En 1886 los doctores Minkowski y Von Mering mantuvieron una discusión sobre si el páncreas tenía una acción directa en el metabolismo de las grasas, quisieron probar esta hipótesis realizando una pancreotomía en un perro, sin embargo, lo primero que descubrieron fue que el animal desarrolló poliuria; Minkowsky después de analizar la orina, determinó que contenía 12% de azúcar, tiempo después realizó el mismo experimento con tres perros más y encontró los mismos resultados; sus experimentos sirvieron para demostrar que los niveles de glucosa eran regulados por una glándula de secreción interna: el páncreas.1,2
En 1921, el doctor Banting después de leer los trabajos de Minkowsky y Von Mering; Macleod, Schafer, Barron, entre otros, empezó a estudiar a detalle la Diabetes Mellitus y en colaboración con Charles Best realizó una serie de pancreotomías en perros; una vez que estos presentaron hiperglucemia, les administró intramuscularmente extractos de islotes de Langerhans, el resultado fue una disminución considerable de la poliuria y de los niveles de glucosa, los trabajos de Banting y Best llevaron al descubrimiento de la insulina.2,3
En la actualidad, la influencia de esas primeras contribuciones es inconmensurable, 380 millones de personas en todo el mundo padecen Diabetes Mellitus4 y una fracción importante de ellas se ha beneficiado de las contribuciones clínicas que alguna vez fueran impulsadas por Minkowski y Von Mering.
Todo avance metodológico y cognitivo en las ciencias médicas es fruto de la investigación, puesto que constituye una parte fundamental en la adquisición y generación de nuevos conocimientos. El ejemplo anterior ilustra la importancia que ésta tiene en el campo clínico, así como el impacto que ejerce sobre la salud de la población mundial. El reporte de la Organización Mundial de la Salud (oms) del 2013, manifiesta la urgencia de invertir y desarrollar investigación en salud como parte fundamental en el mejoramiento de la calidad de vida de los seres humanos. Para ello, los futuros descubrimientos en medicina, deben sustentarse en estudios clínico-experimentales, que involucren a los diferentes niveles de atención médica.
La Medicina Familiar al ser una disciplina académica orientada a la atención primaria, debe estar vinculada de manera estrecha e indisoluble con la investigación científica. En la declaración de Alma Ata se definió que los objetivos en la atención primaria de la salud debían basarse en métodos prácticos y científicamente sólidos; se estableció también que los nuevos descubrimientos clínicos en Medicina Familiar, deberían procurar un cuidado eficiente y efectivo en la salud de los pacientes lo cual solo es posible si las decisiones médicas se basan en componentes científico-experimentales; en este punto, es importante resaltar que no toda la investigación clínica puede ser generada única y exclusivamente a partir de estudios con animales, en laboratorios o institutos, sino que puede llevarse a cabo dentro del primer nivel de atención, justo en el cual el médico familiar tiene una mayor influencia y un mayor campo de acción; por tal motivo, los médicos familiares deben ser agentes protagónicos en el desarrollo científico de la Medicina con el propósito de establecer diagnósticos más aproximados e implementar, desde una perspectiva integral, nuevas políticas en salud y prevención.5
El médico familiar tiene un área inmensa para proponer y desarrollar diversas líneas de investigación clínica, entre las que destacan:
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Enfermedades respiratorias, cardiovasculares y músculo esqueléticas6
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Enfermedades renales y hepáticas
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Obesidad
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Diabetes Mellitus y síndrome metabólico
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Cáncer en sus distintas variantes
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Medicina traslacional
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Detección y prevención
La investigación científica provee herramientas para el desarrollo de diversas disciplinas biomédicas y se debe contemplar como la columna vertebral en la generación de conocimientos para los médicos familiares;5 a través de la investigación se mejora la habilidad para entender, criticar y establecer de manera diferencial aspectos observacionales de la medicina basada en evidencia.7 Se favorece la obtención de conocimientos que se traducirán como innovaciones, las cuales han permitido el avance de una gran cantidad de especialidades médicas. En suma, la investigación no debería ser vista solo como una rama de la Medicina Familiar, sino como la raíz misma de esta disciplina.8
Hagamos un pequeño ejercicio de reflexión, ¿qué hubiera pasado si Fleming no hubiese indagado la acción de la penicilina sobre ciertas infecciones; si Semmelweis, como médico, no hubiera puesto atención a la fiebre puerperal; si Pasteur hubiese ignorado las observaciones sobre el carbunco y la rabia; cuántos seres humanos seguirían sucumbiendo por estas enfermedades? Pensemos por un momento en la trascendencia de realizar investigación clínica, consideremos la importancia de actuar en los estadios precoces de múltiples enfermedades y padecimientos, cuyo mortal desenlace puede ser prevenido desde el primer nivel atención médica; salvar vidas y evitar el deterioro de la salud en los seres humanos debe ser el fin último de la investigación en Medicina Familiar, así de vital es su desarrollo y así de crucial es su impacto.