en grado elevado la contingencia de convertirse en un adulto hipertenso9.
Teniendo en cuenta lo anterior, se hace extremadamente necesario un diagnóstico precoz con el objetivo de frenar el ya de por sí peligroso estado de preenfermedad y evitar consecuencias que podrían ser serias más tarde en la vida, como hemos publicado antes10.
Para lograr lo anterior, el uso del MAPA diagnóstico y evaluación de las medidas terapéuticas impuestas en la pre-HTA constituye un necesario paso de avance.
La Asociación Americana del Corazón emitió recientemente una actualización sobre el MAPA en niños y adolescentes donde por primera vez da a conocer los criterios de pre-HTA utilizando MAPA11. Estas tablas de percentiles para el diagnóstico de pre-HTA y HTA por MAPA en población no adulta (niños y adolescentes), sin dudas contribuirán al deseado anhelo, todavía no alcanzado, de disminuir la incidencia de HTA.
Consideramos que en la MAPA se encuentra un valioso instrumento, todavía perfectible, el cual debe ser más homogéneo y preciso. No basta con crear tablas de percentiles para el diagnóstico de pre-HTA y HTA por MAPA que sirvan de guía para las sociedades científicas a nivel mundial, lo ideal sería que cada región geográfica del planeta tuviera las suyas. Esto sin dudas incrementaría la precisión y confiabilidad diagnóstica en una entidad como la HTA donde la variabilidad de la respuesta tensional se ve influenciada por tantos factores12. Es nuestra consideración que lo autóctono siempre será lo más confiable a la hora de usar herramientas diagnósticas.
Aunque las ventajas de la MAPA son incuestionables desde el punto de vista clínico, posee también algunas limitantes como el costo, la complejidad de su evaluación y algunas molestias menores para el paciente. Sin embargo, las ventajas a largo plazo resultan claras13 y este debe ser nuestro incentivo.