El cáncer de mama es la neoplasia más frecuente en las mujeres de todo el mundo y es considerado un problema de salud tanto en países industrializados como en vías de desarrollo, en estos últimos se ha incrementado su presencia y mortalidad.1 En México, es la segunda neoplasia maligna más común en población femenina de 25 años en adelante, con un aumento de 30% en los últimos 20 años.2 Aunque en nuestro país se reporta como la segunda neoplasia maligna con mayor incidencia después del cáncer cervicouterino, algunos estados de la República Mexicana, entre ellos el Estado de México, la reportan en primer lugar en mujeres de 40 a 54 años. El diagnóstico sigue realizándose en fases tardías y la supervivencia no ha mejorado; existe una tendencia ascendente de la mortalidad: de 15 a 18 defunciones por cada 100mil mujeres de 25 años o más, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (inegi).3 Una de cada 225 mujeres menores de 40 años desarrolla cáncer de mama, una de cada 24 mujeres de 40 a 59 años, y una de cada 14 mujeres de 60 a 79 años.4
Los factores de riesgo asociados fueron categorizados por aquellos que predisponen a cáncer de mama, como los antecedentes ginecoobstétricos, entre los cuales se encuentran nuliparidad y edad tardía del primer parto (después de los 30 años), menarquia temprana (antes de los 12 años), menopausia tardía, uso de hormonales a temprana edad y terapia hormonal de remplazo por periodos mayores a 10 años, además del controvertido efecto protector de la lactancia, y la edad.5 Múltiples estudios han demostrado que las mujeres con historia de diabetes tienen entre 15 y 20% más probabilidades de desarrollar cáncer de mama; de igual manera, la distribución geográfica conlleva una diferencia en el riesgo de padecer cáncer de mama, ya que entre las poblaciones rurales es menor, mientras que en las urbanas y en las zonas altamente industrializadas es mayor. Los factores ambientales, como el estilo de vida, son también importantes, puesto que la poca actividad física, el consumo de alcohol, tabaco y café, así como el uso de tintes para el cabello, pueden aumentar el riesgo de padecer cáncer.6
La autoexploración mamaria tiene alta eficacia en el tamizaje de la patología cuando el médico familiar realiza una técnica adecuada. La organización del tamizaje por medio de la mamografía se ha adoptado como el estándar de oro por su bajo costo y alta efectividad.7
Los médicos familiares son determinantes para el diagnóstico temprano del cáncer de mama; el médico de familia interviene en el diagnóstico de la mayoría de los cánceres. Una detección temprana de la enfermedad puede llegar a mejorar la calidad y esperanza de vida de las pacientes. Además, una mejor atención a las mujeres con enfermedades mamarias remitidas de los consultorios a la consulta multidisciplinaria del hospital, sería una efectiva sinergia entre el nivel de atención primario y el secundario
Este artículo debe citarse: Guerra-Castañón CD, Ávalos-de la Tejera M. Los médicos familiares son fundamentales para el diagnóstico temprano del cáncer de mama. Aten Fam. 2014;21(1):1.